Mi madrastra y yo, amantes
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tenía 10 años de edad cuando Julia con 31 años entró en mi vida como la nueva esposa de mi padre. Ella era una mujer ya madura muy hermosa, sin hijos. Ella es alta, no es delgada ni gorda, de tez muy blanca, uno de sus atractivos son sus senos, grandes y firmes, otro son sus hermosos ojos verdes, su cabello es castaño claro, y unas caderas grandes y un trasero grande en forma de corazón. Antes de seguir debo decir que ella es muy ardiente, pero nunca dejó de ser una dama.
Al principio como es común tuve repulsión por llenar el espacio de mi madre, pero eso fue cambiando, ella se portaba muy bien conmigo y siempre fue mi amiga antes que madrastra. Ella siempre cuidaba su apariencia, es decir, siempre andaba bien vestida, muy sexy casi siempre, le gustaba ropa que hiciera lucir sus preciosas tetas y sus bonitas y llenitas piernas. En ocasiones, ellos dos (mi padre y mi madrastra) me dejaban dormir con ellos, yo me despertaba al alba, solo para ver las lindas piernas de mi madrastra, algunas veces le miraba la tanga que usaba para dormir o darme el gusto de ver sus senos sin sostén, mis primeras paradas de verga me las dio mi madrastra.
Con once años, una vez le pedí, luego de pasarla divinamente en la piscina, pues papá tenía una casa con mucho lujo, que nos ducharamos juntos, ella no vio malicia en eso, y ella se quitó el traje de baño frente a mi, aún tengo esa imagen que me quedó grabada, era una mujer preciosa, sus tetas grandes desafiaban la gravedad, su parche de pelos no era tan denso y dejaba ver sus labios vaginales, yo me quedé paralizado y ella se ruborizó y me dijo que despertara, que no la siguiera viendo asi, nos bañamos juntos, no pude evitar que mi pene, que era diminuto, se pusiera erecto, vino ella y tomando el jabón, me lo acarició y luego se puso darme una chaqueta inolvidable, hasta que me hizo eyacular por primera vez, desde ese día mi madre se volvió mi amor platónico.
Cuando mi padre salía por la noche y me quedaba solo con ella, mirabamos algunos videos en su cama, le gustaba abrazarme a alguna de sus pantorrillas, luego comenzaba a besarles los pies, le decia que eran lindos y me chupaba sus pies, ella decía que le hacía cosquillas e intentaba quitarme de alli, pero yo la sujetaba y terminaba por lamerle los deditos de los pies, en varias ocasiones vi que ella se excitaba con eso, pues metía su mano dentro de su panty y se frotaba la rajita, ella creía que yo no la veía, pero podía ver sus gestos y como cerra los ojos mientras yo le comía sus pies y ella se tocaba la cuca. Luego a los doce y trece, yo buscaba sus bragas limpias y sus bragas sucias en la lavandería, espiaba para saber cuando ella tenía sexo con mi padre y al otro día buscaba sus bragas y me ponía a olerlas y luego me masturbaba con ellas. En la piscina, me bañaba con ella y me prendía atras de ella, lo que quería era poner mi verga contra su perfecto trasero, en ocasiones casi eyaculé en la piscina haciendo eso.
Dejamos de ducharnos juntos desde los doce, pero a los quince, estando yo con las hormonas alborotadisimas, calculé el momento en que ella estaba en su ducha y entre al baño, me quité la ropa, hice a un lado la cortina y me metí con ella, quien pegó un grito, mi padre no estaba en casa, asi que no había problema, -Quincho, que haces aqui, me dijo- tapándose su precioso sexo con las manos, ella ya no tenía el parche de hace años, estaba depiladita completamente, parecía el coñito de una jovencita. Le dije que antes me bañaba con ella y que ahora quería hacerlo de nuevo, que ella era mi mamá y que no debía haber problema, ella dijo que yo tenía razón asi, que se quitó las manos y pude ver esa rajita divina que tenía, sus senos que permanecía como yo los recordaba y sus dos nalgotas apetitosas. Nuevamente mi verga no se contuvo y tuve una erección mientras nos bañabamos, mi verga ya era más grande y peluda, se puso parada viendo al techo de la ducha.
