MI PRIMA LUCY
Lucy solo sonrió de manera pícara y se dispuso a subirse en mí para cabalgarme. Lentamente se acomodó sobre mí y con su mano derecha se ayudó para colocar mi verga en la entrada de su coño y después de unos pequeños roces solita se ensartó. .
Transcurría el mes de junio de 2019 y llevaba apenas un par de semanas de haber regresado a mi casa en la ciudad de Cuernavaca después de terminar el 8vo. Semestre de la carrera de ingeniería industrial en una conocida universidad al sur de la Ciudad de México. Estaba entrando en la recta final de la carrera y los últimos semestres habían estado muy pesados y mi plan era descansar lo más que se pudiera durante las vacaciones de verano para poder cargar pila y regresar al 100 cuando me tocara iniciar el siguiente semestre a finales de agosto.
Vivo en casa de mis padres en una zona relativamente tranquila, mi madre (Elena) es doctora y trabaja en un centro de salud de la localidad; mi padre (Jorge) es dueño de un almacén distribuidor de partes automotrices y por último, mi hermano menor de 18 años (Fabián), estudia el primer semestre de gastronomía en una universidad local.
Por sus trabajos mis padres siempre han estado ausentes y prácticamente solo los veíamos muy temprano en las mañanas antes de irnos a la escuela y en las noches cuando regresaban de trabajar. Una hermana de mi mamá, la tía Ana, es la que la mayoría de las veces nos cuidaba cuando éramos niños. Vivía en la colonia contigua y le quedaba cerca, así que pasaba gran parte de la tarde con nosotros en casa para darnos de comer, vigilar que hiciéramos la tarea y se marchaba a las 6; Fabián y yo nos quedábamos solos solo un rato hasta que mi mamá regresaba a casa.
La tía Ana es la hermana menor de mi mamá y siempre fue muy atenta y cariñosa con nosotros, creo que siempre nos vio como si fuéramos sus propios hijos; al menos así fue hasta que se casó y tuvo a sus hijos: Lucía (en aquel momento de 15 años) y Luis (de 11 años). Tristemente, el matrimonio de mi tía fue horrible porque mi tío, resultó ser un tipo despreciable que la maltrataba; era alcohólico y mujeriego y la mayor parte del tiempo la tenía abandonada. Estuvieron juntos hasta que a mi primo Luis le diagnosticaron una enfermedad severa de los riñones cuando tenía 8 años; ello fue la excusa perfecta para mi tío y se largó y los abandonó. Como era de esperarse, mi tía se deprimió mucho y se vino abajo; tuvo que renunciar al trabajo que tenía en una importante empresa local y buscar otro empleo que le permitiera tener disponibilidad de tiempo porque mi primo se ponía mal muy seguido y había que internarlo por 2 o 3 días. Todo esto hizo que mi tía tuviera que cambiarse de casa a una zona un poco más alejada de nuestra casa en un complejo habitacional para poder economizar en los gastos; cambió a mis primos a escuelas federales y en general, vivían de manera muy austera y modesta, porque hasta eso, el desgraciado de mi tío nunca se hizo cargo de mis primos.
Mis padres eran los que le ayudaban lo más que podían; gracias al trabajo de mi mamá, mi primo podía recibir atención médica en un importante hospital de la ciudad pagando solo el costo de las medicinas y los materiales (le hacen diálisis); mi padre aporta económicamente una mensualidad que, aunque no es mucho, es de ayuda; él siempre ha tenido mucho cariño por mi tía y mis primos y no le pesa hacerlo.
Cierto día, estaba solo en casa descansando… llevaba todo el día intercalando mi tiempo entre el celular, la compu y la TV; realmente no estaba haciendo nada, pues como ya lo mencioné, mis padres estaban en sus trabajos y mi hermano aún no regresaba de su universidad. Ciertamente estaba aburrido, pero sin ganas de hacer algo. Sonó mi celular y vi que era mi mamá; contesté y me dio la noticia que mi primo Luis nuevamente se había puesto mal y me pidió de favor que me fuera a la casa de mi tía, porque se lo tenía que llevar al hospital y no quería dejar sola a mi prima Lucía. En primera instancia me molesté un poco porque no quería salir, tenía mucha flojera además que, por la época, hacía mucho calor, pero después pensé en mi tía y lo mucho que necesitaba nuestra ayuda y accedí sin hacer mucha queja. Me cambié, ya que estaba en ropa ligera para estar en casa (una playera y un short, ambos de tela ligera); me puse una camiseta deportiva y un short tipo bermuda, tenis y una gorra. Preferí pedir un taxi, de esa forma evitaría el bochorno del calor y llegaría más rápido. Tomé unas cosas que estaban en una bolsa en el comedor que mi mamá me pidió que le llevara y tomé camino. Llegué a casa de mi tía en menos de media hora, al tocar la puerta mi prima Lucia fue quien me abrió, pues mi tía y mi primo ya se habían ido.
Saludé a mi prima y me invadió el sentimiento al ver su carita, llena de frustración e impotencia:
Yo: Hola prima.
Me acerqué y la saludé con un beso en la mejilla y le di un abrazo que duró muy poco ya que me dio la impresión que no era bien recibido por Lucy.
Lucy: Hola primo – contestó con todo un tanto cortante
Yo: Vine tan pronto mi mamá me avisó. Mira, me pidió que les trajera esto – Extendí la mano para entregarle la bolsa.
Ella la tomó y solo atinó a decir -gracias-
Lucy: Pásale a lo barrido primo – me dijo mientras cerraba la puerta.
Yo: Gracias prima – contesté y después de que cerró la puerta caminé detrás de ella hacia la sala y nos sentamos.
En el trayecto de la puerta a la sala (que no es mucho, si acaso 2 metros) me llamó la atención lo crecida que estaba y no pude evitar observar su bella figura ataviada con la falda de su uniforme escolar a cuadros azules y verdes y una ligera camiseta blanca que se ceñía perfectamente a su torso.
Lucy es 6 años menor que yo y desde que entré a la universidad dejé de verla pues pasaba más tiempo en la Ciudad de México y solo regresaba en las vacaciones o algunos fines de semana en que tenía tiempo. De por sí, desde que se cambiaron de casa dejé de verla tan seguido y con lo de la universidad prácticamente podría decirse que tenía entre 3 y 4 años que no la veía. La recordaba como una pequeña niña delgadita y avispada, de tez pálida y de cabello castaño largo, normalmente desaliñado y grandes ojos color miel.
Ese día descubrí que aquella pequeña niña que le gustaba jugar con mi hermano y conmigo a las escondidas, juegos de mesa, video juegos, a las cosquillas y hasta al futbol, se había convertido en una hermosa señorita en plenitud de su desarrollo. Su piel era aún más pálida que como la recordaba, su cabello seguía castaño y largo y de igual forma, desaliñado. Noté que le habían salido algunas pecas en el rostro, pero definitivamente no pudo pasar desapercibido el cuerpazo que había desarrollado: era muy alta (le calculé poco más del 1.60 m) y sin ser exuberante, su cuerpo estaba adornado por pronunciadas curvas que la hacían parecer mayor a los 15 años que realmente tenía. Tal vez, el único rastro de niñez que conservaba estaba en su rostro, que a pesar de ser el de una señorita hecha y derecha, aún se podía notar cierto aire infantil en él.
Mi mente estaba concentrada en todos estos detalles y sin pensarlo, me senté en el sofá que es de 3 lugares; ella se sentó en el love seat, que es para dos personas y que estaba justamente en frente. De inmediato tomó su celular, que había dejado ahí en donde se sentó y de inmediato se internó en la pantalla de su dispositivo pasando totalmente por alto mi presencia, ya que, sin pensarlo, subió uno de sus pies en el sillón y de inmediato su falda se recorrió y dejó al descubierto su ropa interior en color blanco.
