Mi tía Lola es una puta y pago por ella

Sobrino descubre que su tía de 40 es una puta, ella drogada sin saberlo es acogida brutalmente por él. .
Jahir, un joven de 18 años, acababa de recibir como regalo un sedan azul por parte de su padre. Era su nuevo juguete para recorrer la ciudad los fines de semana y buscar mujeres con las que tener sexo casual. Esa noche, como de costumbre, salió a dar una vuelta. 🚙

Sé había encontrado una qué otra chica durante la noche, las subía al carro y le chupaban la verga, pero eso no lo satisfacia.

Eran pasadas las 3am cuando Jahir se detuvo en una esquina poco transitada. Allí, semioculta entre las sombras, había una figura femenina con la mirada perdida y tambaleándose con evidentes signos de estar drogada. Al acercarse, Jahir se sorprendió al reconocer a su propia tía, Lola.

Ella era una mujer de 35 años con un cuerpo menudo pero voluptuoso. Su corta estatura de 1.56mts se veía compensada por sus anchas caderas, un generoso par de tetas y un rostro hermoso enmarcado por largo cabello negro. Sus labios carnosos invitaban a pecar. Bajo su ajustada falda, escondía una húmeda y experimentada vagina de MILF qué Jahir hasta ese momento solo se imaginaba en sueños.

Lola era madre soltera y tenía que mantener a sus dos hijas, Marisol y Andrea. Jahir nunca había imaginado que su tía recurriría a la prostitución en la calle para subsistir. Pero allí estaba ella, con la ropa interior visible y el escote de su blusa dejando ver sus pechos.

Al ver el auto detenerse, Lola se acercó y, con voz temblorosa, le ofreció sus servicios sexuales a cambio de dinero. Jahir se dio cuenta de que su tía no lo había reconocido. Una idea perversa cruzó por su mente. Bajó la ventanilla y negoció un precio. Con el trato sellado, Lola se dejó caer en el asiento del copiloto, apenas consciente.

Ok niños hagamos esto rápido que me debo ir – dijo ella, mientras abría las piernas en el asiento de copiloto, dejando ver una vagina experimentada y carnosa Que cualquier hombre desearía.

Jahir la llevó hasta un parque  las afueras, y paró justo frente a un baño público, donde estaba seguro de que nadie los molestaría a esas horas. Ayudó a su tía a bajar, casi cargándola. Una vez dentro su tía Lola se avalanzo sobre él y lo empezó a besar apasionadamente.

Hoy quiero ser tuya niño, toda tuya! – dijo ella, mientras poco a poco se agachaba frente a su sobrino.

Jahir sin poder aguantarse se desabrochó el pantalón y liberó su erecta virilidad de 15cm de largo y sorprendente grosor. El tronco negro y venoso de su verga juvenil contrastaba con la cabeza roja.

Quieres que me lo meta hasta la garganta? – preguntó ella, arrodillada frente a él y mirándolo fijamente 🫦; Si porfavor – respondió Jahir cerrando los ojos.

Casi que mecánicamente empezó a masturbar a su sobrino y suavemente empezó a devorar su miembro con una maestría que solo la ganan los años de experiencia, como si hubiera hecho eso innumerables veces antes.

«Eso tía mamalo, mamalo hasta el fondo» – pensaba Jahir mientras Lola Sé metía la verga de su sobrino más profundo en su garganta hasta hacer qué desapareciera.

Luego, tomándola por la cintura Jahir subió a su tía a los lavamanos y hundió su cara en el húmedo coño maduro de Lola. Su lengua recorrió sus pliegues y bailó sobre el clítoris erecto hasta hacerla retorcerse y gemir.

Ay si, no pares niño dale! – decía ella entre gemidos, mientras Jahir seguía hundiendo su lengua en el coño maduro de su tía.

De repente, un potente squirt de fluido cristalino salpicó el rostro de Jahir. «¡Ah, cómo me gusta!» – exclamó ella, mientras se tiraba hacia atrás después de tremenda venida.

No contento con eso, Jahir le abrió las piernas de canto a canto y con un escupitajo empezó a hundir su miembro erecto profundamente en ella.

Ay si!, hasta dentro! – exclamaba Ella mientras cada centímetro del sable de su sobrino llegaba a los más profundo de ella.

Eres toda una zorra! – Le dijo Jahir cuando sus huevos peludos ya tocaban el culo mojado de su tía.

Las embestidas resonaban en el aire en penumbra, y el coño de Lola pedía más y más. Jahir mientras se la cogia de misionero sobre los lavamanos, chupaba las voluptuosas tetas blancas de su tía, mientras él la mordía y dejaba moretones, ella rodeaba a su sobrino con sus piernas abiertas, y rasguñando su espalda.

Pide más zorra, pide más! – decía Jahir mientras continuaba embistiendo el coño de su tía.

Dame más, quiero más! Ahhh! – respondía ella.

Por un momento Jahir paró y sacando su verga lentamente dejó ver como el coño de su tía pasó de estar cerradito a ser un hoyo rojizo, húmedo y rico que pedía más.

Luego, tomándola por el cabello la bajó de los lavamanos y la puso de rodillas en 4 sobre el inodoro y murmuró con voz ronca: «Te voy a romper el culo, zorra…».

A pesar de los débiles ruegos de Lola, Jahir abrió a la fuerza sus redondas nalgas, dejando ver un ano cerradito y sin dilatar.

Un poco de saliba bastó y con fuerza penetró analmente su estrecho agujero trasero. La gruesa verga desgarró a la pobre mujer por dentro, haciendo que sollozara de dolor mientras un hilito de sangre resbalaba por su muslo.

No porfavor me estas haciendo daño no! – suplicaba ella, pero Jahir no escuchaba.

Aguanta puta, aguantala toda! – respondía Jahir.

El abdomen plano de Jahir chocaba con el culo gordo de su tía, un choque es resonaba en los baños y que cada golpe acompañado de un gemido salvaje de su ti Lola quien estaba siendo partida por el culo.

Cuando estaba a punto de venirse, sacó su verga del destrozado ano y la hundió profundamente en la vagina de Lola. Con un lastimero gemido, el muchacho descargó toda su leche en el interior de su tía, llenándola hasta que este rebosó de su dilatada rajita. Exhaustos y sudorosos, se quedaron allí, abotonados obscenamente sobre el frío inodoro.

Lola apenas podía mantener los ojos abiertos. Miró a Jahir con gratitud y murmuró: «Gracias niño… Eres muy hombre. Deberías venir más seguido a mi esquina…». Ella seguía sin reconocer a Jahir, ni siquiera después de ese intenso encuentro sexual.

Sacó su verga y vislumbro su obra, había dejado el culo de su tía desgarrado y sangrando, y su coño escurriendo lleno de leche.

Pero el joven ya se estaba abrochando los pantalones pues el reloj ya marcaban las 4:50am, listo para irse.

«Nos veremos de nuevo en la calle, tía…», musitó con desdén.

Y dejando a Lola semidesnuda y bañada en sudor, semen y sangre, se fue sin mirar atrás, llevándose consigo ese sucio secreto que ocultaría para siempre.