MI PRIMERA VEZ DE SEXO FUE CON MAMA
Me llamo Alex y mi vida cambio después de la pandemia cuando la relación tan cercana de mis padres se deterioró y se divorciaron, después que eran tan unidos y tenían aparentemente una vida íntima muy activa. Cuando mis hormonas en razón a mi edad diez y siete años, se activaron.
Me llamo Alex y mi vida cambio después de la pandemia cuando la relación tan cercana de mis padres se deterioró y se divorciaron, después que eran tan unidos y tenían aparentemente una vida íntima muy activa.
Cuando mis hormonas en razón a mi edad diez y siete años, se activaron, empecé a consumir porno y este tipo de relatos, y así fue como descubrí el incesto entre madre e hijo. Era un morbo increíble y seguí consumiéndolo sin pensar que en algún punto yo me sentiría atraído por mi mamá.
Después de la separación de mis padres, note el gran cambio de mi mamá. Dejo de ser una ama de casa, volvió a trabajar en una oficina de abogados y resurgió ese cuerpazo con piernas bien torneadas, una cintura hermosa y unas tetas medianas. Empezó a vestir ropa ajustada, en los fines de semana usaba jeans o leggins y a veces llevaba tops, lo que me mataba.
Al principio era escéptico y trataba de ignorar la reacción de mi cuerpo al ver a mi propia madre con esos cambios, sin embargo, cedí a la tentación de verla como mi fantasía sexual número uno.
Después de aceptar mis deseos, caí en depresión. Me sentía tan frustrado al saber que mi mamá era mi deseo sexual más grande sin embargo lo incorrecto e improbable que sucediera me reprimía. Ella empezó a salir con hombres más jóvenes que ella, y eso obvio me daba celos. Luche meses de verla como mi madre, y me costaba mucho, su cambio radical y no podía evitar pensar en ella.
Pasaron las fiestas de fin de año y cada vez se veía más atractiva, lo que aumentaba mi deseo y me afectaba imaginar que otro hombre estuviera disfrutando de ese precioso cuerpo.
Todo cambio en verano. Como me fui a casa de mi padre, mi mamá noto mi ausencia y me dijo que la visitara en vacaciones, así que lo hice. Eran tres semanas, tenía mi graduación de prepa y luego regresaría para estudiar la carrera. Las primeras dos semanas fueron regulares, aunque ella notaba mi distanciamiento, pero era una tortura verla con esos leggins pegados a sus piernas
Así fue que un día salí con unos amigos de fiesta, regresé demasiado ebrio y traté de no generar ruido a mi entrada. Para mi sorpresa mamá despertó y me cuestionó y regañó. Fue ahí cuando ya no pude más, entre mis deseos y el alcohol me abrí con ella. Le confesé mi deseo hacia ella entre lágrimas y disculpas, y mientras esperaba lo peor, ella tranquilamente me dijo que era normal tener ese deseo, y aunque éticamente estaba mal, pero no pasaba nada, me abrazo, se disculpó y se fue a descansar.
El día siguiente, fue la peor sensación que he tenido en mi vida. Con una resaca moral enorme no quería salir de la cama, me había arrepentido de haberle confesado mi más obscuro secreto a mi madre. Pasaron esos días yo con una vergüenza enorme y mamá como si nada, hasta que fue mi graduación. Honestamente no quería ir por dos razones: mi mamá se vestía muy atractiva y se convertiría en el centro de atención de mis compañeros y con lo sucedido días antes me hacía sentir apenado.
Aun así, asistimos a la fiesta. La noche fue normal, antes de irnos yo me encontraba en la sala esperando a mamá, en eso ella bajó por las escaleras como lo presentí con un vestido entallado amarillo, de falda arriba de la rodilla y por un momento le hice un escáner que me llevó a verla como una mujer atractiva sexualmente. Ella notó mi mirada y no me dijo nada.
Ambos nos miramos silenciosamente, hasta que yo baje mi mirada y ella siguió su camino. Pensé que se iba a molestar, pero no fue así. El segundo momento fue en la fiesta, mi madre se levantó al baño y al regresar pasó delante de mí y lo primero que vi fue su espectacular culo y piernas, después voltee la mirada hacia su cara, esperando un gesto de molestia, pero pasó lo mismo, solo nos miramos profundamente, lo cual me excito tremendamente.
Pasada esa noche me mudé a la ciudad donde viviría, y ya rara vez nos escribíamos. Hasta que, para el fin de semana de las fiestas patrias, mi mamá me invitó a quedarme y acepte. Jamás pensé que en esos días llegara la mejor noche de mi vida.
Después de un día de fiesta, para el sábado organizamos una pequeña comida con mi abuela, mi mamá, mi hermana y su novio y yo. Mi mamá se había alejado de su pareja así que no me resulto incómodo estar ahí, sin embargo, se había puesto más guapa, en esta ocasión se había teñido el cabello de rubio y se había puesto bótox en los labios. Salvo admirar todo el tiempo a mamá, todo sucedió normal hasta en la noche.
