MI PRIMERA VEZ CON MI PADRASTRO (2da parte):
Como ya saben, en ese tiempo yo solo tenía 4 añitos. Sentí dolor a pesar de que….
Eran aproximadamente las 11 de la mañana. Mi padrastro llegó a la casa y me encontró sobre su cama, totalmente desnuda y tratando de meterme un dildo grande y negro por mi pequeña vaginita. Yo siempre he tenido la piel blanquita, el pelo castaño y en ese tiempo tenía una carita angelical que aún conservo actualmente. En el televisor se veía una escena porno de una niña como de 8 años, introduciéndose dos enormes dildos a la vez, uno en su pequeña vagina y otro en su tierno culito. Y no sé si fue por la escena porno o porque me vio totalmente desnuda, pero pude notar una erección en mi padrastro creciendo bajo su pantalón. Me dijo que no debía coger sus cosas sin antes pedírselo. Yo le dije que solo quería jugar a lo que él y el extraño hombre habían jugado con la niña la noche anterior. Entonces me dijo que no debí haber visto eso, que se suponía que debía estar dormida. Y también que era una nenita traviesa, una nenita mala y que a las nenitas malas se las debe castigar. Por un momento tuve mucho miedo, pero él me calmó diciéndome que no me preocupe, que tampoco me iba a lastimar.
En el televisor seguía la escena. Ahora la niña estaba mamando al mismo tiempo tres durísimas vergas de unos hombres muy altos y musculosos. La erección de mi padrastro ahora era un durísimo bulto.
Faltaba justo un mes para mi cumpleaños y a mi padrastro se le ocurrió una idea. Me dijo que íbamos a jugar ese juego, pero que primero tenía que adiestrarme. Y que para eso tendríamos un mes. Yo no entendía, pero estaba feliz.
En ese mismo momento mi padrastro se sacó su durísima verga y comenzó a masturbarse frente a mí. Luego me abrió las piernas y empezó a oler y a lamer mi pequeña vaginita. Estaba como loco y me hacía sentir algo de dolor, pero sentía más placer:
– Yo: Aaaah!!, aaay!!, aaaah!!
– Roberto: Te gusta mi amor?
– Yo: Síí!!, aaaah!!, aaajaah!!!
Chupaba toda mi tierna vaginita. Me rozaba con su bigote y su barba.
Luego buscó otro dildo, uno más pequeño que el que yo me intenté meter. Pasó de nuevo toda su larga lengua por mi vaginita y por mi culito, y empezó a morder mis pequeñitos labios vaginales. Chupó también todo mi culito y me hizo gritar de placer. Luego rozó toda mi entrepierna con ese dildo e inmediatamente me lo metió en la boca. Yo lo chupaba como si fuera un biberón. Como ya saben, en ese tiempo yo solo tenía 4 añitos.
Con un poco de lubricante en sus dedos, logró meter su grueso dedo índice, y suavemente masturbó mi virgen vaginita:
– Yo: Aaah!!, aay!!, aaah!!
– Roberto: Te gusta putita?
– Yo: Aaaaah!!, sííí!!
Luego logró introducir dos de sus gruesos dedos y finalmente uso el dildo:
– Yo: Aaaaaahh!!!, aaaaay!!!, me dueeele!!!
– Roberto: Cállate puta!!, esto es lo que querías!!
Sentí dolor a pesar de que solamente me metió una parte del dildo. Mi padrastro no quería romper mi himen todavía.
Inmediatamente puso su enorme verga en mi carita, y me dijo:
– Roberto: Abre la boca putita!
– Yo: Así..?
– Roberto: Oooooh!!, sííí!!, asííí!!, aaaahh!!!!, quéé rííííco!!
Por primera vez pude oler la verga de mi padrastro. Tenía un olor delicioso, un olor a macho adulto.
Con su mano derecha empezó a masturbarse y con la izquierda me cogía fuertemente del cabello, haciéndome tragar toda la gruesa cabeza de su verga. Sus movimientos se hacían cada vez más violentos. Estaba violando mi pequeña boquita con su enorme verga negra. Casi me hace vomitar, pero en ese mismo instante me llenó toda la boquita de su rica leche. Apenas pude respirar. No tuve otra opción que tragarme todo su abundante semen.
Pasó el tiempo y mi padrastro todos los días hacía eso conmigo. Incluso me enseñó a meterme la manguera del baño para lavarme solita mi culito. Abría lo más que podía mi pequeña vagina, sin romper mi himen. Me metía una cadena de gruesas bolas en mi culito. Y me hacia oler, lamer, chupar y tragar su gruesa verga, hasta llenar toda mi boquita de su espesa leche.
El día de mi cumpleaños llegó y yo estaba muy feliz y emocionada. Ese día mi padrastro me puso una ropita diferente. Un vestidito muy cortito, unos zapatitos que combinaban a la perfección, y unas medias que me hacían lucir más como una mujer que como una niña.
Como vivíamos solos, la fiesta la celebramos solamente él y yo. Pero inesperadamente un vecino llegó a la casa para saludarnos, y me regaló un obsequio por mi cumpleaños. Aquel vecino había sido amigo de mi madrastra y sabía cuando era mi cumpleaños. De hecho él fue escogido para ser mi padrino y yo hasta ese entonces, no lo sabía. Se marchó y yo sin esperar más, abrí mi regalo. Para mi sorpresa era un I Phone nuevo sin contraseña, con una nota que decía: “Para mi pequeño angelito”. Besos. Atte. Mamá.
Ese mismo día mi padrastro recibió la noticia de que mi madrastra se había separado definitivamente de Alejandro. Se había ido a vivir sin él a otro país, y no pensaba regresar jamás. Pero mi padrastro para ese entonces ya no pensaba en Isabel, pensaba solamente en mí.