Ella nuevamente lo tomó, me dio que se recordaba como me gustaba esto, y se puso a acariciarme la verga con sus delicadas manos, me masturbó y en pocos minutos tuvo una corrida brutal, solté mucho semen con fuerza, una parte cayó en sus senos y hasta en el cabello, los dos reímos. Luego me dijo que esto sería nuestro secreto, el bañarnos juntos, asi que en el tiempo de vacaciones escolares, casi todos los días me duché con Julia.
Yo tomaba el cepillo de baño y se lo pasaba por todos, lados, en ocasiones dejaba el cepillo, yo tomaba el jabón y se pasaba por la raja, yo tocaba sus labios vaginales y eso me excitaba mucho. Julia cerraba los ojos y en alguna ocasión me tomaba la mano con el jabón y ella misma se lo pasaba por la cuca. Luego me decía que era un chico terriblemente cachondo. Y cada vez que terminábamos decía ella que era la última vez que nos duchabamos juntos.
Cuando cumpli 16, mi padre decidió mandarme a un Establecimiento militar, pues a mi me gustaba eso, y me consiguió una beca, La última noche en casa, pues era un internado y quedaba en otro país, me quedé a dormir con ellos, yo estaba en medio de la cama, esperé que se durmieran y como lo hacía de infante, me deslicé y comencé a besar las pantorrillas y los pies a Julia, ella se despertó me vio, yo me comía sus pies, ponía mi lengua entre cada dedito de su pie y lo lamía, luego me metía cada dedo entre mis labios y lo chupaba como un dulce, entre la oscuridad pude ver que una de las manos de mi madrastra estaba dentro de su panty, ella se masturbaba mientras yo le chupaba los pies, como antes. Pero esta vez, yo subí entre sus piernas y le quité la mano de su cuca, ella se sorprendió, pero no dijo nada, pues papá dormía a escasos centimetros de alli, yo le hice aun lado su braga y comencé a acariciar con mis dedos sus labios vaginales, su vagina y su clitoris, para ese entonces yo ya sabía donde quedaba cada cosa y había leido como excitar a una mujer. Acaricié su raja y ella se tuvo que poner la mano en su boca para no gemir, mis dedos hurgaban su clitoris y yo ya super excitado, metí mi dedo en su cuca, estaba mojadisimo y caliente, ella quiso quitarme la mano de su sexo, pero yo insistí y le dejé ir otro dedo más, pues había espacio para eso, luego comencé a masturbarla y ella se tuvo que poner una almohada en su boca, estuve asi como cinco minutos y finalmente ella ya con más fuerza me retiró los dedos de su raja, tengo la seguridad que la hice correrse esa noche con mis dedos.
Me fui a la beca, pasaron cinco años, yo visitaba la casa, cada tres o seis meses, ya no fue lo mismo hasta que llegó la fiesta de graduación. Yo ya con 21 años, todo un hombre, ya había tenido dos o tres novias, con todas tuve sexo, creí que la fiebre por mi madrastra Julia había pasado, pero la noche de fiesta de graduación, alli estaba mi padre y Julia lucía radiante, muy hermosa y sexy, se había puesto un vestido que hacia resaltar su busto y sus lindas nalgas. Dejé a mi novia por un lado y saqué a mi madrastra, bailamos y nos apretamos juntos, luego la invité a caminar, yo tenía pensado mostrarle el auto que papá me había comprado y me había entregado dos días antes, la llevé la subí al asiento trasero y alli le externé mis sentimientos, le dije que seguia enamorado de ella y la besé, ella respondió y nuestro primer beso húmedo estaba en proceso, luego le bajé el vestido y el sostén y le mamé por primera vez sus dos hermosos senos, le chupé los pezones hasta que se pusieron duritos y mi mano tocaba su entrepierna, en eso estabamos, pero de repente ella se detuvo y me dijo -No!, detente Quincho, detente!, no puedo hacerle eso a tu papa, es mi esposo y le debo respeto, perdona pero no puedo serle infiel, no puedo!!- diciendo eso, se ajustó su vestido y salió del auto, dejándome con una terrible erección.
