Mi profe Sebas.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo inició cuando mi mamá se entero de que yo había perdido la virginidad con uno de los amigos de mi primo y que ya llevaba casi un año teniendo sexo en la casa mientras ella estaba en el trabajo, por lo que decidió mandarme a vivir con mi abuela y en consecuencia cambié de colegio.
(Debo aclarar que aunque ya no era virgen, mi experiencia se limitaba a que mi novio apagara la luz, se echara sobre mí, me metiera su verga por diez minutos, y ya, nunca pude saborearla, tocarla o tan siquiera verla.
)
Después de dos meses de clase, yo solo lograba sentirme cómoda cuando hablaba con mis profesores, puesto que yo era la típica niña de buenas notas y bastante tímida.
Así que ellos solían pedirme ayuda en pequeñas labores como tomar asistencia, repartir notas y demás tonterías.
Mi profesor preferido era Sebastian, dictaba matemáticas, mi materia favorita, él era muy agradable conmigo, y me gustaba su sentido del humor (tendía a hacer bromas de doble sentido cuando hablaba con algunos de nosotros) , además de ser bastante apuesto por supuesto el caso es que al día siguiente no había clase porque había una reunión para padres, sin embargo el Profe Sebas me pidió que viniera para ayudarlo a repartir unos volantes.
Como ese día no tenía que ir en uniforme decidí poderme una minifalda roja que me quedaba muy bonita, me llegaba hasta la mitad del muslo y dejaba ver mis piernas gorditas y resaltaba mi cola redondita y firme, me puse una camisa blanca que me quedaba super pegadita y deje mi cabello negro suelto, para que hiciera contraste con mi piel pálida y mis ojos verdes.
Salí de mi casa antes que mi abuela diciéndole que necesitaba llegar más temprano para organizar el salón, por lo que no se preocupo.
Cuando llegué al colegio solo habían unos pocos profesores y uno que otro alumno despistado que no sabía de la reunión.
Fui corriendo a mi salón para ver si ya había llegado el profe Sebas.
– Hola profe, llegue más temprano para ayudarlo en lo que necesite- en ese instante vi la sorpresa en su rostro al verme, no lo por llegar antes que los padres sino por como estaba vestida.
-Ehhh gracias Gaby, trae un pupitre y te sientas a mi lado.
– Hice lo que me pidió mientras por el rabillo del ojo me di cuenta de que no dejaba de verme.
– Gaby estas muy linda hoy, realmente agradezco que hallas venido a ayudarme, así que te voy a compensar.
-No es necesario, sin embargo me gustaría saber como planea hacerlo, puesto que sabe que tengo un puntaje perfecto en la clase así que no se que podría ofrecerme.
Él se acerco a mí lentamente y me dio un besito en la esquina de mis labios, luego se retiro un poco para ver mi cara de sorpresa.
Al ver que estaba sin palabras, se acerco nuevamente y me beso, lentamente recorrió mi boca con su lengua, logrando instantáneamente que mi piel se erizara, puso una de sus manos en mi muslo y en ese momento escuchamos el ruido de personas en el pasillo, por lo que se retiro rápidamente y fue deprisa hacía a la puerta para asegurarse de que nadie había estaba cerca.
La reunión duro más o menos una hora, en la que estuve nerviosa y excitada.
-Gabriela, que dices, ¿quieres que te compense?- dije que si con la cabeza con la esperanza de conseguir otro beso, por lo que él cerro la puerta del salón con seguro y camino hacia donde estaba.
Tomo mi mano y me sentó en un pupitre en el medio del salón, de puso de rodillas frente a mi, puso sus manos en mi cintura y me beso de manera frenética mientras movía sus manos en direcciones contrarias, con una acarició mi seno derecho sobre la camisa, y la otra fue directamente a mi vagina, donde comprobó de inmediato que estaba caliente y chorreante, empezó a acariciar mi clítoris.
-Mira que mojada estás, ya quieres que te de verga, ¿eres virgen?- no se porque me dio pena, pero agaché la cabeza y dije que no.
El me tomo de la mano y me hizo levantarme rápidamente, para luego darme media vuelta y apoyarme en la silla, levanto mi falda hasta enrollarla en mi cintura y me bajo los cucos de un tirón.
Sentí como metió un dedo dentro de mi vagina mientras acerco su boca a mis nalgas y me daba pequeños mordiscos, luego con la mano libre abrió mis cachetes y empezó a lamer alrededor de mi ano, nunca había sentido tanto placer, el salón estaba lleno del sonido de mis pequeños gemidos y el chapoteo de mis flujos por la velocidad con la que me daba dedo mi querido profesor.
De repente siento como saca su dedo y pone su pene en mi entrada y me lo deja ir de una con un fuerte empujón, mientras mete en mi boca el dedo lleno de mi flujo.
-Mmmmmm que rica tu cuquita Gabrielita, ahhhhh, quién iba imaginar que una niña calladita fuera tan zorra- lejos de molestarme sus palabras me calentaron todavía más, sentir su pene en mi interior y el golpeteo de sus bolas en mi clítoris, me estaba volviendo loca.
-Siiiii profe que ricoooo, ah ah ah
-Uffff si pequeña, disfrútalo mmm , es tu premio por ser buena estudiante .
– Cuando sentía que iba a morir de placer, sentí como aceleró el ritmo de sus embestidas, logrando que me viniera tan fuerte, que tuve que morder mis labios para evitar que un grito nos delatara
-Así mi niña, ahhh siento las contracciones de tu orgasmo en mi verga, siéntate y abre la boquita que te voy a dar tu premio.
-Saco su pene de mi, y me volteo para que me sentara en la silla mientras el se masturbaba al frente de mi cara.
– Ahhhh yaaaa, toma, toma tu recompensa, ahhhh.
Sentí por primera vez el sabor y la consistencia del semen en mi boca, me gusto tanto, que tomé su pene en mis manos y me dispuse a lamer hasta la última gota provocando que se estremeciera de gusto.
-Gracias profe, yo nunca había sentido tan rico.
-De nada mi niña, yo también lo disfrute muchísimo, pero tenemos que irnos ya.
– Guardo su pene y me dio un besito, antes de ayudarme a arreglarme y ocultar toda evidencia.
-Esta bien, pero.
Profe, es que me da pena, pero yo quiero seguir ayudándolo, y que usted me vuelva a hacer lo mismo.
– Jajajaja te acabo de culear ¿y ya estas pensando en más?, vale mi niña, pero lo discutimos luego, quiero que salgas primero y si alguien te pregunta algo, di que te estaba explicando algo que no entendiste en clase.
-Si señor, entonces me voy, hasta luego profe Sebas, gracias por explicarme eso- me puse de puntillas para darle un pico y salí corriendo con una sonrisa enorme en mi cara.
Era la primera vez que realmente disfrutaba del sexo, y estaba segura de que mi profesor favorito estaba dispuesto a enseñarme mucho más.
Gracias por leer, un beso enorme:
Gaby.
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