Mi obsesión por carolina
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Logaris.
Hola, mi nombre es Pedro, tengo 51 años y esto paso hace algún tiempo.
Es la primera vez que relato esta historia pero cuando pienso en ella se me pone muy dura y pienso que debo compartirla con vosotros.
Corría el 2008 más o menos, ese año yo era pareja de una mujer llamada Rosa.
Era una mujer alegre y simpática, según vi en fotos en el pasado era muy atractiva, pero con el tiempo se fue dejando y ahora no es ni la sombra de lo que fue.
Aunque he de decir que yo tampoco y es que sea un Adonis, así y que nos complementabamos.
Tenía la misma edad que yo, ya con esa edad tenia una hija adulta e incluso una nieta.
Parece ser que las mujeres de esa familia cuando notaba que el coño se les calentaba, rápidamente le daban uso.
Su hija era una diosa morena con un culazo tremendo una cara diabólica, de esas que te follan con la mirada.
Tenía una hija llamada Carolina, una adolescente que iba a ser mil veces súperior a su mamá, más bonita de cara y con unos pechos enormes para su edad.
Por no hablaros de su culo, no había visto una chica tan joven con tanto culo, era precioso, como melocoton gigante y maduro.
Un día quise entrar al baño y estaba ocupado, la pequeña Carolina se estaba secando el cuerpo tras una ducha, salir rápido de ahí pero me dio tiempo a ver ese fruto prohibido que era su culo.
Jamás se me fue de la cabeza, pensaba día y no noche en esas nalgas perfectas, pese a que me decía a mi mismo que estaba mal pues era una niña y era nieta de mi pareja.
No servirá de nada, me pasaba todo el día con mi polla durísima (que por cierto la tengo bastante grande, por no decir enorme) incluso me follaba a Rosa con furia pensando en Carolina, fantaseaba con un día poder abrirle esas nalgas y comerme todo lo que allí hubiese.
Con el pasar de los dias, más obsesionado estaba y empecé a trazar un plan para poder verla otra vez desnuda o incluso llegar un paso más allá.
Una tarde muy calurosa de verano, rosa y su hija salieron de compras y me dejaron a mi en casa con la misión de echarle un ojo a la niña, parecía ser que tenía un novio que no gustaba a.
Su madre y desconfiaban de que lo llevara a casa, un día las escuché hablar de ello, decían que era negro, latino o algo así.
Lo que me hizo gracia fue oír a su madre decir que los había pillado follando en su cama y que el chico tenía un pollón tremendo, que no sabía cómo le cabía eso a la niña, con la edad que tenía.
Esa conversación hizo que sintiera muchas cosas, pero sobretodo rabia por la envidia que le tenía al negro pollón ese y me dio un morvazo increíble saber que Carolina ya cabalgaba pollas grandes.
Eso fue lo que intensificaron mis ganas de ponerla en cuatro patas y clavársela hasta el amanecer.
Elucubre mil maneras de hacerlo pero siempre había gente en casa, lo peor es que descubrí que Carolina solía andar en bata por la casa pero sin ni un un trozo de tela debajo, me di cuenta de eso un día que al cruzar las piernas en el sofá le acabe viendo todo el coño.
Ahí ya fue cuando me volví loco, que coñito tenía esa muchacha, gordito, Rosarito y sin ningún pelo, no llegue a ver mucho más pero eso bastó para intensificar mis ansias de Carolina.
Pues bien, volviendo al día en que estábamos solos.
Ella estaba en el salón en sus cosas y yo en otro sofá mirándola de reojo, vi que tenía ropa normal asique le dije que si no tenía calor, que quien me diera tener una bata con la de ella que era fresquita.
Funcionó porque asintió y sonriendo me dio la agraciados por recordarle lo de la bata que iría al momento a ponérsela, mientras se levantaba le dije que si fuera yo iría sin nada debajo para mayor ventilación, lo dije entre risas para que no notara mis intenciones.
Ella se rió y se fue.
Al rato volvió con la bata bien pegadita a su cuerpazo, paso por mi lado si se le notaban las nalgas pegadas a la tela, mi polla salto inmediatamente.
Ella se sentó frente a mi en el otro sofá y comenzó a leer un libro.
Yo no sabía cómo haría para acercarme y mientras lo pensaba la dulce muchacha, empezó a acomodarse en el sillón, abrió un poco las piernas y ahí comenzó el show.
Como deseaba se puso la bata sin nada debajo, nada tapaba su coñito y yo podía verlo en primera plana.
Yo tenía una revista en las manos y eso me daba cancha para poder mirarla, asique me deleitaba.
