Mi primita la bella herencia de mi tía.
Mi prima me cumplió todas las fantasías sexuales que tuve con mi tía cuando aún era niño..
Soy de una ciudad de México que se encuentra de entre las más habitadas del país, por lo que tenemos acceso a todos los servicios, espectáculos, etcétera, pero también a los vicios propios de una gran urbe.
La vida en casa era enmarcada por la rutina de una disciplina férrea, mi nombre es Augusto (Gus) ahora de 35 años y el periodo en que trascendió lo que narrare recién estaba cumpliendo 7 años. Mi padre es una persona totalmente dura e inflexible, siempre exigía mucho de mi como su único hijo y pretendía formarme en un individuo fuerte, totalmente avispado para desempeñar al punto las ordenes que daba casi con disciplina militar lo cual me trajo más de una reprimenda que iban desde regaños hasta castigos físicos por el motivo de distraerme o por no hacer las cosas rápido, sucede que a esa edad yo era muy distraído.
En muchas ocasiones durante la reprimenda, coincidió con la visita de mi tía siendo ella testigo de mi tormento y así acudía en mi defensa peleándose verbalmente con mi padre acusándolo de abusivo, esto ocurrió en más de una ocasión.
Mi tía se llama Karime quien era menor que mi papá, en ese tiempo tenía 21 años quien estaba aun soltera, siempre ha sido una mujer independiente y muy guapa: mide 1.70 de estatura con aspecto pródigo de piel blanca muy lozana, cabello rizado castaño, un rostro terso hermoso con ojos aceitunados, labios carnosos rosados completando la descripción su voluptuoso cuerpo de medidas perfectas muy sexi, tiene senos grandes y firmes, piernas torneadas con unas nalgas redondas muy paradas que todos volteaban a ver dónde sea que ella iba (fácilmente podía ser modelo de lencería), todavía recuerdo que le gustaba hacer ejercicio pues tenía el vientre super plano.
Karime tenía de profesión el secretariado ejecutivo por lo que dedicaba mucho tiempo a su imagen, siempre luciendo una linda cabellera larga, su cuerpo perfumado con aroma frutal delicioso, perfectamente maquillada para la ocasión con zapatillas altas, medias finas y de buen vestir.
Debido a los constantes abusos en casa, mi tía decidió llevarme a su departamento para vivir con ella durante las vacaciones a lo que mi papá al principio se opuso, pero después acepto a regañadientes. Cabe resaltar que a esa edad que tenia de 7 años no la veía con morbo, siempre fue muy cariñosa conmigo, me quería demasiado y yo a ella. El departamento que rentaba era pequeño por lo que compartíamos el lecho a pesar de haber una habitación en el otro extremo con una cama individual. Dormíamos abrazados y jamás por la mente se me cruzo hacerle un tocamiento retorcido o siquiera pensamientos lascivos. Karime se levantaba temprano para ir al trabajo, terminando de ducharse se arreglaba y me dejaba el desayuno preparado, me aconsejaba que no abriera la puerta a nadie, así era todo el día viendo televisión o jugando hasta que ella llegaba a casa. Siempre el recibimiento fue especial porque era demasiado atenta conmigo, me traía algún detalle de la calle y con un beso de piquito en la boca me saludaba, aún recuerdo el rico olor de su bilet y esos labios suaves posándose sobre los míos, que bonita sonrisa tiene mi tía.
