Mi sobrina Claudia 2
Mi hermana y su marido se van a trabajar, pero Claudia no tiene colegio, así que debo quedarme con ella….
Dormía plácidamente en el sofá, que sinceramente era bastante comodo. Ma luz de la mañana se filtraba a través de la ventana del salón, pero no me molestaba en absoluto… Hasta que escuché una voz que sonaba molesta.
«¿Vas a dormir todo el día o qué?»
Ya empezamos… Al abrir los ojos vi a mi hermana terminando de vestirse, preparándose para ir a trabajar, y detrás de ella Juan, su marido, entrando a la cocina.
Es cierto que me había quedado dormido más de la cuenta debido a que estuve despierto por la noche… Joder, ¿Lo de anoche pasó de verdad? No me lo puedo creer…
Me incorporé quedando sentado en la cama, desperezándome.
«Ya me levanto, joder, pareces mamá…»
La cara de mi hermana se puso algo más seria, no le gusta que la compare con nuestra madre, pero justo cuando iba a responder, sentí algo cayendo sobre mí, salvándome de lo que sería una gran bronca, pero a la vez haciéndome algo de daño, aunque al escuchar su voz no me importó tanto.
«Tíoooooo levanta ya no seas vago!!!»
Yo instantáneamente me puse a hacerle cosquillas a claudia, que ya no llevaba la misma camiseta que llevaba anoche, mientras su madre suspiraba y seguía preparándose.
«Ven aquí pequeñaja!»
Le hacía cosquillas mientras ella, tumbada en mi regazo, se retorcía y se reía a un alto volumen, seguramente sintiendo el bulto de mi erección mañanera, cosa que me hizo parar y ponerme algo nervioso.
«Bueno Clau, ya está bien, antes de que tú madre nos pelee»
Ella sólo se quedó acostada boca arriba mirándome con esa sonrisa pícara, como si supiera exactamente cuál era la situación.
Tuve que quitarla de encima yo mismo y se sentó a mí lado. Yo cogí mi móvil y estuve un rato utilizándolo sin hacer mucho más, esperando a que se bajara mi erección, y entonces me levanté y me puse un short y una camiseta, algo cómodo para estar por casa, mientras mi hermana caminaba hacia mí.
«Ya que vas a estar aquí al menos limpia un poco, y hazle el desayuno a tu sobrina, ¿O tampoco sabes cocinar?»
«Joder Luci no te pases…»
Mi hermana se dió cuenta de que se estaba pasando un poco, ya tenía suficiente castigo encima como para tener que aguantar sus comentarios todo el día…
«Bueno eso, ordena un poco y haces el desayuno, y el almuerzo también, y pon una lavadora»
Después, para mí sorpresa, me dió un abrazo, algo escueto, pero un abrazo al fin y al cabo.
«Cuida de la niña, que hoy no tiene clase, y no dejes que se quede sola en casa»
Yo la abracé de vuelta.
«Claro hermanita, nos vemos cuando llegues»
Le dió un beso a su hija y se dirigió a la puerta, donde Juan ya la estaba esperando, se despidieron y los dos salieron a la vez, dejándome sólo con mi sobrina hasta por la tarde.
Cuando ya nos quedamos solos, Claudia empezó a hablar con una risilla molesta.
«Wow tío qué dura la tenías jaja»
Yo la empujé un poquito por el hombro, haciendo que cayera al sofá.
«Calla, es algo normal, nos pasa por las mañanas…»
Ella no se veía impresionada por estar hablando de estos temas, sólo mostraba curiosidad.
«Qué molesto tener eso duro ahí todas las mañanas…»
Yo no quería parecer un pervertido, la verdad es que hablar de eso con mi sobrina de 12 años me resultaba incómodo, y sabía que lo de la noche anterior había sido sólo cosa de una vez, y un completo error.
No quería sonar duro, pero no quería seguir hablando con ella sobre eso, y tenía cosas que hacer.
«Sí bueno… Voy a ordenar un poco, luego te hago el desayuno si quieres»
Con la misma empecé a moverme y a ordenar un poco el salón, limpiando el polvo mientras ella me miraba fijamente. Parecía algo frustrada, o tal vez aburrida.
