Mi vida en incesto – 3er Cap. Mi hijo Noah
Continuación de como se desarrolló mi vida dentro del mundo del incesto. Luego de iniciarme mi hermano a los 8 años y comenzar desde los 11 con mi papá, mi hijo se convierte en mi nuevo hombre.
Mi hijo Noah
Mi hijo se había enfermado de neumonía, tenía 12 años. Tenía micha fiebre y tenía que bañarlo. Cuando lo lleve a la bañera y lo desvestí no pude dejar de ver lo grande que tenía su pene. Realmente era mucho más grande que el de mi marido (no digo su papá porque su papá no es mi marido, el papá de mi hijo es mi papá). Y mientras lo bañaba, lo rozaba disimuladamente y tuvo una erección. Realmente con 12 años lo tenía mucho más grande que mi esposo, creo que le medía como 13 cm y era super grueso. A mi esposo apenas le llega a 10 cm con suerte.
Después de bañarlo no podía dejar de pensar en el hermoso pene de mi hijo y terminé masturbándome, imaginando que mi hijo me cogía y me acababa adentro. Tuve un orgasmo hermoso.
Pasaron los días y seguía en la misma. No aguantaba más. Así que comencé a mostrarme más suelta de ropa, dejé de usar ropa interior, así que se me marcaban los pezones, me paseaba en remera y tanga delante de él y dejaba la puerta abierta de mi habitación mientas me cambiaba y esas cosas.
Muy rápido conseguí llamar su atención y noté que me miraba siempre y comenzó a estar más pegado, me abrazaba y rozaba mis tetas y mi culo como de casualidad y vi que mis tangas usadas desaparecían del canasto de ropa sucia, así que yo se las dejaba siempre a la mano para que las viera.
Me acuerdo de que la primera vez que noté que desaparecían mis tangas, cuando la revisé vi que tenía restos de su semen. Lo junté con mis dedos y me los llevé a mi vagina y me masturbé con el poquito de semen que había juntado mientas lamía mi tanga en la parte donde los había echado.
Ese juego siguió por un mes. Una tarde salí a comprar y no iba a volver por unas horas. Pero terminé todo rápido y cuando volví me di cuenta de que mi hijo había llegado antes de la escuela. Entré despacio a la casa y cuando me acerque a mi habitación lo encontré con los pantalones bajos sobre mi cama y haciéndose una paja con una tanga mía envolviendo su pene y otra puesta en su cara como oliéndola, mientras escuché que decía “ahhhhh….. siiiiiiii mami…. Siiii así puta….. ¿te gusta cómo te coge tu hijito, te gusta sentirme adentro tuyo? Voy a llenarte se leche mami…. Sos mía ahora putita” mientras se pajeaba fuerte.
La verdad es que no pude resistirme y me desvestí en silencio. Pude ver que estaba con sus ojos cerrados mientras seguía diciendo cosas como esas. Me acerqué y me puse de rodillas delante de él completamente desnuda. Mi hijo estaba tan concentrado en su paja que no se dio cuenta que yo estaba delante de él. Y agarrando su pene suro y lleno de saliva le dije “mami te va a ayudar y te va a enseñar” mientras me acerqué a comerme su pija por primera vez.
Él se asustó, pero acariciándolo lo hice acostarse y se relajó, por lo que pude concentrarme en ese hermoso pene del cual estaba disfrutando como nunca lo había hecho.
Pude sentir como con sus manos sobre mi cabeza presionaba para que me trague hasta el fondo su pene, lo cual hice sin necesidad de esa ayuda, pero el saber que él estaba disfrutando así me volvió loca.
Cuando sentí que ya estaba por acabar paré y me subí sobre él. “Quiero que mires como tu pija se mete en mi concha por primera vez” le dije y no se perdió ningún detalle. Agarre su palo duro y jugoso y lo guie hasta la entrada de mi vagina y bajando lentamente me penetró hasta lo más profundo de mi concha.
