Mi tío 3
Una vez más voy en busca de mi tío.
Mi tío tenía una tienda en pleno centro de la ciudad, ahí había llegado yo, con mi ropa de colegiala coqueta, faldita gris, polera blanca y medias de color gris, mis zapatillas negras, con el calzón tipo tanga que me había colocado antes de salir del colegio y el sostén negro que creía le gustaba. Llegué cerca de las 13:30 horas, él tenía la costumbre de salir a colación a las 14, estaba entusiasmada con la idea de ir a su casa otra vez, quedaba a unas pocas cuadras del negocio y, según mis cálculos, podríamos estar cerca de dos horas, suficiente tiempo para ser gozada y gozar.
Se alegra de verme, sus ojos se pierden en la faldita, me mira las piernas y el fuego de su mirada atraviesa mi carne deseosa de algo más que una ojeada. En qué andai, me dice, no sé le digo, apoyando mis manos en un mesón del lugar, me alzo en la punta de los pies, no teni ninguna idea para mi o para nosotros, le pregunto, ufffff me dice, sabes que siempre se me ocurren cosas para compartir contigo, pero hoy no se puede, en la casa está su mujer y parezco desilusionada por un rato, si quieres algo podemos hacer aquí me dice, mis ojos se iluminan y muerdo mis labios haciéndole ver que voy dispuesta a lo que diga.
Cierra el local, baja la cortina metálica, nos vamos hacia una bodeguita, acomoda unos cajones, coloca unas mantas que tiene ahí, me hace sentar, quedando casi a su altura, entonces su lengua abre mis labios y sus manos me apegan a él, para que mis piernas abiertas me permitan sentir el tamaño de su pene ya endurecido debajo de su pantalón, me besa incansablemente y yo me dejo hacer, su lengua busca mi cuello, mientras sus manos comienzan a levantar mi polera de escolar caliente, hasta tocar mis tetas y apretar los pezones con algo de delicadeza, pero de manera firme, le macho se hace sentir y yo, la hembra sumisa, busco acariciar su pico y sentir entre mis piernas como los jugos comienzan a delatar mis ganas por su tronco descomunal.
Me acuesta ahí mismo, levanta mis piernas, me saca el calzón y sus labios comienzan a besar suavemente mi vagina caliente, luego me penetra por unos instantes con aquella lengua experimentada en aquel juego, hasta hacerme enloquecer, la pasa desde abajo hacia arriba, de manera circular, mordiendo todo y besando todo, la calentura hace su trabajo y en poco tiempo mi cuerpo se encorva, ya desesperada, el orgasmo llega como un rayo que atraviesa todo en mi, temblando y mojándome.
Hoy su pico no entrará en mi boca, así lo ha decidido y yo, obediente acato su voluntad, me toma del pelo, luego me aprieta el cuello como si me estuviera ahorcando y su pene ingresa abruptamente en mi, siento como me atraviesa hasta casi tocar mis entrañas, se mueve de manera violenta, sus manos en mis caderas y las mías en sus manos fuertes, grandes, hermosas, se mueve sin parar y yo gimo mordiéndome los labios para que nadie pueda oír lo que está pasando aquí. Luego de unos minutos, saca su pico mojado, una mezcla de sus líquidos y mis jugos, me voltea y comienza su lengua a acariciar mi ano, guardo silencio, sé que le gusta demasiado aquello que provoca dolor y placer, un placer diferente.
Se para detrás de mí y su pico comienza a penetrar mi culo, tiene sus manos puestas de manera firme en mis nalgas y yo trato de ayudar abriendo con las mías el hoyito que tanto desea él. Esta vez, no se encuentra para compasiones ni sutilezas, quiere entrar pronto y gozar lo que más pueda. Me lo mete, sin importarle mi dolor y casi al instante comienza a moverse en mi, lo hace hasta llegar al fondo de mi ano, abarca todo en mi y aún así creo que su pico tiene algunos centímetros afuera, te duele maraca repite una y otra vez, le respondo que sí y eso parece calentarlo aún, esto viniste a buscar o no, sí, mételo todo, todo en mi, todo, suplico casi humillándome, necesito seguir siento su deseo por mí y estoy dispuesta a todo, con tal de recibir una buena dosis de semen, el tipo me enloquece, creo que ha roto el culo y él parece gozar mucho más cuando se da cuenta que mi gozo tiene que ver con el dolor que me provoca cuando todo su palo entra mi culito, se mueve sin parar y nuestros cuerpos se vuelven a enlazar entre carne y mucho sudor, la pieza comienza a oler a sexo, a culo y a pico, que rico, luego de unos minutos, me clava firme, fuerte y deja de moverse, entonces su lechita sale a chorros para incorporarse en mi cuerpo abierto otra vez.
Me pongo la ropa, él queda mirando, le doy un beso en los labios y salgo por una puerta lateral de aquel negocio, no hay mucha gente en las calles a esa hora, voy a tomar la micro y siento, otra vez, que los que me ven pasar, se dan cuenta que mi culo va completamente abierto, algo debe delatarme, la manera de caminar o mi cuerpo oliendo a semen, tomo la micro y al sentarme me doy cuenta que el semen sale hasta tocar mi calzón, miro disimuladamente las piernas y un hilito de semen llega hasta entre mis piernas, voy mirando hacia el mar y al ver el reflejo del sol, sobre las olas que rompen al llegar a la orilla, recuerdo cada embestida y lo grueso de su pene, creo que me sonrojo y una risita de mujer satisfecha recorre mi rostro feliz.
Yo también visito a mi tío para que me dé su trancota, ¡es delicioso!