Tras un rato en esa postura ella como que olvidó que no llevaba bragas y qe yo estaba delante, asique se recostó y se abrió de piernas mucho más.
Osea que finalmente tenía ese coño delicioso delante de mi abierto, parecía que me hablaba, quería que me lanzará de cabeza hacia el y lo lamiera entero.
Podía ver su clítoris.
Era pequeñito y apetitoso, Rosarito, era precioso, vi sus labios vaginales que no eran muy grandes y finalmente me fijé que se le veía el agujerito del coño, estaba tan abierta que el coño también se le abrió un poquito, listo para que metiera mi pollón poco a poco dentro.
No podía más, no sabía qué hacer.
Mi cabeza me retenía pero mi pollón era más fuerte, así que me levanté y me senté a su lado, le pregunté que leía, ella se giró un poco hacia mí para hablarme, pero seguí con las piernas abiertas, asique seguia viéndole el coño pero ahora mucho más cerca, podía incluso olerlo.
Olía a una mezcla dulce y salada, esa niña soltaba feromonas por ese coño que me hacían perder la cabeza.
Ella se había recostado lo suficiente como para no ver que hacía yo en mi entrepierna, asique me baje la cremallera y me saque la polla tenía su coñito a menos de un metro de mi, asique recorte distancia a.
Le dije que si quería apoyar sus piernas en mi regazo podía, ella inocente me lo agradeció y apoyo una sola, la otra la tenía en el suelo, dando unas vistas increíbles de su color y su chochete.
Ya con su pierna en mi regazo justo al lado de mi pollón me fui moviendo hacia ella hasta que mi polla casi tocaba sus nalgas, también me recosté diciéndole que si no le importaba, que me tumbara a su lado que estaba muy cansado, y ella inocente me dijo que no pasaba nada, no estaba tumbado del todo, pero si recostado lo suficiente como para acercar mi polla a su coño, por unos centímetros no lo tocaba, solo tenía que dar un golpe de cintura y podía clavársela.
Ella estaba muy metida en su libro y no se entraba de nada, mientras yo me la meneaba lentamente.
Disfrutaba muchísimo con eso, sin poder tocarla, estaba a punto de correrme cuando oigo una respiración fuerte, la miro y veo que duerme, los dioses estaban de mi lado.
No lo pensé dos veces, acerque mi polla a su coño perfecto y la restregué por el exterior, le daba golpecitos con el capullo y sentía el calor ardiente de su chochito, empecé a rozarla en su clítoris, ella gemía del gusto en sueños y yo a cada gemido incrementaba el ritmo, hasta que no pude más y probé a metersela un poco.
He de decir que la cabeza de mi verga es cuatro veces más gorda que el resto, parecía un champiñón gigante creado para perforar.
Finalmente la acerque a su coñito lentamente y se la empecé a meter, su interior árdia como el mismo infierno, era increíble notar como iba taladrando a Carolina con mi herramienta, lo hacía con esfuerzo por que lo tenía muy apretado y os recuerdo que mi polla es enorme.
Cuando metí la cabeza entera, se la saqué de golpe y el ruido de vacío que hizo casi hace correrme, volví otra vez y se la volví a meter, esta vez más adentro.
Estaba tan extasiado que no me di cuenta que se la había metido entera, mis ventiocho centímetros de largo y ocho y medio de grosor estaban dentro de Carolina, yo estaba muy asombrado de ver que le había entrado toda, hasta los cojones y no se había quejado.
Al contrario, soltaba pequeños gemiditos mientras tenía mi polla dentro, quise deleitarme con la escena y la mantuve dentro, sin sacarla ni un milímetro, tampoco quería despertarla.
Empecé el mete y saca despacito, suavemente, yo respiraba fuerte y ella gemía sutilmente mientras mi pollón entraba y salía de su coñito, por la excitación del momento no tarde mucho en correrme, no quise hacerlo dentro así que saque mi polla y me corrí en el exterior, le dejé el clítoris y los labios vaginales llenos de mi leche, fue el mejor orgasmo de mi vida, cuando acabe la limpie y le mire el coño, se le notaba muy abierto, el agujero que antes era minúsculo ahora lo tenía muy dilatado, ver esa imagen me la volvió a poner dura.
Iba a metersela de nuevo cuando oí hablar a gente afuera, eran mi mujer y su hija, rápidamente le cerré las piernas a Carolina y la tape bien con su bata y me fui a la ducha.
Mientras me duchaba rememoraba lo que acababa de pasar, solo pensarlo me tenía a cien.
Aunque no estába satisfecho, quería más.
Mucho más.
Pero eso es otra historia.
Fin.
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