Mi niñera
Si hago mis tareas, mi niñera me da un premio .
Mi niñera (si hago bien mis tareas, mi niñera me recompensa)
Me llamo Enzo y tengo 12 años. El día que me enteré que iba a tener una niñera me quise morir. Solo pensaba en las burlas que mis amigos me harían, y les rogué a mis viejos que no contrataran a ninguna niñera. No la necesitaba, pero ellos no opinaban lo mismo. Viajaban mucho por trabajo fuera del país, y esas veces me dejaban con mi abuela, pero ella ya está muy vieja como para cuidarme y yo tampoco tenía muchas ganas de quedarme en su casa. Me aburría mucho.
En mi casa soy feliz. Estoy todo el día con la compu jugando, viendo streams o… porno.
Por eso el pensar en una vieja de mierda cuidándome me molestaba mucho.
Hasta que llegó Oriana u Ori, como le gustan que le digan.
Nunca en mi vida se me había puesto tan dura la pija. Soy adolescente, siempre tengo la pija dura, pero la primera vez que la vi a ella, hasta me maree por la fuerza en la que se me fue toda la sangre de la cabeza de arriba hacia abajo.
Oriana era petisita, con muchas tetas, un culo gordo y una boca de petera. Tenía el pelo largo hasta el culo y flequillo. Cuando llego a casa vino vestida con un jean súper ajustado que dejaba ver lo gordo de su culo y una remerita escotada que un par de veces casi dejo ver sus areolas.
Mi papá estaba embobado viéndola y yo también. Mi mamá fue la que le hizo las preguntas y por la forma en la que ella se expresaba, era obvio que venía de una villa.
Y por alguna razón eso me calentaba más.
Pasaron varios días hasta que mi mamá decidiera contratarla y creo que fue todo porque mi papá la convenció.
Ori empezó a trabajar un lunes así que cuando volví del colegio me sorprendió verla en mi casa.
-¿Qué onda pibe?
-Ho- hola.
-¿Sos tartamudo? -niego. Ella me impone y no puedo hablar. Dios soy un pelotudo.
-Ah bueno… ¿Enzo te llamas no? -asiento. -Bueno… ¿cuántos años tenés?
-12.
-Mira, pensé que eras más chico.
-Si, me lo suelen decir. ¿Vos cuanto tenés?
-¿Cuantos me das? -no sé porque la sonrisa que me da hace que se me pare más la verga.
-Um no sé… ¿30?
-Fuaa, me re mataste wacho. Tengo 20.
8 años más que yo, que mal.
-No, pero no te ves vieja. Sos linda. -!¿que mierda digo?!
Ella se ríe. -¿Ah te parezco linda? -asiento. -Bueno, vos también sos lindo. Tenés re lindos ojos. ¿Y qué onda, que vas a hacer ahora?
-Eh… a comer. Después tengo que hacer un trabajo de química para mañana.
-Ah dale, piola. Yo me quedo acá. -sin ningún pudor se sienta en el sillón con las piernas abiertas dejando ver como el jean ajustado que trajo hoy le marca la concha.
Desde ese día que todas las noches me hago una paja pensando en mi niñera.
Pero todo cambió entre nosotros tres meses después de que ella haya empezado a trabajar en casa. Ya teníamos confianza y nos llevábamos muy bien.
Ese día yo no tenía muchas ganas de hacer un análisis de historia para entregar mañana, así que me quedé viciando en la compu por lo menos dos horas seguidas.
En un momento, sin darme cuenta, Ori entra a mi habitación.
-¿Qué haces, pendejo? ¿Terminaste tu tarea?
-Si, ya.
-Mostrame. Tu vieja me dijo que hasta que no hagas la tarea no podés jugar a los jueguitos.
No podía mostrarle lo que no había hecho así que con enojo, la mire.
-No tengo ganas de hacerla.
-Dale wacho hace la tarea o le digo a tus viejos.
-No me importa, salí de mi habitación.
Ella y yo nos quedamos mirándonos por unos minutos. No sé que pensaba, pero cuando las siguientes palabras salieron de su boca quede en shock.