Los fines de semana los pasábamos juntos, salíamos a pasear o retozábamos en el parque, idas al cine y cena fuera, por las noches veíamos películas hasta tarde. En un domingo temprano lo recuerdo con detalle, Karime dijo que me metiera a bañar y sucedió algo que jamás imagine. Estaba en la regadera cuando escuche que ella entro a la ducha, estaba desnuda y sin pudor me acompaño bajo el agua tibia que empezó a recorrer su escultural cuerpo mojando cada recoveco. Me quede atónito con los ojos como platos, admirándola sin lascivia sólo como quien se deslumbra ante algo tan perfectamente bello en sus dimensiones con tal esplendor de sus formas manifiestas a través de la materia. Entonces empezó a pasar el jabón por todo mi cuerpo hasta llegar a mi pequeño pene de niño, me duchaba sin malicia y yo reaccione de igual modo, me pidió con una sonrisa que lavara su espalda y se hinco para que lo lograra, todavía recuerdo ese enorme trasero que si ya de por si era grande ¡ahora imaginen cuando se inclinó! aumento su enorme volumen de un blanco perlado entonces me acerque a su espalda fina que contrastaba con sus gigantes nalgas y con mi pija diminuta la rozaba tímidamente enjabonándola, ella se puso de pie dando la vuelta y mire su vientre plano, tenía apenas pelitos como si fuera una púber, eran pocos hilos finos y rubios, levante la cara vislumbrando aquellos agudos pezones que coronaban sus enormes tetas florecían todavía más rosaditos que sus labios y muy diminutos, las aureolas eran igual de sutiles. Ella al verme boquiabierto únicamente me abrazo colocando mi rostro entre sus senos sin decir nada. Total… que terminamos de bañarnos y me seco el cuerpo con gentileza para después llevarme cargando a la recamara siendo que era un niño esmirriado de complexión y pequeño. Tal como lo acabo de narrar, en ese tiempo no tenía lujuria en mi mente, estaba costumbrado a ver sus tangas o brasieres sobre la cama o en la misma llave de la regadera y no me provocaban nada, pero todo cambio un día cuando mi tía llamo al teléfono del apartamento.
Era viernes por la tarde y ella me explicó que llegaría más noche por pendientes en la oficina, que había fruta en la mesa y yogurt en la heladera para cenar, además me pidió que esta vez durmiera en la pieza del fondo, esto según porque llegaría con una amiga y se quedarían en la habitación principal, no le tome mayor importancia y me quede dormido donde me indico. Imagino que eran las horas de la madrugada todavía somnoliento desperté con ganas de orinar, a lo que había que atravesar el pasillo para llegar al sanitario y al pasar por el frente de la puerta de la habitación principal escuche ruidos extraños, mi curiosidad fue mayor por su intensidad entonces note que la puerta estaba entreabierta; eran gemidos y rechinos de la cama. Me acerqué lentamente y pude ver por aquella rendija; que mi tía estaba en posición de cuatro con su culote al aire y un tipo detrás de ella, con las manos en sus caderas arqueando la columna tensamente penetrándola con vehemente ímpetu dando ambos la espalda al punto donde yo fisgoneaba. Ese evento desconcertante cambio la perspectiva de todo mi entorno “entonces había terminado mi inocencia”, el instinto natural se encendió en mí… tuve una erección electrizante en mi pequeño miembro, sentía calor y ganas de frotarme mientras los quejidos de placer se intensificaban. Fue algo nuevo, excitante y al mismo tiempo me causaba mucha intriga por tratar de entender lo que hacían. No lo sabía aun, pero si comprendí que fue algo emocionante. No hice otra cosa, los nervios me carcomían por inferir que era malo estarlos viendo, por juzgar lo que sucedía en mi cuerpo, tal vez ella se enojaría por espiarla ahí opte por retirarme en silencio al sanitario al parecer gobernaba tanto el éxtasis entre ellos que no escucharon ningún ruido.
A partir de ese acontecimiento, empecé a investigar y empezaron a resaltar cosas en las que jamás había puesto atención. Mi tía guardaba en la parte alta del armario un consolador de unos 18 cm. de longitud de esos texturizados con venas hinchadas de 5 cm. de grueso además había lencería de enfermera para fantasear, preservativos de varias marcas, revistas nuevas y películas sin etiquetar en vhs, así que por curiosidad aprovechaba cuando ella se iba para mirarlas en la televisión, cual sorpresa me llevé al ver que eran pornográficas repletas de escena con actuaciones como las que vi aquella noche, posiciones, pujidos, cuerpos desnudos y sudorosos en escenas de sexo obsceno. El impulso instintivo me sedujo y procedí a desnudarme para masturbarme a gusto, imaginando a mi deliciosa tía gimiendo, me frotaba con su ropa interior sucia, el aroma de su sexo impregnado en el encaje de su tanga era alucinante. Tenía un pequeño miembro erecto restregándolo en las prendas íntimas de mi tía, frotándolo a lo largo de la tela por donde estaría su rajita femenina. Había que decir que algunas veces tenía hasta pelitos suyos, mi locura llego a tal grado que a una almohada le ponía un sostén relleno y la vaporosa prenda inferior de mi querida tía, para montarme sobre ella como simulando estármela cogiendo.
