Mi hotel particular.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como conté en la primera parte de mi relato pero en la categoría GAY, la vecina de enfrente de la casa de mi tía, tenía un cuerpo espectacular, yo siempre la veía llegar de clases con otro joven, que presumía era su novio.
Una tarde de esas la mamá de la chica me detiene a la entrada de la casa de mi tía y me pregunta que si podía darle a su hija unas clases de matemáticas ya que era su último año en el bachillerato y en su primer lapso no había salido bien en esa materia, sin ninguna mala intensión le dije que no había problema, que cuando quisiera y yo estuviera en la casa podía pasar por allá.
Entrando yo a la casa, de inmediato sonó el timbre, cual era mi sorpresa, la vecina de en frente estaba en la puerta, una chica de mi tamaño, color blanca de piel, ojos marrones claros, pelo largo castaño oscuro, unos senos y unas nalgas de buen tamaño, vestía una falda corta y una franela larga pero ligera, la invité a entrar y la conduje a la cocina, donde yo estudiaba y allí tenía mis libros regados por todas partes.
Hola, me llamo Rammary y mi mamá me dijo que tú me podías explicar matemáticas, aquella voz baja y sensual me tenía distraído. Luego la vi fijamente y le pregunté por donde estaban en la materia, estamos comenzando función y le dije perfecto esa es mi parte favorita de la materia. Nos sentamos uno al lado del otro, abrimos el cuaderno empecé a explicar lo que me mostraba, pasado el rato yo la sentía cada vez mas pegada a mí y no le daba mucha importancia, de repente se le cae el lápiz al piso y cae debajo de la mesa, cuando me bajo a agarrarlo sin querer mi vista se deslizó por debajo de su falda y la muy vicha no traía pantaletas además cuando yo me bajé a tomar del suelo el lápiz ella abrió sus piernas al propósito, para dejarme ver su cueva.
Al salir de debajo de la mesa ella se estaba riendo y yo colorado, que te pasó, me preguntó, viste un fantasma y de inmediato me dio un beso al que correspondí poniendo mi mano entre sus piernas y toqué aquella gruta que estaba demasiado húmeda, no me dejó meter el dedo mas allá y me comentó en voz baja que era señorita, mi pene estaba a reventar, le dije que si me acompañaba a mi cuarto no la desvirgaría pero que haría llegar exquisitamente
Ella no se negó, nos fuimos a mi cuarto y la acosté en la cama y me monté sobre ella, besé sus labios, metí mi lengua hasta su garganta y ella respondía a los besos y movía su cadera como queriendo meterse mi pene, me levanté y me quité la franela y le subí la de ella y comencé a lamer sus pezones, que tenían un sabor rico, comencé a bajar por su estómago y llegué a su ombligo, me detuve allí un rato, le pasé la lengua y bajé por la guía de pelos hacia su gruta, el olor de aquella concha era muy rico, agarré sus piernas y me las puse a cada lado de los hombros y me sumergí a comerme aquella ostra, lamía su clítoris y pasaba mi lengua por cada labio de aquella vulva, metía la punta de mi lengua en su gruta hasta donde llegaba, saboreaba sus líquidos y ella se retorcía de placer, después de lamer toda aquella exquisitez me dedique a su clítoris y la hice llegar en un mar de líquidos, mi virgen había llegado e inundado mi boca con sus primeros líquidos, yo me hice la paja mientras ella se recuperaba en la cama, la llevé al baño y le lavé su concha con mis manos sin meter los dedos en su pepita, le llegaba al himen y me detenía.
Ese día, me dijo que volvería nuevamente el próximo día y que quería saber lo que se sentía hacer sexo anal, te espero, le respondí, nos besamos en la cocina y la acompañé a la puerta. Que locura me dije después que ella se fue. Pasó ese día y al siguiente día yo no pude llegar temprano de clases y como era viernes ya no nos vimos hasta la semana siguiente, en el próximo relato les cuento como se dio aquel ritual.
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