Mi historia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos.
Esta es parte de mi historia, de como sufrí muchas cosas y como la vida me hizo fuerte, gracias a mi madre y a su compañero.
Me llamo Adriana, tengo en la actualidad 25 años, pero todo empezó cuando tenía 10 años, que empecé a sufrir una enfermedad que me atacaba las piernas, no podía correr, no podía jugar como una niña normal.
A los 12 años estaba condenada a la silla de ruedas, no podía caminar, mis piernas estaban como muertas, no me podía parar, ni hacer nada con ellas.
Cuando cumplí los 13, mi padre falleció en un accidente de trafico, nos quedamos solas mi madre y yo, pero yo era una carga para ella.
Frente a casa, en el mismo piso, vive un señor, al que siempre le decía, Don Manuel.
Siempre que mamá tenía que salir, ese señor me cuidaba, un hombre muy bueno.
Una tarde llego del colegio y mamá no estaba, tocaron la bocina avisando de mi llegada, y yo rogaba que baje mi madre de una vez, ya que me orinaba, hasta que veo bajar a Don Manuel y me dejaron con él, ya que no era la primera vez que me recibía.
Pero como le decía que me orinaba, me daba mucha vergüenza, el baño de mi casa había sido adaptado para mi, pero el de su casa no, pero por el apuro se lo dije, me llevó al baño, tanto él como yo, teníamos mucha vergüenza, me levanta de la silla, yo me cuelgo de su cuello, ya que mis piernas no me sostienen, me levanta la falda y me baja la braga, ayudándome a sentar y pude hacer pis, no sin que se me hayan escapado unos chorritos, mojando un poco mi braga.
Don Manuel al ver que las había mojado, me las quito, "que hace Don Manuel?", le dije, extrañada por lo que hizo, "Adriana, esto te puede irritar la vagina, ahora cuando termines te la voy a lavar", me dijo, yo me moría de vergüenza.
Me vuelve a levantar del inodoro y con mucho trabajo me quitó la falda, yo estaba roja, no decía una palabra, me sentó en el bidé y sintiendo el chorro de agua en mi vagina, siento pasar su mano, como la estaba lavando, pasaba su mano mas atrás y me lavaba el ano, pero todo era echo con el mayor de los respetos, no me parecía que se estuviera comportando mal, era como si me lavara mi padre.
Me envuelve en una toalla y me lleva alzada en sus brazos a su cama, "que hermosa mujer vas a ser cuando seas grande", me dijo secando mi vagina, "que va, quien va a querer estar con una mujer que no se puede valer por si sola, quien me va a ver como una mujer, siempre me verán como una minusválida", le decía, viendo como me levantaba las piernas y me secaba el ano con la toalla, "no digas eso, eres una señorita muy hermosa", me dijo, abriendo mis piernas y siento como pasa su mano por los labios exteriores de mi vagina, eso ya fue una caricia, veo como baja su cabeza y siento su lengua pasar por entre mis piernas, me estaba lamiendo la vagina, haciendo que tenga una agradable sensación, "hay, hay Don Manuel, que me hace?", le dije, sintiendo una sensación tan agradable, que hacía que mueva mi cuerpo de placer, "te gusta, te gusta lo que te hago?, mira como estoy", me dijo, dejando de lamer mi vagina y veo que saca su polla, estaba dura.
Don Manuel hace con su mano que le coja la polla con la mía, mientras él me acariciaba la vagina con su mano, "se nota que te gusta lo que hacemos, tienes el coño muy mojado y no es de mi saliva", me decía pasando su dedo entre los labios de mi vagina.
Si me gustaba lo que Don Manuel me hacía, yo no dejaba de coger su polla con la mano, mientras Don Manuel me desabotonaba la camisa que llevaba puesta, siento su mano acariciar mi tripa, como subía, como me sacaba los pechos del sujetador y los acariciaba.
Mis pechos son pequeños, recién me están saliendo.
Mientras Don Manuel me acariciaba mis pequeñas tetas, hace que deje de coger su polla y con su mano, me la empezó a pasar por mi cara, por mis labios, me gustaba todo eso, me hacía sentir bien, "abre la boca cariño, y chupa mi polla", me dijo, metiendo lentamente su polla en mi boca, diciendo como debía chuparla, sus manos bajaban de mis tetas y llegaban a mi coño, mojado, temblando, sentía sus caricias mientras yo seguía chupando la polla de Don Manuel, "Espera Adriana, deja que me acueste y te acuesto sobre mi", me dijo, sacando su polla de mi boca, veo que se desnuda y se va acostando a mi lado, pasando uno de sus brazos por debajo mío, y acomodando mi cuerpo sobre el suyo, su polla volvía a quedar en mi boca y siento como abre mis piernas y empieza a lamer mi coño y mi ano, sus manos acariciando mis nalgas y las mías acariciando sus testículos, mientras chupaba su polla.
La sensación que sentía era indescriptible, jamás me imaginé que sentir una lengua en el coño o en el ano, dieran tanto placer, pero no podía dejar de chupar y lamer su polla, me sentía en la gloria, estaba feliz.
Pero no me imaginaba lo que me esperaba todavía.
Don Manuel abría su boca y sentía como se metía todo mi coño dentro, como me lamía un lugar que me hacía sacudir de placer, como sentía la punta de su lengua en mi ano, presionando, haciendo que tenga que sacarme la polla de la boca para gemir y no morderla y volviendo a meterla y seguir chupando.
Sentía una cosa en mi estomago, una sensación como de ganas de orinar, mis temblores eran mas fuertes, la lengua de Don Manuel me hacía volver loca, hasta que sentí como si estuviera volando de placer, como que de mi vagina salía mucho liquido, como si me estuviera orinando, y la boca de Don Manuel succionando fuerte mi vagina, haciendo que deje de chupar su polla y gima, gemía como si estuviera llorando, era algo que sentía que no sabía como describirlo.
Don Manuel me bajo de su cuerpo, tenía toda la cara mojada, me puso de costado y volvió a meter su polla en mi boca, él estaba de pie frente mío, mientras yo volvía a chupar la polla de Don Manuel, "ahora me voy a correr yo, Adriana, traga todo lo que salga de mi polla", me dijo, cogiendo mi cabeza y metiendo y sacando su polla de mi boca, mientras con la otra mano no dejaba de acariciar mis tetas, hasta que dio como un grito y siento como empieza a salir algo de su polla, yo me asusté, quise quitar su polla de mi boca, pero no me dejaba, sentía como salía un líquido de sabor indefinido a chorros dentro de mi boca, que iba tragando lentamente, sintiendo como los chorros se iban haciendo mas débiles y sus caricias en mis tetas mas suaves, se iba tranquilizando, ya no gritaba ni respiraba tan fuerte, hasta que se calmó.
Mientras me vestía de nuevo, me explicó que lo que me había echado en mi boca, era su leche, que no me iba a hacer ningún daño tragarla y que todo lo que yo sentí, cuando el me estaba chupando el coño, era que había tenido un orgasmo, que era la forma de correrse que tenemos las mujeres.
Así fue como Don Manuel me demostraba como siendo una inválida, podía dar y recibir placer.
El inicio de nuestra vida sexual juntos.
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