Mi hijo me tiene chantajeada, con que se va a ir de nuestra casa.
Un hijo de la gran puta pero por méritos propios, chantajea a su pobre madre con irse de la casa, por lo que la obliga a que tenga sexo con él para no irse. .
Cuando llamé al trabajo de mi hijo, procurando por él, me enteré que, había sido despedido de la empresa en la que trabajaba, por su marcada conducta indecorosa y obscena, hacia el personal femenino, y varias clientes.
Finalmente, cuando mi hijo llegó a casa, y antes de que se metiera en su habitación, le dije que necesitaba hablar con él urgentemente, él puso cara de fastidio, y me dijo. “¿Ya el chismoso del gerente, te contó todo verdad?”
No me quedó más remedio que decirle que sí, pero de inmediato le comencé a decir que eso no era nada bueno, que bien pudieron haberlo denunciado a la policía, además de que lo despidieron.
Su respuesta fue. “Si te vas a poner con eso, mejor me voy de casa.” me sorprendieron sus palabras, y como no estaba preparada escuchar eso, temerosa de que realmente mi hijo se fuera de casa, llorando le pedí que no me abandonase, fue cuando él me dijo en tono sarcástico. “De seguro no quieres vivir con un pervertido sexual como yo, que le gusta agarrarle las nalgas, culos, tetas y coños de las que se dejan hacerlo.”
Yo caí en una especie de ataque de pánico, al escucharlo decir eso, y mi reacción fue, continuar llorando, pero de inmediato le dije sin pensar en las consecuencias, que él podía hacer lo que le diera la gana, pero que no se marchase, que yo no quería quedarme sola.
Que debíamos estar siempre juntos, mi hijo me respondió en el acto. Y “¿Si te pido que me muestres tus nalgas, me las mostrarías?” Yo no sabía que responder, pero ante el fuerte temor que mi hijo me dejase sola, le respondí que, de forma automática, sin pensar le dije que sí.
Renato se quedó en silencio por unos segundos, pero de inmediato me dijo. “Bueno que esperas para mostrarme tus nalgas, y tu culo.” En ese momento, no supe que hacer de inmediato, y ante el temor que se fuera a marchar de casa, le dije que ya se los iba a mostrar, por lo que, poniéndome de pie, y dándole la espalda a mi hijo comencé por desabrochar mi falda, para luego seguir bajándomela.
Ya mis nalgas cubiertas por un fino panti de encajes negros, estaban ante los ojos de mi hijo, pero él me reclamó que era sin pantis, y resignada a sus pedidos, también me los bajé hasta los tobillos.
Dejando ante los ojos de mi hijo, mis apretadas nalgas sin que nada las cubriese, nuevamente en fuerte tono de malestar, en su voz, me ordenó que separase las piernas que deseaba ver mi culo, y mi coño.
El miedo a que, si me negaba hacer algo de lo que me ordenaba en ese momento, terminaría marchándose de casa, por lo que sin pérdida de tiempo abrí lo más que pude mis piernas.
Él se volvió a quedar en silencio, observando mis nalgas, cuando en un tono amenazante de voz, me dijo. “Ahora quiero tocártelas, es más lo que me provoca es clavarte uno de mis dedos dentro de tu culo, ya mismo.”
En ese momento no supe ni que hacer, pero no bien terminó de decirlo que sentí como mi esfínter era atravesado por varios de sus dedos, pero al mismo tiempo me ha dado un agarrón por el coño, que sentí sus dedos hurgándolo salvajemente, sin que yo pudiera hacer algo para evitarlo.
En ese momento lo único que se me ocurrió hacer llorando, fue pedirle que dejase de abusar de mí, que no fuera malo, sabiendo en el fondo, no sé por qué, que lejos de detenerse continuaría disfrutando de lo que me estaba haciendo.
En efecto, mi hijo sin consideración alguna continuó introduciendo sus dedos dentro de mi apretado culo, pero sin dejar de estar apretándome sabrosamente mi coño con su otra mano.