De momento me quedé inmóvil e instintivamente y por respeto, dirigí mi vista hacia otro lado porque pensé que sería embarazoso que me descubriera viéndole la entre pierna que había dejado expuesta como resultado de su poca ortodoxa forma de sentarse. Fueron breves instantes los que duré mirando hacia otro lado, porque como si se tratara de un imán, mis ojos volvieron a posar la mirada en aquella zona del cuerpo de mi prima. En un segundo dirigí la mirada al rostro de mi prima, como tratando de ver si reaccionaba, pero no fue así; estaba clavada en su teléfono y parecía no estar consciente de la situación.
Nuevamente, bajé la mirada hacia la entre pierna de Lucy y decidí que disimuladamente observaría detenidamente para tratar de no perderme de todos los detalles de aquella hermosa postal que mi prima me estaba regalando. Lejos de que Lucy corrigiera su postura, se acomodó y subió el otro pie, cruzándolo detrás del que ya tenía arriba, como formando un 4. Este movimiento hizo que la falda se recorriera aún más, dejando expuestas sus piernas casi en su totalidad y su zona íntima aún más visible. Esto causó que irremediablemente empezara a tener una erección, lo cual me incomodó un poco porque no quería que ella se diera cuenta; sin embargo, mi prima estaba tan concentrada en lo que estaba viendo en su teléfono que parecía que las posibilidades de que se percatara de mi situación eran pocas.
Me aventuré a nuevamente subir la mirada y ésta se detuvo en el busto de Lucy, que se marcaba perfectamente gracias a lo apretada que le quedaba la camiseta que llevaba puesta y que, para sorpresa mía, no traía brasier. No eran tan grandes, pero bellamente redondos y firmes, como un par de naranjas. Esto provocó que mi erección fuera en aumento y me empezara a calentar de sobre manera. Apenas habían pasado un par de minutos en los que el silencio se hizo presente, únicamente el ruido ambiental era lo que se escuchaba y yo, sin saber qué decir porque por un lado quería que mi prima se acomodara y se sentara bien y salir de aquel transe, pero por otro, mis instintos más básicos pedían a gritos seguir observando y disfrutando de la vista; y así fue. Decidí alargar el silencio entre nosotros y de nuevo clavé mi mirada en el coño de mi prima.
Mil ideas se vinieron a mi mente en ese momento; me imaginé el poder estar ahí, en medio de esas hermosas piernas e internar mi rostro justo ahí y devorar el sexo virginal de mi prima; y luego, tal vez, si se pudiera, hundir mi verga en aquella cueva que debía estar estrecha, suave y jugosa. Estos pensamientos fueron los causantes de que mi verga se terminara de poner totalmente erecta y causara que irremediablemente un bulto se notara en mi short.
Seguía en mis delirantes pensamientos, escuchando a mi otro yo preguntarme: ¿Te imaginas? ¿El poder estar con tu prima de 15 años?… poderla acariciar, tocar… poder sentir su suave y tersa piel, desnudarla lentamente y perderte en sus sabores y sus olores… debe ser una delicia el poder estar dentro de ella, penetrarla y darle duro hasta vaciar toda tu leche dentro de ella… uf! Estaba como ido y no me percaté que, de alguna forma, mi prima se dio cuenta y su voz me trajo de vuelta de un solo golpe:
Lucy: ¿Te gusta lo que ves primo?
Me quedé helado y sin palabras, la miré a la cara un segundo y de inmediato agaché la vista al piso en evidente señal de pena.
Yo: Perdón prima… yo… fue imposible evitarlo – le contesté tartamudeando mientras me armé de valor y levanté la mirada para verla a la cara. Ella sostenía su celular con ambas manos, su mano derecha soltó el teléfono y lentamente la colocó en su entrepierna, tratando de tapar (cosa que no hizo del todo bien ya que se notaba que su intensión real no era cubrirse).
Hasta ese momento apartó la mirada de su celular y me miró fijamente. Luego añadió:
Lucy: ¿Nunca le has visto los calzones a alguna mujer antes? – preguntó con cierto tono inquisidor
Yo: Bueno, sí… claro, muchas veces – repliqué todavía con un dejo de tartamudez
Lucy: ¿En serio?… ¿A quién?
Hice una pausa antes de contestar y ella se me adelantó:
Lucy: De seguro a tu novia o a las viejas que te hayas cogido
Lo directo y soez de su comentario me ayudó a regresar en mí y podría decirse que me alentó a poder involucrarme en esa conversación como era debido.
Yo: Pues sí, cuando tenía relaciones con mi novia obviamente le veía los calzones…- hice una pausa ya que de golpe me vinieron a la mente algunos recuerdos de cuando precisamente tenía intimidad con Andrea, la chica que hasta unos meses atrás había sido mi novia. Continué:
Yo: Jejeje bueno, en realidad, le vi mucho más que solo los calzones- die con un aire de presunción y altivez.
Lucy: Ya me imagino, seguro se la pasaban cogiendo… ¿Verdaaaaad? – Me miró con ojos inquisitorios mientras formulaba la pregunta.
Yo: Bueeeeno, tampoco es como que todo el tiempo estuviéramos cogien…- yo mismo interrumpí la respuesta; reculé y le inquirí:
Yo: Espera, espera, espeeeeera… ¿Y cómo es que tú me estás preguntando estas cosas?
Lucy: ¿Qué tiene?
Yo: Pues… ¿Cómo qué tiene?, ¿No estás muy chica para estas cosas?
Lucy: ¡Ay por favor! No me vengas con eso tú también
Yo: ¿A poco ya has tenido experiencias sexuales? – Le pregunté con total y absoluta curiosidad.
Mi prima hizo una pausa, como pensando un poco su respuesta y la interrumpí:
Yo: ¡Espera!… (pausa dramática) ¿Ya tuviste relaciones? – Me incorporé un poco para estar bien atento de su respuesta.
Lucy: Obvio no, pero tampoco es como que no sepa nada de eso – contestó con cierto tono de molestia.
Yo: A ver, dime… ¿Qué sabes?
Lucy: ¿Qué?! – fue su respuesta en tono retador – Ahora resulta que te tengo que contar – añadió con postura defensiva mientras se acomodaba y con ambas manos bajó su falda.
Yo: Bueno, no es que me tangas que contar, pero fuiste tú la que empezó a hablar de esto y ahora que te pregunto ya no quieres – indignado le dije
Lucy: ¡Queeeeé!!! ¡Tú fuiste el que empezó!!!!… ¡Me estabas viendo los calzones!
Yo: ¿Y cómo quieres que no te vea los calzones si te sientas así toda desparramada con las piernas abiertas????… ¡Es imposible el no ver algo así! – Me seguí defendiendo.
Lucy: ¿Algo así???, ¿Cómo que algo así?? ¿A qué te refieres? – me bombardeó con sus preguntas que denotaban un genuino interés.
Yo: Pues sí, algo así tan lindo y… (hice una pausa para pensarlo bien) tan sexy
Ella abrió sus ojos demostrando asombro por mi respuesta, y dijo:
Lucy: ¿Lindo y sexy?
Yo: Sí, lindo y sexy… (hice otra pausa dramática) muuuy sexy (en tono medio cachondo)
De momento parecía que le daría un lapso de pena y me dio la impresión que se sonrojaría, pero de inmediato reparó y respondió:
Lucy: ¡Claro que no! Comparada con tu novia o las viejas con las que te hayas acostado yo no soy sexy
Yo: ¡Qué dices! ¡Claro que eres sexy! Siempre has sido una niña muy linda y ahora, que después de tanto tiempo de no verte y saber que te has convertido en toda una señorita, eres una mujer muy hermosa y super sexy. En verdad te lo digo; para un hombre no hay como una mujer que se sabe y se siente atractiva y lo demuestra mostrando su belleza… y no necesita estar desnuda para llamar la atención. Es más, para mi es mucho más sexy lo que hiciste hace un momento; sentarte así y poco a poco subirte la falda y dejar que se viera tu ropa interior… uf ¡Eso es super sexy y puede calentar a cualquiera!
