Mi primera vez con una niña
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Teodoro, tengo 35 años, soltero.
Soy argentino y vivo en España hace muchos años.
Vivo en una urbanización a las afuera de Madrid.
Soy diseñador gráfico y tengo una pequeña empresa.
En la urbanización vive Lucía, una niña de 13 años, delgada, pero promete tener un cuerpo de escándalo.
Siempre nos saludamos con ella y sus padres.
A Lucía le gusta mucho mi moto y me doy cuenta que me mira mucho.
«Que pasa Lucía que me miras tanto?», le pregunté un día que nos cruzamos en el patio común.
Ella siempre anda con unos pantalones elastizados que le marca bien la colita y tiene unas tetitas que llaman la atención.
Cuando le pregunté eso, ella se sonrió y salió corriendo.
Yo la deje pasar, no le di importancia.
Otro día voy metiendo la moto en el garage y estaba Lucia y me saluda, «me llevas en tú moto?», me dijo sonriendo y con carita de pícara, «subí que te llevo a estacionarla», le dije dejando que suba al asiento de atrás.
«Como me gustaría que me saques a pasear en tú moto», me dijo cuando bajó.
«Lucía, ahora que estamos solos, decime por que me miras tanto?», le volví a preguntar, «hay me da vergüenza», me dijo mirando el suelo y moviendo uno de sus pies, «que te da vergüenza?, decirme por que me miras?», le dije parado al lado de mi moto.
«Teo, es que me gustas mucho», me dijo roja como un tomate.
«Te da vergüenza decirme que te gusto?, para mi es un honor que una señorita tan hermosa como vos me.
diga eso», le dije viendo que empezaba a levantar la cabeza, «puedo ser tú novia?», me dijo con la inocencia de una niña.
«Mira Lucía, yo soy mucho mayor que vos, no se vería bien», le dije agarrando su barbilla y levantando su carita, «Podemos ser novios en secreto», me decía ahora mirando mi cara sin bajar la suya.
«Y cuando nos querramos besar, como lo hacemos?», le decía siguiendo la corriente de la niña.
«Podemos bajar acá o yo voy a tú casa», me decía con la inocencia de una niña.
«Mira Lucía, me encantaría ser tú novio, pero los novios adultos hacen más cosas que besarse», le dije ya queriendo cortar la conversación.
«Sí ya lo sé, tienen sexo también», me dijo, «si tú me enseñas podría tener sexo contigo», me dijo, ahora con total desparpajo.
«Pero Lucía, sos una niña, yo tengo 35 años y vos 13», le dije.
«Vale, venga, dame una oportunidad», me dijo abrazando mi cintura y pegando su cabeza contra mi pecho.
Yo la separé del abrazo, le miré su carita y no se que me pasó que le bese la boca.
Nos miramos y nos volvimos a besar, yo le metí la lengua en su boca y le empecé a apretar sus nalgas.
«Quieres que te la toque?», me dijo dejando que siga acariciando sus nalgas, «bájate el pantalón y te la paso por las nalgas, queres?», le dije viendo como Lucia se bajaba su pantalón, dejando sus nalguitas bien redondas al aire, saqué la pija y la hice dar vuelta, pasando mi pija por la raja de su cola, le abrí sus nalgas y le puse mi pija en medio.
Metí mis manos debajo de su camiseta y saque sus tetitas del sujetador.
Yo frotaba mi pija entre las nalgas de Lucía acariciando y dando pellizcos en sus pezones.
«Vamos a tú casa?», me dijo dejando que le haga lo que le estaba haciendo.
«Sí, vamos», le dije arreglando mi ropa y dejando que Lucía arregle la suya.
Subimos en el ascensor, ibamos hablando sin tocarnos ya que podía subir alguien y lo menos que quería era que me vieran a los besos con una niña.
Entrar a casa y desnudar a Lucía fue uno sólo, ver ese cuerpo entre niña y señorita, pase mi mano por entre sus piernas, Lucía tenía mojada su conchita, cubierta con un fino bello púbico.
La levanté en mis brazos y la llevé a mi dormitorio, la acoste boca arriba, viendo esa conchita virgen, mojadita, con apenas bello.
Ufffff, me metí entre sus piernas escuchando como Lucia gemia y retorcia el cuerpo mientras yo le chupaba su conchita como un desesperado.
La di vuelta y le empecé a besar sus nalgas, pasaba mi lengua por su raja, cuando le abro sus nalguitas, ese ano chiquito, apretado, fue como si me hubiera vuelto loco, lo empecé a lamber, a chupar, quería meter mi lengua dentro de su cola.
Lucía gemia,.
daba fuertes ayes de placer, movia su cola con mi cara entre sus nalgas.
Empecé a pasar mi pija por la cola de Lucía, la metía entre sus piernas pasándola por su conchita.
Le hice poner boca arriba y seguí pasando mi pija por la conchita empapada de Lucía.
«Me vas a follar», me dijo de piernas bien abiertas, dejando que apoye mi pija contra su conchita.
Ganas no me faltaban de desvirgar a esa niña, pero seguí pasando mi pija por los labios de su concha mojada.
Me acosté a su lado y le dije que le de besos y se la meta en la boca.
Lucía agarró mi pija con su mano y se acomodó entre mis piernas.
Siento como le daba besos, le dije que le de besos y pase su lengua por toda mi pija.
Lucía siguió besando mi pija y sentía como la lambia.
«Ahora abrí la boca y chupala como si fuera un helado pero no la muerdas», le dije dando un gemido cuando siento como se mete mi pija en su boca, sentía como la chupaba, se la metia hasta la mitad, ahora le dije que me chupe solo la cabeza, y Lucía me chupaba solo la cabeza, haciendo que de fuertes gemidos, ya que esa niña me estaba haciendo disfrutar de verdad.
