Mi hija y mi mejor amigo. Quinta parte.

1 mes después por fin pude ver de nuevo a mi hija, aunque la escena que me encontré al entrar al departamento de Juan, me hizo darme cuenta que había perdido a mi Carla……
1 mes después recibí la llamada de Juan, quien me invitaba a ir a visitar a Carla, ya que según me comentó, ella había estado preguntando por mí. Por su puesto, esto me alegró muchísimo, ya que por fin podría ver a mi niña después de bastante tiempo (ya que jamás habíamos estado separados más de 1 día).

Me apresuré a prepararme, para luego manejar lo más rápido que pude con dirección al departamento de Juan. Durante el trayecto muchos pensamientos rondaron por mi mente, siendo el predominante, la preocupación de que todo esto fuese un vil engaño por parte de Juan.

Sin embargo, todas mis dudas se dispersaron una vez que escuche la voz de Juan al otro lado de su puerta. Al abrirme, lo primero que llegó a mis sentidos, fue el fuerte olor a sexo que provenía del interior, el siguiente sentido que entró en acción, fue la vista, ya que vi a Juan parado frente a mí, quien estaba casi completamente desnudo, ya que solo estaba usando unos calzones. Por lo que pude observar, estaba bastante agitado, y tenía bastante sudor por todo su cuerpo, sin embargo, esto para mí no era importante, ya que lo que quería era ver a Carla, sentimiento que me llevó a tratar de abrirme paso al interior de aquel departamento.

Empero, Juan me detuvo, y me dijo. – ¡Cuánto tiempo Ramiro! Que madreado te ves.

Yo. – ¡Déjame pasar!

Juan. – Tranquilo amigo, todo a su tiempo. Llagaste más temprano de lo que anticipe, y Carla aún no termina de jugar con mis amigos.

Yo. – ¿Tus amigos?

Juan. – Si, pasa.

A continuación, me guío a su cuarto, el cuarto estaba cerrado. Después tocó a la puerta, y pude escuchar como al interior dos hombres al unísono contestaron. – Pasen. Y fue entonces que quedé completamente estupefacto, ya que no podía creer lo que mis ojos veían. Mi hija estaba completamente desnuda (a excepción de una tanga de color negro en su parte inferior, y un antifaz en sus ojos) sobre la cama, en posición de perrito recibiendo verga tanto por delante (su boca), como por detrás (su vagina).

Al único de los “amigos” de Juan que pude reconocer, fue a aquel desconocido que me había topado un mes antes, mientras que al otro sujeto jamás lo había visto en mi vida. Ambos adultos también estaban completamente desnudos, y tenían una cara de felicidad, que reflejaba su extremo placer.

Con cada embestida de ambos sujetos, solo se podía escuchar un leve gemido de mi hija, quien estaba aguantando estoicamente aquellas penetraciones. Yo por mi parte quedé inmóvil en el umbral de la habitación, observando con sumo detenimiento los agujeros de mi hija que estaban recibiendo aquellas vergas de adulto.

Tras unos leves momentos que a mi me parecieron eternos, Juan tocó mi hombro y me dijo. – Tu princesa es toda una diosa del sexo, no se ha cansado desde que comenzamos ayer, es más, ya nos acabamos los condones que tenía aquí para nuestro uso diario. Lo bueno es que aún no le llega la regla.

Mientras me decía esto, pude observar como las embestidas del sujeto posicionado en el trasero de mi hija incrementaron, hasta que por fin gimió de placer al descargar su semen en el interior de Carla. Y para rematar le propinó una sonora nalgada, la cual hizo que Carla dejase de chupar el pene del otro sujeto, para voltearse y decir. – ¡Auch! Eso me duele, les dije que no quería que me golpearan, aún me duele sentarme de la otra vez.

El sujeto posicionado enfrente de la cabeza de mi hija agarró su cabeza con sus dos manos y la dirigió nuevamente a su miembro erecto, a la par que le decía. – Cállate ya y sigue mamando putita, que todos sabemos que te encanta que te estemos chuleando esas hermosas nalgas que tienes.

Carla obedeció, y continuó con su felación. Por su parte el tipo posicionado en su trasero se separó de ella, dejando salir una gran cantidad de semen y orina de la vagina de mi hija, para luego sentarse en el borde de la cama para retomar el aliento y tomar un poco de agua de un vaso cercano.