Anocheció y mi padrastro me regaló muchos juguetes sexuales, cosméticos y caramelos con forma de penes. Pero lo mejor estaba por llegar. Fuimos a su habitación, me maquilló como pudo, me dejó como toda una mujer, y poco a poco en su cama fue quitándome la ropa interior mientras me decía al oído: “Hoy te voy a hacer mi mujer”.
Sus enormes manos acariciaban mi pequeña entrepierna. Me besaba la boquita como un lobo feroz. Apretaba, besaba, lamía y chupaba mis diminutos pezones. Los mordía y pellizcaba despacito. Me hacía gemir como toda una perrita. Lentamente comenzó a pasar su boca desde mis labios hasta mi pequeña vaginita, y me hizo delirar de placer:
– Yo: Aaaah!!!, aay!!, aaaaah!!!
– Roberto: Hoy te voy a castigar por ser tan traviesa!!
– Yo: Síí!, aaah!!, aaaaah!!!
Pude sentir como sus dientes mordían eróticamente mis pequeñitos labios vaginales y como intentaba meter toda su enorme lengua en mi pequeño culito. Lamía, chupaba, mordía y escupía mi diminuto clítoris como un lobo hambriento, mientras yo gemía como loca de placer.
Luego se sentó a un lado de la cama y me dijo:
– Roberto: Chúpame la verga putita!.
– Yo: Umm!!, mmmm!!
– Roberto: Oooooh!!, sííí!!, así puta!!, aprendiste rápido!, oooooh!!!, ssh!! quéé ríííco!!, oooooh!!
Después de estar un buen rato mamándole su durísima verga, se apartó de mí para traer consigo una crema. Me dijo que abra lo más que pueda mis piernitas y así lo hice. El sin esperar comenzó a meter sus gruesos y negros dedos como siempre, pero esta vez entraron tres. Luego ató mis manos por las muñecas y me ordenó que me pusiera en 4. Inmediatamente con un látigo de cuero negro, empezó a azotarme, mientras me agarraba del pelo y me decía:
– Roberto: Con que te gusta la verga putita!
– Yo: Aaaaah!!, sííí!!, aaaay!!!
– Roberto: Quieres que te meta la verga??
– Yo: Aaaahh!!, sííí!!, aaaaah!!!
– Roberto: Quieres que te la meta bien duro??
– Yo: Sííí!!!, aaaaaah!!!, métemela bien duro!!!
Acto seguido mi padrastro Roberto me volteó bruscamente dejándome boca arriba. Puso su gruesa verga negra de 19cm en la entrada de mi pequeña vaginita, la cual increíblemente se abría, permitiendo la entrada de ese durísimo pene. Sentí mucho dolor mientras él sentía el mejor placer de toda su vida. Toda su verga estaba durísima como piedra. Pude sentir como esa enorme cabeza desgarraba y rompía mi pequeñito himen. No pude evitar gritar:
– Yo: Aaaaaaaaahh!!!!!, aaaaaaaay!!!!, aaaaaaaaaaaah!!!
– Roberto: Cállate puta!!, sss!!! esto es lo que querías!!!
– Yo: Nooooo!!!, nooo!!, me dueeeele!!!, aaaaaaaay!!!, aaaaaaaaah!!!
– Roberto: Toma puta!!!, toma!!!
– Yo: Aaaaaaaaah!!!, aaaaaaaah!!!, aaaaaaaaay!!!, aaaaaaaah!!!!!!,
– Roberto. Uuuuuuuy!!!. síííí!!!, quééé rííííííco!!, tooma puta!!!, tooma!!!, tooma verga!!!
– Yo: Aaaaaaaaay!!!, aaaaaaaaah!!!, aaaaaaaaaah!!!!!
Al principio el bombeo fue lento, pero conforme la penetración aumentaba, pude sentir como la gruesa cabeza de esa durísima verga entraba más y más en mi apretadísima vagina. Mi padrastro estaba como poseído agarrándome fuertemente de las caderas y metiéndome más y más duro su enorme garrote. La diferencia de nuestros cuerpos era bestial. Su piel morena contrastaba con la mía. El no dejaba de quejarse, jadeaba demasiado, y yo gemía y gritaba con todas mis fuerzas de dolor y de placer. De repente me aplastó casi con todo su cuerpo y con un fuerte movimiento, logró clavarme todo su durísimo pene, que traspasó mi útero, llegando hasta lo más profundo de mí, y dejando ver su bulto de macho adulto en mi pequeño vientre. No pude evitar orinarme.
Logré sentir toda la gruesa cabeza de su verga estirándome el útero, y sus bolas chocar contra mi pequeñita pelvis. Empezó a darme duro como todo un toro, hasta que no pudo más y me llenó de 5 abundantes chorros de leche. Tenía la verga tan dura que casi me dejó por completo sin aliento.
Así nos quedamos los dos un rato, hasta que su verga perdió tamaño y al sacármela, su semen se me salió mezclado con mi sangre. Quedamos exhaustos. Yo no podía creer lo que había pasado, sentía mucho dolor, vergüenza, pero a la vez también me sentía demasiado bien.
A la mañana siguiente mi padrastro tenía que irse como siempre a trabajar. Nos bañamos juntos. Se despidió con un beso y me dejó un chupete grande y muy grueso de color rojo, en forma de pene, como desayuno.
Yo apenas podía caminar, sentía dolor en mi vaginita y en todo mi pequeñito vientre. No esperaba que el vecino, amigo de mi madrastra vendría a visitarnos.
Ufff que rico …cuenta mas de esa puta
Uy q suertuda y ahora encima el vecino
Faltó q invitará a su amigo