Después de varios tragos, mi hermana y su novio se fueron de fiesta y mi abuela se fue a dormir a su recamara, por lo que quedamos solos mi mamá y yo. Yo me quedé en la mesa con mi celular tomando una que otra copa mientras que mi mamá regreso con sus leggins azules apretaditos lista para dormir y una playera de pijama. Ella empezó a recoger la mesa mientras yo seguía clavado en mi celular no esperando nada, pero tampoco negándome del todo a que algo sucediera. Empezamos a hablar mientras ella me acompañaba con un tequila. La plática era de la universidad, mi vida, su vida, su exnovio, hasta que llegamos al tema que tanto habíamos evitado.
” Hijo, quiero aprovechar que estamos ahora solos para conversar de algo importante, ¿recuerdas ese día antes de tu graduación?” Me pregunto mi mamá inesperadamente por lo que caí en vergüenza total, y de nuevo le ofrecí disculpas.
Mi mamá de nuevo tranquila me comentó que le agradaba la confianza que habíamos creado al abordar el tema, sin embargo, enfatizó una vez más que hay que respetar el límite de madre e hijo. Aun así, hablamos del tema porque tal vez el alcohol nos animaba, y dentro de la charla me empezó a confesar que una de las razones por las que ella se divorció de papá es que él se cansaba muy rápido en el sexo y le costaba tener erecciones o mantenerlas, por lo que ella siendo más activa se frustraba cada vez más.
Obviamente al escuchar esas revelaciones me excitó pensar que mi mamá necesitaba alguien que le aguantara el ritmo. Y también me confesó que por esa misma razón fue que se separó de su ex novio y por supuesto no sentir el gusto de sentirse deseada.
Tras esas confesiones, unos tragos más, y una confianza plena, empecé a persuadirla levemente a llegar a algo, aún no sabía qué, pero sabía que esa noche la iba a recordar. Mientras el alcohol me permitía arriesgarme más, aproveché a decirle “que injusta es la vida, mientras tú quieres ser deseada, yo me muero por alguien con un cuerpo como el tuyo, pero desgraciadamente somos madre e hijo”, ella rio y de nuevo recalcó que nada pasará entre nosotros.
Seguimos hablando de temas más íntimos, yo le conté que era virgen y ella dijo que le gustaba sacarse fotos en ropa interior, por supuesto yo al escuchar eso me excité y de nuevo regresamos a mi fantasía platónica y le dije “mira mamá, si te pones a pensar que antes de ser madre e hijo, somos mujer y hombre, y tú ya eres divorciada, no digo que crucemos el límite, solo digo que si tú tienes la necesidad de satisfacerte sintiéndote deseada puedes contar conmigo. No sé, tal vez puedas mostrarme una de esas fotos y yo, con todo respeto, te podré decir lo que quisieras escuchar, y así yo también quedo satisfecho”. ¡Mi mamá al escuchar tal propuesta se sonrojó, y me dijo “de ninguna manera te mostrare eso! ¡Estas siendo muy atrevido Alex!”. Tras su regaño, sentí que ese fue el límite, así que solo pedí disculpas, me sentí como perrito regañado.
Mi mamá dejó ver que, aunque ella decía que estaba mal, sus gestos la traicionaban, riéndose nerviosamente y regresando al tema.
Ya era más de la una de la madrugada, y obviamente estábamos más ebrios, después de otras charlas, me pregunto ¿“oye y a todo esto que parte de mi cuerpo te gusta más?”, yo me quede petrificado y balbuce que me encantaba su trasero. Ella rio y le dio un sorbo a su bebida, por lo que aproveche a decir “mira mamá, honestamente para que tengas los años que tienes te conservas con un cuerpo de una diosa, estás muy hermosa” ella se sonrojó y sonrió y en vez de hacerme sentir como un pervertido me dio las gracias.
De ahí en adelante me di cuenta que la tenía que halagar el resto de la noche y así lo hice.
Seguimos hablando de su matrimonio y sus noviazgos y yo aprovechaba a halagarla y decirle que no debía sentirse vieja, al contrario. Funciono porque me dijo “mira Alex, creo que pensándolo bien, ambos si tenemos necesidades y sería mal no aprovechar oportunidades, insisto que no debemos cruzar límites, pero como te has portado muy bien, creo que podemos hacer algo atrevido que podamos recordar” , quede en shock y le pregunté ¿cómo qué?, y ella me pregunto qué quería.
Mil cosas pasaron por mi cabeza, me moría por ver esas fotos de mi mamá, pero era mejor elección decirle que me mostrara sus nalgas, así que así lo hice.
