Mi primera vez con una menor de edad
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Fernando, tengo 45 años, deportista, soy argentino, divorciado, vivo solo, y me mudé a una urbanización a las afueras de Madrid.
Un lugar tranquilo, sin el ruido infernal del trafico, gente trabajadora, muchos gitanos, pero buena gente, no se meten con nadie, saludan, todo normal.
Mi habitación da a la entrada del garaje, donde se reúnen muchas niñas, a jugar, a hablar de sus cosas y con su clásica algarabía.
Entre ellas hay una niña gitana de 11 años, morenita, pelo bien largo, delgada, alta, se mueve y se porta como una señorita con mas años.
Siempre que nos cruzamos se ríe de mi acento, ya que tengo la forma de hablar de mi país, siempre esta con otra gitana unos años mayor que ella, y una tarde noche, vi algo que me había llamado la atención.
Estaban las dos gitanitas solas, pegadas a un muro alto que protege la entrada al garaje, y la gitanita mas grande se levanta la camiseta que llevaba puesta y le mostraba como le estaban saliendo sus tetas a la gitana mas chica.
Yo me quedé mirado por la ventana sin que me vieran, y vi a la gitana chica acariciar las tetas de la mas grande, y como la gitana mas grande le metía la mano dentro de su pantalón deportivo y le acariciaba las nalgas mientras se reían nerviosas las dos.
Yo las miraba sin que ellas se dieran cuenta y la gitana mas chica le empezó a lamer las tetas a su amiga, mientras la otra metía casi todo el brazo dentro de su pantalón, y al rato se fueron.
Cuando están con las otras niñas ni se tocaban, nada, eso lo hacían cuando estaban las dos solas y cuando ya casi estaba oscureciendo.
A mi me gustaba la mas chica, era delgadita, de lindo cuerpo, la otra era mas baja y bastante regordeta, así que después de haber visto como se manoseaban entre ellas, empecé a hablar mas con la gitana mas chica que se llama María.
Me preguntaba de donde era, como era mi país, yo le decía como iba en los estudios, cosa que ella me respondía con un gesto, como diciendo que no le importaba, y en un momento determinado, le pregunté que hacían con su amiga, la otra gitana mas grande, María me quedó mirando con los ojos tan abiertos, que parecía que se le iban a salir de las órbitas, "nada, solo jugamos", me dijo, con mucho miedo en la voz, "no te preocupes María que no le voy a decir nada a tus padres, pero lo que hacen no es jugar", le dije, sonriendo cómplice con ella, "tu amiga te mete casi todo el brazo dentro de tu pantalón, mientras vos le das besos en los pechos", le dije, en voz muy baja, María volvió a abrir sus ojos sorprendida y asustada, "que te hace tu amiga, te acaricia el culete y la vagina mientras vos le chupas sus tetitas?, he, bandida", le dije, sin dejar de sonreír, "por favor Fernando, no le digas nada a mis padres que me matan", me dijo, casi temblando de miedo, "no María, no te preocupes que no les voy a decir nada, pero yo no te acariciaría el culete, te daría besitos ahí", le dije, haciendo que se voltee y le miraba la cola por sobre el pantalón, "y tú me dejarías ver tu cosa?", me dijo aún de espalda, "claro, que la veas, que la toques, que la sientas entre tus piernas si querés", le dije, "pero donde vamos?", me dijo, con los cachetes bien rojos y se notaba que estaba nerviosa, no asustada, "vamos a casa", le dije, y ella aceptó.
Nos fuimos a casa, entramos, ella miraba todo, mis adornos, todo le llamaba la atención, "vení María, vamos a mi dormitorio", le dije, fuimos, me senté en el borde de la cama y la empecé a desnudar, ella al principio no quiso, pero la convencí que me deje desnudarla toda, yo la miraba desnuda, sus pezones estaban salidos para afuera, clásico de como le están saliendo las tetas, su conchita, completamente pelada, de labios gorditos, la acosté sobre mis piernas y le empecé a acariciar las nalgas, se las abrí y le vi su ojete bien cerrado, oscuro, le pasaba la mano por su ojete hasta su concha, que notaba que se le mojaba, María estaba quieta, no me decía nada mientras la acariciaba, pero se notaba que le gustaba, yo pasaba mi dedo por su ano, y ella por instinto lo apretaba, "relájate María, tu amiga nunca te metió el dedo?", le dije, siguiendo con mi caricia en su ano, "no", me dijo con la voz muy temblorosa.
