Mi hijo especial
Una mañana descubro que mi hijo con necesidades especiales, tambien tiene necesidades sexuales como cualquier otra persona.
Este relato lo habia publicado en el anterior sexo sin tabues.
Las preocupaciones de Astrid y tomas sobre su hijo Fabián, eran muy distintas, por un lado su padre siempre pensaba en que su pequeño, nunca trabajaría, ni contribuiría a la sociedad, debido a su discapacidad mental, en cuanto Astrid, su duda, y pesar, se debía a que nunca recibiría un nieto por parte de su hijo, al menos, cuando era mas pequeño era eso lo que pensaba, pero ahora que contaba con 11 años, y podía ver una notable erección bajo los pantalones de pijama, nacía en ella otra duda, ¿Quién correría con la responsabilidad de satisfacer las necesidades sexuales de su hijo?
Fabian es un niño de 11 años, el cual tenía un retraso mental por dificultades al nacer, este tenia problemas del habla, para expresarse y comunicarse, sin embargo, a pesar de sus limitaciones, este era un niño muy amoroso, el cual no dudaba en demostrar su amor a todo aquello que le gustara, aunque lo mismo ocurría con aquello que le desagradara, ya que sus padres lo habían consentido tanto, hasta el punto de volverse caprichoso y obtener todo lo que deseaba.
Mientras Astrid preparaba el desayuno, Fabián entraba a la cocina y la saludaba con un hola, como todas las mañanas, pero esta vez había algo distinta, su pantalón de pijama parecía una pequeña carpa. Al darse cuenta, Astrid soltó un pequeño gemido de sorpresa, y fabian al escucharla no pudo evitar soltar una carcajada. Este de inmediato, corrió a abrazar a su madre, la cual, sintió el pequeño fierro que traía su hijo. ¿Cómo demonios o cuando paso esto? Era lo único que se preguntaba astrid. Ella lo bañaba todos los días, y nunca se había presentado una erección. Su pequeña erección fue el principio, con el tiempo se desarrollaron sucesos, los cuales aclararon muchas de sus dudas, por el momento, aquello solo le preocupo a ella, y no era necesario comentarle a Tomas.
En cuestión de minutos su erección desapareció, pero un par de horas después, cuando le tocaba su baño, esta volvió a aparecer, pero parecía que su pene se levantaba por instinto, y no le producía ningún deseo. Astrid cuando lo bañaba, usaba su camisa de dormir, ya que Fabian, parecía un pato a la hora del baño y salpicaba todo, por lo que la dejaba a ella completamente empapada. Era bastante atractiva, a sus 38 años poseía un cuerpo maravilloso, una cabellera pelirroja, tan viva como el fuego, sin ninguna cana que la opacara, unos lindos senos, que si bien no estaban rígidos del todo, estos aun no podían visitar las calles y lucir fabulosos sin necesidad de un sostén. Su trasera era medio, no era voluptuosa, pero tampoco era una tabla, a ella y a su esposo le fascinaba, pero esa misma mañana, temía que Fabián también le gustara.
El agua de la bañera era cristalina, Astrid apenas había empezado a limpiar los brazos de fabian con una esponja, cuando vio como el pequeño miembro empezaba a ganar tamaño. Una idea cruzo la mente de Astrid, y era mera curiosidad, curiosidad por saber de que tamaño era el pene erecto de su hijo, si bien siempre lo veía desnudo, era la primera vez que su bebe mostraba los primeros síntomas de la adolescencia.
Para cuando Astrid había terminado de limpiar sus brazos, pecho y espalda, Fabia había hecho de las suyas. Había mojado por completo a Astrid, se notaba totalmente la figura de sus pechos y cadera, además, las pequeñas bragas eran completamente visible. Astrid pudo ver el miembro de su hijo, este alcanzaba aproximadamente 11 cm, suficientes para satisfacer a una mujer, no podía calcular su grosor, para ello tenia que tocarlo. Un suspiro la saco de su encantamiento, que mierda le estaba pasando, estaba pensando en el pene de su hijo, de su pequeño niño especial, sobre satisfacer a una mujer y el grosor de su pene.
