Mi vecinita y su perro (parte 2)
Tras un año de separación, logro conectar con mi noviecita de 11 años..
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Mucho ha pasado desde esa vez que conté sobre Monita, y como di ese paso de iniciarla sexualmente.
Pueden leerlo acá:
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/heterosexual/mi-vecinita-y-su-perro/
Tristemente, a los eventos de nuestra relación de esa noche, hubieron muchos cambios.
Demasiados para mi gusto.
Tanto que ni se por donde empezar.
Para no aburrirlos, voy a resumirlos:
Primero, Romina, es la segunda de 4 hijas de la familia “Perez” (no es su apellido real, obvio).
La mayor de todas, es Anna, quien ya está casada, luego Romina, como de 20 y tantos, luego Laura, de 16, y finalmente mi hermosa Mónica, “Monita”, de 11 casi recién cumplidos.
Esas son las hijas de Pedro y Maria, mis vecinos y amigos (y suegros, aunque ellos no lo sepan).
La ya mencionada Romina, es… era una chica con algunos problemas mentales, así como con ataques de epilepsia.
La noche en que Monita fue a quedarse conmigo e iniciamos nuestro romance, su hermana adolescente Laura no estaba y ambos padres llevaron a Romina de emergencia al hospital.
Su situación de agravo, al punto que tras una semana, Romina falleció.
Esto sumo a la familia en una tristeza, en la cual permanecieron mas unidos que antes como familia, incluyendo a Monita quien dejo de ir a mi casa y no pudimos hacer mas nada.
Yo como buen vecino, me acerque mas cuando me los encontraba a alguno de ellos en la calle, especialmente a Pedro y María, y les hacia saber que yo estaba para lo que necesitaran.
La segunda razón del alejamiento, fue que en los barrios del lugar, apareció un violador, un abusador.
Varias chicas, menores de edad de entre los 13 y los 17 años, habían sido atacadas o violadas, sin llegar a reconocer al atacante.
Esto puso en alerta al barrio, y para mi desgracia, por ser un hombre solo, a mi como sospechoso.
La pase mal, por que muchos me miraban o me evitaban.
No fue el caso de Padreo y María, con quienes estaba creciendo una amistad.
Incluso le preguntaba como estaban las chicas y les daba consejos para que no salgan de noche, y hasta mi numero les pase si tenían alguna emergencia.
Mi interés estaba en mi hermosa Monita… que la extrañaba mucho.
Incluso le comenté a la pasada a Pedro y a María, que se la extrañaba en casa, especialmente el Chucho, el perro.
A todo esto, pasaron como 8 meses, cuando llegaron días lindos de primavera, cuando tras algunas recomendaciones mías, invite a que Monita vaya a ver como estaba el Chucho, mas que nada para distraerse y salir un poco de la tristeza por su hermana fallecida.
Así es como un día, aparecieron en mi casa, un Domingo a la tarde, María, con Laura y mi amada Monita.
– Muchísimas gracias, Charly, realmente nos hace falta esto…
– Noooo María… cuando ustedes quieren, yo estoy acá para lo que necesiten.
Obviamente quería estar a solas con Monita, abrazarla, besarla, consolarla… pero esto tampoco estaba mal, estaba dando mi granito de arena.
Laurita y Monita, comenzaron a ir seguido, lo mismo que María y Pedro con quien nos tomábamos unas cervezas en la tarde soleada.
Eventualmente, solo iban Laurita y Monita ellas solas.
Incluso alguna vez tuvimos una mirada picara con Moni, en donde a espaldas de su hermana, habían miradas y sonrisas intensas.
Eso me revivió un montón.
En fin…todo se resume en que por casi un año, no pude hacer nada de nada con mi amada Monita.
Fue en navidad, que la cosa se aflojo al fin un poco.
Los Pérez me invitaron a la cena de Navidad.
Como yo no tenia a ningún familiar cercano, Pedro me abordo una de las muchas veces que nos cruzamos en el colectivo.
– Vos no tenes a nadie para pasar las fiestas, no? Estas solo.
– Solo no tengo al Chucho, jaja…
– Si, pero no es lo mismo. Por que no te venias a pasarlo con nosotros, ya sos como de la familia. A María y a mi, nos encantaría que vinieras. Y a las nenas por supuesto. No es bueno pasarlo tan solo.
– Bueno… si a ustedes no les molesta… solo que ya sabes que no soy muy bueno tomando.
– Cierto, tus cervecitas sin alcohol, jajajaja…
– Jajaja… pero si… si María está de acuerdo, cuenten conmigo.
– Hecho!
Y así, llego el 24 a la noche.
Caí con algunas cosas, como helado, ya que no soy bueno para el clericó. Y mas cuando tiene alcohol.
Éramos ambos padres, Pedro y María, Nancy, la hija mayor
La cena estuvo genial, lo pasamos bien.
