Mi primera vez
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por TeresaHentaiLover.
En aquel entonces yo tenía 14 años, apenas había empezado a desarrollarme pero los chicos ya se iban fijando en mis nalgas, y más aún los días de gimnasia por los leggins.
Pues bien, yo tenía un novio de 17 años, nuestra relación era secreta, y sólo nos veíamos en su casa cuando sus padres no estaban.
Nos dedicabamos a besarnos, y él, aprovechandose de mi inocencia, me tocaba las nalgas y acariciaba por encima de mi sbraguitas la zona de mi entrepierna.
Hasta el día de su cumpleaños, así fue.
Pero ese día, y después de ver algunas pelis porno con él, las cuales obviamente me las enseño el muy pervertido, me pidió que por su cumpleaños le regalara sexo.
Yo sin tener mucha idea, y viendo que las mujeres del video sonreían y parecían pasarselo bien, acepté sin dudar.
Como le iba a negar nada a mi novio, ¿no? Pues bien, unos pocos días después de tener él 18 años, se quedó en casa solito, y yo aproveché para ir allí y darle su regalo.
Había comprado lubricante y condones, y nada más llegar yo, nos fuimos a su habitación y me desnudó por completo, excepto mis braguitas.
Por primera vez me puse nerviosa, pero el me acaricio el cuerpecito, llegando a la zona de mis pequeños pechos, haciendo que una sensación extraña y muy placentera me recorriera el cuerpo.
De ahí pasó a mis pezones, que estaban duritos.
-Aaaah.
Me siento rara.
– Gimoteaba yo al sentir como sus dedos, y más tarde su lengua, recorría mis pezoncitos.
-No pasa nada, es lo normal Tere.
Ahora tienes que quitarte las braguitas, y yo a cambio me desnudaré también, ¿vale amor?- Yo asentí y me desnudé completamente, al mismo tiempo que mi ex novio.
Cuando el se quitó el boxer, pude ver su enorme pene.
Diría que eran unos 16 cm, ahora no me impresiona tanto pero en aquel entonces me quedé sorprendida y asustada de ver eso tan grande y duro.
-¿No te duele?- Le pregunte, y con la inocencia de mi edad, alargué la mano para tocarlo con un dedo.
Pero eso no le bastó y me hizo sujetarlo con toda la mano, lo poco que podía.
-S-Sí, y sólo tu puedes hacer que deje de doler.
Tienes que masturbarme, con tu manita moviendola de arriba a abajo.
Y cuando yo te diga, tienes que acercar la cara y meter todo lo que puedas en tu boca, como las chicas de los videos que vimos el otro día.
Yo asentí convencida de que me iba a gustar la sensación.
Tras unos minutos masturbando su grueso pene, me obligó a acercar la cara y le dí un pequeño lametón, pero el dijo que tenía que abrir la boca y eso hice.
Lo primero que hizo fue sujetarme de la cabeza y comenzar a embestir mi pequeña boquita con su miembro, cosa que me sobresaltó e hizo que tratara de echarle, pero él seguía y seguía.
Al poco paró para dejarme respirar.
-Eso ha dolido, no lo hagas más.
No podía respirar.
– Me quejaba mientras me caían pequeñas lagrimillas por haber sentido la punta de su polla en mi garganta, pero él me abrazó y me dió un beso con lengua para callarme y tranquilizarme.
-Sssssh no pasa nada.
Esto hay que practicarlo, mi pequeña.
Ahora prometeme que no te quejaras.
Si te duele lo que hacemos, me lo dices y paramos hasta que te sientas mejor.
– Feliz de nuevo de verle tan amable, asentí y me quedé encima de él, para así dejar que me penetrase.
-¿Lista, Tere? Tienes que aguantar, este es mi regalo y debes aguantar para que lo disfrute.
-Yo asentí y sin dudar empezó a moverme hacia abajo.
Yo sentía como me penetraba con su enorme cosa, y me dolió bastante por lo que gemí de dolor y le dije que se detuviese.
No lo hizo, solo se movía más despacio cuando veía que mis quejas cesaban.
Cuando cesó el dolor, sentí una nueva sensación cuando volvío a moverse.
Esta vez habíamos cambiado a la postura que luego conocería como "perrito".
Además, él me dijo que cuando estuviesemos sólos sería su perrita.
Yo creyendo que era un juego, como cuando jugaba en el parque a los animales, le dejé llamarme perrita o perra.
Con cada embestida suya mi cuerpo temblaba, sentir su pene dentro de mi vagina pequeña y apretada era una de las mejores sensaciones de mi infancia, tanto que incluso mis caderitas comenzaron a moverse.
Él, aprovechando esa postura, alcanzó el lubricante y comenzó a rozar su dedo lleno de lubricante contra mi ano, a lo que yo respondí apretando las nalgas.
-¿Qué haces con mi culito? Se siente extraño y frío.
– Él dió la excusa que eso era parte de su regalo, la más importante, y por ello siguió acariciandome el ano hasta que legó a penetrarlo con ese travieso dedo.
Mientras tanto, nuestras caderas no paraban de moverse la una contra la otra.
Yo casi podía sentirle en mi vientre, y cada vez iba más y más rápido.
Su dedo en mi culo y su polla en mi vagina fueron las dos razones por las que tuve mi primer orgasmo, y fue tal que apreté su pene con todas mis fuerzas y casi le hago correrse dentro, pero le dió tiempo a sacarlo y a metermelo en la boca.
-Ahora como mi perrita debes beberte lo que tu amo te da.
Antes de tragarmelo enseñame lo que tienes en la boca, y luego agradece que te lo haya dado.
– Y así lo hice.
Aún en cuatro, recibí su abundante semen en mi boca, tanto que casi se me derrama.
Cuando sacó su pene, le enseñe todo el semen en mi boca, y me lo tragué.
Sabía saladito y como él quería, le dije:
-Sabe muy bien amo.
Gracias por su semen.
Él me abrazó y me dijo que siempre que fuese, tendría que prácticar con él lo que había hecho en su cumple, y así lo hice hasta que se tuvo que marchar dos años después por trabajo y tuvimos que romper.
Espero que les haya gustado mi primer relato, no os olvideis de comentar y si deseáis saber algo más, preguntad en los comentarios.
Quizás de vuestras preguntas salga el siguiente relato, si he tenido la experiencia en lo que preguntéis claro.
Un beso a todos y a todas.
<3
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