Astrid Rápidamente se levantó, y fue al lavamanos a lavarse la cara, y al mirarse al espejo, noto que sus senos estaban rígidos, sus picos duros por la excitación.
-Qué tipo de monstruo soy -se dijo con la voz quebrada. el chapoteo de Fabián la devolvió a su estado natural, pero volvió a quedarse embobada al ver como su hijo se estaba masturbando de manera inconsciente. El sube y baja de la mano de su hijo, y la expresión de placer de este la paralizo, su niño había descubierto la masturbación el mismo, por puro instinto, y ella de igual manera, empezó a subir su mano, dos de sus dedos subieron por su figura, y llegaron a su objetivo, su seno derecho. Su mano lo apretó levemente, y su boca entreabierta, deja salir un suspiro, ahora era su otra mano quien subía al vientre y empezaba a bajar hacia su vagina, pero los chorros de semen la hicieron entrar en razón. Astrid sacudió su cabeza, como quien muere de sueño, se duerme por dos segundos, y despierta alarmado. Se dirigió a su hijo con la toalla y arropo a este, haciendo como si nada fuera pasado.
El resto del día trascurrió normal, con respecto a la masturbación de su hijo, decidió no contarle nada a su esposo, y sobre la calentura, lo tomo como un sueño extraño o una alucinación. Cuando llego la noche, precisamente a la hora de dormir, Astrid llamo a fabian a su habitación, para colocarle el pijama. Este fue inmediatamente y encontró a su madre acomodando la ropa en la cama. Fabian corrió hacia ella y la abrazo por la espalda, Astrid suspiro de alivio al darse cuenta que, nada había cambiado entre ellos dos, que su cuerpo no estaba produciéndole deseo sexual a su hijo, y que ella no se había quedado embobada mientras su bebe se agarraba su pequeño rifle. Pero, de un momento a otro, Fabia puso las manos en sus senos y le dio un suave mordisco en la nalga. -FABIAAAN!!!- fue lo único que alcanzo a decir Astrid, mientras este reía. Aquello lo tomo como una pequeña travesura, hasta que esta le quito la ropa para cambiarlo, y noto que nuevamente estaba duro. Acostado en su cama, todos los juguetes y su madre fueron testigos, de como Fabian tomaba su pene y se masturbaba, Astrid, mas consciente esta vez, pero igual de observadora, guardo silencio mientras su hijo se tocaba. Pero esta vez era mas peligroso, los pasos de Tomas, su padre, se sentían por la escalera, al parecer se dirigía a su habitación, lo cual hizo que, con un reflejo sorprendente, pero con mucho tacto, Astrid cerrara la puerta, para que su padre no observara la escena. Cuando este entro a la habitación, Fabián soltó un pequeño gemido, dando a entender que había terminado, el semen corría por su mano, y una parte había caído en la cama y su vientre. Este sonreía, y Astrid dudo sobre si esa sonrisa era de complicidad o de simple inocencia.
Astrid fielmente, limpio la escena del crimen, y con una toalla húmeda el vientre de su hijo. Nuevamente la calentura se apodero de su cuerpo, ya sabia el largo del pene de su bebe, pero moria de ganas de conocer el diámetro. Con una toalla limpia, excusándose y tratando de convencerse así misma que, aquello lo hacia para limpiar a su hijo y nada mas, agarro el mástil de su hijo, y entre sus dedos sintió su grosor, mientras de ella escapaba un “mmmm” lo siguió acariciando o, “limpiando” como Astrid decía, hasta que este empezó a encoger. Luego coloco su pijama, lo arropo y le dio un beso de buenas noches en la frente.
Estando en su cama, Astrid se sentía mal, aquello no era correcto, y tuvo que morder la almohada mientras sus lagrimas corrían por sus ojos. Estaba mal, era una depravada. Durmió con esa idea en la cabeza, afortunadamente no tuvo sueños turbios, simplemente durmió hasta el amanecer.
