Mi hija quiere ser gótica 8
Salimos corriendo del cine, yo solo quiero coger tranquilo a mi hermosa hija.
Después de tener una buena previa en el cine, ambos estábamos calientes, me aleje del centro comercial, somos como los pueblos de zonas costeras, dónde el centro son unas 20 manzanas, luego casas lindas, y más alejado de eso empieza a haber campos de plantaciones o invernaderos, y allí me dirigía. Mientras iba llegando, mi hermosa Yasmin al ver cómo el camino se iba volviendo cada vez más solitario, bajo un poco su vestido dejándome ver sus hermosas tetitas, y levantando su vestido dejo a la vista su hermoso monte de venus lampiño y hermoso. Empezó a tocarse mientras yo seguía conduciendo, sacándose todo de a poco, tome un camino de tierra, ya quedando entre dos plantaciones, lejos de toda casa y por la hora sin que haya nadie transitando esa calle. Nos movimos al asiento trasero del auto, Yasmin Mojada y transpirada por el calor se posicionó entre mis piernas, sus tetitas apoyadas en mis piernas, empezó a succionar mi verga, con su lengua hacia cosquillas en la punta roja y dura de mi pija.
Gozando de la hábil lengua de mi hija, yo estaba en el paraíso, ella se dió vuelta y abrió su conchita, invitando a qué la penetre, y claro que acepte tal encargo, sin necesidad de lubricar, su conchita de nena se comió mi verga, yo empece a empujar hasta llegar al fondo, un gemido salió de ella, se dió vuelta y junto con su mejor mirada de puta me dijo «ay si papito».
Le di una nalgada y empecé a darle duro, su flujo se salía cada vez que se la sacaba un poco, lubricando todo, llenando mi cintura, transpirabamos ambos, mi cadera sonaba contra su culo redondo y firme como aplausos al final de una obra, sus gemidos llenaban el auto, yo miraba hacía los costados y nadie se veia a los lejos.
Yo: te… *Gemido* te gusta mi amor?
Yasmin: Si papá, me encanta… Rompeme toda Papi.
Ella arqueo la espalda y levantó ese culo divino, yo le di una nueva nalgada y tomandola de su cabello ondulado volví a darle duro, escuchar sus gemidos era musica para mis oídos. Sentía que mi corazón se salía por mi boca, y ella me pedía más, mis caderas se cansaban.
Yo: Te toca putita, cabalga.
Yasmín: Te gusta verme arriba tuyo papá?
Yo: me encanta, me encanta ver tus tetitas rebotar arriba mío. Dale bebe, subite.
Ella se volteo, tomo mi verga, mirándome fijo a los ojos, se la acomodo entre sus labios rojizos,y fue bajando de a poco, sus jugos caían encima del tronco de mi verga y la lubrican, su cara era muy lasciva mientras iba sintiendo como entraba adentro suyo mi pedazo de carne. Una vez que llegó tan profundo como podía aguantar , empezó a mover sus caderas hacia adelante y atrás, sus suaves gemidos y carita de gozo me hipnotizan. Empezó a saltar arriba mío, sus tetas robotando, el roce en mi glande, el calor y la transpiración de ambos, terminaban de cerrar el momento, volviendo el momento en una anécdota que quisieras contar en toda reunión de amigos, sumando todavia más que lo estaba haciendo con mi hija.
Cuando el momento de explotar estaba llegando solo me relaje, cerré mis ojos y tire mi cabeza hacia atrás, ella viéndome empezó a moverse más rápido mientras me decía «dame la leche papá» y así fue, mi bolas se vaciaron dentro de ella, ella se quedó quieta y empezó a reir, «me encanta sentir calentito cuando me llenas papi»
Ella se tiró cansada hacia atrás, mi verga poco a poco fue saliendo, cuando ya estuvo afuera, mi semen escapaba por entre sus labios rojos de tanto roce.
Salimos del auto, totalmente transpirados y desnudos, tomamos un poco de aire, ella se apoyo en el auto y me miraba feliz, yo totalmente enamorado de mi hermosa hija. Pasaron unos 10 minutos y le dije que teníamos que volver, por horario en un rato ya tenía que terminar la película y su madre podía llamar.
Yasmin : bueno Papi, te amo.
Yo: También te amo hija.
Se arrodilló frente a mi y succionó mi pene un rato, lo limpio de flujo y semen. Se levantó y se acostó desnuda en el auto, tomo una almohada que teníamos siempre por mi esposa, yo me fui vistiendo mientras ella se iba quedando dormida, cuando me subí y encendí el auto ella ya estaba en el pais de los sueños. Su conchita roja de tanto jugar juntos, aún expulsando parte de mi semen. Le puse el vestido por encima para que no se viera desnuda, dejandola descalza y sin las medias, cuando estuviéramos cerca de casa haría que se termine de vestir.
Volvíamos y la miraba… Y pensaba de que podría disfrazarla… Tal vez… De gatita. Si, eso suena bien.
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