«Tío vamos a hacer algo que me aburro…»
«Pues haz deberes o algo, ahora estoy ocupado…»
No quería sonar como un capullo, pero no me podía quitar lo de anoche de mi cabeza, y necesitaba tener la mente ocupada.
Tras unos minutos, Claudia se levantó.
«Tengo hambre, me haces el desayuno mientras me doy una ducha tío?»
«Claro, qué te apetece?»
«No sé, sabes hacer creps?»
«Sí… Te las hago si no me queda de otra»
Se acercó a mi y me dió un beso en mi mejilla.
«Gracias tío, eres el mejor»
Y se fue escaleras arriba.
Yo seguía algo nervioso, no estaba enfadado con Claudia, pero me estaba comportando como un gilipollas con ella sin tener culpa de nada…
Fui a la cocina a hacer el desayuno para los dos, y cuando estaba terminando entró ella en la cocina, aunque sólo llevaba una toalla al rededor del cuerpo, cosa que hizo que me sobresaltara.
«Claudia ponte algo de ropa!»
Ella reía, sabía que me tenía donde quería y eso le divertía.
«Es que no quería que se enfriara el desayuno tío, cuando terminemos me visto»
Nos sentamos a desayunar, uno al lado del otro, sin hablar mucho, aunque yo no podía evitar mirar de vez en cuando sus piernas y sus brazos. Su piel se veía tan delicada, pálida y lisa… Casi como de porcelana.
Una vez terminamos ella se fue al salón mientras yo lavé los platos, y cuando entré al salón ella estaba allí viendo la tele acostada en él.
«¿No te ibas a vestir cuando terminarás de desayunar?»
Me senté a su lado, intentando ignorar el hecho de que mi sobrina estaba casi desnuda a mi lado.
«Es que así estoy cómoda… Y mami nunca me deja…»
«Bueno, pero no tardes mucho, y luego haces deberes o algo»
No podía negarle nada a mi querida sobrina, y ella lo sabía. Se puso de rodillas y me abrazó fuertemente.
«Gracias tío Pablo!»
Su abrazo se convirtió en un tirón que me hizo caer de espaldas al sofá, aprovechando ella para subirse sobre mí, con esa sonrisa malvada en la cara, como un villano al que los planes le salen bien.
«Claudia quítate»
«No»
No quería hacerlo yo mismo y poner una mano donde no debería. Aunque sólo el hecho de tenerla así ya estaba causando reacción en mi cuerpo.
«Claudia, en serio, quítate de encima»
«¿Se te está poniendo dura tío?»
No pude evitar ponerme nervioso. Esa niña sabía ponerme contra las cuerdas.
«Claudia por favor, deja ya los jueguitos, lo que hicimos anoche no se va a repetir»
Ella empezó a moverse despacio sobre mi bulto, aunque esta vez fue mucho más erótico ya que la niña no vestía nada, sólo su toalla cubriendo su pequeño cuerpo.
«¿Por queeee? ¿Es que no te gusto tío Pablo?»
No podía responder a esa pregunta, aunque ella sabía la respuesta.
«Sabes por qué, eres menor y somos familia»
«Pero sólo estamos jugando un poquito… Y nadie se va a enterar..»
Al decir esto se inclinó hacia delante para susurrarme, haciendo que su toalla se deshiciera y quedará totalmente desnuda sobre mí.
Mi corazón estaba palpitando al máximo, enviando sangre a mi polla que pedía ayuda para no reventar mi short.
«Claudia…»
Mi mano instintivamente se movió a su cadera, ayudándole a moverse sobre mí, y ella se reincorporó, dejándome ver su pecho, casi plano, aunque con dos pequeñísimas montañistas coronadas por dos diminutos pezones de un color rosa pálido que les daba el aspecto perfecto.
Nos quedamos así unos minutos hasta que no pude más. Necesitaba quitarme el short.
Levanté a mi sobrina y la acosté a mi lado, entonces me puse de lado para mirarla y empecé a besarle los labios a la vez que ella posaba su mano en mi nuca para no dejarme escapar.
Claramente era su primer beso, era algo torpe, aunque muy atrevida, ya que sacó su lengua bastante rápido haciéndome excitar aún más.
Mi mano tocaba su cadera y subía por su vientre plano hasta llegar a su pecho, rozando sus pezones con mis dedos y jugando con ellos, que ya estaban duritos.