Era un nuevo día, lo sucedido la noche anterior aun seguía en su cabeza, pero trataba de pensar en todas las cosas que tenia que hacer en el trascurso del día, aunque, el contacto con Fabian era inevitable. Astrid se levantó, arreglo su cama y fua a la cocina para preparar el desayuno de su esposo, el cual ya se encontraba en la ducha. La mañana avanzaba, la mayoría de las cosas estaban hechas, Astrid, era un ama de casa eficiente y una buena madre, eran cerca de las 11am, ya era hora de bañar a fabian, así que, tomo aire, lo saco lentamente de sus pulmones y fue por su hijo.
Fabian se encontraba viendo televisión, con solo sus pantalones de pijama, Astrid pudo ver una pequeña mancha en ellos, supuso que serían los restos de liquido pre seminal. Fabian la vio y de inmediato le sonrió, aquel niño se alegraba de verla, y era tanta su emoción, que el pequeño falo de sus piernas empezó a ganar tamaño, aquel camisón corto y transparente, dejaba ver sus redondos senos y su pequeña braga, la emisión domino a fabian, el cual de inmediato fua a abrazar a su madre, sus manos se posaron en sus manos, su miembro, ya totalmente erecto, se pegó a la pierna de su progenitora. Astrid sintió el pene de su hijo por encima de la rodilla, pero lo único que hizo fue ver a los ojos a su hijo y sonreír, como si nada hubiera pasado. Aquella seria la estrategia que había elegido, fingir que nada pasaba, pero que dios la ayudara si se le daba por andar de mano larga en una reunión familiar, o que lo encontraran masturbándose en su cuarto, o peor, en otra parte de la casa.
Sentir el miembro de su hijo en su pierna volvió a turbarla, pero esta vez tuvo fortaleza y con la mano en el hombro, dirigió a su hijo al baño. Fabian se quitó el pantalón de pijama, que era lo único que tenia encima, y dejo a la vista su erecto pene, Astrid, hacia como si no veía y lo condujo a la bañera, donde inicio la limpieza de su hijo. La esponja recorría brazos, piernas y espalda, pero la erección no bajaba, limpio su cuello, cara y pecho, y su mano poco a poco fue bajando, fabian sintió el tacto y el pene pareció crecer un poco mas, Astrid no perdía detalla de la pequeña polla de su hijo. Pronto, fabian tomo su pene con su mano, y su madre sabia lo que vendría a continuación, pero esa mañana se sentía fuerte, e inmediatamente se levantó y lo saco de la bañera, diciéndole que el baño había terminado.
En los días siguientes Astrid actuó con una firme determinación, fueron varias las veces que fabian intento masturbarse, pero estas siempre fueron en el baño o cuando iba a ponerle la pijama, pero ella, de forma tajante, solo se levantaba y decía con voz autoritaria que ya habían terminado. Aunque se dio cuenta, que aquella emoción, se debía a cuando la veía en camisón, por lo cual, trato de evitar esto lo mas que pudo, sin embargo, los intentos de masturbación aumentaron, ya no solo se limitan a las dos veces mencionadas anteriormente, también intentaba masturbarse mientras desayunaba, aprovechando la hermosa vista que le ofrecía la espalda de su madre, con ese hermoso trasero redondo adornado con el triangulito de su panty, o cuando esta se ponía ropa deportiva ajustada y hacia ejercicio en casa. en esas ocasiones, Afortunadamente estaban solos en casa, porque fabian, sin importarle nada, simplemente saco su miembro y se masturbo con la figura de su madre, su excitación era tan grande, que hubo casos en los que su semen callo encima de Astrid.
No permitir que se masturbara en la ducha ni en su cuarto había agravado el problema, no se atrevía a preguntar a un medico, porque seria vergonzoso, así que busco la salida fácil, es decir, en internet. Miro todo tipo de contenido, desde sano, hasta el insano, leyó experiencias medicas, acciones tomadas por madres en su situación, e incluso llego a una página de relatos porno. Nada le servía, ni la calmaba. Sabia que si dejaba así, su bebe se convertiría en un pervertido, ahora solo era curiosidad, pero con el tiempo se convertiría en un necesidad, y al satisfacer esa necesidad, lo tomaría por la fuerza… mejor ni quería pensar en eso. Lo peor de todo, es que las cosas que había leído, ninguna aclaro su duda, o los casos presentes estaban lejos de lo que le estaba ocurriendo a ella, y en cuanto a los relatos eróticos, solo leyó historias en donde los hijos penetraban a sus madres, entre otras cosas, aunque hubo algo que le llamo la atención, y era sobre una madre que enseño a su hijo a masturbarse. De todo lo que leyó, esto le pareció lo mas realista, sin mencionar que hizo que se mojara un poco.