Ella me escuchaba con detenimiento mientras en su rostro su gesto de molesta incredulidad se iba desvaneciendo y daba paso a uno de desinterés gustoso.
Yo: Y lo digo en serio, no solo porque seas mi prima y te quiero mucho. Te has convertido en una mujer hermosa… tienes un cuerpazo increíble y verte así, con tu uniforme de la escuela y esa manera de caminar, de sentarte y de expresarte te hace aún mucho más atractiva
Mientras decía esas palabras, en mi mente empecé a darme cuenta que sin querer, estaba tratando de flirtear con ella y sacar provecho de la situación.
Lucy: ¿Lo dices en serio Fernando? – me preguntó con toda la intención de que mi respuesta despejara cualquier rastro de incredulidad y duda.
Yo: Te lo juro. No podría hablar más en serio. Es cierto, estás hermosísima y si me permites ponerlo de esta manera, vulgarmente se diría que estás buenísima
Ahora sí, mi prima esbozó una sonrisa de satisfacción. Su sonrisa fue una mezcla extraña entre pícara, infantil y perversa.
Yo: Estoy seguro que debes tener miles de pretendientes haciendo fila para estar contigo
Lucy: ¡Jajajajajajaja¡ ¡Noooooo! ¡Claro que no!
Yo: ¿En verdad? ¿No tienes novio?
Lucy: ¡Noooo! No tengo
Yo: ¿Cómo es posible que no tengas novio???? Si te digo que estás para comerte completita, debe haber muchos que quieran estar contigo
Lucy: Sí, hay un montón de tarados que me revolotean como moscas, pero todos son unos idiotas. Se perfecto que lo que quieren es cogerme y ya. Más de una ha caído, pero yo no
Yo: No lo dudo prima, la verdad es que si yo fuera uno de ellos o estuviera en tu escuela también estaría ahí
Lucy: ¡Claro! ¡Hombre tenías que ser!
Me di cuenta del error que cometí al decir semejante estupidez. Traté de enmendar:
Yo: No, espera. Me refiero a que sí, en efecto, estaría ahí pues sería imposible no quedar prendado de tu belleza, pero yo te buscaría para que fueras mi novia bien, no solo para coger
Lucy: ¡Jajajajaja sí, cómo no! – cruel incredulidad llenó su respuesta
Yo: Te lo juro que es verdad. Yo nunca he estado con mis novias solo por el sexo. Solo he tenido 2 novias formales y he estado con ellas porque las quería mucho y una relación se conforma de muchas cosas. El sexo es solo una de esas partes… (hice una pausa para poder acomodarme y sentarme en la orilla del sillón y acercarme un poco más) ciertamente es la parte más rica y deliciosa, pero no es lo más importante
Nuevamente hice una pausa, pues mi ex novia Andrea volvió a aparecerse en mi mente y no pude esbozar un gesto que delató la nostalgia que aún sentía por la ruptura de nuestra relación. Lucy se dio cuenta de ello y preguntó:
Lucy: ¿Entonces, estás con tu novia por que la amas?
Yo: No… quiero decir, no tengo novia. Tronamos hace un par de meses; pero sí, mientras estuve con ella la quise mucho, por muchas cosas, no solo por el sexo
Lucy: Qué mal, perdona por mencionarlo
Yo: No te disculpes, no pasa nada
Lucy: ¿La extrañas verdad?
Yo: Sí. Siempre es complicado olvidarse de alguien cuando quieres a esa persona y pasas mucho tiempo con ella.
Lucy: ¿Cuánto duraste con ella?
Yo: Casi 2 años.
Lucy: Es bastante tiempo
Yo: Sí
Lucy: Bueno, pero a parte de ella, seguro debiste tener amigas o tener tus ratos de sexo con otras chicas
Yo: Sí, pero tampoco creas que es así nada más de engancharte con quien sea. Ciertamente vas conociendo personas y a veces tienes cierta afinidad con algunas de ellas y bueno, si las cosas se acomodan a veces puede salir la oportunidad de darte un gustito. Sí los tuve, pero fueron pocos y siempre cuando estuve soltero
Lucy: ¿En serio nunca le pusiste el cuerno a tu novia?
Yo: No, eso es de malas personas
Lucy nuevamente me miró incrédula, pero estaba diciendo la verdad
Yo: Sé que para muchos y más en estos días, el sexo parece ser cualquier cosa y a mucha gente se le hace fácil andar de cama en cama, además que cada vez menos personas se quieren comprometer en una relación. Es respetable, pero yo no soy así ni pienso de esa manera. A mí me gusta darle su lugar a la gente y a las cosas y si voy a estar con alguien, es porque la quiero y la respeto. Alguien que quiere no lastima. Es mejor ser honesto
Mi prima permaneció en silencio escuchando mis palabras y dándose cuenta que no estaba mintiendo.
Yo: Por eso, cuando te digo que, si yo tuviera tu edad o estuviera en tu escuela, te pretendería, pero para tener una relación bien… y bueno, claro está que si hay cachondeo y sexo pues ¡Qué mejor!
Lucy: Jajajaja, eres un sucio caliente
Yo: Perdón prima, pero es la verdad y eso sí es cierto, todos los hombres somos unos calientes y jamás desperdiciamos la oportunidad de admirar la belleza femenina o de estar con alguna mujer. Además, no olvides aquel viejo y sabio dicho: A la prima se le arrima; y si se puede, se le encima
Lucy: ¡Queeeeeé!!!!! Jajajajajaja
Me reí junto con ella y continué:
Yo: Jajajajaja claro, ¿No me digas que nunca habías escuchado ese sabio dicho?
Lucy: ¡Claro que no!… ¿Cómo es? Dilo otra vez
De inmediato obedecí su comando:
Yo: A la prima se le arrima… y si se puede… se le encima
Lucy: Jajajajaja no pues sí, ¡Qué conveniente!
Yo: No es más que la pura verdad prima…
Se quedó pensativa mientras tomaba nuevamente su celular como para zafarse de la situación.
Yo: Oye, pero no me has dicho… responde a mi pregunta por favor. ¿Cómo es que sabes de estas cosas?… ¿Quién te ha enseñado o cómo has aprendido?
Lucy: Pues en realidad he sido yo sola. Con mis amigas de la escuela hablamos mucho de esto… es un tema obligado. Hablamos de todo, del sexo, las relaciones, las posiciones, de los chavos y de todo
Yo: ¿Has visto porno?
Lucy: Jajajaja claro, con mis amigas nos compartimos videos
Yo me quedé asombrado. No me hubiera imaginado que mi pequeña prima de 15 años viera porno y hablara de sexo como si fuera cualquier cosa.
Yo: Lucy, dime la verdad… ¿Ya tuviste relaciones?
Lucy: ¡Ya te dije que no! – me respondió esbozando una sonrisa
Yo: Ok, te creo. Entonces, ¿Qué es lo que has hecho?
Lucy: ¡Oye! Esas cosas son personales, ¿Por qué habría de decirte?
Yo: Por favor no lo tomes a mal, no quiero ser impertinente, simplemente creo que el momento nos ha llevado a ese punto… y bueno… la verdad es que después de verte y de lo que hemos hablado, me mata la curiosidad de conocer lo que hace una chica de 15 años. Además, ya te platiqué cosas personales, es justo que tú también compartas.
Nuevamente me miró como tratando de descubrir qué había detrás de mis palabras y desvelar mis intenciones.
Yo: Y como te lo dije, me gusta ser honesto y esta vez no será la excepción… jamás pensé estar en esta situación con alguien como tú… y bueno, eres mi prima, estás increíblemente bella y hermosa… y además me dejaste ver parte de tu intimidad… no te voy a negar que me calentaste cañón…
Me interrumpió:
Lucy: ¡Jajajajaja! Sí pude darme cuenta que te calentaste – acto seguido de estas palabras, su mirada se dirigió a mi entre pierna, en donde aún permanecía la carpa en mi short por la erección que me había provocado toda la situación.
