Mi vida en incesto – Cap. 2.2 El regreso de mi hermano Sebastián
Mi hermano Sebastián regresa de su viaje .
Cap. 2.2 – El regreso de mi hermano Sebastián
Hola, espero se encuentren bien.
Voy a continuar narrando como siguieron los días junto a mi papá y como fue el regreso de mi hermano de su viaje.
Si no leyeron los capítulos anteriores, les recomiendo que lo hagan para poder comprender bien como viene la historia.
Después de ese primer día y noche juntos con mi papá, me levanté y, como me había pasado el día siguiente a coger por primera vez con mi hermano, me miré en el espejo de mi nueva habitación. Un espejo de cuerpo completo que reflejaba ya no la imagen de una preadolescente de 11 años, sino de la nueva mujer de la casa. Y si bien mantenía el cuerpito de una niña de 11 años, ya me sentía y me veía con la autoridad que mi nuevo rol de mujer de mi papá me daba.
Mi tez blanca, mi cuerpo delgado, mis pequeñas tetitas paradas, mi vientre plano, mi vagina todavía sin vellos, que horas antes había albergado la pija de un hombre, de mi hombre, la pija de mi papá; mi piernas largas y estéticamente delineadas, reflejaban a los ojos de cualquiera la imagen de una niña. Pero lejos de eso, yo veía la imagen de una mujer, concebida y educada para ser una puta, para ser la puta de mi hogar, la puta de mi hermano y ahora, la puta de mi papá también.
Recorrí mi cuerpo con mis manos y al llegar a mi vagina, no pude negarme a introducir uno de mis dedos dentro mío, sintiendo la humedad y el calor de su interior. Y no dudé en oler mis dedos y luego llevarlos a mi boca para degustar mi propio sabor. Y por supuesto, ya conocía ambos, olor y sabor a semen. Ese líquido lechoso y viscoso, de olor y sabor característico que era parte de mi dieta diaria. No dejé de saborear mis dedos hasta que ya no sentí ese sabor que tanto me gustaba. Pero ya era tarde y debía ir a la escuela, por lo que tuve que volver a la realidad abandonando en mi mente mi paraíso incestuoso, cambiarme y concurrir por unas horas al colegio.
Toda la mañana estuve reviviendo lo experimentado el día y la noche anterior con mi papá, sintiéndome completamente mojada, llegando a la necesidad de pedirle a la maestra de ir al baño porque me sentía descompuesta, pero la realidad es que tuve que ir a masturbarme para bajar la temperatura de mi calentura, mientras acariciaba mis tetitas y pellizcaba mis pezoncitos, desatando mis orgasmos sentada sobre el inodoro y ahogando mis gemidos y gritos del placer autoproporcionado con un pañuelo en mi boca, para que no me escuchen. Pero necesitaba acabar, necesitaba que esa explosión de placer se desate en mi cuerpo. Y por supuesto que terminé por juntar el flujo de mi acabada y probarlo. Era una adicta tanto saborear el semen de mi hermano y mi papá, como a saborear mis propios jugos cuando acababa.
No sé cuánto tiempo había pasado, pero mientras terminaba de acomodar mi ropa dentro del habitáculo del baño, escucho que me llama mi maestra:
– Ani, ¿estás bien? Hace más de 20 minutos que saliste del aula ¿Necesitas que te lleve a la enfermería?
– Señorita Luci, la verdad me siento muy mal, no me siento bien.
– ¿Querés que llamemos a tu papá?
– Sí seño, por favor
Lo necesitaba. Quería tenerlo dentro. Quería sentir esa hermosa pija dentro de mi cuerpo de niña, necesitaba sentir como mi hombre como se descargaba dentro de mi vagina. Nuevamente me sentí excitada y otra vez pude sentir como mi cuerpito reaccionaba haciendo que mi conchita se llenara de flujo, como indicándome que ya estaba lista para recibir la pija de mi papá.
Y poniendo mi cara más dramática de dolor, fui hasta el aula y me senté mientras esperaba que llegue mi papá.
– Ani, agarrá tus cosas que ya está tu papá esperándote en la dirección
Ya tenía todo listo. Habían pasado creo que 20 minutos o media hora desde que había vuelto al aula. Pero al llegar a la dirección, ahí estaba mi papá.
