Mi historia (Tercera parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lilianababko.
Luego que mi hermano se muda al ganarse una beca para estudiar en el exterior, me encontré sola, por semanas estuve deprimida en silencio sin poder contarle a mi familia el por qué de mi estado, y justo cuando mi padre considera llevarme a un sicólogo, mi madre le explica que todo mi problema era que estaba a punto de desarrollarme, y así fue.
A los meses recibo mis 11 años junto a mi primera menstruación y comenzar bachillerato en otro colegio.
Los primeros meses de cambios hormonales y físicos fueron de horrible confusión, mi transición de niña a adolescente evolucionó mi ya experimentado pero aún inocente instinto sexual, comencé a comprender y entender muchas, cosas.
Desarrollé agudeza para detectar cuando un hombre me miraba con deseo, descubriendo las miradas de los papás de mis compañeras de natación, especialmente había uno que se atrevió a abordarme aprovechando mi amistad con Rebeca, su hija, me ofrecía llevarme a casa y en el trayecto siempre íbamos los tres a tomar helado o comer pizza.
Rebeca era gordita, nada atractiva; caprichosa y ñoña.
El resto del grupo de natación la aborrecían por sus constantes comentarios de niña mimada y adinerada; yo sentía cierta pena por ella y era la única de las niñas que la trataba y al conocerla supe que en realidad era una chica solitaria y pues terminó siendo mi amiga de los sábados.
Diego, su papá, no perdía oportunidad para mirarme discretamente; al principio me incomodaba un poco por temor a que Rebeca se molestara, pero al poco tiempo esa incomodidad fue desapareciendo al mismo ritmo que aquel hombre fue seduciéndome sutilmente (Al igual que con mi hermano, tuve participación al no mostrar rechazo) y en cada salida sus piropos y comentarios fueron siendo más explícitos.
Llegó la navidad y Rebeca se muda con la mamá, sus padres eran divorciados y ella vivía un año con uno el siguiente con el otro.
Allí me di cuenta que era tan solitaria como mi amiga, en el colegio sentía que no encajaba, veía a mis compañeras muy inmaduras y quise acercarme a las chicas del último año.
En el comedor buscaba sentarme cerca de un grupo que no eran las más populares pero sí las más divertidas; me reía de sus bromas o silente compartía el dolor de cuando alguna terminaba con el novio.
Comencé a sentirme muy sola, a diario recordaba a mi hermano y ahora no sólo usaba la almohada, mis dedos también me ayudaban en aquellos íntimos momentos en mi cuarto; pero no era suficiente.
Un sábado al llegar a natación sorpresivamente veo a Diego sentado en las gradas, me acerco a saludarlo y emocionada le pregunto si Rebeca vuelve a las clases, notablemente nervioso me responde que no, sólo andaba cerca y había pasado a saludarme; yo de pie frente a él me quedo inmóvil tratando de comprender noto su mirada clavada en mi cosita, ruborizada me volteo y antes de alejarme Diego ofrece llevarme a casa, acepté.
Durante toda la clase sólo pensaba en aquella inesperada visita, mi ya comentada agudeza instintiva me decía que aquel hombre iba a dar el paso a decirme algo directo, ya había preparado el terreno antes y tal vez empujada por la soledad me propuse aceptar lo que imaginaba me diría.
Al salir partimos en su auto, primera vez que me sentaba de copiloto y él no me dejaba de mirar de reojo; luego de unos minutos de tenso silencio comienza a hablarme.
-Cuéntame nena, cómo has estado? Veo que has cambiado en este tiempo sin verte.
-Bien gracias señor Diego, estudiando y practicando (Y tocándome a diario, pensé) Cambiado? No entiendo.
-Pues que ya eres toda una adolescente (Ahora volteaba fugazmente y sus ojos saboreaban mis piernas)
Suelto una ligera risa al ver su indecisión a atreverse decirme algo más directo.
-Pizza? Helado?
-Helado, pero…
-Pero qué? Dime, pide lo que quieras.
-Lo que yo quiera? Ummmm bueno, quiero ir al autocine.
Notablemente emocionado –Quieres ver una peli? Ok vamos.
Me compró todo lo que quise, helado, snacks, chocolate; fuimos al autocine, estaba casi vacío y se ubica en un puesto apartado.
Al menos comenzó la película yo monto los pies en sobre la guantera del auto abriendo un poco las piernas, lo suficiente como para que mi falda se corriera casi hasta dejar ver mis calzones y probando el helado comienzo a hablarle de cosas superficiales y Diego se voltea hacia mí.
-Pero Lili, no estás prestando atención a la película.
Dedicada al helado y él mirando cómo mi lengua jugaba con la cuchara, sin mirarlo:
-Es que ya la vi.
-Pero, entonces por qué venir?
Al igual que hice con mi hermano, decido tomar la iniciativa:
-Señor, sé que me está mirando.
