Mi novia y yo
Mi primera vez con una chica fue increíble.
Hola a todos, soy José y este es ya mi quinto relato 100% real. Primero quiero agradecer a todos los que leyeron el relato anterior hasta el final y empezaron a seguirme en Twitter, y para los que aún no me siguen les dejaré mi usuario de Twitter al final de este relato.
En la anterior historia les hablé de Stephany, una chica de 12 años muy hermosa con la que tuve una relación cuando yo tenía 13 años. Fue una relación linda dentro de lo que cabe, y al ser dos adolescentes con las hormonas desatadas pues nos la pasabamos besándonos intensamente siempre que podíamos. Duramos 11 meses de relación y tuvimos varias experiencias. La primera de ellas ocurrió un día que fui a visitarla a su casa con el pretexto de que iríamos al cine junto con su hermano, Alejandro, que en ese entonces tenía 14 años.
La verdad era que no íbamos al cine, sino que Alejandro había conocido a una chica por internet, y quería que lo acompañaramos a casa de la chica a conocerla, así que fuimos. La chica vivía en una residencia que quedaba un poco lejos, teníamos que tomar un bus y el trayecto duraba aproximadamente 20 minutos, tal vez un poco más.
Al llegar a casa de la chica nos dimos cuenta que estaba sola, ya que vivía únicamente con su mamá y ese día ella estaba trabajando. Entramos, nos pusimos cómodos y empezamos a hablar y a conocer a la chica. Se notaba que le traía ganas a Alejandro, no dejaba de verlo y de reírse con cada frase que él decía. Ella se llamaba Gabriela, tenía mi edad, y era una chica de piel blanca aunque no tan blanca como Stephany, era delgada y de buena estatura para su edad, tenía unas buenas tetas y un buen culo, y estaba vestida con un mono deportivo y un top, dejando su abdomen descubierto al igual que sus hombros. Luego de un rato hablando Gabriela sugirió ver una película en su cuarto, yo quería aprovechar para intentar algo con Stephany así que acepté y nos dispusimos a elegir la película entre todos. Gabriela y Alejandro se decidieron por una pero creo que Stephany sabía lo que podía pasar, asi que dijo que ella no quería ver esa película.
– Bueno, ¿se quieren quedar aquí en la sala mientras nosotros dos vamos a ver la película? – dijo Alejandro.
– Sí, me parece bien – dije yo.
Gabriela nos indicó dónde estaba la cocina y dónde estaban guardados los vasos por si queríamos tomar agua, para luego ir con Alejandro al cuarto a ver la película. En seguida que ellos entraron al cuarto Stephany y yo nos vimos con una mirada cómplice y nos empezamos a besar muy intensamente, nuestras lenguas jugaban entre sí, a veces ella mordía mi labio y otras veces yo la mordía a ella, y ahí en el mueble de la sala decidí sentarla en mis piernas, quedando ambos frente a frente, para luego seguir besándonos con la misma intensidad. Ella rodeaba mi cuello con sus brazos, a veces sobaba mi cabello con sus manos, y yo con mis manos recorría su espalda, hasta que decidí que era momento de quitar su camisa. Ella no puso resistencia, alzó los brazos y pude despojarla de su prenda. Ella empezó a hacer lo mismo con mi franela y de igual manera alcé mis brazos para que pudiera quitarmela fácilmente. Seguíamos besándonos apasionadamente, sus manos ahora acariciaban mi espalda mientras yo buscaba quitar su brasier, aunque se me complicaba un poco por inexperiencia, hasta que lo conseguí. Le quité su sostén y lo tiré al piso, mi pecho rozaba con sus lindas tetas, sus pezones eran rosados con areolas no muy grandes a su alrededor, no me resistí y empecé a manosearlos, y de vez en cuando pelliscaba sus pezones mientras la seguía besando, ella de vez en cuando soltaba pequeños gemidos. Empecé a besar su cuello y a bajar lentamente hasta que llegué a sus tetas y empecé a lamerlas, las apretaba y chupaba sus pezones, mi lengua jugaba con ellos y su respiración era cada vez más acelerada.
Gabriela salió del cuarto y nos sorprendió en la sala comiéndonos, se rió pícaramente y dijo que la ignoraramos, que sólo iba a buscar agua. Stephany y yo nos detuvimos, y ella se pegó a mí para que Gabriela no pudiera ver sus tetas, y sinceramente ninguno de los dos podíamos contener la risa.