Al año, yo estaba casándome con la que ahora es mi esposa. Visitaba de vez en cuando a mi padre y a mi madrastra, nos saludabamos muy bien y nos seguimos llevando bien con Julia, pero ya no como antes. Llegó mi primogenito, yo estaba muy feliz y ya casi no pensaba en Julia. Yo ya con 27 años. En eso una noche, mi padre me llamó vía telefónica a la casa, ya era tarde en la noche, me comentó que dejaría a Julia, pues se había enamorado de otra mujer, y que ya estaba tomada la decisión, ya lo había hablado con mi madrastra. Al siguiente día, me fui directo a la casa, donde estaba Julia, ella tenía los ojos hinchados de llorar. Yo la consolé, charlamos como amigos. Le juré que no la dejaría sola, que la visitaría frecuentemente. Julia ya tenía 48 años, ya no era la mujer imponente que antes, pero no dejaba de ser hermosa.
Una noche en su casa, cenamos y yo debía partir, nos fuimos a la sala como era común desde que la visitaba, estaba lloviendo con tempestad, ella me dijo que me quedara esa noche en la casa. Llamé a mi esposa y me dijo que no había problema, que me quedara pues al parecer era el paso de una tormenta tropical. Julia destapó una botella de vino y empezamos a tomarla, a los pocos minutos se fue la electricidad, nos quedamos a oscuras, ella fue a traer unos candeleros o los puso en la mesa de la sala, no se como, ya con el vino en la sangre, empezamos a recordar nuestras cosas juntos, algo se despertó en mi pecho, nos tomamos de las manos y ella recostó su cabeza en mi regazo, cuando dijo -mejor te hubiera hecho caso aquella noche en tu graduación, ..me arrepiento de no haberte hecho mio esa noche!-, entonces le levanté el rostro, la ví a los ojos y la besé, nos prendimos en un beso muy húmedo, nuestras lenguas retorciendose entre ellas, no podíamos dejar de besarnos, solo tomabamos aire y volvíamos a otro regocijo entre nuestras bocas.
Ella se recostó en mi regazo, quedando casi horizontal con la cabeza en mi pecho, deslicé una mano entre su vestido y tomé uno de sus senos, bajé a mamarlo y ella gemía, me decía, -que rico Quincho, que rico lo haces..!- segui mamando su seno y su pezón hasta que se puso durisimo, luego fui al otro seno e hice lo mismo, lo mamé y lo chupé con todos los deseos guardados por muchos años, Julia gemía y besaba mi cuello.
-Quieres ir a la cama?- me preguntó Julia. Esperé muchos años para oir eso, pensé.
Nos fuimos de la mano,llevando un par de candeleros, que sería nuestra única luz esa noche. Caimos en la cama, volvios a besarnos, le quité el vestido, su sostén y ahora tenía sus dos enormes tetas a mi disposición, todavía estaban lozanas y casi firmes, las mamé como niño, chupé sus pezones, besé su vientre y retiré su panty, luego vi que sexo seguia depilado como hace muchos años, bajé a mamar su raja, mi lengua y labios chupaban y lamían todo a su paso, llegué a su clitoris y lo puse entre mis labios, Julia daba gritos de placer, solo decía -mi niño, mi niño!!-, yo le metí dos dedos en su raja y mientras le mamaba su cuca la masturbaba con ellos, Julia llegó a un enorme orgasmo, sentí como mis dos dedos se bañaban de su eyaculación, luego seguí bajando por sus muslos, me puse en medio, quería penetrarla ya, pero vi sus pies, me recordé cuantas veces los había chupado y lamido, pues era unos hermosos pies, los tomé y besé, aproveché para levantar sus piernas y poner mi verga en la entrada de su vagina, la penetré con sus pies en mi boca, se la dejé ir y ella gimió de gusto, luego me puse a cogerla con suaves bombeos pero profundos. cada vez que mi verga entraba toda ella gemía y pujaba de gusto.