Me miré salva sea la parte y le confirmé:
Yo: ¡Pues claro! ¿Cómo quieres que no me ponga así después de ver semejante imagen!
Mi prima simplemente se rio a carcajada abierta:
Lucy: Jajajajajaja te pasas primo jajajaja
Yo: ¡No, la que se pasa eres tú! Que te aprovechas y me agarraste en frío. ¿Tú crees que no iba a reaccionar después de verte así con las piernas abiertas y mostrándome tus calzones? No seas así, no soy de piedra
Lucy: Jajajaja hay primo, perdona. En verdad que en un principio lo hice sin darme cuenta porque cuando estoy sola así me siento. Lo hice sin mala intención
Yo: Pero cuando te diste cuenta a propósito seguiste para ponerme en este predicamento…
Lucy: Jajajaja pues no lo voy a negar. Así fue
Yo: ¡Te pasas Lucy!
Lucy: Jajajajaja ay primo ya, perdóname. La costumbre me ganó
Yo: ¿Cómo que la costumbre?
Lucy: Bueno, es que en la escuela dos de mis amigas y yo hacemos lo mismo con los idiotas de la escuela. Dejamos que nos vean los calzones y nos reímos de ellos cuando no pueden ni moverse por que terminan con la verga bien parada
Me sorprendí que mi primita linda dijera la palabra verga. No es común que las niñas la usen; al menos, eso pensaba.
Yo: ¿No usas short o licra debajo de la falda del uniforme?
Lucy: ¡Ay no! Mi mamá me obliga a ponerme la licra, pero no me gusta; además que si la uso no podría hacer eso. Así que en cuanto llego a la escuela me la quito y así puedo enseñarles los calzones a los idiotas de mi salón y dejarlos todos calientes jajaja
Yo: Jajajaja ya me los imagino, pobres idiotas
Lucy: ¿Por qué pobres?
Yo: Prima, es que no sabes… cuando un hombre se calienta de esa manera es necesario que se desfogue y lo saque todo porque si no, hasta los güevos dulen
Lucy: Jajajajajaja ¿Qué?
Yo: Sí, a nosotros nos duelen los güevos cuando nos calentamos y no sacamos la calentura
Lucy: Jajajaja qué conveniente… ¿Y cómo sacan esa calentura?
Yo: Pues hay muchas maneras, siempre la mejor va a ser cogiendo pero también está el sexo oral y cuando no se puede ninguna de esas dos, pues nos la jalamos y ya
Lucy: No pues sí tienen muchas opciones para quitarse lo caliente
Yo: Pero con ustedes es lo mismo, cuando se calientan si no cogen, se masturban hasta venirse ¿No?
Lucy: Aaaaah, es cierto
Yo: ¿Ya ves? La calentura no es sólo de los hombres. Ustedes también se calientan… o ¿No me digas que nunca te has calentado?
Se rio nerviosamente
Yo: Obvio que sí y estoy seguro que también te tocas y te masturbas y estoy casi seguro que también ya has tenido orgasmos
Lucy: Obvio que sí
Yo: Ahí está. Es más, si aún no has tenido sexo, seguramente al menos un agarrón o un buen faje ya te diste con algún cabrón suertudo
Se quedó muda por un momento, como no sabiendo qué decir.
Yo: Ya no lo niegues, ni me voy a enojar ni nada… no te voy a juzgar, al contrario, es lo más normal y natural y si es así, qué bueno que lo hagas. No hay aventura más increíble que cuando uno explora la sexualidad y no se queda con las ganas… porque como ya te dije, quedarse caliente es horrible.
Lucy: Jajaja pues sí, debo decir que tienes razón primo
Yo asentí con cara de orgullo como cuando un padre o un maestro instruye a sus hijos o alumnos.
Lucy: Y entonces (hizo una pausa)… ¿Te calentaste nada más de verme?
Acto seguido dirigió su mirada a mi verga que seguía erecta a todo lo que daba formando un bulto por demás imposible de ocultar. Me di cuenta del genuino interés de su mirada, por lo que me acomodé sentándome más atrás porque estaba casi en la orilla del sillón y a propósito me acomodé de tal forma que se pudiera apreciar lo mejor posible la erección, ayudando un poco con ambas manos para tensar la parte de tela que estaba holgada.
Yo: Mira cómo me pusiste
Lucy: ¡Jajajajaja! ¿Yooooooo? – contestó con una carcajada burlona cargada de sarcasmo.
Yo: ¡Sí! ¡Tú eres la culpable! Tú y tu forma tan sexy de sentarte me provocaron esto – añadí exagerando cual si fuera un mártir.
Lucy: ¿En verdad esto te calienta tanto? – Al mismo tiempo que hizo la pregunta, con ambas manos subió lentamente su falda hasta dejar totalmente descubiertos sus calzones; abrió un poco las piernas y nuevamente dejó a la vista su entrepierna; cubierta por la tela de aquella panty en color blanco, adornada por encaje en las orillas del mismo color.
No pude evitarlo y de inmediato clavé mi mirada ahí, en su zona; y esta vez lo hice con total libertad al saber que contaba con su consentimiento. En un acto reflejo y sin darme cuenta, mi mano derecha se movió de donde estaba hasta mi pene y empecé a frotarlo levemente por encima de la ropa. Ella, copió mi movimiento y lentamente movió su mano derecha hasta su coño y de la misma forma, sutilmente empezó a tocarse y acariciar su zona vaginal por encima de su ropa interior. Eso me calentó aún más e instintivamente me acerqué nuevamente a la orilla del sillón para poder apreciar más de cerca ya que la mesa de centro entre ambos sillones ponía distancia. Después de medio pensar por unos instantes decidí romper el silencio que nos había sorprendido mientras nos tocábamos y nos mirábamos mutuamente:
Yo: ¿Lo disfrutas verdad?
Lucy: ¿Qué cosa?
Yo: Calentarme así de cabrón y tocarte mientras vez que estoy hasta el tope
Un sarcástico jajaja acompañado una mirada traviesa salió de su boca mientras en su rostro empezaba a aparecer la señal de que también ya estaba poniéndose caliente, pues al ser de tez blanca se ruborizaba con facilidad. Eso hizo que sintiera más confianza y me atreví a dar el siguiente paso:
Yo: Prima, ¿has visto antes un pene?
Lucy: Sí tontito, ya te dije que ya he visto porno
Yo: No no, me refiero a un pene en la vida real
Lucy: No, solo en los videos y en algunas imágenes
Yo: ¿Quieres verlo?
Su semblante se puso un poco serio; miró nuevamente el bulto entre mis piernas y después dirigió su mirada hacia la mía y sin articular palabra alguna, asintió dubitativamente con la cabeza. De inmediato me puse de pie, desabroché el cinturón, el botón y bajé el cierre de mi bermuda y la bajé hasta que por su propio peso calló hasta el suelo. Después, de un solo movimiento me bajé el bóxer liberando con ello mi mástil que estaba en su punto máximo de erección. No me considero portentoso, pero lo tengo de un buen tamaño y grosor además que lo mantengo con el bello recortado en la parte de arriba y me rasuro todo lo demás.
Mi prima abrió los ojos en señal de asombro, su cara no pudo ocultarlo y sin darse cuenta, detuvo el movimiento de su mano con la que se acariciaba su zona vaginal. Vi sus intenciones de incorporarse para verlo de cerca y me adelanté; rodeé la pequeña mesita de centro y caminé hasta pararme justo frete a ella y así me quedé. Empecé a masturbarme muy lentamente, para que pudiera apreciar mejor los detalles de mi miembro, que asomaba el glande enrojecido con cada jalada que le daba. Ella estaba inmóvil sin quitar su gesto de asombro.