Gabriela volvió a su cuarto con un vaso de agua en la mano y Stephany y yo seguimos en lo nuestro. Extrañamente el hecho de que Gabriela nos hubiera visto hizo que mi excitación aumentara, y al parecer la de Stephany también. Ella se bajó de encima de mí y se sentó a mi lado derecho, me siguió besando y con su mano derecha buscó mi verga que ya estaba más que dura. Empezó a sobarla por encima de mi pantalón, y para ayudarla empecé a soltar mi correa. Cuando ya mi correa estaba suelta ella dejó de besarme, se concentró en desabotonar mi pantalón jean y en cuanto lo consiguió, yo levanté un poco mi cuerpo para poder bajarlo y que este llegara a mis tobillos junto con mi boxer.
Mi verga ya estaba húmeda de tanto líquido preseminal que había generado. Stephany al verla abrió sus ojos en señal de asombro. Mi verga siempre ha sido de tamaño promedio, a esa edad tal vez medía unos 14cm, pero siempre fue gruesa y procuraba mantenerla afeitada. Ella se inclinó y empezó a mamar mi pene. Era un poco inexperta y no le entraba completo en su boca, pero hacía su mejor esfuerzo y se notaba por los sonidos que hacía y por su respiración acelerada y entrecortada. Yo me sentía en las nubes, agarraba su cabello con mis manos para que no entorpecieran su felación y a la vez aprovechaba para marcar el ritmo que me gustaba que llevara. Así fueron varios minutos hasta que no aguanté más y sin avisarle empecé a vaciar mi semen en su boca. Ella no se quitó y recibió todo mi semen sin dejar salir ni una gota, y cuando ya terminé de eyacular se levantó y me dió un beso apasionado aún con mi semen en su boca. Fue inesperado pero muy delicioso, nuestras lenguas jugaban juntas con mi semen, yo disfrutaba cada segundo de ese beso, y lógicamente al terminar el beso quedó un poco de semen en mi boca que procedí a tragar, al igual que ella. Me volví a colocar mis pantalones y nos quedamos ambos desnudos de la cintura para arriba, hablando y besándonos de vez en cuando, hasta que Gabriela y Alejandro salieron del cuarto, ella estaba totalmente despeinada y tenía puesta la camisa de Alejandro y un mono deportivo, y él estaba sólo con su pantalón puesto y sin camisa. Nuevamente Stephany se tapó sus senos y los cuatro mpezamos a bromear sobre lo que habíamos hecho mientras nos terminamos de vestir. Luego de una hora aproximadamente pedimos un taxi y Alejandro, Stephany y yo nos fuimos de ahí.
Segui visitando a Stephany como de costumbre una vez por semana, hasta que un día que fui a su casa su mamá tuvo que salir junto con su hija mayor, dejándonos a Alejandro, a Stephany y a mí solos en casa. Enseguida sabíamos que ese sería el día y yo estaba preparado con dos condones en mi billetera. Apenas ellas se fueron Stephany y yo empezamos a besarnos apasionadamente en el sofá de la sala mientras Alejandro estaba en su cuarto. La situación se fue calentando poco a poco pero en ese momento Stephany y Alejandro compartían habitación, y él estaba ahí, así que tuvimos que irnos a la habitación de su madre, lo que me aumentó el morbo y la excitación ya que recordemos que nunca fui de su total agrado. Entramos a su cuarto y cerramos la puerta, pero la manilla estaba dañada así que no pudimos poner el seguro, por lo que cualquiera podía entrar en cualquier momento y vernos.
Me acosté en la cama y ella se colocó encima de mí mientras nos seguíamos besando, mis manos apretaban su enorme culo, la nalgueaba y manoseaba a placer por encima del pantalón. Luego fui subiendo mis manos por su espalda y empecé a quitarle su camisa, a lo que ella me ayudó para que saliera más rápido. Luego ella misma se quitó su sostén y yo empecé a sobar una de sus tetas con mi mano derecha mientras con la otra mano acariciaba su espalda. Luego de algunos segundos me levanté, me coloqué de pie frente a la cama y me quité mis pantalones junto con mi boxer, quedando mi verga totalmente libre. Stephany se sentó al borde de la cama y sin dudarlo ni un segundo introdujo mi verga en su boca hasta la mitad, era lo que le cabía. Empezó el movimiento de sacar y meter, yo agarraba su cabeza y marcaba el ritmo, de verdad me sentía en el cielo. Se sacó mi verga de su boca y empezó a lamerla desde la base hasta la punta repetidas veces, para luego volver a meterla en su boca. Algunos minutos después empecé a eyacular en su boca, sin avisarle nada, y ella siempre preparada y sin quejarse empezó a tragarse todo mi semen. Eso era algo que amaba de ella, siempre se tragaba toda mi esperma sin dejar ni una gota, y nunca se quejó de eso. Cuando terminé mi eyaculación ella sacó mi verga de su boca, alzó su mirada hacia mí y sonrió, a lo cual yo también sonreí y empecé a besarla. La empujé un poco más arriba en la cama para que no estuviera en el borde, empecé a chupar sus tetas con desespero para luego empezar a desabotonar su pantalón. A pesar de que había eyaculado yo quería coger ese día y lo iba a hacer.
