Mi Prima, La Tentación Andante 3
Ultimo encuentro con Ilse, después de varios años sin vernos.
Pues por ciertas circunstancias que suceden en muchas familias cuando fallece un viejo, pilar de la casa, mi familia se separo; se formaron bandos de hermanos, y entre las patas nos llevaron a los hijos y sobrinos; así, perdí contacto con Ilse durante practicamente diecisiete años (La ultima vez que nos vimos fue a mis veintiseis y la ultima vez que cogimos fue casi un año antes, a mis veinticinco) nos reencontramos por causa de otra muerte, en el funeral de una tía solterona que nos heredo a algunos sobrinos alguna que otra cosilla, dicha tía sólo tenia algunas propiedades y bastantes cositas de bisutería, vivía con otra hermana y una hija de esa hermana. La situación es que esta tía fallece, se juntan los buitres (Yo incluido) y, por qué así lo pidió la tía, se da una lectura de su testamento en plena casa funeraria, así que mientras se hace la solicitud de juicio testamentario, las valuaciones y cosas técnicas de un proceso así, Ilse y yo volemos a medianamente hablarnos, ella venia cuando se lo solicitaban, firmaba documentos y, lamentablemente, gastaba más en obtener lo heredado que lo que realmente valía la herencia, no es que no fuera valioso, pero como su padre había salido mal con sus hermanas, no había donde se quedara a dormir Ilse, así que gastaba demasiado en hoteles. En fin, que en una de esas idas y venidas, se atraviesa el cumpleaños de la prima que cuidaba a la tía fallecida y terminan pidiéndome a mi permiso para festejar en una propiedad que me heredara mi abuelo, parte de la antigua huerta, yo más por obligación y presión social y familiar los deje hacer el festejo y de paso fui invitado.
Llegue ese día al terreno, mis sobrinos y algunos primos ya habían arreglado desde temprano, ya habian corrido algunas cervezas y comenzaban a circular los primeros platos con bisteces asados, Ilse un poco fuera de lugar, observando la supuesta armonía (Hipocresía) familiar de los ahí reunidos; yo por mi parte, revisando los pocos arboles y algunas situaciones de ese terreno, me quedo viendo hacia el otro lado de la barda, donde en su momento, cuando era un solo predio, hubo una pequeña cabañita de madera en un árbol, casita que nos hiciera un tío para diversión de los sobrinos, Ilse se acerca y me pregunta: «¿Qué ves con tanta nostalgia, primo?» le respondo: «El árbol, o mejor dicho el lugar donde debería de estar el árbol con la casita donde jugábamos» Ella: «Sí, esa casita tenia muchos recuerdos» asiento con la cabeza y ella se sonroja de repente, caigo en la cuenta de que recordo las veces que cogimos en esa casita, no digo nada y me voy a por un plato con carne y tortillas; ella regresa a la reunión y cada que se cruza su mirada con la mía, se sonríe con timidez y baja la mirada, chiveada, al final me retiro, con el pretexto de tener que abrir mi negocio pues tengo deudas y sólo bebí una cerveza para desatorarme la comida, Ilse se queda en el terreno, acompañada de los demás primos.
Como dije, abrí mi negocio y pasaron las horas, casi hora del cierre, me cae Ilse, no muy ebria pero lo suficientemente envalentonada por las cervezas, la voz un poco arrastrada me dice: «¿Por qué no te quedaste primo? Quería platicar contigo y ponerme al día» yo así de un poco molesto, la verdad no era mi intensión retomar el lazo familiar le respondo: «Es que ahora ya me volvieron responsable y tengo muchas deudas del negocio» ella ríe un poco por la escusa, un poco por la ebriedad.
I: «No vengo borracha, pero sí bebí un poco»
Y: «Ah, O.K.»
I: «¿Por qué tuvimos que separarnos los primos si los que se pelearon fueron nuestros padres?»
Y: «Circunstancias que tiene la vida, L-se» (Recordé que así le decía mi tío, cuando le hablaba con cariño)
I: «La verdad a mi me gustaba pasar tiempo contigo»
Y: «O.O»
De repente, mientras esta recargada en el mostrador, con la blusa un poco abierta, se inclina en el mostrador y me deja ver el canalete de sus senos; he de describir a la Ilse de ese momento, una mujer de complexión media, un poco gruesa, llenona, vestida con unos leggins que denotan unas piernazas y dejan a la imaginación una deliciosas y enormes nalgas, nalgas que no se ven por que usa una blusa estilo bata de pintor, de esas que tienen una cola estilo traje frac, la blusa esta desabotonada de los últimos dos botones y deja ver un escote generoso, unas tetas enormes, más aún de lo que las recuerdo en su adolescencia; así inclinada hacia mi, y yo sin poder apartar la vista de esas chichazas, me suelta a quemarropa: «¿Te acuerdas de lo que me hacías cuando estaba chiquita, primo?» Yo, sin saber sus intenciones, me limito a quedarme callado; ella titubea un poco, pero vuelve a preguntarme: «¿De verdad ya no te acuerdas?», yo me salgo del mostrador, es practicamente ya la hora del cierre, me acerco a ella, a quedar de frente, nos miramos a los ojos.
I: «¿Me vas a decir que no recuerdas lo que me hacías a los doce y antes de eso?»