Lo que fue peor, es que el sujeto que estaba sentado tomando agua, volteó a verme, para luego decirme. – ¡Eh compa!, ya se desocupo este lado, por si quieres vaciarte dentro de ella. Si te da cosa darle por la vagina, también esta su culo, y no te preocupes de que la vayas a lastimar, ya esta bien entrenada esta cabrona. – Momento en el que le dio otra estruendosa nalgada, aunque esta vez no retiró su mano, sino que comenzó a masajear las nalgas de mi hija durante un buen rato.

Sin embargo, yo ya no aguanté más el estar en esa recamara, por lo que me hice para atrás, empero, Juan me impidió retirarme, ya que me tomó de los hombros y me dijo. – Deberías ver como se traga todo el semen por su garganta, es una delicia ver esa escena, no importa cuantas veces la vea hacerlo, jamás me cansaré.

A pesar de que Juan me estaba sujetando, yo logré imponerme, saliendo de la habitación con bastante prisa. Mi primer pensamiento fue ir al baño a vomitar, ya que no se porque, el ver esta escena generó en mis dos sentimientos: asco y excitación. Sin embargo, me aguanté las náuseas, ya que quería respuestas de parte de Juan. Quien se estaba riendo al ver mi cara de completa desesperación.

Y antes de que le pudiese decir algo a Juan, él me dijo que fuéramos a la sala. Yo como pude me tambalee hasta el sillón más cercano, sitio en donde me senté a escuchar lo que Juan tuviera que decirme.

Juan se sentó frente a mí y con una sonrisa burlona me dijo. – Ya lo ves, Carla esta muy feliz aquí conmigo, no tienes nada de que estar preocupado. Come tres veces al día, y tres veces al día recibí su verga favorita. – momento en el que Juan se agarró el bulto que se había formado en su entrepierna, para luego sacudirlo de una forma bastante obscena.

Juan. – Además, mis amigos la adoran, y debo decirte que ya se ha vuelto bastante famosa en mi circulo social, incluso su hermoso culito ya me consiguió un ascenso, al dejar que mi jefe se la cogiese por toda una noche. – momento en el que, hecho a reírse, para luego agregar. – ese bastardo si que se la cogió, incluso hizo que Carla no pudiera sentarse durante unos días.

Yo solo atine. – ¡Eres un bastardo!

Juan. – Y tú un pendejo que dejó que se cogieran a su hija desde que tenía 5 años, ja, ja, ja.- Al terminar de decir esto se levantó, y me dijo. – ¡Espera aquí un momento! Creo que ya terminaron, ahorita te traigo a tu hija, que para eso viniste.

Tras unos 5 minutos de espera, por fin apareció Carla vestida con un vestido de flores color azul bastante diminuto, su pelo estaba hecho un desastre, y su caminar era bastante errático, ya que se notaba que estaba exhausta de tantas penetraciones. A pesar de todo esto, corrió como siempre a saludarme, mientras que me decía. – ¡Papi! Si viniste.

Yo no le respondí nada, simplemente me quedé sentado. Ni siquiera correspondí al abrazo de mi hija, quien desconcertada me preguntó. – ¿Qué tienes papi? ¿No te da alegría verme?

Fue tras estas preguntas que por fin la volteé a ver, y no se que cara puse, que Carla se espantó y se hizo para atrás. Momento que aprovechó Juan para tomarla por la espalda y decirle. – Carla tú papi esta muy cansado por el trabajo, e hizo un gran esfuerzo para venir aquí, por eso te decía que era mejor si no lo molestamos con estas visitas.

Carla. – Perdón papi, no sabía que estabas tan cansado…. Solamente te quería decir que me estoy divirtiendo mucho aquí con Juan, y que no te preocupes, si te extraño mucho, pero también me gusta mucho estar aquí.

Al escuchar estas palabras me levanté del sillón, me acerqué a Carla y la abracé por unos segundos, para luego salir del departamento de Juan lo más rápido posible. La verdad es que de este episodio no recuerdo mucho, más que algunos flashbacks a como me subí al auto y manejé hasta mi casa.

Después de este día, no volví a ver a mi hija por todo un año, perdiéndome incluso su cumpleaños, ya que Juan no me marcó en ningún momento como habíamos quedado, y cuando le hablaba o le mandaba mensajes, simplemente los ignoraba. Lo que como adivinaran, simplemente aumento mi desesperación por saber cómo estaba Carla.

Como les digo, trascurrió todo un año sin noticias de mi hija, hasta que por fin recibí una llamada de la casa de Juan, sin embargo, la persona que había marcado, era mi hija Carla, quien me dijo que necesitaba mi ayuda, ya que Juan se había desmayado después de tomar unas pastillas y que a pesar de que le estuvo gritando, e incluso dándole cachetadas él no despertaba.

————————————————Continuara————————————————-