Mi segunda vez (la mejor)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos los chicos y chicas. Es mi primer relato y fue sobre mi segunda vez. Perdí mi virginidad a los 17, les parecerá que ya estaba grandecita, pero asi fue. Lo que pasa es que tengo tres hermanos mayores y me cuidan demasiado que ahuyentan a todos los chicos que quieren conocerme. Asi que hice el amor por primera vez en la parte trasera de un coche. En lugar de ser una ocasión especial, la recuerdo como algo traumático, el chico que lo hizo, no sabía de cómo tratar a una chica y menos virgen, quiso meterla con pocas caricias y cuando me rompió se movió como desesperado adentro, que me hizo sangrar mucho y me causó mucho dolor. Por un momento creí que todas las relaciones sexuales serían asi, hasta que apareció Miguel, el padrastro de Karla, mi mejor amiga.
Esa noche del suceso, habíamos salido a la despedida del año del colegio. Karla había bebido mucho y no era su costumbre, la vi tan mal que llamé un taxi y regresamos a su casa juntas. Miguel la estaba esperando, se molestó mucho al verla, y me agradeció que la hubiera traído. Karla vomitó bastante en el inodoro, su padrastro le dio un Alka Seltzer y la puso a dormir, se quedó muy dormida en pocos minutos. Miguel su padrastro y yo nos sentamos en la sala, era como la una de la mañana. Me trajo un refresco y me volvió a agradecer el haber cuidado de Karla. Me dijo que me quedara a dormir en su casa en la habitación para visita, ya que era muy tarde ya. Llamé a mi casa, para hacerles saber que ya estaba en casa de Karla y que allí me quedaría la noche.
Miguel se sentó a mi lado. Yo llevaba un vestido negro corto, con tirantes al cuello y espalda, además me había puesto unos zapatos de vestir con tacón alto y atado al tobillo, debo decir que me veía muy deliciosita, mis piernas son menuditas, mi cabello es castaño y tengo bonito rostro. Debo confesar que el padrastro de Karla es atlético y siempre se fijaba en mi colita cuando yo los visitaba y esa noche la mamá de Karla no estaba en casa. Miguel me invitó a platicar un rato antes de acostarme. El era de unos 40 años, pero era muy guapo para su edad.
-Te deben de doler los pies, bailar con esos tacones!- me dijo Miguel mientras tomaba uno de mis pies en sus manos se lo llevo a sus piernas y comenzaba a frotarlo con todo y los zapatos puestos. Eso fue muy sensual y me despertó el morbo en mi, le seguí el juego y le di mi otro pie para que hiciera lo mismo, aveces lo levantaba y yo sabia que era para verme mi braguita. Lo vi empezar a excitarse con mis piernas y la visión de mi ropita interior. Sus manos empezaron a subir a mis pantorrillas y las masajeaba y acariciaba, su mano fue subiendo mientras me decía que me había puesto bella para esa noche y que muchos chicos me habrían disputado para bailar en la fiesta. Yo me reía de todo y estaba cachonda (algunas cervezas que me había tomado en la fiesta, ayudaban también). Le dije que lo que me estaba haciendo me gustaba, me hizo unos ojos de satisfacción y al rato sus manos ya estaban arriba de mis rodillas. Sus manos eran grandes, ásperas y fuertes. Yo cerré los ojos y para facilitar un poco, abri las piernas, pronto una de sus manos llegó a tocar mi braguita, esa vez había llevado puesto un pequeño bikini negro. Sus dedos recorrieron lo largo de mi chuchita sobre mi braguita. En ese momento exclame que me gustaba y volví a cerrar los ojos, quería sentir algo más que lo que sentí la primera vez, que fue un fracaso. La verdad es que mis amigas del cole habían dicho que los hombres adultos son mas vividos y tiene mas experiencia en lo sexual, y yo quería experimentarlo aunque sea con el papa de mi amiga.
Sus dedos eran experimentados, tocaba todo y no me sentía manoseada, me esta excitando sin remedio. Con harta experiencia, Miguel me retiró mi braguita totalmente, lo hizo y no me sentí violada o agredida. Luego me dio un beso romántico y suave en la boca, yo lo seguí y nuestras lenguas jugaron un poco.
_haz tocado un pene?- me dijo, casi al oído.