Los contactos hacia Karime se volvieron enfermizos, aprovechaba cualquier movimiento para tocarla, rozarle con el codo, abrazándola con lubricas intenciones colocándome por detrás de ella, algunas noches ponía mi manita en sus senos fingiendo estar soñando, las duchas eran gloriosas por las vistas y aunque tenía esa diminuta erección ella no le tomaba importancia, quizás pensando que era una reacción natural, me enjuagaba y ahí terminaba todo.
Paso el tiempo, Karime empezó a estar ausente llegando aún más tarde que de costumbre y dejaba de tener su atención exclusiva hacia mí. El tipo con el que mi amada había copulado era un compañero del trabajo y muy evidente fue que yo deje de tener todo el protagonismo en su existencia y por ende ya no era amo de su interés. Llegaría entonces uno de los días más tristes de mi vida, ella anunciaba su próxima boda a finales de año. Debido a eso tuve que dejar las visitarla en su apartamento, otro ocupaba mi lugar además el susodicho invasor tenía un hijo de mi edad quien viviría con ellos en total traición. Hubo una conmoción horrible para mí, ahora lo comparo con la experiencia de quien pierde a su primer amor, mi mujer quien era toda mía y ahora yo ya no cabía en su historia. Aunque ella nunca dejó de ser cariñosa conmigo, sin embargo, no era lo mismo y al rato nos fuimos distanciando. Junto con su marido compraron una casa nueva y al poco tiempo ella quedo embarazada de mi primita Angelica.
Entonces transcurrieron los años, yo entre a estudiar a la secundaria tenía 15 años de novel calenturiento y me asignaron estudiar en el turno vespertino, eso causo que en las mañanas me quedara en casa únicamente con mi abuela paterna ya que mis padres salían a trabajar todo el día. Ella era adulta mayor y no podía subir por la escalera hacia el segundo piso, yo tenía libertad absoluta para ver porno en la computadora y con desparpajo me había vuelto un pajero empedernido. Buscaba en internet mujeres con las mismas características de Karime, ya era algo obsesivo, escribía en el buscador: tetonas, culonas, blancas, rubias y me daba unas buenas corridas imaginando penetrando ese enorme par de nalgas de mi tía, creyéndome estar mamando sus pechos gigantes o lamiendo su sexo. Quizá el exceso de masturbación había retrasado mi desarrollo, aunque ya tenía 15 años seguía siendo pequeño, y mi miembro con escasos 9 cm. era delgadito pero impetuoso, el tamaño me inquietaba y pensaba que era un castigo divino por mis fantasías incestuosas, pero esa deficiencia a la postre termino siendo una dadiva para lo que vendría más adelante.
Mi tía seguía trabajando como siempre y empezaba a tener problemas con su marido, casi todo el tiempo se encontraba apurada entre sus deberes laborales, el cuidado de su hijastro y de su pequeña hija Angie quien ahora tenía 7 tiernos años, todavía era una chiquilla pero muy bonita había heredado la privilegiada genética de su madre y ya se proyectaba idéntica en su sensualidad, ella es blanquita de cabello castaño largo, ojitos claros y muy despierta, se miraba en sus formas que sería igual de voluptuosa que su madre, en su pecho se dibujaban ya dos pequeñas elevaciones además de un culo grandecito muy regordete, sin duda la calca en miniatura de Karime y un vaticinio de lo que ofrecería en el futuro como una preciosa mujer.