Estiré mi mano izquierda para que la tomara y ayudarla a incorporarse y pudiera sentarse cerca de mí para apreciar mi falo con más cercanía. Así lo hizo, bajó los pies para poder hacer el movimiento y se sentó en la orilla del sillón y quedo apenas a unos centímetros de mi miembro. Sin soltarle la mano y en un movimiento lento, se la acerqué hasta posarla en mi verga y le dije:
Yo: Tócala
Ella enmudecida totalmente siguió las instrucciones que le daba mientras miraba con asombro y sin perder detalle de aquella dura y palpitante verga. Su inexperiencia quedó manifestada al tomarla e intentar replicar torpemente el movimiento de masturbación que segundos antes yo mismo hacía.
Yo: Mira, tómala con cuidado… puedes apretar un poco, pero no tanto; solo lo suficiente para que permitas el movimiento de la piel – empecé a guiarla. Ella, aún sin decir palabra alguna, obedecía y ponía empeño en sus movimientos al tiempo que el asombro y la satisfacción inundaban su rostro. Era el semblante de una niña que estaba emocionada de hacer una travesura y eso me excitó demasiado. Conforme repetía el movimiento, empezó a tomar más confianza y se notó al empezar a jalármela con más fluidez y determinación. Su vista no se apartaba ni por un instante de mi miembro; era como si estuviera tratando de analizar cada detalle.
Yo: Puedes usar las dos manos y tocar todo
Levantó brevemente la mirada como para confirmar que había recibido el mensaje y esbozó una leve sonrisa pícara y cargada de emoción. Acto seguido, tomó mi verga con ambas manos y se esmeró en los movimientos, poniendo cadencia y hasta delicadeza en cada uno de ellos. Luego, lentamente y por iniciativa propia su mano izquierda hizo el pequeño viaje hasta mis testículos, que tocó con curiosidad y medio acarició, experimentando la rugosa sensación de mi saco escrotal. En un momento apretó con más fuerza de la necesaria y provocó que diera un pequeño sobre salto; ella se asustó un poco y de inmediato su mano liberó mis testículos.
Yo: No te preocupes, no pasa nada… pero sí es una zona demasiado sensible y cualquier apretón, aunque no sea tan fuerte, provoca dolor
Lucy: Perdona… no sabía, perdón
Yo: No pasa nada; de hecho, lo estás haciendo muy bien para ser la primera vez
Ella sonrió y de nuevo tomó con ambas manos mi verga y continuó con el masaje masturbatorio que estaba haciendo. Dejé que me la jalara a su ritmo y a su gusto y me dispuse a disfrutar aquel maravilloso momento, en donde tenía a mi prima de 15 años sentada en el sillón haciéndome una gloriosa puñeta. Fueron apenas unos instantes cuando empecé a sentir el aviso que estaba cerca de venirme y no quería; así que la interrumpí acariciando parte de su rostro:
Yo: Espera…
Ella de inmediato me interrumpió:
Lucy: Perdón, ¿Te lastimé otra vez?
Yo: No prima, de hecho, lo estás haciendo de maravilla; tanto que me tienes al límite del éxtasis
Ella sonrió.
Yo: Pero no es justo que solo yo esté disfrutando de lo lindo, ahora te toca a ti
Mi prima se sorprendió y su cara reflejó emoción y miedo al mismo tiempo y el semblante de la duda se apoderó de su rostro.
Lucy: No sé Fernando…
Yo: Ándale, vas a ver que es muy rico y también lo vas a disfrutar. Te prometo que lo haré con mucho cuidado
Lucy se aferraba a la duda así que tuve que tomar la iniciativa: tomé ambas manos de mi prima para que detuviera el movimiento y soltara mi pene, me agaché al tiempo que con ambas manos tomé su cara, la miré fijamente a los ojos solo unos segundos antes de lentamente acercarme a ella y darle un beso en la boca. Cálido, húmedo y hasta cierto punto tierno. De momento se quedó paralizada, pero terminó por dejarse llevar y se dejó hacer. Hice que se recargara hacia atrás para con ello dejar en primer plano su vientre y sus piernas. Coloqué mis manos en sus piernas, una mano en cada pierna y lentamente las acaricié y fui subiendo lentamente. Me topé con la falda, la cual levanté con ambas manos. El momento fue por demás caliente, levantar poco a poco la falda de mi prima hasta descubrir su ropa interior me volvió loco; solo pude atinar a apresurarme y en un solo movimiento tomé la panty de mi prima y la deslicé para quitársela. Instintivamente ella me detuvo con una de sus manos en un último gesto de resistencia. Sujeté dicha mano y gentilmente hice que liberara su prenda para que me permitiera continuar con el movimiento; el cual hice lentamente hasta quitarle la panty por completo. En acto reflejo ella puso sus manos en su entrepierna para taparla y yo instintivamente llevé la panty a mi rostro y la olí con total lasciva. Mi prima reclamó:
Lucy: ¡Qué asco Fernando! ¿Por qué haces eso?
Yo: ¿Cómo que por qué?… Es delicioso el poder saborear el aroma de la ropa interior de una mujer. Es sexy y cachondo
Lucy: No, cómo crees
Yo: Espera, esto apenas es el inicio
Ella se me quedó viendo intrigada, me hinqué y me acomodé entre sus piernas, quise abrirlas, pero ella puso un poco de resistencia, pero al final terminó cediendo y me dejó hacer el movimiento. Las abrí, pero sus manos continuaban tapando su parte íntima así que suavemente, tomé sus manos y las retiré lentamente, dejando al descubierto un hermoso, juvenil y virginal coño, con labios vaginales ligeramente abultados en un color rosa. Una tenue vellosidad castaña ya había empezado a extenderse desde su monte de venus hasta la zona en donde inicia su vulva. Sentí una aceleración en mi pulso cuando tuve semejante imagen frente a mí. Después de admirar la belleza íntima de mi prima, me acerqué dispuesto a devorarme aquel manjar cuando con ambas manos Lucy detuvo el movimiento de mi cabeza que quedó apenas a unos centímetros de su entre pierna. Levanté la mirada y con una mirada cargada de lasciva y deseo le dije:
Yo: Por favor prima, déjame hacerlo
Después de pensarlo unos breves instantes, ella accedió y me dejó pasar. Justo antes de posar mis labios sobre su canal vaginal me detuve para poder conocer su olor, el cual me encendió aún más; pues la alquimia de sus aromas llegó a lo más profundo de mi yo animal. Ese típico olor juvenil, de una chica que hacía no mucho seguía siendo una niña, de un dulzor que difícilmente puedo describir; acompañado del buqué ácido, propio de un sexo que lleva todo el día en uso y que tiene un dejo de secreción urinaria que lejos de causarme disgusto me encendió más.
No pude resistir más y besé el inicio de su ranura con sumo cuidado, con ternura y deseo. En cuanto mi boca tocó su piel Lucy dio en pequeño salto y sentí que se puso tensa.
Yo: Tranquila; relájate… no pasa nada malo; solo relájate y disfruta
Tapó su boca con el dorso de su mano derecha y asintió, así que continué con los pequeños besos y recorrí toda su entrepierna, tratando de conocer cada centímetro y saborear todos los aromas y sabores hasta ese momento celosamente guardados. Poco a poco fui subiendo la intensidad de los besos; pasaron a ser más profundos y húmedos y con ello, la respiración de Lucy, que ya era profunda y agitada, empezó a dejar escapar leves gemidos y eso fue música para mis oídos. Después de recorrer con mis labios y mi lengua todo el exterior de aquel juvenil sexo, me aventuré a meter mi lengua en su cavidad y lentamente busqué su clítoris, el cual descubrí como un pequeño botón que de inmediato se asomó en cuanto pasé mi lengua sobre él. Lo besé, lamí y acaricié apasionadamente y eso desató la excitación en mi prima que ya dejaba escapar gemidos más claros y profundos.