Ella me miro con una leve sonrisa, volteo a ver si no había nadie, se levantó del asiento, se dio un giro de 90º, bajo levemente esos leggins apretados y me dejó ver unas increíbles y redondas nalgas, en una tanga blanca.
Volteo a ver mi reacción, y yo estaba babeando, no podía creerlo. Solo tragué saliva y solté un wow, ella sonrió y me dijo que si me gustaban, a lo que respondí con voz quebrada “muchísimo mami”. Ella rio, se subió los leggins, se sentó y me dijo “bueno yo ya te mostré algo, ahora déjate ver algo”. No lo dude, ni siquiera le pregunté que quería ver, traía una erección a mil por hora que solo me levante, baje el cierre y saque mi verga erecta que ya escurría líquido preseminal. Ella quedó en shock de mi forma tan irreverente en mostrar mi pene apuntando a ella, solo me volteo a ver, sin sonreír, regreso la mirada a mi pene, y después a mis ojos, todo con una cara seria.
Le pregunté qué opinaba. Ella en tono de sorpresa me dijo… “estas bien dotado” Yo reí y asentí con la cabeza, orgulloso de mi erección. Ella solo suspiró y dijo “ay hijo”, y yo sin saber que hacer me guarde el pene. Los dos nos quedamos congelados por unos segundos procesando lo que había ocurrido. Pero como yo ya llevaba varios tequilas de demás, sabía que no podía quedarse así.
Me senté y dije “¿Bueno te gusto?”, y ella respondió, con una pregunta… y “a ti?”. Aún seguía seria, asimilando todo.
Yo le respondí… “Bastante, aunque creo que podemos llegar un poquitito más lejos, claro si tú lo permites y sin llegar a cruzar límites”. Ella de nuevo sonrió, y pregunto ¿cómo qué?, a lo que yo sin tartamudear dije “bueno me gustaría tocar tus senos y tu podrías tocar mi pene”. Ella se sorprendió, volteo a ver a todos lados y me dijo “Hijo creo que estamos llegando al límite…”. Yo de nuevo empecé a persuadirla que ambos éramos adultos y teníamos necesidades, y ella finalmente accedió no tan convencida. Me pidió que me levantara y ella también se puso de pie, y con un “Bueno ya, a ver, sácalo” me baje el pantalón y le mostré mi pene.
Ella empezó a tocarlo, acariciarlo levemente con una mano mientras que su otra mano agarraba mi mano para llevarla a sus senos. Estábamos los dos parados, ella acariciando mis genitales y yo agarrándole y apretujándole sus senos. Era un silencio total, apenas se escuchaba un gemido de ella y mi respiración. Yo ya no podía más, y como la tenía enfrente empecé a besarle la mejilla susurrándole “te deseo mucho” mientras la manoseaba toda. Le continuaba besando la mejilla, y ella no decía nada, solo me tomaba de la verga masajeándola mientras su otra mano la tenía acariciando mi cabello. Fueron como dos minutos que parecieron horas estando así, hasta que me separo y dijo “Ya Alex, creo que ya estuvo suficiente”.
Ella se fue a su habitación y yo me quede pensando en lo ocurrido hasta el momento, me levante para ir a mi habitación y al pasar por el frente de la alcoba de mi madre ella me hizo…shhhhh, shhhhh, shhhhh y señas con la mano pidiéndome que entrara, me acerqué y ella me pidió cerrara la puerta, luego golpeando con la mano al lado vacío me invito a acostar. Inicialmente me quedé solo con mi bóxer, pero cuando levanté las cobijas para acostarme vi que ella estaba totalmente desnuda, y me dijo… acércate, abraza a tu mamá”. Entonces antes de abrazarla me desnudé totalmente, rodeé con mis brazos su cintura mientras ella con una mano acarició mi cabello. Al sentir su piel contra mi cuerpo mi erección fue total al grado que con ella rozaba sus piernas.
Hubo unos minutos de caricias explorando nuestros cuerpos y ella al notar mi erección me dijo “¿Aun sigues así?”. A lo que respondí con un sí, sabiendo lo que hacía.
Ella susurró “te voy a calmar para que descanses” y bajo su mano hasta mi verga y empezó a masturbarme lentamente. Me sentía muy excitado y que empecé a gemir y ella me interrumpía con un “shhhhh” muy sensual y silencioso.
Me acomode y empecé a mamarle las tetas con mucha efusividad, luego me detuve y subí por su cuerpo para besarla en el cuello y los labios y note con esto que ella empezó a respirar agitadamente. Sin perder tiempo baje mi mano a su concha, ella reacciono con un movimiento sorpresivo, pero no me rechazó, sentí que ella separó las piernas y lo tomé como su autorización para acariciar su sexo y con pocas caricias pude descubrir la enorme lubricación de su concha que me permitió deslizar dentro un dedo y luego dos y escuchar sus primeros gemidos de placer.