Y: (Acercándome a ella, mientras mi mano viaja a su entrepierna para darle un apretón, pues siento que me esta retando) «Me acuerdo perfectamente de todo, prima. ¿Tú recuerdas por que te lo hice?» (Mi mano con los dedos bien posados en su entrepierna sintiendo su abultado tamalote en la tela de los leggins)
I: «Porqué eras un cabrón.» (Ella sosteniendo mi mirada, retándome)
Y: «¿Ya se te olvido como abrías tu toalla frente a mi mientras te ibas bailando y cantando?» (Mis dedos comienzan a moverse en circulo en su panocha hinchada)
I: «Pero eso no era justificación para lo que me hiciste.» (Suelta un pequeño jadeo y separa las piernas, dejando que entre mi palma, ya no sólo mis dedos)
Y: «Ya no soy el que conociste, L-se. Me he vuelto un pervertido cabrón.» (Cosa que no es mentira, pues con el paso de los años he adquirido ciertos morbos por ciertas cosas, sobre todo en el léxico vulgar y soez)
I: «No seras el primero en decirme puta.» (Soltando un gemido, chillido, jadeo, muy tenue)
Y: «¡¿Ah, sí; muy puta?!» (Mi dedo medio presionando ya sobre la línea de su raja húmeda)
I: «Lo suficiente para decirte que me gustaba como me cogias, cabrón.»
Y: (Le planto un beso y le aprieto la panocha) «¡Sí, así pendeja, voy a ser tu cabrón! ¿Eso quieres verdad, puta?»
I: «Eso quiero, que vuelvas a ser un cabrón violador y me vuelvas a violar, primo.»
La suelto, si bien no hay gente, hay que cerrar el negocio, me ayuda a cerrar y nos pasamos a la parte de la casa, nos vamos manoseando, le agarro las nalgas, le aprieto las chiches, ella me toma la verga sobre el pantalón, le digo lo que ahora me gusta, como me gusta oírlas decir cosas calientes, soeces, sucias, ella me dice como ha estado dedeandose en estos días, desde que nos vimos en el funeral, recordando como la cogia.
I: «Te extraño primo, extraño como me usabas.»
Y: «¿Si puta?»
I: «Así dime, me encanta que me digan que soy una piruja, una puta, una golfa.»
Y: «Conmigo vas a ser una prostituta en celo, cabrona.»
I: «¡Ay, primo! De verdad te volviste muy pervertido.»
Y: «Un depravado, eso soy. ¿Quieres que te chingue un perro depravado?»
I: «Sí, primo, chíngame, chíngame duro.»
Y: «Dime que soy tu cabrón.»
I: «¡Eres mi cabrón!»
Para ese momento ya esta desnuda, solo queda su tanga, de hilo, color negra, sus chiches ya están libres, dos enormes globos de carne con pezones erectos, duros, como puntas de lanza, las areolas como arrugaditas, con muchos puntitos, como piel de gallina, mis dedos sienten la humedad que escurre ya de su funda, nos besamos, nos amasamos con furia, queriendo desquitar diecisiete años de hacernos falta, de extrañarnos; estoy duro, con ganas de metérsela sin piedad, busco condones, ella me pregunta que busco y cuando le digo me responde que quiere volver a sentir mi leche adentro, la acuesto, me bajo entre sus piernas y bebo todo su néctar, su jugo, ella gime, se abandona como cuando nena, le pongo la punta en la entrada, se siente babosa, resbaladiza, me quedo quieto, me mira a los ojos preguntando que pasa, yo quieto
Y: «Pídeme que te lo meta, puta.»
I: «Métemela, primo.»
Y: «Pídemelo rico, vulgar, grosero, pendeja.»
I: «Ensártame tu verga, primo.»
Y: «Así: Ensártame tu pito, cabrón, perro.»
I: «Ensártame tu pito, pinche perro cabrón, violador de mierda.»
Y: «Así, pendeja puta.» (Me voy hasta el fondo, sin miramientos, siento su encharcada verija recibirme, la tibieza de esa funda que yo estrene años atrás)
I: «Vuélveme a violar, primo.»
Y: «Pídelo rico puta, Dime: Viólame hijo de tu reputísima madre. Así dilo, así quiero escucharte, perra inmunda.» «Quiero que cuando sientas que me hundo de golpe, me la mientes, pendeja.»
I: «Viólame hijo de tu reputísima madre, perro violador.» (Me saco y me hundo de golpe) «Chinga tu madre, cabrón.»
Y: «¡Así, sí, así!»
I: «Quiero sentir tu leche, hijo de perra, lléname. Chinga a tu madre, culero.»
Así, cogiéndonos y usando léxico guarro, vulgar, soez, termine deslechándome dentro de Ilse tres veces esa noche, dormitábamos y volvíamos a manosearnos al despertar, nos seguimos cogiendo en visitas posteriores, cada que venia por causa del juzgado, y como ella lo pidiera, siempre le deje la leche adentro, la ultima vez que cogimos y que fue nuestra despedida, fue al año y medio de haber reiniciado nuestra cogedera, ella estaba lactando, una hermosa bebita de cuatro meses, y como ella lo dijera: «Esta niña es la prueba de que mi primo me violo y me amo hasta más allá del odio familiar.» Me dio las gracias por el regalo y me pidió no buscarlas.
Así termina mi historia con mi prima Ilse, la tentación andando.
Los relatos no van cronológicamente, contare más historias y en esas historias irán apareciendo factores o momentos o encuentros que me llevaron al gusto por lo soez, lo vulgar, el gusto a imponerme sobre la mujer que uso en determinado momento o por que me provoca placer que me insulten y me la mienten mientras estoy caliente.
Espero sus comentarios en la sección destinada a ello, gracias por leerme.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!