Se hizo incluso un silencio, un rezo por el recuerdo de Rominita, y cenamos.
Pedro le entraba sin asco al vino y a la sidra, y se bajaba un par de botellas el solo.
No sabia como la hacia para meter tanto en ese cuerpo tan petiso y flaco, pero lo hacia.
Las chicas estaban hermosas, especialmente Monita, quien inicialmente tenia un lindo vestido, pero luego se lo cambio a una jardinera y una remera corta por el calor de la noche. Yo trataba de no comérmela con los ojos, o al menos disimular.
Llego la medianoche, brindamos.
Pedro, estaba ya destruido.
Y creo que lo hizo a propósito, por que era la primera navidad sin Romina.
Mientras María se llevaba a Pedro a la cama y se disculpaba por todo, Ana, la hija mayor, servía algo del helado que yo había llevado.
Ana y su marido Roberto (o Alberto, no recuerdo bien), procedieron a irse enseguida, ya que tenían que ir a la casa de sus suegros.
Laura, también aprovecho para ir a ver a sus amigos y amigas.
Y justo cuando Monita estaba terminando su helado, María volvió a aparecer.
– Oh, ya se fueron todos?
– Si, Ana fue donde sus suegros, y Laura creo que son sus amigos. Yo igual me estoy yendo, tengo que cuidar al Chucho, a ver como sobrevivió los petardos…!
– Ah, te empaqueto algunas sobras entonces.
– Mami! Puedo ir a ver al Chucho?
– A esta hora?
– Si, porfaaaa…
– Por mi no hay problema, Mary… le vendría bien al perro verla un rato.
– Bueno… pero no te demores, mira que ya es tarde. Me la acompañas después, Charly? Cuando terminen?
– Si, si, claro. No hay problema…
Al despedirme de María, me pareció detectar un acercamiento de ella a mi, como cuando nos damos un beso en la mejilla, y ella corre un poco lacara para buscar accidentalmente un beso en la boca.
Yo me quede en el molde, no hice nada. La pobre María, no era de mi interés, sino Monita. De quien por cierto, no estaba seguro en que habíamos quedado, por que a pesar de declararnos amor esa noche, había sido hace como 1 años, o mas.
Llegamos a mi casa, en donde el Chucho se encontraba refugiado en una caja anti-rruidos improvisada que hice.
El bicho estaba mejor de lo que esperaba.
Y se alegro al ver a Monita, pero mas se alegro al ver que le trajimos los huesos.
– Y yo que pensé que me habías extrañado, Chucho!- Dijo Monita decepcionada.
– Y…el pobre tiene hambre…
– Pucha…
– Sabes quien si te extraño y mucho?
– No sé, quien?
– Adivina…
– No sé…
– Tu novio…?
– Eh? Que novio?
– Como que novio? Tu novio… novio.
– Pero si yo no tengo ningún novio… no salgo con ningún chico.
– Ouch…acaso te olvidaste de mi? Que mal… mi corazón roto…
– Eeeh?…Aaaaah, sii… ya me acorde, jij…que tontaaa…
Le sonreí aliviado, y me aleje hacia el sofá del living, dejando al Chucho comer tranquilo.
Monita me siguió unos minutos después, cuando vio que el perro no le daba bolilla.
– Uuuffaaa… que perro desagradecido…- dijo sentándose enojada en el sillón, a mi lado.
– Tranquila… es que con los petardos, y el hambre… mañana seguro te reconoce y juegan. Además, llevas mucho tiempo sin verlo, tenes que darle tiempo. Es un perro después de todo.
– Mmmm… ok…
– Ya te vas a ir? O queres quedarte conmigo un ratito?
– No sé… queres que me quede, Charly?
– Podríamos retomar en donde lo dejamos, no?
– …
– No te animas?
– Y si viene alguien?
– Cerramos la puerta con llave…total, si preguntan, es para que no se escape el perro. Además, quien va a venir a esta hora?
– No sép…
– Nadie… estamos solos… digo, si queres… Sino, te acompaño a tu casa.
– …es que… me da vergüenza…
– Ok… vamos despacio. Primero, vení a sentarte conmigo.
Me hizo caso, pero se sentó sobre mi, en mis piernas y no a mi lado.
– Guau… bien ahí…
Comencé a acariciarla, su pelo, su carita… ella parecía algo tímida aun, mirando al suelo, pero yo iba avanzando.
– Te acordas de como besar?
– Si…
Procedimos a besarnos suavemente, y ella agarro enseguida el ritmo, dándonos primeros piquitos, luego besos, y comenzó a abrir su boquita, usando su lengua.
En mi pantalón, mi pija ya se ponía duro.
Al poco tiempo, se prendió con sus bracitos alrededor de mi cuello, al tiempo que yo le desabrochaba la jardinera.
Luego sin dejar de besarla, la acomode con sus piernas abiertas sobre mi, de manera que sus caderas queden encima de mi pedazo, el cual ya era bastante evidente.