Aquella tarde no hizo mas que masticar la idea, estuvo distraída, se reusaba a realizar aquel acto aberrante, pero en cierta forma, creía que aquello era para ayudar a su hijo. Sin duda, las situaciones siguientes no hicieron mas que alimentar su idea de darle una mano a su hijo, ya que, fabiam cada vez tenia menos vergüenza en realizar sus actos, muchas veces encontraba el semen seco en todas las partes de la casa, a veces lo encontraba en pleno acto, y este, de manera natural, solo le sonreía, hubo ocasiones, en que parecía en que su presencia lo calentaba mas, ya que de solo verla este emitía un gemido de placer y de manera inmediata, este eyaculaba.
Fabian había alcanzado un nuevo nivel, ya no respetaba la presencia de su padre para masturbarse. Aquella noche su padre se encontraba viendo televisión, Astrid y Fabia estaban en la mesa del comedor, esta era de cristal, por lo cual se podían ver las piernas de ambos. Fabian jugaba con sus carritos, mientras su madre veía una revista sin prestarle el menor interés, su padre, el cual le daba la espalda, hacia zapping en la tv. De un momento a otro, fabian se quedó quieto y fijo la mirada en su madre, y este, como hipnotizado, metió su mano en su pantalón mientras veía a su madres. Astrid se dio cuenta y se puso blanca, o al menos eso creyó, no sabia que hacer, parcia un mimo con todos los gestos que hacia, tratando de convencer a su hijo que no hiciera nada. Fabian había sacado el pene de su pantalón, y con suavidad empezaba a despertar su pene, Astrid empezaba a sudar, o eso creía, ya Tomas se había detenido en las noticias deportivas, y las veía a todo volumen, eso fue un alivio para Astrid, ya que así estaría concentrado y no prestaría atención. Astrid sintió un respiro a ver que si hijo se acomodaba para levantarse, pero en lugar de calmarse, casi le da un ataque al corazón, Fabián se había levantado de la silla, si, pero era para bajarse los pantalones hasta los tobillos, este rápidamente se volvió a acomodar e inicio su paja, Astrid ya lo conocía, empezaría suave, y luego con su mano izquierda empezaría a masajear sus testículos, lo cual haría que eyaculara con un gran gemido, sin duda, por mas fuerte que estuviera la televisión, Tomas escucharía y vería aquella escena, su hijo masturbándose en pleno comedor con su madre de espectadora. Astrid tenia que hacer algo, y rápido, pues vio que el movimiento de su mano era cada vez mas intenso – no hay mas remedio- pensó Astrid y acto seguido se levanto de su silla y se puso en cuclillas al lado de su hijo, puso un dedo en su boca, diciéndole que hiciera silencio, y sus manos tomaron la función que su bebe realizaba. Fabian con la boca abierta, dejaba escapar suspiros mientras su madre acariciaba sus bolas y su pene, el cual se perdía entre su mano, de vez en cuando, Astrid se le acercaba a su oído y decía con mucho amor y un poco de sensualidad “shhh calladito y tranquilo mi amor”. Poco a poco el movimiento de las manos iba siendo mas rápidos, pero con mucha delicadeza, esa noche llevaba un vestido, y este se había recogido hasta su cadera, dejando a la vista su pequeña tanga, de la cual fabian no perdía detalle. Astrid sintió como incluso ella empezaba a mojarse, aquella situación era diferente, el hecho de que su esposo estaba a pocos metros, la complicidad con su hijo, todo era algo de otro mundo. Su excitación hacia que le susurrara cosas al oído a fabian, como lo hace con su esposo cuando están en la intimidad. -Ya quiere acabar mi bebe? – decía Astrid mientras le lamia la oreja y acariciaba los testículos. De un momento a otro, vio como fabian estuvo apunto de explotar, sin embargo, Astrid pensó rápido tomo una servilleta absorbente y la coloco en la cabeza del falo de su hijo, mientras tapaba su boca.