Continué besando y chupando sus senos, subiendo de vez en cuando a su cuello, ella gemía con un “hummmm” y yo le susurré al oído…” eres la mejor mamá del mundo”, ella sonrió y comenzamos a disfrutar un beso pasional con nuestros labios y lenguas.
Ella me dijo “sabes que siempre serás mi consentido, por eso te permito esto, porque eres un pícaro” y le susurré “bueno creo que el consentido se lo ha ganado ¿o no?”, ella sonrió y dijo “ay mi vida, antes de niño detestabas que te diera besos y ahora los disfrutas” Y volvimos a juntar nuestros labios mientras nuestras manos continuaban acariciando su concha y mi verga.
El beso empezó a hacerse más y más cachondo, nuestras bocas se exploraban mientras ella aferraba su mano a mi verga que ya estaba al límite. Empecé a gemir levemente mientras mi mano exploraba su concha, nuestros cuerpos permanecían en contacto puro.
Después de compartir besos y caricias por más de media hora, ella se decidió a invitarme a que me subiera sobre su cuerpo y separó sus piernas permitiendo que mi verga se enfrentara a su cocha. Ella la tomo y la lubricó en sus flujos pidiéndome que se la penetrara despacio, esto acontecía sin parar de besarnos eróticamente.
Al penetrarla y nuestras pelvis quedar pegadas sentí su interior tremendamente caliente, la sensación fue increíble no me aguanté y comencé a mover mis caderas para meter y sacar mi verga produciéndonos un aumento en la excitación que se reflejó en nuestras respiraciones intensas y la transpiración de nuestros cuerpos.
Cuando percibí una aceleración mutua le pedí cambiáramos de posición y ella se acomodó de perrito, yo desde atrás la volví a penetrar y tomándola por las caderas inicié una seguidilla de meter y sacar mi verga y esto a ella le gustó, pidiéndome que la follara con fuerza, y al complacerla se comenzó a escuchar el golpeteo de mi pelvis contra sus nalgas, yo ya estaba al límite de mi esfuerzo cuando afortunadamente ella dijo, ya, ya hijo, uhmmmm, que rico orgasmo y como yo estaba próximo, un par de penetraciones más y exploté dentro de ella, le llene su concha con mi semen y nos quedamos pegados e inmóviles por al menos un minuto, luego nos recostamos de lado continuando mi verga dentro de ella.
En esta posición sin vernos la cara ella me dijo… desde que comenzamos nuestra conversación temí que esto pudiera llegar a suceder porque, aunque yo me negaba, por dentro deseaba disfrutar tu verga en mi concha y ahora que me has llenado con tu semen, no me arrepiento de haber dejado que esto sucediera.
Por mi parte le dije que muchas veces me había masturbado pensando en ella y ahora que lo habíamos hecho estaba muy feliz que hubiera sucedido, ya satisfechos nos abrazamos llenos de sudor y nos quedamos así dormidos al menos dos horas.
Al despertar, mi mamá ya no estaba en la cama, me fui a duchar y luego bajé y desayunamos, estos momentos transcurrieron como si nada hubiera pasado entre nosotros. Transcurrió la mañana y no comentamos nada.
En la tarde ya me tenía que regresar, nos despedimos normalmente, y cuando regresaba recibí un mensaje en mi celular diciendo… léelo y bórralo, lo que sucedió entre nosotros jamás se debe repetir ni compartir con nadie.
Y así fue hasta el día de ayer, cuando en la noche recibí un mensaje de ella pidiéndome que la visitara al día siguiente. Por supuesto, al día siguiente viaje y al encontrarnos, como ella estaba sola, nos fundimos en un beso muy erótico y pronto me invitó a su habitación, subimos, nos desnudamos y a continuación tuvimos un encuentro sexual bastante rudo, porque ella me lo pidió, azoté su concha y esta vez también su culo con mi verga hasta el cansancio, quedando ella extenuada y satisfecha como después me lo confirmo, pero agregó… no sé hasta cuando me aguante esta satisfacción.
Me confeso que no había podido olvidar aquel día que ella me permitió follarla y a pesar que se masturbo con vibradores, pero nunca fue igual, por eso había roto la petición que me había hecho… “que lo que había sucedido entre nosotros jamás se debía repetir”. Después de haber disfrutado al cien por ciento, regresé a casa, pero como le había pedido durante nuestro encuentro autorización para grabar esos momentos, sin que se vieran nuestros rostros, sé que este recuerdo me llevara seguramente ha masturbarme en el futuro, uhmmm que delicia. Hasta aquí mi relato.
Excelente relato , me quedo la pija goteando
Uff, qué buenas son estas historia de madre e hijo.
Excitante y bonita historia. No cabe duda que el sexo incestuoso es lo más excitante por ser prohibido.