Poco a poco, ella sola comenzó a mover sus caderitas sobre mi, buscando el contacto sobre mi miembro con su vulvita.
Yo me tuve que controlar, por que en un momento sentí que iba a acabar demasiado pronto.
– Espera… recostate…
Al hacerlo, le quite la jardinera de pantalones cortos, le baje sus calzoncitos y pude notar como estos se pegaron a su vulva por su lubricación.
Eran unos labios cerraditos, con una rajita que dejo que mi lengua amante se abriera paso hasta su clítoris y su canal vaginal.
El sabor era único… era de ella. Sabor a Mónica, a Monita.
Su primer orgasmo no tardo en llegar, con lo cual estaba tan caliente como yo.
Me puse sobre ella, sacando a mi bestia del pantalón, y comencé a restregarle mi pija a lo largo de su rajita femenina.
A penas se oían nuestros jadeos ya que el lio de petardos afuera, ensordecía todo.
Estuve a punto de acabar, pero yo quería mas, así que volví a contenerme.
No la iba a desvirgar… no esa noche.
Así que intentamos otra posición, pero en el sofá era muy difícil.
Ahí tuve una idea, y probamos detrás del sillón.
La alce en brazos, y la deposite, agachada, sobre el espaldar del sillón. Ahí, colocándome detrás de ella, metí mi pija por entre sus piernas, y comencé a bombear.
Nuestros sexos se rozaban como la vez anterior y se sentía la gloria.
Sus gemidos eran un poco mas altos, pero seguían siendo infantiles.
Nunca pensé que escucharía a una nena como ella gemir de placer.
Es algo único que muy pocos tienen el privilegio de conocer y apreciar.
Mi ritmo acelero un poco mas.
Nuestros genitales lubricaban bastante, al punto que ahora mi pija resbalaba por entremedio del interior de sus muslos.
– AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYY!!!!
Ocurrió lo impensable.
Yo estaba tan apasionado en la tarea, que no sentí la diferencia entre el interior de sus muslos, y el interior de su vagina.
Y como Monita apretaba fuertes sus piernitas, no sentí diferencia en la presión, tampoco.
Incluso con el grito de dolor de Monita, no pude detenerme a tiempo, ya que al saber que la había desvirgado, la emoción pudo mas y continue hasta acabar.
Para cuando recobre mi cordura, Monita se encontraba ensartada casi enteramente por mi carne, llorando.
-Perdón, Monita… fue un accidente…!
Un poco angustiado por haberla… desvirgado de esa manera tan poco romántica, la tome en mis brazos y así, sin sacársela, la acomode en el sillón.
– AAAAAYYYYYAAAAYYYY!!!
– Perdón, perdón, perdón…!!
Ya una vez mas cómodos, procedí a retirarle mi verga de dentro de su infantil vagina.
– Aaaayyyyyyyy…!!!!
– Tranquila, tranquila… relájate, no luches que te va a doler mas, corazón…no aprietes tu vagina…
Costo salir de dentro de ella.
Mi pija salió cubierta de sangre virginal, y su agujero vaginal quedo abierto por un rato. La escena era irreal.
Y mas increíble fue que le pude mandar casi todo el largo de mi pedazo.
Cuando me repuse de la sorpresa, corrí al baño a buscar un par de trapos limpios, para limpiar mi verga y su conchita.
Intente limpiarla, pero le dolía.
Al menos sus sollozos eran mucho menores.
Agradecí a los que aun seguían tirando petardos afuera, para que no la escucharan llorar.
Y mientras trataba de calmarla, también trataba de calmarme yo, por que tenia miedo de que ahora Monita le cuenta a sus padres.
Paso como media hora en que Monita dejo de llorar, y como pudo se limpio los restos de sus jugos, de mi semen y de su sangre.
– Ya estas mejor, Moni…?- Le pregunte acariciándole la cabecita.
– Ss-si-i…snif…
– Espero me perdones, mi amor, fue un accidente, no quería hacerlo… me emocione mucho…
– Ees-t-ta bien…
– Ay, mi amor… si queres podes pegarme, así te vengas de mi…
– N-no.. est-ta bien…
La abrace y nos quedamos otro ratito juntos, reconfortándola. Luego me dijo:
– Entonces… ya soy una mujer ahora?
– Eh? Si, supongo que si… una mujercita… mi mujercita, no?
– Si… tu putita…
– Eh? No…mi novia… no mi putita… donde aprendiste eso si yo no te lo dije?
– Lo aprendí de mi hermana Lau… he visto como le chupa la pija a su novio, y este le dice “putita, trágate todo”.
– Uy, bueno…eso es otro caso. Ella es mas vulgar, supongo. Vos no. Vos sos mas tierna, mas señorita. Yo te prefiero mas femenina, mas inocente.
– Bueno… “corazón”…
Buena la historia espero la siguiente parte