Tomas seguía sumergido en sus noticias, y ni cuenta se dio del pajazo que su hermosa esposa le había dado a su hijo especial. Astrid, jadeando, le dijo que fuera al baño y se metiera en la regadera, y la esperara; mientras ella, se dirigió al baño de su habitación y se masturbo violentamente, no fue necesario mucho tiempo, ya que su excitación era demasiada. Sentada en el inodoro, con las piernas extendidas por las cuales corrían sus fluidos, su respiración agitada, y la panty en los tobillos, aquella imagen era digna de una revista erótica. Astrid se sentía bien, y aliviada porque aquello no paso a peor, pero aun se debatía si lo ocurrido estuvo bien.
Al llegar a la regadera, su hijo ya se había limpiado y se estaba secando, al ver a su madre este sonrió -Te gusto la paja que te hice, verdad pequeño pervertido? – Astrid le devolvió la sonrisa y le puso un nuevo pantalón de pijama, y lo condujo a su habitación, fabian estaba tan relajado que no protesto nada y simplemente se acostó. Astrid hizo lo mismo, aquella noche había sido de demasiadas emociones, afortunadamente no se rego nada en el comedor, así que se recostó en su cama con tranquilidad.
En la mañana su remordimiento era menos, y cada ves se convenció mas de que era necesario por el bien de su hijo. En el desayuno, al ver a su madre con su acostumbrado atuendo trasparente, fabian desenfundo su arma y empezó a manosearla suavemente, Astrid noto solo que la veía con cara de tonto, así que ya sabia a que se debía, así que se dirigió hacia el y al levantar el mantel de la mesa, vio como jugaba con su pequeño amigo. Astrid alargo su mano, titubeo por unos segundos, pero al final lo acomodo y con la misma destreza de la noche anterior, lo hizo acabar rápidamente, le sorprendió que su corrida cubriera su pecho y nuevamente, no pudo evitar excitarse.
En el trascurso del día Astrid masturbo a su hijo dos veces mas, pensó que lo estaba mal acostumbrando y consintiendo demasiado, pero fue necesario; la segunda vez fue a medio día, Astrid necesitaba salir y no tenia con quien dejar a su hijo, de hecho, con esta nueva necesidad de su hijo, la verdad no se atrevía a dejar con su hijo a nadie. Ya estando listos los dos, fabian empezo a bajarse los pantalones, Astrid pensó que quería ir al baño, pero su hijo empezó a bajar su trusa y a masturbarse, Astrid blanqueo los ojos, con una expresión de “no lo puedo creer” así que para evitar perder tiempo, le dijo sin pelos en la lengua -quieres una paja?- y sin esperar respuesta, sus manos ya estaban actuando, la cara de Fabián no tenía precio, dos veces estaba sintiendo esas caricias en un solo día.