Julia me abría las piernas al máximo y yo la ensartaba hasta que mis cojones rebotaban en sus nalgas, poco a poco entramos a un ritmo endiablado, los dos moviamos nuestras caderas y pelvis y el sonido de nuestra carnes nos volvían locos. Dejé sus pies solo para ponerme encima y besarnos apasionadamente, no pudimos evitar corrernos casi al mismo tiempo, primero ella, me abrazó y movió su pelvis aumentando la frotación con mi verga, yo no aguanté y emití un gemido enorme, a la vez que depositaba una gran cantidad de semen en su raja, yo estaba eyaculando en la vagina de mi madrastra, por fin.
Nos besamos mucho después de corrernos, luego ella me acostó y tomando mi verga se la metió a la boca, limpiando el semen que me había quedado impregnado, me la dejó limpia, luego tomando sus senos con ambas manos me hizo una cubana deliciosa, me masturbó con sus dos senos, el hecho de haberme corrido recientemente no impidió que mi verga se pusiera dura como la madera, Julia me hacía la cubana y a la vez mamaba mi glande, fue exquisita la sensación. Luego de eso, se fue trepando sobre mi verga, la tomó y la puso en su raja y se fue montando hasta que se la ensartó todita, entonces se puso a darme la mejor cabalgada de mi vida, primero se movia suave y nos besabamos o con sus manos me ofrecía sus tetas para mamarlas,luego se iba más salvaje dándose tremendos sentones y movimientos horizontales que hacían vibrar de excitación, Julia me cabalgó la verga hasta hacerme venir, bien me estuvo cabalgando como veinte minutos, ella dirigió esta deliciosa follada.
Descansamos un rato, pero aún asi nos pusimos a tocarnos y besarnos en la cama, jugando y charlando, en eso yo ya repuesto, la puse boca abajo y le besé sus nalgas, que ya tenían un poco de celulitis, pero igual eran de buena forma y duritas, las besé y las mordí todas, luego las abrí como si fueran montañas, divisé su agujero del culo y lo besé y lamí, ella se puso muy excitada rapidamente por la chupada de culo que le di, -Quincho mi vida, quieres probar por detras?-
no la hice esperar, la puse en cuatro, ella me ofreció su trasero, puse mi verga que estaba casi dura, y empujandola adentro de su culo, se fue metiendo en su interior ante los gemidos y quejidos de Julia, luego esos mismos quejidos se volvieron gritos de placer, ella me pedía que se metiera toda y se la hundiera bien profundo, sus quejidos y lo que me decía me pusieron muy cachondo, asi que le martillé mi verga en su culo, por un buen rato, los dos gritabamos y emitíamos gemidos. Luego ella al ver que estaba por correrme, me dijo que nos detuvieramos que aún no quería que eyaculara, cambiamos de posición, nuevamente ella me puso abajo y ella arriba, solo que dándome la espalda, me iba a cabalgar la verga ahora con su culo en posición invertida, asi que tomó mi verga y se puso en su esfinter, se fue sentando y mi verga desapareció dentro de su culo, luego empezó a cabalgarme la verga con su ano, yo podía ver muy bien como mi verga entraba y salia de su recto, ella movia sus caderas y se ensartaba mi verga. No pude aguantar más y eyaculé adentro de su ano, ella seguía y seguía cabalgando hasta que se provocó un orgasmo ensartada por el culo. Fue increiblemente rico.
El relato sería largo, si contara todo lo que aconteció toda esa noche, casi no dormimos por follar. Me dejó tan seco que al otro día mi esposa quiso tener relaciones sexuales conmigo y ni se me paró, pues me había dejado seco y con un dolor de huevos por tanto eyacular y erectarse.
Mi vida cambió, mi madrastra se volvió mi amante, yo la visitaba frecuentemente, mi esposa no sospechaba, pues al final era a visitar a mi madre. He cogido con Julia en todos lados, una vez nos subimos a la terraza, hechamos un colchon y varias sabanas, de noche, hicimos el amor debajo de la luna, era una de las fantasías de Julia. También me la cogí en mi oficina, en la piscina, el sexo con ella es maravilloso. MI esposa no tiene por que temer, es una relación diferente, de madrastra a hijo.
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