MI SENSUAL TIA
Todo comenzó en una fiesta familiar, allí estaba la menor de las hermanas de mi madre, ella tenía treinta y ocho años, a esa edad ya había tenido dos embarazos que le sirvieron mucho a su cuerpo porque la hicieron más atractiva. Una de las cosas más sensuales de ella, sus piernas, cuando usa falda.
Todo comenzó en una fiesta familiar, allí estaba la menor de las hermanas de mi madre, ella tenía treinta y ocho años, a esa edad ya había tenido dos embarazos que le sirvieron mucho a su cuerpo porque la hicieron más atractiva. Una de las cosas más sensuales de ella, sus piernas, que con las faldas cortas era imposible que no atrajeran las miradas de hombres y mujeres. En esa fiesta por las miradas de algunos invitados amigos y familiares concluyo que desearían follársela, pero ella sabía esquivar a quien no deseaba.
A las diez de la noche ella se acercó y me dijo… Sobrino cuando te vayas a ir te puede pedir el favor me acerques a mi casa. Le respondí… Desde luego tía yo creo que en unos diez minutos me voy y con mucho gusto te llevo a tu casa.
Cuando yo le hice señas, sin despedirnos salimos y fuimos directo a mi auto, como buen caballero le abrí la puerta y ella al subirse con su falda tan corta me dejo ver sus hermosas piernas y su panty blanco. Esto me dio un corrientazo y fue necesario acomodarme mi verga antes de subirme al auto.
Como la reunión fue en una casa campestre fuera de la ciudad, para el regreso demoraríamos más o menos hora y media.
Iniciando el camino cruzaron por mi mente mil deseos respecto a mi tía. Pero me dije, tranquilo, es tu tía y debes respetarla. Esa era mi intención inicial, pero con su ayuda ella hizo que su falda se recogiera más, llegando al punto que volví a ver su panty blanco y pensé… esta tía quiere algo, entonces le dije…tía tienes unas piernas hermosas, más de un hombre en la fiesta estuvo admirándotelas.
¿Verdad? Muchas gracias
Y luego me lance a decirle… ¡Me dejarías tocarlas porque se ven muy atractivas?
Si eso quieres hazlo, me respondió.
Entonces dirigí mi mano a su muslo y comencé a acariciárselo deslizando mi mano de arriba a abajo y cada vez más cerca de su concha y ella lo aceptaba, así que me tomé confianza y cada vez que subía decidí comenzar a rozar su concha con mi dedo meñique por encima de su panty. Ella recostó su cabeza, cerro los ojos y empezó a separar las piernas dándome total libertad para motivar su concha, lo cual dio pronto resultados que se manifestó en la su agitada respiración.
Me llené de valor y le dije que esa noche me había dado cuenta que no solo tenía una tía adorada, sino que a mi lado tenía la mujer más espectacular del mundo que no sabía cómo su marido la había dejado, me contesto… esas son cosas del pasado que no quiero recordar, ella comenzó a hacer unos movimientos con las piernas y yo me imaginaba ese roce en su concha húmeda.
Y entendí su deseo de querer disfrutar del sexo, pero pensé que en su casa con sus dos hijos pequeños y la nana que los cuidaba sería imposible, le propuse ir a un motel que había en el camino y ella acepto
Cuando entramos al motel, prendí los videos y la música y le dije tía… bailemos, yo conocía las cualidades de bailadora de ella y lo mucho que le gustaba, bailamos una canción y luego vino otra, una música suave y seguimos bailando, inicialmente separados, pero poco a poco nuestros cuerpos se fueron juntando, fue algo increíble cuando sentí el roce de sus pezones en mi pecho, mi verga se quería salir del bóxer, yo empecé a rozar su pelvis y a mitad de canción nuestros cuerpos estaban pegados decidí apretarla contra mi cuerpo con la mano que tenía en su espalda y ella cedió y se apretó contra mí, fue increíble sentir el roce de su cuerpo, yo movía mi cadera para sobarle mi verga que ella debía sentir, porque yo la tenía bien parada bajo el bóxer.