La hice acostar boca arriba en la cama, le abrí las piernas y le olía su conchita, que estaba empapada, María respiraba agitada, hasta que casi sale corriendo cuando le empecé a pasar mi lengua por su concha, "tranquila María, que esto te va a gustar", le dije, siguiendo con mi lengua en su vagina, "y cuando me vas a mostrar tu cosa?", me dijo con la voz muy temblorosa, yo me pare, me bajé el pantalón, y le empecé a pasar la pija por su concha, "la sentís, te gusta tenerla ahí?", le dije, pasando mi pija para arriba y para abajo por su concha, se la apoyaba como si fuera a desvirgarla.
La hice sentar en la cama y que la viera, con mano temblorosa la agarró y la movía, "te gusta?", le dije, dejando que me la acaricie, "si, me gusta", me dijo, sin apartar sus ojos de mi pija, "dale besitos, y deja que entre en tu boca", le dije, moviendo mi cadera hacia su cara, María me miró, y veo como le daba besos y poco a poco fue abriendo su boca y la fue metiendo.
Cuando tenía la mitad de mi pija en su boca, le dije que chupe como si fuera un polo y mientras María la chupaba, yo la movía dentro de su boca, haciendo que entre y salga, "te gusta María, te gusta chupar mi polla?", le dije, pasando mis manos por sus pezones, no me respondió, solo movió su cabeza para arriba y para abajo y seguía chupando, "te gustaría probar si te entra en el culete?", le dije, acariciando su cabeza mientras la gitanita no dejaba de chupar mi pija.
Cuando le dije eso, dejo de chupar mi pija, "y como haríamos?", me dijo, sacando mi pija de su boca, "vos dejame a mi", le dije, agarrando un pote de vaselina de la mesita de luz, la hice poner en cuatro patas, me arrodille entre sus nalgas, se las abrí y le empecé a lamer el ano, entre gemidos de ella, metía mi cabeza entre sus piernas y le lamía la concha, a medida que le lamía el ano y la concha, ella apoyaba la cabeza contra el colchón, gemía, apretaba las manos contra la cama, mientras le seguía dando besos en su ano, le empecé a pasar vaselina, lentamente le intenté meter un dedo, pero ella apretó el ojete, volví a meter mi cabeza entre sus piernas y le seguí chupando su concha, y ahí cuando se relajó le metí el dedo bien adentro de su culito, escuchando sus gemidos, sentía como movía los dedos de sus pies.
Cuando le puse bastante vaselina, la hice acostar de cucharita, pegando bien sus rodillas contra su pecho, y yo me puse detrás de ella, haciendo que pase una de sus piernas por encima mío, y que con una mano se abra la nalga de arriba, así le ubique la pija y empecé a hacer fuerza, no mucha, pero si la suficiente como para que le empiece a entrar, cosa que ella dio un fuerte gemido cuando su ojete se empezó a abrir y mi pija a entrarle en su culito, "hay, me duele", me dijo, apretando su ojete de nuevo, yo le empecé a acariciar la conchita de nuevo, y ella se empezó a relajar, dejando que haga otra fuerza y la cabeza de mi pija desapareció dentro de su culo, yo me quedé quieto, no me movía, ella se quejaba de dolor.
Otro empujonsito, y sentí como se le desgarraba el ojete y entraba otro pedazo de mi pija en su culo, "me duele mucho, espera, no la sigas metiendo, me duele", me decía, casi llorando, y yo lo menos que quería era hacerle daño, así que le saque la pija y le vi el ojete, abierto en la entrada, con sangre, "listo María, ya está, otro día que vengas la seguimos metiendo, te parece bien?", le dije, acariciando sus nalgas, "si, otro día seguimos, ahora me duele mucho", me dijo, pero yo tenía la pija dura, y estaba caliente, así que la puse boca arriba y me empecé a masturbar, ella miraba sin decir nada, hasta que levanto sus brazos cuando me empecé a acabar sobre su cuerpo, contra su conchita pelada, le pasaba la pija para arriba y para abajo, llenando de leche sus labios vaginales, su barriga, le empecé a pasar las manos por mi leche haciendo que le llene sus pechos, su cuello, todo quede lleno de leche, "que es eso?", me dijo, sorprendida, "esto es leche, esto te lo van a dejar acá, en la vagina, quería dejartelo dentro del culete, en la boca", le dije, acostándome a su lado.
"Ahora andá a lavarte, y no digas a nadie lo que hemos echo, y cuando quieras volver, la seguimos haciendo entrar en tu culete, quieres?", le dije, acariciando la carita de esa niña gitana.
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