Me aventuré y mientras mi lengua lamía su clítoris, llevé el dedo índice de mi mano derecha a la entrada de su cavidad vaginal y empecé a acariciar levemente, tratando de aprovechar mi saliva que escurría para generar lubricación y de a poco, intentar introducir la punta del dedo. Al sentirlo, de inmediato Lucy apretó las piernas y balbuceó – …no Fernando -; con lo cual desistí y me incorporé levemente para responderle:
Yo: Lo sé, no te preocupes, no voy a hacer nada que te haga daño ni te voy a lastimar. Sé que eres virgen y si quieres hacerlo, lo haremos bien, con calma y cuidado
Ella, en medio de su excitación y todos sus jadeos me miró y sonrió levemente. Se veía tan hermosa así, toda roja y jadeante. De inmediato regresé a mi tarea de comerme aquel virginal coño y mientras con mi mano izquierda me ayudaba abriendo sus labios vaginales, con la derecha empecé a jalármela; estaba muy caliente y ya estaba muy encaminado.
Después de algunos minutos de estar internado entre las piernas de Lucy y de estarme devorando aquel delicioso sexo noté que empezaba a gemir más fuerte y profundamente y su cuerpo empezaba a tener espasmos, por lo que me concentré en intensificar mis mamadas para provocarle el orgasmo, sabía que estaba cerca.
Lucy: Aaaaahhh.. Fernan… Fernan… Fer….
Yo: ¿Te vas a venir verdad prima?
Lucy: ¡Sí!… ¡Me voy a venir!… Por favor no pares
Yo: No lo haré
Besé, lamí, succioné y saboreé como loco aquel coño hasta que con un gran gemido Lucy me avisó que su orgasmo llegó. Su espalda se arqueó levemente, levantó su cadera y de inmediato un chorro de sus mieles internas salió y mojó mi boca y parte de mi cara. No perdí la oportunidad de probarlo y recibir parte de aquel líquido que tragué con pasión.
Al terminar, mi prima quedó ahí, recostada en el sillón toda acalorada, con la respiración agitada, toda roja y caliente. La imagen era por demás cachonda al incorporarme y verla así, con las piernas abiertas totalmente y de su virginal coño escurriendo sus mieles.
Mi prima me miró ahí, parado frente a ella jalándome la verga que estaba erecta hasta el tope. Deseaba tanto tirarme encima de ella y metérsela hasta el fondo y cogérmela como si no hubiera un mañana. Pero debía ser cuidadoso, por ningún motivo deseaba dañarla y que eso, resultara en algo peor con la familia. Eso realmente me daba mucho miedo. Pensé en ir avanzando poco a poco, para poder provocar que mi prima accediera a coger conmigo.
Yo: ¿Te gustó prima?
Lucy: Sí… – Contestó todavía titubeante ante la excitación
Yo: ¿Te viniste rico?
Ella esbozó una sonrisa de oreja a oreja y con un dejo de sarcasmo replicó:
Lucy: Jajaja… ¿Acaso no se notó??? ¡Mira cómo me dejaste!… no inventes
Yo: Estuvo bien rico… la verdad es que estás deliciosa Lucy…
Ella me miró con un falso gesto de incredulidad, pero atenta a mis palabras.
Yo: Estás deliciosa, muy rica… también me hiciste sentir rico al dejarme tocarte y hacerte ese oral
Lucy: Sí… la verdad lo hiciste muy rico… y creo que te ganaste que te haga lo mismo
De inmediato mi cara se iluminó por la emoción. Acto seguido, ella se incorporó y se sentó en la orilla del sillón, estiró su mano izquierda para alcanzar mi verga. Instintivamente la solté y dejé que la agarrara. Me jaló hacia ella y sin pensarlo abrió la boca y metió la mitad de mi mástil de carne en ella. Fue la locura, sentir por primera vez la calidez de su boca, la humedad de su saliva. Fue un poco brusca en un inicio, pero no le tomó mucho encontrar la técnica para empezar la felación de forma fluida, sin lastimar. Metía el glande en su boca y con la lengua lo masajeaba de una forma particularmente interesante, pues me hacía sentir algunos espasmos que no había sentido antes. Alternaba esos lengüetazos con mamadas completas, trataba de engullir en su totalidad mi verga, pero al sentir que ya no podía más la sacaba y me masturbaba mientras besaba la punta del glande.
La imagen era increíble, ver a mi prima así, sentada regalándome el increíble honor de ser el primero en recibir una mamada suya y lo increíble era que, a pesar de ser la primera, lo hacía con la maestría de una mujer con años de experiencia. Con ambas manos tomé el cabello de mi prima y sutilmente guie los movimientos y la cadencia de su cabeza; ella se dejó guiar y nos coordinamos perfectamente haciendo de aquella mamada algo poco a poco me fue llevando a las nubes y en poco tiempo llegó el aviso de mi orgasmo. En medio de mi calentura empecé a pensar dónde acabar; quería correrme dentro de su boca, pero tal vez sería demasiado para la primera vez. ¿Echárselos en la cara? No sé, tal vez sería menos agresivo que acabar en su boca, pero igual me generaba dudas. Mejor le pregunto.
Yo: Prima… ya casi me voy a venir
Ella no pudo contestar, tenía la boca llena, pero su mirada se dirigió a la mía, como tratando de contestarme.
Yo: ¿Dónde quieres que termine?
Lucy sacó mi verga de su boca, chorreando saliva y dejando hiladas de la misma que conectaban su boca a mi falo. Lo pensó por unos instantes, y sin dejar de jalarme la verga me miró con esa mirada cargada de lasciva y calentura que ya me encantaba y se hincó; con la mano que tenía libre se bajó la playerita que tenía puesta dejando al descubierto unos hermosos senos, redondos y paraditos, con la turgencia y firmeza propia de una adolescente quinceañera en pleno desarrollo. Me cautivaron sus pezones, pequeños y rositas con una aureola casi imperceptible por la blancura de su tez. Se acomodó, siguió jalando y de repente el momento de explotar llegó. Me tensé un poco y con la respiración agitada al máximo le di el aviso:
Yo: Me vengo prima… mmmmm me vengooooo… aaaaahhhh
De inmediato salió un chorro que chocó justo en el centro de su pecho; luego un segundo chorro mucho más grande y cargado salió y mojó uno de sus pechos… luego otro chorro, y otro… y otro. Creo que nunca me había venido de esa forma, en esa cantidad tan abundante. Lo mejor fue ver el asombro con el que Lucy miraba en primera fila y por primera vez el orgasmo masculino. Sus ojos se abrieron con asombro, esbozando una leve sonrisa de satisfacción con ese toque de travesura juvenil.
Yo seguía en las nubes por el éxtasis que me hizo sentir mientras observaba a mi prima jalar mi aún erecta verga como tratando de exprimir hasta la última gota de semen. En un momento levantó la mirada y de nuevo, con ese gesto audaz al cual gustosamente me estaba acostumbrando, se acercó y de una manera sutil y hasta cuidadosa, pasó su lengua por el glande y se avocó a limpiar los restos de líquido seminal que quedaron en mi verga. Fue fascinante ver la cara que puso al probar por primera vez el semen; lo testeó y saboreó y para mi fortuna no le hizo gestos.
Yo: ¿Te gusta?
Lucy: Es raro, tiene un sabor que nunca me hubiera imaginado… no sé cómo describirlo… pero sí; puedo decir que no es desagradable
Yo solo sonreí y me acerqué a ella para besarla; de momento hizo un gesto incrédulo tal vez al pensar que no me atrevería a besarla después de haberme dado una deliciosa mamada y de probar mi semen. Simplemente con ambas manos la tomé por el cuello y gentilmente la acerqué a mí y la besé. Fue deliciosamente apasionado, pues de inmediato nuestros labios se fundieron y nuestras lenguas se trenzaron en una vehemente lucha mientras mis manos se abalanzaron sobre sus senos aún bañados en mi leche caliente. Ella atinó a abrazarme y tímidamente sus manos buscaron la parte baja e mi playera y lentamente empezó a subirla.