La hice subir encima mío, que apoye su conchita contra mi pija, que estaba bien dura, con mi mano la acomode para que quede apoyada en su concha pero sin entrarle.
La empecé a mover, haciendo que mi pija se roce contra su conchita, con sus moviemientos me estaba haciendo una paja rozando su conchita.
Lucia gemia y dejaba que la mueva para adelante y para atrás.
Lucía cerró sus ojos y sentía como se orinaba sobre mi pijay yo me empecé a acabar.
Lucía miraba como salía la leche a chorros de mi pija sobre mi cuerpo.
«Si vas a ser mi novia, cuando me la chupes, te voy a llenar la boquita de leche y poco a poco cuando te desvirgue y te le meta por la colita, también te voy a dejar esto dentro tuyo.
Le decía acariciando sus tetitas con Lucía sobre mí.
«Teo, creo que me hice pis», me dijo bajando de encima mío.
Nos seguimos viendo a escondidas con Lucía.
La segunda vez que vino a casa, mientras le chupaba su conchita le empecé a meter el dedo en el culete, ella se quejaba y apretaba su ano.
Poco a poco se fue relajando hasta que se lo pude meter.
«Queres que intente meterla por tú ano», le dije con mi cara toda mojada por sus jugos y mi dedo bien adentro de su cola.
«Me va a doler?», me dijo con sus ojos semicerrados.
«Un poquito, la primera vez te va a doler un poco, pero después ya no», le dije arrodillado entre sus piernas, pasando mi pija por su conchita, haciendo que se siga excitando más.
«Vale, intentemos, soy tú novia y tengo que dejarme follar con mi novio», dijo dejando que la acomode boca abajo, con una almohada debajo de su barriga haciendo que la cola le quede para arriba.
Le empecé a besar sus nalgas, las abrí y seguí lamiendo y chupando su ano, empecé a pasar vaselina, le metía despacito el dedo, escuchando como gemia y apretaba el ano.
«Relajate mi amor», le dije subiendo sobre ella y acomodando mi pija contra su ano.
Lucía respiraba nerviosa.
«Haaaaaaaa», se quejó y levantó su cabeza en un gesto de dolor cuando hice un poco de fuerza y la cabeza de mi pija le abrió el ano y desapareció dentro de su cola.
«Ya está mi amor, ya te está entrando», le dije dando mordiscos en su nuca y sus hombros.
«Si, pero me duele», me dijo volviendo a gritar cuando hice otra fuercita y le entró otro pedazo de mi pija.
Entre gemidos de dolor, mordidas en su cuello y dando pequeños empujones se la terminé de meter toda, rompiendo la hermosa colita de esa niña.
«Hay como me duele el culo», se quejaba Lucía a punto de llorar.
«Relajate mi amor, ya está toda dentro, te rompí ese culete hermoso que tenes», le dije sin moverme y con toda mi pija dentro de la cola de Lucía.
Pasé mi brazo por debajo de su barriga, haciendo que se levante junto conmigo, Lucía se quejaba de dolor, yo la besaba, la mordia, me fui acomodando con Lucía clavada en mi pija, escuchando sus quejidos de dolor.
Me senté en el borde de la cama sin moverme, empecé a acariciar y pellizcar sus tetas, a pasar mi mano por su conchita, buscando su clítoris, no dejaba de lamer y besar su cuello, su oreja, mi dedo acariciaba su clítoris, notaba que se iba relajando poco a poco, yo no eran quejidos de dolor, empezó a gemir y a mover ella su cuerpo, notaba como su conchita se volvía a empapar mientras seguía acariciando su clítoris, «Teo, Teo, me gusta, me gusta», decía Lucía con apenas voz y con los ojos cerrados, con su ano totalmente relajado, abierto, dejando que de a poco mueva mi pija, «te gusta mi amor?», le dije agarrando sus nalgas y haciendo que suba y baje de mi pija, que entraba y salía con total comodidad de su cola.
La bajé de encima mío, me limpié la pija y su ano que estaban sucios de sangre, la puse boca arriba, volví a pasarle vaselina por su ahora abierto ojete y se la volví a meter, viendo como se reflejaba en su carita lo que estaba disfrutando.
Metí uno de sus pies en mi boca y mientras le chupaba los deditos y volví a acariciar su clítoris, movía mi cintura sacando y metiendo mi pija de su cola entre gritos de placer que daba Lucía, disfrutando como le estaba cogiendo la cola.
«Teo, me gusta mucho, me voy a orinar Teo, Teoooooo», grito y mientras yo chupaba su piesito, avariciaba su clitoris y sacaba y metía mi pija de su cola, Lucía se orinaba moviendo su cabeza para los costados gimiendo y gritando de placer.
No pude más y metí mi pija bien adentro de su cola y empecé a gritar y temblar de placer mientras le llenaba la cola de leche a mi novia de 13 años.
Moviendo en circulos mi pija, para los costados, volví a meter su piesito en mi boca y se lo seguí chupando a medida que me iba tranquilizando.
«te gustó mi amor como te rompí el culete?», le dije agitado, pasando mi lengua por entre los dedos de su pie y mi pija bien adentro de susu cola.
«Sí», me dijo con apenas voz, agotada.
La saqué y me acosté a su lado, nos abrazamos, yo le besaba sus labios, sus tetitas, Lucía estaba tendida sobre la cama, completamente relajada.
«Te dejé la cama echa un cristo», dijo Lucía cuando se levantó al baño y vio las sábanas mojadas por su orin y donde estaba apoyada su cola sucia de leche marrón y algunas manchas de sangre, «valió la pena mi amor», le dije sin fuerzas para nada.
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