Sus besos mejoraron rápidamente, está niña era una caja de sorpresas, tenía un talento natural… Gemía ligeramente en mi boca mientras yo la tocaba, y cuando paramos para coger aire me miraba fijamente.
«Tío… ¿Me tocas ahí abajo?»
Mala idea, muy mala… Pero ahora no era yo mismo, sólo me dejaba llevar por la lujuria, y al momento de preguntar ya estaba bajando mi mano, llegando rápidamente a su pequeña vagina, sin un solo pelo, totalmente suave.
Empecé a frotar sus labios arriba y abajo, metiendo un poco mi dedo corazón entre ellos para sentir su calor y su humedad mientras la niña me miraba a la cara gimiendo muy suavemente.
Seguí así por al menos un minuto y empecé a frotar su pequeño clítoris, que se había puesto algo durito, y en cuanto empecé a estimularlo, los gemidos de mi pequeña Claudia se hicieron más notorios, y su respiración más agitada.
«Hmmm tío… Méteme el dedo… »
Nunca pensé escuchar a mi sobrina pidiéndome eso, y Dios cómo me calentó escucharla.
«¿No te va a doler?»
«No… Yo ya me los meto a veces…»
Hice lo que me pidió y empecé a meter mi dedo lentamente, con un poco de dificultad debido a lo apretada que estaba. Mi dedo obviamente era más grande que los suyos, pero ella parecía disfrutarlo mucho. Sentía lo caliente que estaba mi sobrinita por dentro, y aunque muy apretada, mi dedo entraba con facilidad, hasta que lo tenía casi todo dentro.
Miraba a su carita angelical, que tenía las mejillas rojas y me miraba con lujuria, y empecé a mover mi dedo masturbando a mi propio sobrina.
Sus gemidos y jadeos llenaban la habitación, y mi dedo se sentía cada vez más húmedo…
Me incliné para besarla mientras seguía dedeando a mi pequeña y sus caderas empezaban a moverse ligeramente. Claramente estaba disfrutando del dedo de su tío.
Entonces no pude aguantar más, tenía que probarla, sentía la necesidad de comerme a mi sobrinita, así que saqué el dedo y me puse de rodillas en el suelo, justo entre sus piernas.
Ella no dijo nada y sólo recobraba aire mientras yo me movía, y una vez en posición, me incliné, abriendo más sus piernas con mis manos, y empecé a lamer su coñito, tan suave al tacto, tan pequeño y cerradito, tan húmedo, con ligero sabor dulzón…
Me estaba volviendo loco, le estaba comiendo el coño a mi sobrina, que a su corta edad estaba gimiendo como loca, y movía sus caderas como queriendo más.
Pronto sus movimientos de cadera empezaron a ser algo más bruscos y erráticos, y yo, sabiendo lo que se acercaba, subí el ritmo de mi comida para el deleite de mi pequeña Claudia, que unos segundos después alcanzó el orgasmo junto a un gran gemido.
Seguí lamiendo más despacio hasta que su orgasmo terminó y ella se desplomó en el sofá, recobrando el aire. Se ma veía algo cansada, jadeando un poco todavía.
«Tío… Eso se sintió genial…»
«Me alegro mucho mi pequeña…»
Esta vez, aún sabiendo las consecuencias de lo que acababa de hacer, no le di tanta importancia, sólo vivía el presente, dando besitos en el vientre de mi sobrina, que seguía con sus piernas abiertas, ahora apoyada sobre sus codos, mirándome fijamente con una ligera sonrisa en su carita perfecta.
«Ahora me toca a mí ayudarte tío»
Segundo capítulo! Espero que os haya gustado, déjamelo saber y pronto habrá tercer capítulo. Besos 😘
Waooo… Que excitante. Un buen relató
Me gusta mucho la inocencia y libidinez precoz de claudia. Felicitaciones
Delicioso relato, espero la continuación, muy exitante y caliente, así me has dejado.
Y la tercera parte para cuando
QUE DELICIA MANO ME GUSTO, CUENTA MAS UFFFF DIGO YO KE SUEOLEN PASAS ESAS COSAS DIGO
Muy buen relato… espero la continuacion… Gracias.
Excelente relato, espero la continuación pronto, saludos