Al percatarme, de inmediato me incorporé y le ofrecí ambas manos para que ella también se pusiera de pie y fuera más fácil el movimiento. Ella me regaló una hermosa mirada cargada de una extraña mezcla de incredulidad, deseo y complicidad al momento que de nuevo tomó mi playera e inició el movimiento para quitármela. Yo simplemente levanté los brazos y le facilité el movimiento.
Mi dorso delgado pero tonificado quedó al descubierto y Lucy solo atinó a acariciarlo con ambas manos, yo no aguanté más y me acerqué y de nuevo nos hundimos en un fogoso y húmedo beso que hizo que las caricias se desataran por completo. Mis manos de inmediato se lanzaron a sus nalgas; hermosas, redondas y firmes, ella imitó mi movimiento y torpemente con ambas manos acarició mi trasero. En un momento me harté de la falda de su uniforme y en un movimiento logré desabotonarla, bajé el pequeño cierre y la deslicé hacia abajo, solo lo suficiente y dejé que la gravedad hiciera el resto. De nuevo tomé a mi prima por las nalgas y las acaricié hasta que no pude más y forcé que nuestro beso se pausara para hacer que diera un par de pasos hacia atrás y se recostara en el sillón. Fue una imagen que jamás olvidaré; Lucy tendida boca arriba en el sofá, con las piernas abiertas poniendo ante mí su húmedo y virginal coño. Lentamente me acerqué y hundí mi cara entre sus muslos para darle una mamada a esa vagina antes de dar paso a lo que más anhelaba en ese momento; meter mi verga hasta el fondo de esa estrecha cavidad vaginal. Lucy acarició mi cabello acompañando los movimientos de mi cabeza mientras me devoraba su entre pierna y endulzaba mis oídos con los gemidos que ya dejaba escapar sin censura ni inhibiciones.
Después de unos minutos de disfrutar de aquel manjar húmedo y salado, me incorporé y me acomodé entre sus piernas y encima de ella y la besé; Lucy me abrazó por el cuello y no pudo evitar que su cuerpo reaccionara al momento en que mi verga hizo contacto por primera vez con su coño. De inmediato me percaté que en su semblante había un dejo de duda, su mirada me decía que estaba en medio de una lucha entre continuar con el momento o detenerse.
En un acto de lucidez hice una pausa:
Yo: Si no estás segura no lo haremos. Aún cuando muero por estar dentro de ti y disfrutarte, si no estás segura o no quieres, no pasará nada… será como tú digas
Continué besándola mientras que con la ayuda de mi mano derecha empecé a frotar mi verga por toda su vagina. Estaba tan mojada que se deslizaba con total facilidad. Lucy gemía y correspondía mis besos sin poner mucha resistencia; solo me apretaba con los muslos cuando sentía que acariciaba la entrada de su cavidad vaginal con la cabeza de mi verga. Hice una pausa nuevamente y clavé mi mirada lujuriosa y llena de lasciva en los ojos de mi prima, que también, jadeante y caliente me miró llena de deseo.
Yo: ¿Quieres hacerlo?
Lucy: Sí
Era lo que quería y necesitaba escuchar. Acto seguido, me abalancé sobre ella y de nuevo me devoré su boca con total pasión y lujuria mientras continué acariciando su coño mojado con mi verga. Solo después de unos breves instantes, me incorporé y me dispuse a tomar la virginidad de mi hermosa prima. Cuidadosamente, coloqué la cabeza en su entrada y poco a poco la fui metiendo. Entró sin problema un par de centímetros hasta que se topó con aquella muralla que certificaba la virginidad de aquel coño. De inmediato mi prima esbozó un semblante de que empezó a sentir dolor.
Yo: Descuida, lo haré poco a poco y con cuidado. No voy a lastimarte
Lucy asintió y dirigió su mirada justo a nuestros pubis, como tratando de ver cómo mi dura verga de a poco iba entrando en su ser.
Era deliciosamente estrecho y debo decir que ayudó mucho el que estuviera tan mojado; eso dio la lubricación necesaria para que Lucy sintiera el menor dolor posible. De nuevo la besé al tiempo que seguí empujando; retrocedía un poco y de nuevo para adentro. Repetí estos movimientos durante unos minutos, para ayudarla a que el interior de su vagina fuera cediendo.
Sutilmente y sin dejar de besarla me acomodé y sin pensarlo, dejé caer todo mi peso pélvico y la penetré. Un sollozo se escapó de la boca de mi prima dando paso a un rictus de dolor que hizo que se le escaparan un par de lágrimas.
Yo: Shhhhhhh -intenté consolarla al momento que dulcemente sequé sus lágrimas con mi pulgar derecho.
Yo: Sé que duele… y te prometo que va a pasar, pronto va a pasar. Solo debemos darle tantito tiempo para que tu cuerpo se acostumbre
Lucy no pudo contestarme, estaba tratando de contener el llanto. Solo asintió mientras ahogaba con sus manos los sollozos que aún emitía. De momento sentí un poco de culpa y arrepentimiento porque en verdad que no quería causarle daño ni dolor de ningún tipo. Solo atiné a acariciarle la cara, el cabello y darle tiernos besos mientras le repetía que ya pronto pasaría el dolor.
Poco a poco los besos fueron subiendo de intensidad, lo cual me indicaba que era momento de continuar, por lo que sutil y muy lentamente empecé a hacer el movimiento de meter y sacar; apenas un centímetro, para que no le doliera mucho y poco a poco fui aumentando hasta que después de unos minutos el movimiento era mucho más marcado y podía meterle y sacarle la verga sin que el dolor se interpusiera.
El ritmo y la intensidad aumentaron y para ese punto, mi prima ya dejaba ver en su rostro el placer que estaba sintiendo; empezó a dejarse llevar y ya no hubo ninguna resistencia. Sus manos empezaron a moverse entre mi cintura, mi pecho y mi cuello. Yo me sostenía con mi brazo izquierdo, por lo que solo mi mano derecha estaba libre para poder acariciar su hermoso cuerpo. Acariciaba y apretaba su nalga izquierda; luego subía y sobaba y apretaba sus pechos que alcanzaban a rebotar de lo lindo con cada embestida que le daba. Definitivamente era lo más rico que me había pasado.
Después de unos minutos pausé las embestidas para poder cambiar de posición:
Yo: ¿Quieres cambiar?
Lucy: Sí
Me levanté y le di la mano para ayudarla a levantarse también. Al estar de pie la besé y abracé por un instante. Luego, me acosté en el piso de la sala boca arria y le dije que se subiera.
Yo: ¿Ya sabes cómo no?
Lucy solo sonrió de manera pícara y se dispuso a subirse en mí para cabalgarme. Lentamente se acomodó sobre mí y con su mano derecha se ayudó para colocar mi verga en la entrada de su coño y después de unos pequeños roces solita se ensartó. Poco a poco mi verga fue entrando hasta que desapareció totalmente y un gemido profundo salió de su boca. Era increíble, la tenía toda adentro.
Lentamente empezó a moverse y a cabalgar mi verga y solo me dispuse a disfrutar. La tomé por las nalgas para acompañar sus movimientos al tiempo que las apretaba y le daba pequeñas nalgadas. Luego le agarré las tetas e igual, las apreté y sobé mientras Lucy cabalgaba a su ritmo.
Sus gemidos constantes me decían que estaba disfrutando, por lo que empecé a hablarle de manera caliente para motivarla aún más:
Yo: Así, así… justo así hermosa, muévete así y cómete mi verga con ese delicioso coño que tienes
Lucy: Aaaaahhhh sí… aaaahhhh
Yo: Qué rico te mueves prima…. Qué rica estás… qué rico coño tienes prima
Lucy: Sssssiiiii…. ¿Te gustaaa?