Y termino de bajar mi falda dejando a la vista mis calzones –Esto es lo que quiere ver no?
De reojo noto su bulto.
-Lili! De verdad sabes que te miro?
Mirando hacia la pantalla abro más las piernas y en tono firme:
-Sí, y también sé se le puso duro.
-Duro? Qué?
Retadora, me volteo y lo miro fijamente.
-Pues su pene, se le nota.
Es ud un pervertido.
-Nena perdóname!
-Lo perdono con una condición, quiero verlo.
Aunque sorprendido no titubeó para echar atrás el asiento y sacar tu pene.
Sólo había visto uno, el de mi hermano, este era más grande y rosado, apuntaba hacia un lado y la punta era menos gruesa que el resto.
Diego me mira y al ver mi reacción balbucea: Creo que no es la primera vez que vez un pene, verdad? Me giro de frente a él cruzando las piernas y sin decir nada sólo lo observo.
Él comienza a masturbarse mirando directamente mis calzones, su mirada de deseo me recordó a mi hermano y lo mucho que me gustaba sentir que estaba así por mí, y en ese momento reviví esa sensación.
Inmutada, comienzo a excitarme, la respiración y velocidad de su mano me da a entender que estaba a punto de correrse, me acerco y detengo su mano, indecisa me quito el calzón y subo sobre él dejando posar mi ya húmeda cosita sobre su pene, mis brazos rodean su cuello y comienzo a frotarme tal cual lo había hecho tantas veces con mi hermano Hugo.
Luego de un par de minutos el papá de Rebeca reacciona y tomándome por las caderas intenta besarme pero lo rechazo, se dedica a mirar cómo mi vagina recorría su pene, dejo escapar un gemido y sube mi blusa para besar y mordisquear delicadamente mis pezones; mi excitación aumentó intensamente al darme cuenta que a diferencia de Hugo, él si estaba atento a mis sensaciones; con delicadeza acariciaba mi espalda y besaba todo lo que podía, su boca recorría mi cuello, hombros, pezones, acaricia mis nalgas para luego apretarlas (Nunca había sentido eso) y gimiendo ya con más intensidad me susurra: me avisas cuando venga.
Le asiento con la cabeza y frotándome con más intensidad apenas logro susurrarle: Ya viene y justo antes que mi cuerpo se estremezca como nunca antes, Diego me aprieta contra él y me besa intensamente ahogando mis gemidos al sentir un orgasmo tan intenso que creo haberme desmayado por un segundo.
Jadeando caigo sobre él agotada y me abraza, inmóviles por unos segundos Diego besando y mordiendo suavemente mi oreja, me susurra: que rico… Yo dentro de mí digo igual, ese hombre me había tratado como siempre quise que lo hiciera mi hermano.
Me incorporo y descubro que ambos estábamos cubiertos de su semen, Diego se había corrido pero prestó más atención a mis sensaciones.
Yo me visto de inmediato y él hace igual, nos fuimos a mitad de película y en el trayecto a mi casa Diego hizo varios intentos de hablar sobre lo ocurrido, yo apenas le respondía con monosílabos y al llegar a casa, me bajo y antes de cerrar la puerta me dice: nos vemos el próximo sábado, yo volteo y le digo que no.
Me encierro en mi cuarto y antes de ducharme, acostada y desnuda, mis pensamientos recrean lo que había sentido, lo intenso del orgasmo y lo dedicado que había sido el papá de Rebeca, a partir de ese instante comencé a olvidar a mi hermano.
El lunes me encuentro en el comedor con Gloria, ella era del último año y desde un par de meses atrás almorzábamos juntas.
Nos conocimos cuando al fin había logrado sentarme en la mesa con el grupo de chicas que siempre escuchaba; aunque podía formar parte de sus charlas y chismes, sabía que realmente no me veían como una de ellas, yo simplemente era una chica de octavo año que les simpatizaba, sólo Gloria me trataba más allá de simples intercambios de revistas o chismes.
Yo imaginé que si les contaba mi experiencia con mi hermano ellas me aceptarían, y hasta sentirme superior a las que aún eran vírgenes, desistí de esa idea y en cambio sólo le conté a Gloria luego que la sentí mi amiga; ella me había ofrecido su confianza y amistad aunque luego descubrí por qué.
Siempre que me contaba alguna de sus muchas travesuras, me trataba como niña explicándome cosas sobre sexo, eso me molestaba mucho por que usaba un tono de superioridad en un tema que yo ya conocía, así que decidí contarle todo, con detalles; desde ese momento me tomó como su igual, y hasta me llegué a sentir superior por haber comenzado a los 9 años y ella a los 13.
Ese lunes, se sienta junto a mí y tomando un poco de mi almuerzo, con la intención de contarme un chisme, se queda mirándome extrañada y soltando una carcajada me dice en tono confidente: Tu cara me lo dice todo amiga! Y lo sé porque nunca había visto esa mirada, sólo cuando me contaste lo de tu hermano, así que soy toda oídos.