– Ani, ¿qué te pasa mi amor?
Mi amor… esa frase que hacía que todo mi ser se estremezca resonaba en mi mente y me llegaba a lo más profundo de mi cuerpo.
– Me duele mucho la panza papi
– Bueno, ahora vamos al hospital. Directora, ¿hace falta que traiga algún certificado médico?
– No señor, no hace falta para hoy, pero si necesita hacer reposo por varios días, cuando Ani vuelva que lo traiga para poder justificar las faltas.
– Entiendo. Cuando se reincorpore a las clases lo enviaré
Salimos de la dirección luego que mi papá firmara el registro de retiro, subimos al auto y al alejarnos unas cuadras me dice mi papá:
– ¿Te sentís bien mi amor?
Yo sólo miré a nuestro alrededor, lo miré a él y sin decir nada me incliné sobre sus piernas, desabrochando el cierre de su pantalón y sacando su pene ya medio erecto, me lo llevé a la boca comenzando a succionarlo, sintiendo como se ponía completamente rígido mientras mi cabeza subía y bajaba recorriendo cada centímetro de ese pedazo de carne hermoso que me volvía loca con su sabor y que mi lengua no dejaba de masajear y de degustar su glande con la tremenda chupada de pija que le estaba dando a mi papá.
– Aaaah hijaaaa, así, así, no pares… me vas a hacer acabar…
Y eso era precisamente lo que estaba dispuesta a hacer, no parar y hacerlo acabar. Quería tragarme su semen, quería sentir su leche caliente pasando por mi garganta. Y así lo hice, continué con la chupada de pija hasta que mi papá, apretando mi cabeza con sus manos hacia su pija, acabó en mi boca, llenándola con sus chorros de semen, los cuales recibí y tragué sin problemas, sintiendo descarga tas descarga como ese espeso y viscoso líquido inundaba con su sabor mi boca y como pasaba por mi garganta hasta mi estómago.
Eso se había convertido en un vicio increíble desde la primera vez que lo hice con mi hermano, comiéndome y saboreando diariamente los espermatozoides que podían haber sido nuestros hijos, y es algo que me generaba muchísimo morbo cuando me di cuenta de eso.
– Ahora si estoy bien. Perdón papi por hacerte venir a buscarme, pero quería verte, quería sentirte, sentirte dentro mío…
– También mi amor quiero estar dentro tuyo. Hoy pude escaparme de mi trabajo, pero tampoco puedo hacerlo siempre.
– Lo sé papi, pero realmente te necesito
Llegamos a nuestra casa y ni bien cruzamos la puerta me trepé tipo coala sobre mi papá que me agarró de la cola con sus manos, corriendo hábilmente mi bombacha y metiendo sus dedos en mi conchita que obviamente ya estaba mojada mientras nos besamos y llegamos a nuestra habitación, donde me tiró a la cama y haciéndome poner como perrita, en 4, levantó mi pollera, corrió mi bombacha y me penetró sin contemplaciones.
– ¿Esto querías mi amor? ¿querías sentir la pija de tu papi dentro tuyo? Querías sentir mi lechita en tu conchita?
– Siiiiii papi, siiii eso quería. Cogeme, cogeme toda, cogeme como una putita, cogeme como tu putita
Plaf, plaf, plaf, plaf sonaban sus bolas contra los labios de mi conchita mientras su pija no dejaba de taladrar mi canal vaginal, llegando hasta lo mas profundo de mi cuerpo, sintiendo sus manos que me agarraban con fuerza mis caderas mientras sus embestidas seguían resonando en la habitación.
Mi cuerpo necesitaba sentirse poseído, necesitaba del sexo, pero lo que me había dado cuenta es que no era tener sexo con cualquiera, sino que mi cuerpo y mi mente necesitaban era sentir la pija de mi hermano o la de mi papá para poder satisfacer esas necesidades de placer, de placer incestuoso. Es como que era consciente que lo que me excitaba y necesitaba no era tener sexo en sí, sino tener sexo con alguien de mi familia.