Yo: Mmmmmm me encanta prima… me encanta cómo lo haces prima… así, síguete moviendo así
Lucy: Mmmmm…. Aaaahhhh
Poco a poco fue aumentando la intensidad de sus movimientos, yo le ayudaba moviéndome de tal forma que al cabalgarme sintiera todo y más rico. La tomé por las nalgas con firmeza y empecé a bombearla mientras ella seguía cabalgando. Le di duro hasta que vi que estaba a punto de venirse.
Yo: Así prima… ¿Te vas a venir?
Ella estaba concentrada en sus movimientos y en lo que estaba sintiendo, no respondió.
Yo: Prima…. ¿Te vas a venir?
Lucy: Sí primo…
Yo: ¡Entonces no pares! Sigue así… sigue así y no pares… no pares… quiero que te vengas rico
Lucy: Ssssí…. Siiii… ahhhhh
Yo: Sí… así… así… así, no pares mi amor… así
Lucy se encorvó hacia adelante un poco y cambió la intensidad de sus movimientos y en medio de un profundo y caliente gemido estalló y se vino copiosamente. De inmediato sentí cómo un líquido caliente inundó su vagina y escurrió por toda mi verga.
Lucy: AAAaaaaaaahhhhh ahhhhhhhh
Yo: Sí prima…. Así… así… ¡Qué rico!
Después de que su cuerpo se estremeció mientras explotaba su orgasmo, se tumbó encima de mí mientras jadeaba y trataba de recuperar el aliento. Estaba completamente exaltada ante tremendo éxtasis. Yo alterné caricias entre sus nalgas y cabello. Le besé la frente y continué acariciándola.
Yo: Qué rico lo hiciste prima
Lucy solo sonrió, levantó su cabeza y me miró fijamente, como tratando de decir algo, pero alcancé a notar que dudaba. Yo solo me acerqué y la besé. Ella correspondió y nos enlazamos en un beso dulce, como si fuéramos novios. Poco a poco y de nuevo, la intensidad de beso empezó a subir y con eso, yo aproveché que aún estaba dentro de ella y empecé a moverme para retomar la penetración.
Ella correspondió y se acomodó de nuevo para volver a cabalgarme. Dejé que tomara la iniciativa y me dispuse a disfrutar del momento. Otra vez empezó el movimiento y en breves instantes ya estaba dándose de manera intensa mientras gemía de lo lindo. Yo la agarré de la cintura y las nalgas hasta que de nuevo sintió cerca el orgasmo.
Yo: Así prima… así, cógeme y vuélvete a venir encima de mí
Lucy: Aaaaahhhhh…. Aaaahhhhh
En menos de un minuto ya estaba viniéndose a chorros nuevamente y estremeciéndose.
Yo: ¡Qué rico primaaaa!!!! ¡Así!
Se quedó quieta mientras jadeaba y yo acariciaba sus piernas y sus nalgas. Nuestras miradas se cruzaron brevemente y nos sonreímos con total complicidad. Me incorporé para quedar sentado y cerca de ella para besarla apasionadamente.
Le pedí que con cuidado se levantara para cambiar de posición. Nos pusimos de pie y le pedí que se acomodara nuevamente boca arriba en el sillón. Antes de que se recostara le quité la playerita y me abalancé sobre ella y nuevamente nos fundimos en un beso super caliente y apasionado. Mientras nuestras lenguas luchaban entre sí, me acomodé bien entre sus piernas y en un solo movimiento se la metí hasta el fondo. No hubo resistencia alguna, entró toda hasta topar.
Lucy: Aaaaaahhhhhh
Yo: Qué ricas estás prima… me encantas… estar dentro de ti es lo más rico
Lucy: Ahhhhh ¿En verdad?
Yo: ¡Claro!… estás riquísima y estar así contigo es algo increíble
Lucy solo esbozó una sonrisa y me besó. De nuevo, empecé el movimiento y empecé a metérsela. Poco a poco fui subiendo la intensidad de las embestidas y mi prima respondía con gemidos más fuertes y profundos. Después de unos minutos así, me incorporé lo suficiente para poder ver en todo su esplendor aquella escena con mi prima debajo de mí y yo entre sus piernas metiéndole la verga y disfrutando de su delicioso coño justo como momentos antes me lo había imaginado. Ver cómo mi verga llena de sus jugos entraba y salía de su vagina, ver cómo sus senos rebotaban con cada embestida, ver cómo Lucy cerraba los ojos y jadeaba y gemía a más no poder.
El sudor emanaba inclemente de mi frente, de mi pecho y prácticamente de todos lados, el calor del lugar más lo calientes que estábamos hizo que literalmente un pequeño chorro de sudor escurriera de mi frente y cayera en los vellos públicos de Lucy y se mezclara con el sudor y otros líquidos que tenían empapada aquella vellocidad adolescente.
Lucy: Aaaahhhhh…. Sí primo… así primo… cógeme así…
Esas palabras me enloquecieron y empecé a darle duro, con embestidas profundas y constantes que provocaron el sonido de aplauso que a todos nos calienta escuchar. Mis huevos chocaban con sus nalgas y yo la tomé por la cintura para darle más fuerte. Sus gemidos fueron fuertes y llegó un punto en donde gritó, pero ya no podía parar; estaba a tope y lo único que quería era vaciar mi leche en ella.
Yo: Aaaaaahhhh ¡Qué rica estás prima!!!! ¡Qué rico coño tienes!
Lucy: Aaaaahhh aaaahhhh
Yo: Me voy a venir prima…
Lucy: Sí primo, vente… vente rico… ahhhh
Yo: Aaaaahhhh ¡Sí! ¡Qué rico prima!!!… ¡Qué rico coño tienes!!! Voy a venirme en él
Lucy: Aaaahhhhh primo
No pude más y después de unas embestidas más en donde se la metí hasta el fondo, la saqué y vacié mi leche en el coño de mi prima. Chorros de semen escurrieron por toda la entrepierna de Lucy mientras ahogué como pude mis gemidos. Ella se levantó un poco para ver toda la escena y ser testigo de cómo la bañaba en semen nuevamente.
Aún jadeantes nos besamos al momento en que con ambas manos mi prima agarró mi verga y la jaló, como para asegurarse de exprimirle hasta la última gota.
Lucy: Mmmmmmmm qué rico te veniste primo
Yo: Ohhh sí… estuvo asombrosamente rico prima
Lucy: ¿Sí?
Yo: Totalmente prima… estás tan rica y tienes un coño tan delicioso que me subiste a las nubes
Lucy: Jajaja qué exagerado eres
Yo: Te prometo que no exagero prima
Ella sonrió y me dio un beso suave y tierno
Lucy: Por un momento pensé que te ibas a venir adentro
Yo: ¡¿Cómo crees?!
Lucy: Sí… es que dijiste que ibas a echar tu leche en mi coño y entendí que sería adentro
Yo: No prima, cómo crees… digo, sí debe ser riquísimo venirme adentro pero obvio no podemos hacer eso
Lucy: Ya sé, por eso te lo digo
Otro beso interrumpió nuestra charla. Después de unos minutos de intercambiar caricias y más besos tuvimos que terminar con el momento. Nos vestimos y arreglamos todo porque normalmente una vecina le hace el favor a mi tía de ir a su casa a cuidar a Lucy cuando mi primo se pone mal y mi tía lo tiene que llevar al hospital. Estuvimos platicando un rato hasta que mi mamá me llamó por teléfono para decirme que justamente la vecina llegaría en un rato y que me regresara a la casa cuando ella llegara.
Así fue. La vecina llegó y yo me retiré. Esa noche Lucy y yo nos mensajeamos y hablamos de lo que había pasado, de lo rico que estuvo y que habría que repetirlo en otro momento. Por supuesto que la idea me enloqueció, quedamos que así sería. Antes de dormir me puse a recordar cada momento y detalle de lo que pasó y me la jalé hasta venirme y dormí de lo lindo.
Woooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooowwwwwwwwwwww!
Muy bonito relato. Me gustan así, con morbo y cariño.