Mi mujer me hace cornudo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por vicente1969.
Tenemos alrededor de 40 años y ambos venimos de matrimonios que no nos satisfacían. Desde el principio congeniamos y en el sexo también. Lo que a ella le gustaba a mi me apasionaba y viceversa. Comenzamos siendo clásicos pero poco a poco el erotismo nos envolvía.
Ella es una mujer de grandes pechos y culo delicioso que la hace deseable. Es caliente y le gusta correrse. Siempre tiene varios orgasmos y a mi me encanta. Comenzamos a fantasear con que ella necesitaría otra polla en su coñito y en su culo y ella se corría suspirando con los juegos.
Una tarde en casa nos pusimos calientes y empezamos a tocarnos por encima de la ropa. Sonó el teléfono y era la típica llamada comercial. Ella respondió y yo seguí acariciando sus pechos y besándola en el cuello. Metí la mano dentro de su pantalón y noté su sexo mojado y ardiendo. Se lo quité y ella levantó las piernas dejándome la raja abierta para mi mientras atendía al chico que le ofrecía servicios importantes para el hogar.
Metí mi cabeza entre sus muslos y le lamí el coño. Le metía la lengua y me la follaba con ella, relamía los labios, atrapaba su clítoris con los labios y chupaba. Su coño chorreaba en mi cara. Seguí lamiendo mientras me quitaba la ropa y comencé a pajearme. Mi polla estaba dura y con ganas de soltar toda la leche.
Ella seguía hablando y finalmente cambió el tono de su voz.
– Perdóname, pero no te estoy haciendo mucho caso… mi marido me está comiendo el coño y me tiene como una perra. -dijo al teléfono.
Al otro lado una voz carraspeaba.
– Tengo unas ganas tremendas de tener dos pollas, una en la boca y otra en el coño. Me pone cachonda y me hace correr como nunca.
Yo seguía lamiendo su coño que cada vez se mojaba más. En ese momento deseaba que se meara en mi boca y luego seguir hasta que se corriese. Ella me agarró la cabeza y apretándola contra su sexo se corrió en mi cara. El teléfono cayó al suelo y yo me corrí en mi mano.
Me miró con cara de niña buena y me dijo – quiero que me folle un tío y tu me mires.
– Te quiero, dije.
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