Mi soldadito III (Viene de relatos gays)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Aquí continúo con los relatos de las experiencias vividas con Jesús y las cosas que de aquel hombre pude aprender, mi joven soldadito se convirtió en mi maestro sexual, cuando él llegó a mi casa a los dos meses cumplí mis 13 años y al año de estar con nosotros cumplo mis 14 años, de hacer ejercicios y mantener cierta rutina con Jesús, mi cuerpo cambió drásticamente, para esa edad ya tenía algunos músculos, como comenté en mi primer relato siempre estuve bien dotado, para esa edad mi pene era grueso casi como el de mi maestro. Muchas veces nos quedábamos en mi cuarto cuando en casa no había nadie y nos desnudábamos y mediamos nuestros penes, yo saltaba de la emoción al ver que casi lo igualaba en tamaño, porque de grosor ya estábamos parejos y él siempre me comentaba que lo tendría más grande que el de él, pues aún me faltaba por crecer.
Una tarde le comento que en el liceo había una chica mayor a mí por un año y siempre sus compañeras estaban conversando con ella, era muy popular, una mañana de recreo mis compañeros conversaban y comentaban que Mirian, así se llamaba la chica, decía que no era virgen y que a su edad había tenido relaciones con muchos chicos. Aquel comentario me llamó la atención, pues aquella hembra me gustaba y pensé, en que esa sería mi oportunidad de estar con una mujer. Al comentarle a Jesús aquello, él me indicó que le hiciera una invitación a la casa pues mis padres, como era de costumbre, no estarían ese fin de semana. El viernes de esa semana, no recuerdo porque pero salimos a las 11:00 am y en la puerta se me ocurre invitarla a mi casa a escuchar música y conversar un poco, aquello lo hice un poco nervioso pues no sabía cómo reaccionaría mi compañera, Mirian me miró sorprendida y me dijo, claro que sí, así no llego tan temprano a casa y no le escucho a mi madre sus quejas, reí y nos subimos al carro donde nos esperaba Jesús, se lo presenté y ella lo saludó con cierta picardía, aquello llamó mucho mi atención y pensé que era cierto lo que ella divulgaba en el liceo.
Llegamos a casa y Jesús me preguntó que si queríamos un coctel, a lo que respondimos afirmativamente ambos, mi soldado se retira y mi acompañante y yo hablábamos de música, a los minutos apareció Jesús con unas copas que contenían algo como jugo de guayabas, pero él nos explicó que se trataba de una bebida de frutas mixtas y un toque de licor, brindamos y dimos un sorbo a aquella copa, ella se rió y comentó que le gustaba y que el toque de licor era excelente y dirigiéndose a Jesús lo felicitó, yo me levanté del sofá y seguí a Jesús a la cocina, donde me comentó que mi trago estaba bajo de alcohol, pero el de mi amiga estaba más cargado y que para la bebida había usado brandy que pone caliente los cuerpos, no le entendí mucho pero reí con complicidad, regresé a la sala y colocamos música a su gusto, después de un rato el calor del licor hacía efecto sobre mi compañera, me preguntó si sabía bailar a lo que contesté que si, pues de mi madre eso había aprendido.
Bailamos todos los ritmos que sonaban y llegó el momento de los boleros, mi compañera tenía un olor corporal muy agradable, sin querer puse mi nariz en su cuello y pude sentir como se estremecía, ella retiró su rostro de mi hombro y me dio un beso en los labios, al que yo correspondí según lo que me había enseñado Jesús. Mientras bailábamos, yo miraba hacia la cocina, donde estaba Jesús pendiente de lo que sucedía, él me hacía señas, como, que sobara su espalda, que bajara mi mano a sus nalgas, que se las apretara, cuando comencé con aquel ritual ella se dejó caer en el sofá, yo seguía besando aquellos labios tan ricos para mí, mientras tanto Jesús me indicaba el movimiento a seguir, me indicaba que tocara sus senos, paraditos y duros, yo rozaba con miedo sus pechos y ella agarraba mi mano y la presionaba en sus tetas, yo seguía al calor de su deseo y apretaba con delicadeza aquellas pelotas hermosas, de repente mi amiga se abrió la camisa del colegio dejando al descubierto sus pechos dentro de un sostén blanco y hacía que yo metiera la mano por encima para que tocara sus pezones paraditos. Aquello me hizo calentar a millón y Jesús me volvía a indicar el siguiente paso, me hizo señas para que tocara su entrepiernas, así lo hice y ella respondió apretando mi mano con sus piernas, como pude saqué la mano y Jesús me indicaba que aflojara su correa, lo hice y metí mi mano ya por iniciativa propia dentro de su pantalón hasta que toqué su selva de pelos, ella volvió a apretar sus piernas y se separó de mí, yo al ver aquello me adelanté a pedir disculpas y ella solo me dijo, aquí no porque tu chofer nos puede ver, acto seguido la invité a mi cuarto y entramos, no cerré la puerta para que Jesús pudiera ver y darme alguna instrucción de último momento, me abalancé sobre ella en mi cama y seguimos dándonos besos, mientras yo volvía al ritual anterior, meter mi mano hasta que llegue a su gruta, por un momento pensé que se había orinado, estaba tan húmeda pero aguada y deslicé mi dedo por su centro
Jesús veía por la puerta y me hacía señas, quítale la ropa, poco a poco empecé a quitarle su camisa y se dejó, terminé de desabrochar su pantalón y se lo saque tan rápido como pude mientras ella me besaba y yo me quitaba mis prendas al mismo tiempo que a ella, nos quedamos en ropa interior y Jesús me decía que sacara sus senos y que los chupara, como no sabía, al tratar de hacerlo ella me detuvo y me decía sin morder, chupa como quien come helados, pasa tu lengua, con aquello el mandado esta hecho, chupé aquellos senos uno a uno, después ella hizo presión a mi cabeza para que bajara a su centro, acto seguido, lo hice sin experiencia alguna, Jesús me indicaba como hacerlo y ella solo recibía lo que quería, al poner mi9 lengua en su raja, sus líquidos tenían un sabor algo salado, un olor que no conocía y el cual no puedo describir, aparté sus bellos rojizos como la punta de sus senos y con algo de asco al principio pasé mi lengua por toda aquella gruta, creo que aprendí mientras que sentía cuando mi lengua pasaba por algún lugar sensible y ella se retorcía.