La tercera vez fue en la noche, fabian se encontraba en el sofá en el medio de sus padres, Tomas nuevamente hacia zapping hasta que encontró un partido de futbol, sin embargo, tal parecía que era medio tiempo, ya que mostraban unas porristas voluptuosas, aquello emociono a fabian, el cual empezó a meter la mano en su pantalón. Astrid no lo podía creer, ¿de verdad estaba a punto de masturbarse al lado de su padre? Rápidamente se levantó con la excusa de ir al baño y como ya era un poco tarde llamo a su hijo, diciéndole que ya era hora de ir a dormir. Su madre lo tomo del brazo y lo condujo a su cuarto –como se te ocurre hacer eso delante de tu papa- decía Astrid casi susurrando. Ya en la habitación, fabian se bajo los pantalones junto con la trusa, y como si se tratará de un resorte, su pene salió disparado. Paja- dice fabian con un hilito de voz. Astrid no lo podía creer, aquello la dejo atónita, pero por otro lado, el deseo, la decisión, y el coraje de su hijo la encendió. Su madre fue corriendo y le estampo un beso en los labios, y luego lo abrazo fuertemente. Astrid se sentó en la cama y puso a su hijo de espaldas a ella, fabian pudo sentir los senos de su madre en su espalda y ambas manos recorriendo los testículos y pene. Fabian abría la boca, emitiendo pequeños gemidos, su madre a su vez, lo hacia callar con una voz muy sensual. Astrid sentía como corría su flujo, y con mas fuerza atrajo a su hijo hacia su cuerpo, Fabia seguía emitiendo gemidos sordos, pero el orgasmo que venia era demasiado grande, seria imposible ahogar el gemido que venia, y dicho y hecho, fue imposible. Fabian grito- AAAAAHHHH- y tras ese grito se desplomo, afortunadamente su padre tenia el volumen bastante elevado, por lo cual no sintió el grito con la misma intensidad, sin embargo, este grito desde abajo -cariño. ¿todo bien?- Astrid, calmadamente solo dijo – si amor, es solo que el niño se tropezó- la cantidad de semen, espera, ¿era semen? No lo sabia, y que mas daba, el caso es que aquello había sido abundante.
su madre recogió aquel desorden mientras su hijo jadeaba en el suelo, no sabia si se había corrido también, por que también estaba bastante mojada. Al igual que la noche anterior, ambos tuvieron sueños tranquilos y despertaron la mañana siguiente muy relajados.
Ya en la mañana, después de desayunar, se extrañó que su hijo no le hubiera dicho que lo masturbara, pero sino la buscaba, realmente no era un problema, “mejor para mi” se dijo. Pero Fabia tenia una característica peculiar, ser imprudente y querer las cosas en el lugar menos indicado. Tal cual sucedió ese mismo día con la visita de su hermana. Astrid tenia dos hermanas, una mayor y una menor, ana, su hermana menor, había ido de visita esa mañana, justo cuando pensaba que se le hacia extraño que fabian no había pedido una paja. Astrid recibió a ana como cualquier otro día, se saludaron y fueron a la cocina, como siempre hacían; hablaron de todo un poco y se pusieron al día con respecto a sus vidas. De un momento a otro aparece fabian en la puerta de la cocina, va corriendo a saludar a su tia con una sonrisa, Ana le devuelve el saludo, sin embargo Astrid palidece al ver que su hijo lleva una toalla encima -que no se le ocurra decir paja- piensa Astrid. Su madre lo ve sospechoso, mira como este se sube al banquillo, y se agarra su entrepierna, conoce sus intenciones, así que antes de que diga una imprudencia lo toma del brazo y lo conduce diciendo .este señorito no le gusta hacer esperar el baño- Ana sonríe y dice -te acompaño- pero Astrid la interrumpe y dice que no demoraran nada. Se encontraba en un aprieto, si no pajaeba a su hijo, lo mas probable es que iniciara un berrinche, y eso era lo que menos quería, así que tenia que solucionar, pero yaaa. Estando en el baño lleno la bañera y empezó a masturbar a su hijo, este empezó con sus clásicos gemidos ahogados. De pronto sintió los pasos de su hermana, afortunadamente había cerrado el baño con seguro. –estas ahí hermanita? — Astrid se detuvo para contestar –si Anita, aquí estoy— las dos hermanas seguían hablando y riendo mientras fabian seguía gozando, sin embargo, aquello estaba tardando demasiado, y Astrid aquello mas que excitante le parecía demasiado incomodo, así que, para agilizar las cosas tomo otra decisión, aquello ni siquiera lo pensó, ni tuvo cargo de conciencia, simplemente lo hizo. Astrid se agacho y metió el pene de su hijo en la boca, tras eso, sintió como las piernas de su hijo flaqueaban, pero fabian, ágilmente se aguantó de la pared, y instintivamente poso una mano en la cabeza de su madre. Ana seguía hablando, recordando viejos tiempos, mientras Astrid le daba una mamada de campeonato a su hijo, con su lengua recorría todo el falo, su boca producía ruidos de succión cuando metía las dos bolitas en su boca. Lentamente la punta de su lengua recorría toda la cabeza, y pasaba de arriba abajo como si de una paleta se tratara. Su vagina estaba mojada a chorros, lo estaba disfrutando mas de lo que creía. Astrid detenía su felación solo para responder de vez en cuando y para fingir una carcajada, pero aquello había demorado demasiado, proto ana empezaría a sospechar, así que tragándose todo el pito de su hijo, aumento los movimientos mientras con una mano masajeaba los testículos. Con una mirada de zorra, vio como su hijo estaba apunto de venirse, así que ágilmente puso la mano en su boca, y ella recibió toda la corrida en en su interior. Aquello fue tanto que sintió que casi se ahoga, pero al menos el trabajo estaba hecho. Dos minutos después, fabian salió con su toalla contento, Astrid termino la visita de su hermana y ella por fin pudo sentarse a descansar.
