Mi secretaria.
Como gerente de la empresa, quería revisar si todo estaba bien en el local que íbamos a inaugurar como oficina de ventas..
Le pedí a mi secretaria que me acompañe, para que tomara nota de todas mis observaciones. Todo el mundo me comentaba lo hermosa que era, 14 años menos que yo (yo tenía 34 años), alta, morena, bonita, con unos senos grandes y bien formados, unas caderas, culo y piernas admirables… yo nunca había tenido “malos pensamientos” para con ella, en los dos años que habían transcurrido desde que llegó a la empresa.
Llegamos… era una casa que estábamos convirtiendo en oficina. Comenzamos el recorrido; yo iba hablando en voz alta lo que pensaba y ella tomaba nota… en el último ambiente había una mesa redonda y varias sillas. Se sentó junto a la mesa y le pedí que leyera lo que había escrito; yo me paré a su lado para, además de escuchar, leer sus notas…
De pronto, ella giró, me miró, sonrió y me dijo: -Señor, no se imagina hace cuánto tiempo que tengo una fantasía y ahora se va a hacer realidad… la miré extrañado y le dije: -¿sí? Pues, adelante… no tenía idea de a qué se refería…
Acercó la silla hacia mí, me tomó de la correa del pantalón, la abrió, bajó el cierre de la bragueta, metió su mano, sacó mi verga que perdió su flacidez en centésimas de segundo y se puso dura, hasta casi doler… yo estaba mudo e inmóvil… pasó la punta de su lengua por toda mi verga, me bajó el pantalón y el bóxer, luego con una mano, levantó mi verga, con la otra agarró mis huevos y se los llevó a la boca…los chupó y lamió… me tomó la mano y la puso sobre sus tetas…
Luego del rito inicial, metió mi verga en su boca y succionó y succionó, lentamente…cuando parecía que iba a eyacular, paraba, chupaba mis huevos, besaba y lamía mis muslos y la parte inferior de mi vientre… luego de no sé cuánto tiempo, cuando sentí que me explotaba la verga… intenté retirarla de su boca, pero ella no me dejó… siguió hasta que la leche salió, en chorros, dentro de su boca… lentamente siguió absorbiendo, hasta que, poco a poco, retiró su boca, me miró y dijo: – ¡Deliciosa!… la siguió lamiendo, chupando y tragando, hasta la última gota…
Se paró, me jaló, me besó, guio mis manos para que la manoseara en todo su cuerpo… al poco rato, me dijo: – Fue un buen desayuno, pero creo que aún me falta… y repitió la función, ya sin blusa ni sostén, por lo que agregó poner mi verga entre sus tetas… fue, sencillamente, ¡Fabuloso!
Durante el regreso a la oficina, recordaba mis experiencias previas de mamadas… de mi exesposa, mi prima, que fue la primera en hacerlo y yo la saqué de su boca para eyacular y mojé toda la sábana, de varias putas… pero todo eso me parecía ahora sólo un ejercicio de entrenamiento, de criaturas, como mi primer pajazo o cuando la empleada de mi prima, cuando yo tenía 10 años y ella 16, me la chupó y después se la metió en la vagina… lo de ahora había sido la vida real, mejor dicho, la mamada real y espectacular…casi no hablamos, después ella me dijo que todo el viaje había seguido saboreando mi semen, que le había parecido dulcemente delicioso y que se había convertido en su desayuno y refresco favoritos…
Allí, cambió mi vida… desde ese día, era obligatorio tomar su “desayuno” en la oficina, cada día en una posición y con una sensación diferentes y los sábados la recogía de su casa, íbamos a un hostal y nos pasábamos dos o tres horas desnudos y, literalmente, comiéndonos todo el cuerpo… algunas veces nos echábamos helado o untábamos chocolate o mermelada en la verga y la vagina, pero ella insistía en que, a la hora de eyacular, sólo pudiera saborear el sabor de mi semen…
Nunca hubo penetración en su vagina o culo…un día, ella estaba en el borde de la cama, con las piernas levantadas y abiertas, esperando mi lengua en su conchita, que estaba húmeda y provocativa… yo estaba con la verga al palo… la acerqué y, cuando iba a entrar, con fuerza, a ese camino rosadito y mojado, susurró: – Nooo… y no la penetré… el 69 fue de antología…
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