En medio de nuestra conversación sentados en la cama de ese motel, mi tía comenta… hace frío, y pregunta:
– ¿Cómo funciona el jacuzzi?
Se levanta de la cama, se dirige hacia el para leer las instrucciones, yo me quedo en la cama observándola de espaldas mientras caminaba. No dejo de observar sus piernas, cuando de repente, ella se inclina hacia el jacuzzi y veo ese hermoso culo que tiene y entre sus piernas veo como la tela de su tanga cubre su vagina bastante abultada. Ella se da la vuelta y me pregunta si se cómo se enciende. Pero yo estoy sin palabras, no le contesto, aún sigo mirando fijamente sus piernas buscando sus partes íntimas en mi mente. Ella me pregunta de inmediato:
– ¿Qué pasa?
– Nada, solo es que estaba viendo algo que me estaba gustando. – Le dije.
Ella se ríe y contesta:
– Ay no!, ¿qué se me estaba viendo?
– Nada, solo algo rico. – Respondo.
De esa manera rompí el hielo y me levanté de la cama, bajo mi bóxer se veía como tenía mi pene erecto, pero no me importó que me viera, incluso causó más excitación en mi esa situación. A ella al parecer tampoco le importaba, solo me observó y noté una leve sonrisa en su rostro.
Llenamos el jacuzzi, cuando llegó el momento de ingresar tomé la iniciativa, me retiré el bóxer frente a ella, mi pene de inmediato saltó al aire totalmente erecto, no recordaba haberlo visto antes tan grande cómo en ese momento, las venas en él se notaban de manera muy llamativa, además, se encontraba muy húmedo. Ella se quedó mirando fijamente, susurró brevemente un «aaaayyyy» y no quitó la vista de mi verga mientras me metía en el jacuzzi.
Cuando fue el turno de ella de meterse al agua, me pidió que volteara mi vista mientras se quitaba la ropa interior. Le dije que no era justo, que ella ya me había visto desnudo, que ahora me tocaba verla. Se sonrió y dijo: – Está bien. Se quitó su tanga y sujetador y pude ver su hermoso cuerpo totalmente desnudo, tenía un conjunto negro, se puso de perfil frente a mí y bajó su tanga, era un fino hilito que resbaló por sus piernas, luego se quitó su sujetador quedando desnudos unos senos riquísimos, redondos, un poco caídos y con unos pezones de color rosado con unas auroras muy notorias, se metió al jacuzzí sin cubrirse y dejamos que nuestros cuerpos se camuflaran bajo la espuma.
En esa bañera tuvimos nuestro primer contacto de piel desnuda, comenzamos a rozarnos y cada vez deseamos ir más lejos. Nos dejamos relajar por el ambiente, pero de vez en cuando cruzábamos nuestras miradas con mucha lujuria.
En un instante ella preguntó:
– ¿Qué era lo que me estaba gustando ver?
Me tomé unos segundos antes de responder y luego le dije directamente:
– Ese culo que tienes, me gusta y se ve muy rico.
Ella sonrió y preguntó:
– ¿Qué cosa es lo que le gusta de él?
– Lo que me gusta es lo que estaba imaginando hacerte. – Respondí.
Con mucha curiosidad continuó preguntando:
– ¿Qué te gustaría hacerle?
Le dije que, si le decía, tenía que permitírmelo hacer. A lo cual ella dijo que sí y aceptó. Entonces le pedí que nos fuéramos a la cama para explicarle.
Salimos del jacuzzi, nos secamos, me senté en la cama apoyándome sobre el espaldar, le pedí con voz nerviosa que quería ver su culo de nuevo, pero esta vez más cerca. Ella preguntó:
– ¿Cómo que más cerca?
Le pedí que se subiera a la cama, me diera la espalda y se pusiera en cuatro para observarla. Ella inmediatamente lo hizo, con un poco de timidez, abrió sus piernas frente a mí, dejándome ver su culo.
– Me preguntó. Si así era como quería.