Bajé su pantalón junto con su panty que ya estaba empapado por lo mojada que estaba Stephany, y por primera vez empecé a lamer su vagina. Lamía absolutamente todo, pasaba mi lengua por sus labios superiores, luego lamía de arriba hacia abajo, y en un momento Stephany bajó su mano y abrió sus labios vaginales para facilitar el trabajo. Ella gemía y me agarraba del cabello, yo estaba saboreando la gloria, sus fluidos me sabían deliciosos y yo quería más, así que estuve lamiendo durante varios minutos hasta que ella se tapó la boca con una mano mientras con la otra apretaba mi cabeza con su vagina, su cuerpo se contrajo y luego su espalda empezó a arquearse, señal de un potente orgasmo. Luego que se relajó y me soltó, yo subí para besarla intensamente, y le dije: «Vamos a coger», a lo que ella sonrió y asintió con la cabeza.
Busqué mi pantalón y saqué la billetera, la abrí y saqué un condón. Mi verga estaba erecta en su totalidad a pesar de haber eyaculado hace pocos minutos. Mientras me colocaba el condón, Stephany se acomodaba en el borde de cama, y cuando ya yo estaba listo ella abrió las piernas, regalandome una vista hermosa.
Me puse entre sus piernas y apunté mi verga en la entrada de su vagina, y poco a poco empecé a empujar y a penetrarla. Estaba tan mojada que entraba con facilidad, y aunque ella se quejaba sólo un poco en ningún momento me pidió que me detuviera. Metí mi verga en su totalidad, por fin estaba dentro de ella, me incliné a besarla y empecé a moverme. Empecé con ritmo normal pero poco a poco fui dándole más rápido. Ella gemía y me abrazaba, yo le seguía dando con fuerza, la habitación empezó a sentirse caliente así que me quité la camisa, quedando por fin totalmente desnudo. Ambos sudabamos pero no parabamos, la seguí bombeando varios minutos, a veces jugaba con sus tetas y apretaba sus pezones, para luego lamerlas y chuparlas unos segundos, luego la besaba a ella, ella sacaba su lengua y yo sacaba la mía y jugábamos con ellas mientras se lo seguía metiendo. Sus piernas me abrazaban y yo empecé a sentir otra vez que estaba a punto de acabar. Aumenté aún más la velocidad y por fin acabé sin salirme de su vagina. Gemí fuerte, cosa que a ella le excitó y combinado con mi verga rozando sus paredes vaginales la empujó a su último orgasmo del día. Cuando ya terminé de eyacular la besé nuevamente y saqué mi verga de su vagina. Le dije que la amaba. Me levanté y me retiré el condón, le hice un nudo y cuando lo iba a botar en la papelera Stephany dijo: «No lo botes ahí, mi mamá lo verá».
– ¿Entonces dónde lo boto? – le pregunté.
– Dámelo – dijo ella, así que se lo dí. Se levantó de la cama y totalmente desnuda como estaba abrió la ventana y lo arrojó a la calle, cosa que me causó mucha risa.
Nos acostamos ambos desnudos en la cama y casi nos quedamos dormidos conversando, hasta que Alejandro entró de golpe en la habitación y nos sorprendió allí. Stephany y yo nos asustamos pero al ver que era él nos relajamos, yo tapé mi verga con mi mano pero a Stephany no le importó que su hermano la viera desnuda. Alejando ignoró el hecho de que estábamos desnudos, supongo que ya suponía que estábamos cogiendo, así que solamente nos dijo que su mamá lo había llamado y había dicho que ya iba en camino. Él salió del cuarto y nosotros empezamos a vestirnos y a ordenar la habitación, y cuando terminamos salimos a la sala, y 10 minutos después llegaron su mamá y su hermana. Supongo que algunos días después se enteraron pero ya no había nada que hacer.
Un par de meses después Stephany y yo tuvimos que terminar por presión de su madre, la verdad nos estaba haciendo la vida imposible y preferimos terminar para no seguir teniendo problemas. Varias veces nos vimos después de eso, seguíamos estando en contacto y hasta el sol de hoy seguimos en contacto aunque ya no nos vemos ya que cada quien hizo su vida.
Síganme en Twitter: @_handr
Que buen relato, no te encuentro en twitter 🙁