En las ocasiones que no le había dado tiempo a mi tía de llevar a la niña a la escuela, pasaba a dejarla en mi casa al cuidado de mi abuela. Sucede que era una chica inquieta y mi abue tal como estaba apurada con la preparación de los alimentos se la pasaba casi todo el tiempo en su cocina, y mandaba a Angelica hacia arriba a jugar en mi habitación. La abuela me gritaba desde la planta baja para que le echara un ojo a Angie y al mismo tiempo le ordenaba a la nena que no bajara por miedo a que se cayera. Cosa que se repetía con normalidad y no le tomaba mayor interés pues me apuraba a hacer mis tareas escolares, esto sucedió hasta que una mañana todo daría un giro de improviso. Pasó que no escuche del todo el llamado de mi abuela porque estaba bien entretenido mirando el video porno de una rubia hermosa con voluminosas tetas, estaba sentado con los pantalones en las rodillas jalándome el pito de arriba abajo, sensitivo y sin preocupación de ser descubierto, cuando de repente miro a la puerta y ahí estaba mi primita observándome atentamente, di un salto de inmediato subiéndome los pantalones tratando de disimular. La pequeña me pregunta, que haces Gus «le contesto mi tarea», se pone a mi lado y mira la pantalla, aun esta la página 3x abierta en imágenes fogosas y dirige su pequeña manita a su entrepierna, se gira hacia mí y me dice; hazme caballito, hazme caballito. Sin anticiparlo se me abalanza y se trepa colgándose de mi cuello, ahí sentado en la silla de oficina ella abre sus piernas en torno mío, poniendo en contacto su pequeño pubis con mi pene erecto todavía cubiertos con la ropa. Pensé en un momento, esta niña con quien ha tenido estos juegos… inmediatamente obtuve la respuesta, su medio hermano seguro le había iniciado en estas actividades. Sin embargo, no tuve mayor tiempo de analizarlo Angie se restregaba frotando su sexo con el mío y agitándose armoniosamente en vaivén como cabalgando. La calentura estaba que desbordaba yo acariciaba su culo y la atraía hacia mí, alejando y acercándola más, ella llevaba puesto un vestido color verde muy ajustado de una sola pieza tan típico por la forma erótica de vestir de mi tía, acariciaba sus muslos y en cierto punto subo su pequeña falda para sentir la piel de sus nalgas cuando me percato que no llevaba ropa interior eso me impacto como una rayo incendiando todos mis instintos, la agarre con fuerza y le dije «eres una cabrona» tal vez por el frenesí o porque intuía que estaba demasiado adelantada. Entonces me levanto cargándola para recostarla en la cama con las piernas abiertas y ahí pude ver su vaginita rosadita siendo una rayita cerrada y de rosa fulgurante, ella estaba igual de encendida, procedí a sacar mi palo «Angie solo se queda viéndolo fijamente mientras lo sacudía» como si fuera algo que ya había ocurrido con anterioridad sólo esperándolo, la arrimo al borde de la cama y me inclino para lamerle su hendidura separando sus pliegues, que rico aroma a jaboncito y unos aires de orina, ese sabor jamás se me olvidara junto con la experiencia del primer contacto sexual. Me acerque más empezando a frotar mi verga en sus labios vaginales, le pongo saliva replicando lo visto en tantos videos porno. Inicio por tallarlo en su superficie meciéndome y probando si podía penetrarla, punteando con la cabeza del falo tieso, acaricio su pequeña entrada con mis dedos y los abro para ver un poco, pero está muy encogida tan virginal. Angie sigue quieta solo mirándome sin decir nada, con los ojos brillantes y enormes, suspirando profundamente a un ritmo agitado, desciendo para aspirar nuevamente su entrepierna que colgaban a la orilla de la cama, beso su ingle y pruebo el sabor de su dulce piel, eso me pone descomunalmente rígido. Supongo que si la penetro seguro la lastimare así que le doy vuelta, es fácil girarla bocabajo al ser menudita y con el culo en alto, me recargo sobre ella en su prominente trasero es tan hermoso como dos esferas de porcelana nívea. Pongo mi miembro a la largo de la línea que divide sus nalgas colocando mis testículos en su perineo y sigo frotando, deseando poder penetrarla, pero sin llegar a hacerlo un dejo de conciencia me frenaba es que también su ano estaba super apretado cuando intentaba meter el dedo, le subo un poco más la falda y le besuqueo la espalda, parece que ella sabe en qué consiste este esparcimiento dejándose manosear empujando hacia atrás. En eso mi abuela grita ¡¡¡Angelica!!! Ella se levanta corriendo, baja su falda con una gran sonrisa y dirige su mirada cómplice hacia mi «dando por un hecho que no iba a decir nada», sale corriendo del habitáculo, mi abuela al inicio de la escalera la espera y le dice, «baja con cuidado sin saltar». Parece que al llegar mi primita traía ganas de orinar entonces entro al baño de la planta baja y mi abuela al ingresar más tarde al sanitario ve como la ropa interior de esa mocosa tan inquieta esta meada colgando en la manija del tanque del retrete. Mi abuela le dice <Angelica “eres una puerca”, ¿por qué andas sin calzones? y la empieza a regañar, pero no tiene mayores consecuencias>. Yo termine de masturbarme hasta eyacular profusamente recreando mentalmente lo que había pasado. Más tarde baje y actúe como si nada, me despedí diciendo que me iba al colegio, mi abuela me pregunta si dejaré almorzado, pero le digo que no tengo hambre y me despido con un beso en las mejillas de ambas.
Continuara…
Woooooww qué delicioso relato!