– Sí, así es exactamente cómo quería. – Le respondí.
Comencé a masturbarme, ella preguntó qué era lo que estaba haciendo, le respondí que me estaba preparando disfrutando del paisaje, le pregunté que por qué no se tocaba su concha, me preguntó que cómo debía masturbarse, le dije que lo hiciera como si estuviera sola.
De inmediato pasó su mano entre sus piernas y comenzó a masajear su concha deliciosamente, estaba super mojada.
– Estaba tan mojada que se veía muy rica. –
Le dije… quieres sentir mi verga en tu concha. –
Me respondió que si.
Me levanté, aun masturbándome, observé su trasero, le di una palmada en una de sus nalgas, ella suspiró y levantó más su trasero. Así que le azoté de nuevo su culo, lo hice varias veces y ambos lo estábamos disfrutando muchísimo, sus nalgas ya estaban muy rojas y su concha muy lubricada.
Acerqué mi pene a su concha, comencé a masajearla con ella y en cuanto puse mi glande en la entrada, mi pene se resbaló dentro de ella completamente sin oponer ninguna resistencia.
Fue delicioso penetrarla y sentir lo lubricada que estaba por dentro. Mientras la penetraba ella liberó un gemido delicioso que me encantó. Me subí sobré su cuerpo y comencé a sacar y meter mi pene lentamente en su concha, ella cada vez gemía con suspiros más y más profundos.
Tenía su cabeza recostada de lado sobre la cama, durante todo el tiempo mantuvo sus ojos cerrados, su boca entreabierta y con los dedos de una de sus manos jugaba con sus labios, eso me excitó sobremanera. La estaba embistiendo con más fuerza, el sonido de la penetración en la habitación era cada vez más fuerte, cada vez que chocaba mi cuerpo contra su culo era un sonido seco muy excitante.
Me sujeté de su cabello y la penetré lo más fuerte que pude muy muy muy rápido… ella gritaba de placer. No aguanté mucho tiempo hasta que saqué mi pene de su concha y me vine en su espalda y sobre su trasero, me seguí masturbando extrayendo todo mi semen sobre ella.
– Aaaay! que rico se siente eso en mi espalda. – Dijo mientras seguía gimiendo.
Me acosté boca arriba a su lado y ella enseguida se subió sobre mí, tomo mi verga que aún continuaba erecta y la dirigió a su concha, comenzó a cabalgarme, clavando mi verga en su concha que recuperó su dureza y la disfruto hasta cuando le pedí se subiera sobre mi cabeza, acerque mi boca a su concha y la devoré completamente, pasé mi lengua por todos sus labios que se salían de su vagina, la lamí, la succioné, la chupé, en definitiva, me comí su vagina como nunca antes me había comido una, con tanto gusto, placer y adrenalina. Mi tía comenzó a estremecerse cuando me concentré en su clítoris y ella con sus gritos descontrolados, me hizo sentir que ella disfrutaba un tremendo orgasmo. Luego deslizó su cuerpo hacia un lado de mi cuerpo y se acostó con sus ojos cerrados. Observe la expresión de su satisfacción.
Ella permaneció en esa posición acostada sobre la cama con sus piernas abiertas, dejándome disfrutar de ese paisaje sin ningún remordimiento.
Pasados unos minutos mientras nos recuperamos, nos vestimos, salimos al auto y continuamos camino a su casa. Cuando finalmente me detuve frente a su casa para dejarla, ella rodeo mi cuello y me dio un beso en la boca, luego me dijo… sobrino, me has hecho sentir mujer nuevamente, espero nos veamos pronto.
En la semana siguiente como sus hijos iban a pasar el fin de semana con su padre, ella le dio descanso a su nana y estando ella sola en casa me invito desde el sábado y pasamos momentos maravillosos, estuvimos bebiendo tequila y estando muy alegres disfrutamos de todas las formas de sexo hasta la madrugada en la que nos fuimos a dormir y despertamos el domingo, nos bañamos juntos y luego regrese a mi casa y ella quedo muy feliz.
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