Mi pene era un mar de jugos, yo botaba líquido como el que se está orinando, en uno de mis descansos de aquella cuquita, pude observar a Jesús con su pene en la mano y haciéndose una paja, volví a su boca y aquella hembra ya estaba lista para recibir lo que ya conocía, me planté entre sus piernas y puse la cabeza de mi pene en su rajita, que seguía chorreando líquidos, al hacer aquello, recordé lo que me decía Jesús la primera vez antes de metérmelo y me recosté sobre ella solo con la cabeza en su puerta y comencé a decirle que si quería que la penetrara, que si quería ser mía, a lo que ella contestó, si quiero pero hazlo con cuidado que soy virgen, horror, sentí miedo y me hice hacia tras, ella permanecía con los ojos cerrados y Jesús pasó a la habitación y me dijo en el oído, hazlo que es tuyo ese manjar, además está nuevo nadie lo ha usado, y salió corriendo sin que ella en su extrema excitación se diera cuenta
Volví a poner mi cabeza en su gruta, pero esta vez la puse un poco más adentro y volví a recostarme en su cuerpo, besaba sus orejas, su cuello y ella abría más sus piernas y así me fui introduciendo dentro de ella, cuando la cabeza de mi pene llegó a su sello, sentí que no avanzaba más y ella colocó sus piernas en mis caderas e hizo fuerzas y yo caí de un solo golpe en su vagina y perforé aquello que se interponía, nos quedamos quietos unos minutos, mientras sentía que ella sollozaba mi bajito, pude sentir que algo corría entre nuestras piernas y me separé de ella por desconocimiento, al verme tenía la mitad de mi pene cubierto de sangre, me asusté y me levanté dirigiéndome al pasillo donde estaba Jesús, el me tranquilizó y me dijo que eso era normal, que le había roto el virgo y eso siempre botaba sangre, pero que era muy poco, de inmediato regresé al cuarto y ella estaba como en el limbo, permanecía con sus piernas abierta y me volví a meter entre sus piernas y volví a meter mi pene en su vagina ya no virgen, ella al sentirme, hizo un gesto de dolor pero, era como si le gustaba sentirlo, de pronto comenzó a mover su cadera y yo, hacía mi movimiento de meter y sacar
Ella torcía los ojos y se agarraba de las sábanas de mi cama, cuando yo estaba por llegar ella pega un grito, que no pudo ahorrar y apretó mis caderas con sus piernas, sintiendo el palpitar interno de su vagina estallé yo en una corrida inmensa, estuve emanando semen como por 15 minutos y caí sobre su cuerpo nuevamente, ambos respirábamos agitados, al rato siento ruidos en la puerta y volteo, era Jesús quien me decía que ella tenía que ir al baño para su aseo antes que pudiera salir en estado, me asusté y le sugerí con mucho cuidado lo que me había dicho Jesús, ella fue al baño y yo entré detrás de ella, Jesús me había dicho que tratara de lavar su parte y que hiciera que el agua de la ducha entrara bien adentro de su cavidad para que saliera todo el semen, ella estuvo un poco en desacuerdo pero cuando le asomé la posibilidad de embarazo, se dejó asear por mí.
Salimos, ella fue a mi cuarto se vistió de nuevo y al salir, la esperábamos con otra copa del coctel que nos había preparado Jesús, nos sentamos en el sofá y no hicimos comentario alguno de lo sucedido, después de tomar su copa integra me pidió que la lleváramos a su casa. Jesús preparó el carro mientras nosotros conversábamos en mi sala, salió el tema de lo sucedido y ella con lágrimas en los ojos me decía que no lo dijera a nadie, que sería nuestro secreto y seguramente nos volveríamos a juntar para hacerlo de nuevo, que la había gustado mucho estar conmigo. Me besó muy profundamente y salimos al encuentro del vehículo, llegamos a su casa y la dejamos. Al dejarla me pasé a la parte delantera del carro y Jesús me interrogó sobre lo que había sentido, mientras me hacía pasar mis manos por su pene erecto y fuera de su pantalón, los vidrios oscuros nos permitían hacerlo con mucha confianza.
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