Sin titubear le cuento de mi sábado en el autocine, ella emocionada me preguntó hasta el último detalle y le respondía sin recelo.
Me entendió cuando le expliqué que no hubo penetración porque me atemorizó aquel pene tan grueso, y celebramos lo dedicado que había sido Diego.
Gloria se queda en silencio como meditando y con su característico tono confidente me dice en voz baja:
-Realmente me has tomado de sorpresa, no te pensé capaz jajajaja.
Y creo justo decirte algo que no sabes; ve a mi casa luego de clases y te confesaré sobre mi amante secreto.
Desde varias semanas atrás comencé a ir a casa de Gloria, aunque desde la primera invitación sabía sus intenciones no me negué.
Encerradas en su cuarto escuchábamos música y leíamos revistas, ella me había confesado ser bisexual y tanto su insistencia como mi curiosidad por conocer el sexo oral (una de las cosas que mi hermano no tuvo interés de hacer) me llevó a mi primer encuentro lésbico.
Esa tarde fui a visitarla y luego de la rutina chismes-música-revistas-sexo, Gloria enciende un cigarrillo y parada desnuda en la ventana, suelta una bocanada mirándome con voz severa:
-Bueno, mi amante incógnito.
Disculpa que no te hable de él, eres mi amiga pero nuestra relación es delicada; recuerdas cuando te dije que con él conocí realmente el sexo?
-Sí, de las pocas veces que lo nombras, me contaste que él ha enseñado muchas cosas-
-totalmente cariño! Entre ellas, aprendí a hacer lo que tanto te gusta, aunque eso lo entenderás cuando otro chico o chica te haga oral-
-Es que no todos lo hacen así?-
-jajajajajaja no Lili-
-Bueno cuéntame! Quién es? Quisiera conocerlo.
-Lo conoces, y él a ti-
-No te creo! Dime ya! Ay no cuéntame!-
Con voz burlona –Sólo te diré que trabaja en el colegio, tú te la pasas diciendo que tienes un sexto sentido no? Bueno demuéstrame ese superpoder que presumes tener-
Se sienta a mi lado y con su mueca pícara me mira fijamente.
Yo de pronto caigo en cuenta y asombrada le digo:
-Noooo!-
-Pues sí, dime a ver si adivinaste-
-El profesor de Literatura!!!! Es él verdad? Gloria!!!!-
-Jajajajaja ahora si te creo lo del instinto! Sí, el profesor Víctor es mi amante secreto.
Hasta esa tarde conocía muy poco del profesor Víctor.
Era el más joven de los docentes en el colegio, también el más reciente, existía el rumor que en su trabajo anterior fue acusado de tener relaciones con una alumna que intentó suicidarse cuando él decidió terminarla.
Mientras escogía qué ponerse para ir a la plaza, Gloria me cuenta lo que no se sabe del profesor.
El año escolar pasadoGloria se inscribe en el club de poesía, luego supo por el mismo profesor que aquello no era más que una excusa para captar nenas, a quienes luego de estudiar y ubicar candidatas infalibles, las seducía recitándoles poemas y con paseos a eventos culturales las nenas voluntariamente terminaban desnudas en su cama; Gloria no fue la excepción.
Aunque estuvo locamente enamorada, ahora simplemente lo veía como su proveedor monetario y en cierta forma tenían una intima conexión.
-Lili, júrame que nunca hablarás con nadie de esto-
-Ay dios! Dudas de mí?-
-Bueno realmente no Lili, sabes? Me contó con cuantas del cole ha estado! Adivina! Dime con cuantas calculas!
-Ni idea, ay no sé, 6?-
-Pues ni cerca! Muérete amiga! con 20 en sólo 4 años!-
-Me muero! Tantas? Y de todos los años?-
-ummm no, casi todas del penúltimo y último año, creo que 2 de noveno pero repitientes.
Se acerca más a mí, pensé que iba a besarme pero me dice en voz baja:
-Ahora que ya sabes todo, falta algo, Víctor me pidió ayudarlo a conocerte jajajajaja-
-A mí? Conocerme o cojerme? Jajajajaja
-Bueno sí, te desea locamente! Me contó que nunca se ha atrevido con alguien de octavo, dice que a tu edad es riesgoso-
-Y entonces por qué conmigo sí?
-Bueno, no te molestes Lili, pero yo le conté lo de tu hermano y osea no eres como las demás de tu clase-
-Gloria! Cómo pudiste hacer eso!
-tranquila! Cálmate sí? Me gustaría que experimentaras todo lo que él hace, y además… le dije que te regalara aquellos pendientes que vimos en el centro comercial.
-En serio? Pero son costosísimos.
-dijo que sí, nunca ha estado con una de 11 años-
-yo tengo 12-
-Pero él no lo sabe jajajajaja-
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