Podía sentir como su pene tocaba el cuello de mi útero con cada embestida. Hacía mucho no sentía esa sensación tan placentera, ya que mi marido tiene un pene chico, no me hacía sentir nada de lo que estaba reviviendo con mi hijo.
Comencé a mover mis caderas de adelante hacia atrás, como haciendo una danza del vientre de las bailarinas árabes, concentrándome en sentir como mi canal vaginal masajeaba y apretaba ese pene maravilloso que me estaba arrancando gemidos de placer y escuchaba como el también hacia una especie de gemidos, pero más ahogados. Podía ver en su cara la expresión de placer que lo envolvía.
Me recosté hacia adelante, llevando mis tetas hacia su cara y no tuve que darle ninguna indicación. Se apoderó de mis tetas con su boca, comiéndomelas como hacía años nadie lo hacía, recorriendo con su lengua cada centímetro de mi piel, mordisqueando mis pezones duros, arrancándome gemidos muchos más suaves mientras yo subía y bajaba por su pene y mi hijo empujaba hacia arriba con sus embestidas, haciendo que su pija se clave super profundo dentro mío.
No sé cuánto tiempo pasó, pero de repente sus manos apretaron la piel de mi espalda y pude notar que estaba por acabar. Por lo que intensifiqué mis movimientos pélvicos y pude sentir por primera vez ese calorcito hermoso que transmite la eyaculación dentro de mi vagina.
No quería parar. Estaba poseída por ese placer inmenso que sentía y se mezclaba con el morbo de estar cogiéndome a mi propio hijo, haciéndolo acabar dentro mío, haciendo que llene con su semilla mi útero, dándome oleadas de placer infinito, haciéndome acabar a mí también.
Nuestras respiraciones estaban agitadas. Nuestros cuerpos transpirados y el olor a sexo inundaban la habitación. Le di un pico fuerte y me puse de costado, mientras sentía como su pene perdía rigidez y salía de adentro mío. Ya acostados de lado, frente a frente se acercó a mí y me beso, pero esta vez abrí la boca y le enseñé a besar a una mujer, sintiendo como nuestras lenguas se enredaban y danzaban en nuestras bocas, sintiendo el sabor de nuestra saliva mezclada y como nuestras manos recorrían nuestros cuerpos.
Sin decirme nada me empujó haciéndome que me acueste y se puso entre mis piernas y pude sentir que su pene esteba duro otra vez. Ya no tuve que decirle nada, sabía muy bien donde tenía que colocar su pija. Y de un solo movimiento me clavo, arrancándome un nuevo gemido mientras envolvía con mis piernas su cuerpo, haciendo que la penetración sea mucho más profunda, comenzando a meter y sacar su pene de adentro mío.
Nuevamente perdí la noción del tiempo de cuanto estuvimos cogiendo. Lo que sí sé es que tuve una seguidilla de orgasmos increíbles hasta que volvió a acabar dentro mío mientras nos besábamos, fundiendo nuestros cuerpos en uno solo.
Casi ni hablamos en todo el encuentro, no hacía falta. Nuestros cuerpos hablaban por nosotros. Cuando me di cuenta de la hora, habíamos estado casi una hora y media teniendo sexo, así que le dije que vaya a su habitación y se dé una ducha.
No quería irse, pero le pedí que me dejara sola. Tenía mucha información para procesar en ese momento. Me fui a bañar recordando todo lo que habíamos hecho y la verdad que fue el comienzo de algo hermoso que pudimos acrecentar y disfrutar día a día hasta hoy.
No sé si será un relato verídico pero desde luego que el incesto lo llevas en la sangre sin ninguna duda.
Buenas tardes, si si, mi historia se real. Seguimos teniendo sexo con mi hijo y actualmente vivimos como una pareja. Ya iré subiendo más capítulos
Que hermosa continuación de una hermosa historia de amor.
Gracias por tu comentario! Espero te gusten también los siguientes. Me genera mucho morbo contarles mi historia mientras voy reviviendo todo lo que he vivido desde niña hasta ahora. Saludos!