-Si haces la tarea, dejo que me toques las tetas.
Mis ojos bajan hasta sus tetas. Le encanta usar remeras escotadas y que se le note, y yo siempre se las miro. Hoy no parecía tener corpiño, se le notaban los pezones. Mi pija de adolescente estaba poniéndose dura.
-¿Y te las puedo tocar?
-Epa wachin, contrólate.
-Entonces no hago la tarea y mis viejos te van a retar a vos no a mí.
-Que hijo de puta que sos pendejo pelotudo. -yo me rio, pero ahora ella está seria. -Si haces la tarea te chupo la pija.
Me ahogo con mi propia saliva y empiezo a toser con fuerza. Ni en mis mejores sueños esperaba que ella me dijera algo así.
-¿Qué?
-¿Quéres o no?
-¡Si! -grite, todavía confuso, shockeado y emocionado. Nadie nunca me había dicho algo así, menos mis compañeras del colegio.
Nadie nunca me tocó la pija.
-Joya. Te voy a dar motivación, mira. -ella se levanta la remera y me deja ver su panza media gordita con su ombligo adornado por un arito, sus tetas grandes, gordas y un poco caídas. Sus pezones eran oscuros y gordos. La pija se me termino de poner dura y se me marcaba en el jogging. Ella se dio cuenta y se rio, acercándose y tocándomela por encima.
Me iba a morir hoy.
-¿Alguna vez te tocaron la pija, nene? -negué. -¿Y la tenés grande? -no sabía que contestar a eso porque se supone que tengo una pija de adolescente… y para mí es grande… o tal vez no. -No importa, tocame las tetas y ponete hacer la tarea así te doy tu premio.
Eran las primeras tetas de verdad veía (sacando las de mi mamá) y obviamente las primeras que tocaba. Se sentían pesadas y calientes en mi mano. Las manoseo como si fueran pelotas antiestrés. Jugué con sus pezones y sin preguntarle se los chupé como un nene chupa las tetas de su mamá. Ella era mucho más alta que yo así que no tenía ni que agacharme.
Sus tetas eran lo mejor que había probado, me quería morir chupándoselas. Ella gemía y me agarraba del pelo acercándome más, aproveche y baje una de mis manos a su culo gordo marcado por el jean. Me moría por vérselo y su concha también.
La puta madre, iba a acabar en los pantalones.
-Bueno, bueno. Ya está wacho, cortala. Anda hacer la tarea y vas a tener regalito.
Me empujo y se fue de mi habitación dejándome con la mente nublada y para sorpresa de nadie si acabe en los pantalones. La mancha grande adelante lo demostraba.
Como se imaginaran, hice la tarea en menos de una hora. El mejor análisis de la historia era este y en mi cabeza lo único que pensaba era en mi niñera chupándome la pija.
-¡Ori, termine!
Ella entró luego de unos minutos con una sonrisa en el rostro. Miro las hojas impresas como si entenderá o estuviera leyendo lo que hice y asintió.
-Muy bien, me imagino que ahora querés tu regalo ¿no? -asentí con fuerza. -Pedímelo entonces. Pedile a tu niñera que te chupe la pija.
-Chupame la pija, Ori.
-Pedímelo como el nene tierno que sos.
-Chupame la pija por favor, Ori. Es la primera vez que me van a hacer eso y quiero que lo hagas vos. Por favor
A ella le gustó eso, porque se sacó la remera dejando sus tetas libres y sé bajo el jean dejándome ver su culo con una tanga roja que se perdía en lo gordo que era. Su concha tenía pelos y se notaban por los costados de la tanga. Me iba a venir otra vez.
-¿Te gusta verme? -asentí. Se me caía la baba por mi niñera. -Que pendejo atrevido que sos. ¿Me querés tocar la conchita?
-Si, por favor.
-Si me das toda la lechita en la boca, puede ser que te deje tocarme la concha.