Yo no dejaba de llorar y pedirle que se detuviera, pero él continuó, hasta que, de momento, me dijo. “Ahora mamá te lo voy a meter en ese sabroso coño que tienes.” y de la misma manera, no había terminado de decirlo, cuando sentí su caliente dura verga penetrándome divina, y salvajemente por mi coño.
Es ese instante me quedé en silencio, y como algo que no podía controlar, mis caderas comenzaron a moverse, casi en contra de mi voluntad, su verga caliente, y bien dura, continuó penetrándome hasta que su cuerpo se unió por completo al mío.
Yo me sentía como loca de placer, gemía a gritos, pidiéndole más, mi propio hijo me había producido el mejor orgasmo que años había disfrutado, él se dio cuenta y de inmediato me dijo. “Mamá prepara ese culo que te lo voy a partir.” Nuevamente no había terminado de decirme eso, cuando extrajo su verga de mi coño, y el siguiente embate fue directo al hueco de mi culo.
Yo me quedé callada, y no bien ya se me estaba pasando el dolor cuando con una de sus manos me ha vuelto agarrar mi coño salvajemente, al tiempo que metía, y sacaba casi toda su verga de entre mis nalgas.
Su mano me producía un doloroso placer similar al que estaba sintiendo por el culo, yo debí parecer una muñeca de trapo entre las manos, y brazos de mi hijo.
Por un largo rato seguí sintiendo ese doloroso placer que me infringía mi propio hijo, tanto cuando apretaba con fuerza mi coño, como cuando me volvía a penetrar una y otra vez por mi culo.
Una vez que se vino por completo dentro de mis nalgas, extrajo su verga se dirigió al baño y se la lavó, y arreglándose la ropa, sin decirme nada, me dejó tirada en el sofá en el que sucedió todo, salió para la calle, sin llevar nada en las manos, lo que me tranquilizó bastante.
Yo después de un largo rato me incorporé, y a medida que me dirigía al baño para asearme, me decía a mí misma que no fuera hipócrita, y aceptase que la verga y manera tan abusadora que mi hijo me trató, eso me hizo sentir tremendamente excitada, tanto que disfruté de varios orgasmos, mientras que mi hijo supuestamente abusaba de mí.
Yo perdí la noción del tiempo, mientras estuve sentada en el bidet, lavando mi coño, y mi adolorido culo, expulsando hasta la última gota del semen que mi hijo me había dejado dentro de mi culo, de momento levanté la vista, y de pie frente a mí, con su herramienta entre sus dedos, no tuvo que decirme nada en lo absoluto, yo sabía de sobra lo que deseaba mi hijo.
Y sin demora alguna tomé su semirrecta verga la mantuve unos segundos entre mis dedos, y de inmediato la introduje en mi boca, para dedicarme a chupársela como si yo fuera en ese instante una salvaje.
No tan solo derramó su semen en mi boca, sino que, en casi toda mi cara, así como mis senos fueron completamente bañados por su leche, después de eso mi hijo volvió a salir, y yo agotada, sudada, pero bien satisfecha, terminé por darme un baño, y de meterme en la cama.
Al día siguiente, me moría de la vergüenza, además el temor de que mi hijo realmente quisiera irse, me tenía mal, yo pensé que lo mejor era actuar como si nada hubiera pasado, y él de seguro pensó lo mismo, se levantó muy contento, después de desayunar, tomó sus cosas para ir a un nuevo empleo que ya había conseguido, y despidiéndose amorosamente con un beso en el cachete, como de costumbre.
El resto de la semana no hicimos comentario alguno, pero algo me dice que en cualquier momento mi hijo me dirá que se marcha, y yo no sé qué podré hacer, para que se quedé, que no sea dejarlo abusar de mí las veces que se le antoje, y que tanto echo de menos en algunos momentos.
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