-No!- le respondí secamente. Miguel río, se bajó el pantalón de su pijama y resultó que no tenía calzoncillos, apareció una enorme pija, larga y gruesa. Estaba casi empalmado. Miguel tomó mi mano y la enrolló en su pija y me dijo como quería que lo acariciara. En ningún momento lo sentí como una orden o me sentí forzada a hacerlo, sino como cuando uno platica con un amigo. Mientras yo le acariciaba su pija de arriba abajo, el me besaba la boca tiernamente. Luego me fue zafando el vestido, deshaciendo el nudo detrás de mi cuello y de mi espalda. Me dijo que tenía unos lindos senos, luego mis pechitos fueron chupados de un forma linda por Miguel, con paciencia, sin prisa, su lengua pasó por encima de mis pezones varias veces, crei que me iba a desmayar de emoción y placer. Luego su boca mamo toda la circunferencia y luego envolvió mis pezones con sus labios, en ese momento pude sentir como mi chuchita se mojaba por dentro.
Miguel me fue quitando el vestido, yo le ayudé un poquito. Me tenía allí desnuda solo con los zapatos puestos. Luego me acostó en el sofá y me abrió las piernas, pensé que me iba a penetrar, pero él tenía otras ideas primero. Sentí su lengua húmeda y caliente pasar por toda mi chuchita, sus dedos la abrían y sus labios se probaban todo a su paso, como si se tratara de un manjar. Casi inmediatamente tuve unos espasmos terribles, creí que me ahogaba, pero no era eso, sino el primer orgasmo real de mi vida, el primero causado por un hombre. Lo tomé de los cabellos y le frote el rostro contra mi chuchita, además que emití un gritito agudo. Miguel metía su lengua entre mis labios vaginales y luego bajaba hasta llegar a mi ojete de mi culito y lo chupaba todo. Jamás creí que mi pequeño agujerito me despertara tantas pasiones. Yo sentía que me moría de placer allì tendida en el sofá con el rostro de Miguel entre mis piernas.
Luego, la lengua de Miguel se puso a jugar con mi botoncito del clítoris, allí deje escapar otros quejidos, que le indicaban a el que la estaba pasando de maravilla.
Después, me acuerdo que Miguel me quitó los zapatos, puso mis pies descalzos en su pecho y me abrió las piernas, ahora si era para metérmela. Frotó su gordo glande contra mi chuchita varias veces, eso me puso a mil, luego me fue metiendo su pija lentamente, sentí que me abría bien mi agujerito, parecía que hubiera sido la primera vez, claro sin mi himen, pero sentí que su gordo y largo pene se metía en mi ser y me llevaba al cielo del placer. Senti un poco de dolor, su pija me abría al máximo la vagina. Grité y pataleé como desesperada, me fue clavando hasta que su pija ya no entraba más, besó los deditos de mis pies y luego se hizo hacia mi y empezó a moverse, su pija entraba y salía de mi suavemente. Eso me volvió loca de placer y me excitaba más y más, ya no aguanté y me corrí de nuevo.
Miguel siguió haciéndome el amor por un buen rato. Me dijo que cambiáramos de posición, él se sentó en el sofá y me dijo que me subiera sobre con mis piernas abiertas, luego me dijo que yo misma me metiera su pija en mi chuchita. La tomé y apenas cabía en mi manita, luego la puse en la entrada y me dejé caer lentamente sobre ella, pude sentir la inmensidad de su cosota entrando hasta el fondo de mi chuchita, fue excitante y salvaje para mi. Ahora me dijo que yo me moviera como quisiera, primero le di un largo beso en la boca y me empecé a mover, era delicioso llevar el control, el solo se limitaba a tocar y chupar mis pechitos. Poco a poco me fui moviendo más rápido sobre su pija, yo misma me provoque otra corrida en pocos minutos. Miguel no hacia nada por moverse, todo lo hacía yo.
Estuve montándolo por un buen rato, hasta que vi que él estaba por correrse también, me dijo que me bajara y que quería que le chupara su pija, que quería correrse en mi boca. Yo sabía de eso por algunas amigas que lo habían hecho con sus novios, asi que me hice la experta y me llevé su pene a la boca y lo chupé como una paleta, él me dijo que lo metiera también dentro de mi boca, lo hice y sentí como el depositaba su lechita en mi garganta, fue la primera vez que probé el sabor del semen.
Fueron muchos los gemidos que Miguel pronunció mientras se derramaba en su boca, pero fue placentero para mi. Luego me fue a dejar a mi habitación y me dijo que había estado bien, que era un chiquilla linda muy cachonda.
Lo anterior nunca se lo dije a Karla. Esto solo se repitió solo otra vez más y fue ese mismo año al final de las vacaciones del año. Pero, esa vez fue la mejor. Ahora tengo 21 y he tenido relaciones con mis siguientes novios, pero esa ocasión aún ha sido la mejor.
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