Se dio vuelta y se agachó poniéndome todo el culo abierto en la cara. Se abrió los cachetes del orto dejándome ver el hilo de la tanga y los pelitos que le cubrían la raya. Cuando se corrió la tanga, pude ver su ano oscuro y el agujero de su concha todo abierto.
No pude evitar explotar en un orgasmo furioso. Y ella ni siquiera me había tocado.
Oriana se cagó de risa cuando se incorporó y se dio cuenta lo que había pasado.
-Como se nota que sos un nenito, eh. Vení para acá que te voy a limpiar esa lechita. Sacate la ropa.
Me saqué la remera, y el jogging quedando completamente desnudo sentado en mi silla gamer. Me sentía un poco avergonzado porque me había dicho nenito y porque ahora mi pija estaba semi dura y se veía más chiquita de lo que era.
Yo quería verme como un hombre para ella.
-Uh nene, que hermosa pija tenés. Blanquita y limpita, te la voy a comer toda.
Sus palabras y el tono de su voz como una buena trola fueron suficientes para que se me vuelva a poner dura la pija.
Se arrodilló entre medio de mis piernas y con una de sus manos comenzó a jugar con mi pija, pasando su dedo por mi agujerito. No me la chupo primero, lo primero que se llevó a la boca fueron mis huevos de niño. Lampiños y pequeños. Me los chupo con fuerza, haciendo ruidos como una sopapa. Los babeo y mordisqueo poniéndome la piel de gallina. Cuando subió a mi pija, se la mando de una hasta la garganta sin ni siquiera una arcada. Le entraba perfecto hasta el fondo y yo no daba más.
Intente alejarla para no acabar en su boca, pero en realidad eso era lo que ella quería.
-Dale pendejo de mierda, mostrame que no sos solo un niño. Acabame en la boquita y llename la garganta de leche. Me la voy a tomar toda, voy a ser tu puta.
El primer chorro fue directo a su garganta, y los siguientes se quedaron en su boca, donde ella me mostró como jugaba con mi leche y su lengua para luego tragársela.
Me temblaba todo el cuerpo. Mis amigos no iban a creer esto.
-Parate y anda a la cama, wacho.
Ni siquiera sé cómo llegué a la cama con mis piernas temblorosas, pero ella me hizo acostar y se me subió arriba… arriba de mi cara.
Su culo gordo aplastó mi cabeza contra la almohada y empezó a restregarme la concha en mi boca y mi nariz. Me iba a morir ahogado de la mejor manera.
Nunca había hecho esto y no sabía que estaba haciendo, pero solo saque mi lengua y le di lamidas a todo lo que encontraba. Ella se movía sin importarle nada sobre mí y también sentía como se tocaba.
-Uh mi amor, mira cómo se te para la pija. ¿Te gusta que me siente en tu cara? ¿Te gusta el olor de mi culito? Hoy ni me bañé, pero me gusta saber que me estás comiendo el orto todo sucio. Ahh te voy a acabar en el pechito de nene que tenés pendejo, te voy a llenar de chorros.
Los chorros calientes de su corrida me inundan pera, pecho y panza. No podía más, era todo surreal para mí.
Ella se bajó de mí, me agarró como si fuera un muñeco y me dio vuelta, poniéndome en cuatro. Me abrió el culo y empezó a lamer mi ano, mientras me pajeaba la pija y me tocaba los huevos.
Me iba a morir, ahora sí.
-Que… -quería preguntarle que carajos estaba haciendo, que yo no era gay para que me haga eso, pero cuando sentí su lengua entrando en mi culito, enloquecí.
Grite con fuerza y me vine de la misma forma. La segunda vez en menos de una hora. Ella siguió lamiendo mi culo y también mis huevos mientras mi leche manchaba su mano y mi cama.
-La próxima vez, voy a traer a un amigo para que te haga el orto. Tenés un culito hermoso, wacho.
No le dije nada porque estaba desmayado y tampoco supe nada más, solo sentí como acaricio mi ano por un momento más, me mordisqueo un cachete del culo y como se iba de mi habitación, dejándome en bolas tembloroso y sin creer lo que había pasado.
Al otro día me pusieron un 10 en mi tarea de historia.
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