La mente de Astrid era un desastre, ya no solo masturbaba a su hijo, sino que ahora le daba mamadas, y conociéndolo, de seguro no se iba a conformar solo con toqueteos. Aquella tarde todo trascurrió normal, ya no le daba tantas vueltas a lo sucedido, sin embargo, tras la llamada de su esposo si que empezó a pensar de nuevo. Tomas la llamo y le había dicho que lo ayudará a empacar, ya que tendría que salir de viaje por una semana debido a cosas del trabajo. No era la primera vez que su esposo tenia que viaar, lo que la tenia preocupada, era que al notar la ausencia de se padre, lo mas probable es que su hijo tomara provecho, esa idea no se alejaba de su cabeza, de igual forma, Tomas viajaba esa misma noche, así que ese día, se diaria cuenta si su hijo se aprovecharía o no le daría importancia.
Astrid y fabian se despidieron de Tomas con un abrazo familiar, prometiendo que pronto volverían a estar juntos. Pronto llego la hora de dormir, Astrid cerro todo y apago todas las luces y se dirigió a su cama, paso por el cuarto de su hijo y lo hallo dormido, le pareció curioso, ya que no había pedido pajas esa noche, pero como ella siempre decía “mejor para mi”. Entonces será una noche tranquila, pensó. Astrid se coloco su típico camisón trasparente y se acosto; se sentía rara, una parte de ella quería que su hijo la hubiera buscado, pero simplemente decidió ignorar aquella voz.
Cerca de la 1 de la madrugada, siente que alguien la zarandea, abre los ojos con pereza y encuentra a su hijo de pie a su lado –¿no puedes dormir cariño?, ven aquí— le dice mientras le abre un espacio en su cama vacía. Fabian se acuesta a su lado y es arrobado por los brazos de su madre, además de sentir el calor de sus senos. Pronto el sueño que traía se evapora, y este es reemplazado por un calor en su entrepierna; el fierro empieza a ganar tamaño, y le duele un poco con el contacto de su pantalón, así que decide bajarlo un poco para bajar la presión. El aliento de su madre lo éxito aun mas, en pocos segundos su pene alcanza su tamaño máximo, aquellos poderosos 11 cm, que hacia pocas horas había probado la boca de su madre. Fabian ya no podía soportar mas, con su mano empezó a tocar su pene, pero no era suficiente, pronto empezó a despertar a su madre –mami, mami, paja—decía fabian entre jadeos. Astrid abrió los ojos con somnolencia y encontró a su hijo de rodillas en la cama tocándose la herramienta. La madre al ver tal escena perdió el sueño enseguida, y no sabia que hacer, vio el reloj en su mesa de noche y noto que era la 1:30 de la madrugada. –es mejor salir de esto rápido y volver a dormir—pensó Astrid. –Espérame aquí chiquito— le dijo con cariño mientras se dirigía al baño por papel higiénico y una toalla húmeda. Al regresar encontró a fabian masajeando suavemente su falo. Astrid se dirigió a el y escupió su mano, tomo el pene de su hijo con la misma intensidad que fabian ejercía. Estando arrodillada, tenían el mismo tamaño, mientras lo pajeaba, lentamente le besaba el oído y soltaba frases de cariño. Pronto sintió que su hijo estaba a punto de eyacular, pero se detuvo y pensó en la soledad que los acogía, podían hacer lo que quisieran, así que se acostó boca abajo y metio la pequeña polla de su hijo en su boca, con una mano masajeaba las nalgas de su bebe y controlaba el ritmo de las penetraciones, y con la otra empezó a masturbarse, por momentos introducía dos dedos y masajeaba su clítoris.
La mamada de su madre era intensa, Astrid así lo quería, pues su orgasmo estaba próximo, con cada succión, la lengua hacia un trabajo espectacular, reflejado en la cara de su hijo, el cual de un momento a otro soltó un gran grito, dejando escapar un gran chorro de semen, el cual Astrid trago de forma inmediata. Fabian callo desplomado, pero su madre siguió masturbándose hasta que llegara su orgasmo, el cual estaba muy cerca. Astrid se contrajo y coloco en posición fetal debido al repentino orgasmo que motivado por sus toques, el semen deslizándose por su garganta y la imagen de su hijo jadeando de placer. Aquello fue demasiado, los dos jadeaban a la par, aunque parecía que fabian se estaba recuperando mas pronto.
5 minutos después, ambos miraban el techo de la habitación, después de todo no había sido necesario el papel, pensó Astrid, pero, de un momento a otro, ve a su hijo que se levanta de la nada, diciendo “mami, mami, mami” sin cesar. Su madre se asustó, y noto que el pene de su hijo estaba recuperado y erecto. Ahora Fabián se había bajado de la cama y caminaba de un lado a otro. Astrid lo llamo, estaba preocupada por la actitud de su hijo. –cariño que sucede, estas bien— la voz de su madre le llamo la atención, y este fue hacia ella, y se coloco entre las piernas de su madre, haciendo movimientos copulatorios, como si de un perro tratase de montar a su hembra. El peso y embestidas hicieron que Astrid callera de espaldas en su cama. Los brazos de fabian cubrían la cintura de su madre, y Astrid reposaba en su espalda sus brazos, pero algo la sorprendió, pronto sintió como el pene de su hijo golpeaba la vagina, afortunadamente aun tenia la panty, pero esta era diminuta, aunque sabia que no encontraría la cavidad para penetrarla. Lo dejo hacer, pues sabia que nada pasaría y pronto se cansaría, pero no fue así, después de masturbase la panty se había metido entre su vagina, esa delgada telita era lo único que impedía que si hijo la penetrara. En su afán, fabian presiono con fuerza, permitiendo que por fin entrara su pene, Astrid grito de sorpresa, e instintivamente sus piernas abrazaron el cuerpo de su hijo, el cual se veía diminuto en comparación con el de su madre. Fabian la embestía con fuerza, y Astrid jadeada de gozo, no lo podía creer, su hijo se la estaba cogiendo con fuerza, aquello no estaba planeado, simplemente paso por iniciativa de su bebe, lo cual la excitaba mas. Las embestidas fueron aumentado poco a poco, y de un momento a otro fabian soltó un gran gemido, y Astrid pudo sentir la gran corrida que le había dado su hijo. Este callo encima de ella, ambos jadeaban, y sudaban a chorros. Mientras pasaban los minutos, Astrid sintió como el pene de su hijo perdía tamaño, intento hablarle, pero este estaba dormido encima de ella.
Como pudo movió a su hijo, tomo las toallas, que después de todo si habían sido útiles. Limpio la corrida, y se sorprendió al ver la cantidad. Limpio su cuerpo y el de su hijo y se acostó junto a el, ya eran las 3 de la mañana, sus ojos pesaban, faltaba poco para el amanecer y debía recuperar fuerzas, ya que con aquella nueva experiencia, de seguro su hijo se pondría mas mimado.
Excelente relato. Debes continuarlo por favor
Muy buen relato. Pensé que era largo pero se hace corto a la lectura. Buena forma de narrar aunque siento que se terminó en el mejor momento jajaja
Suerte y exitos