Mientras seguía siendo cogida por mi papá, los orgasmos no dejaban de desencadenarse en mi cuerpo, haciéndome explotar de placer, sintiendo como la pija durísima de mi papá me llenaba completamente, hasta que con sus manos me agarró con mucha más fuerza por mis caderas y penetrándome de forma brusca y profunda, sentí como sus chorros de leche eran expulsados de su pija y pegaban contra el cuello de mi útero, llenando mi conchita con su esperma, mientras no dejaba de escuchar los resoplidos, jadeos y gemidos de mi papá mientras terminaba de llenarme con su semilla.
– Siiiii hija, siiii… como me haces acabar putita, me encanta como me aprieta tu conchita la pija. Si seguimos así te voy a embarazar
Y recostándose sobre mí cuerpo, sintiendo su peso en mi espalda, su pija iba perdiendo rigidez y salió de mi vagina.
Mi papá se corrió y yo me di vuelta mientras agarré una de las almohadas y la puse debajo de mis caderas haciendo que mi pelvis se mantenga elevada para que la leche de mi papá permanezca dentro mío.
– Mi amor ¿vos te cuidas?
– Si papi, me cuido con pastillas anticonceptivas
– Pero de donde las sacás
– Me las compra Sebas. Viste que el comenzó a trabajar en el kiosco por las tardes, bueno, él me las compra desde que me vino mi menstruación el año pasado para que no quede embarazada.
– Menos mal, porque con todo lo que cogimos ayer y hoy ibas a quedar embarazada seguro y no estaría bueno ahora. Aunque me gustaría cogerte estando embarazada. Tu mamá nunca dejó que la coja en el embarazo de tu hermano ni en el tuyo.
Nos quedamos un momento recostados pero mi papá debía volver al trabajo, así que me dio un beso en los labios y se fue.
Por la tarde cuando volvió lo recibí con una buena chupada de pija, tragándome obviamente su lechita y mas tarde, cuando nos acostamos, volvimos a hacer el amor, cogiéndome por mi vagina y mi colita.
Pasaron los días con mi papá y no había día en que no me llenara de pija y leche, ya sea en mi boca, mi conchita o mi cola. Era su mujer, me comportaba como tal y él era mi hombre, eso ya estaba más que claro. Pero los días pasaron y mi hermano Sebastián estaba por volver de su viaje.
En esa época, no había los medios de comunicación que existen hoy y si bien teníamos teléfono en casa, mi hermano estaba de joda con sus compañeros. Esa falta de comunicación me molestaba mucho porque yo, si bien lo estaba pasando de diez con mi papá, lo extrañaba horrores. Mas que nada por las tardes cuando me quedaba sola porque mi papá estaba trabajando. Realmente extrañaba a su pija, mi primer pija.
Recuerdo que el día que volvía, le pedí a mi papá poder acompañarlo, pero él me dio un no rotundo.
– Papi, hoy vuelve Seba ¿a que hora vamos a buscarlo?
– Tu hermano llega a las 4 de la tarde. Ya pedí permiso en el trabajo para ir a buscarlo, pero voy a ir yo solo, vos te vas a quedar aquí.
– Pero papi, quiero ir, quiero estar ahí cuando él llegue, por favor, dejame ir con vos a buscarlo…
– Te dije que no Ani. Tengo que hablar con tu hermano y esta es una conversación entre hombres en la que vos no podés estar presente. Así que te vas a quedar aquí y eso no tiene discusión.
Ya entendía de que iban a hablar, de mí, de cómo mi hermano me había cogido cuando tenía 8 años y de cómo siguió cogiéndome durante estos tres años sin que él, mi papá, se diera cuenta. No sabía como se iba a dar esa charla, pero en ese momento tenía miedo de lo que pudieran decirse o hacerse.
Me fui a la escuela, pero era como una zombi, ya que sólo mi cuerpo estaba en el aula de clases. Mi mente estaba en cualquier parte y sentí como la angustia de no saber que iba a pasar, iba ganando terreno dentro mío.
Al mediodía me fui a la casa y después de almorzar sin ganas un sándwich, me fui a bañar. No se por qué lo hice. Pero mientras estaba bajo el agua comencé a tocarme para relajarme pero no pude continuar, no me sentí excitada ni un poquito y me puse a llorar. La angustia que sentía no me dejaba hacer otra cosa que llorar porque no sabía que podía a pasar entre mi papá y mi hermano.
Terminé de bañarme mientras mis lágrimas no dejaban de salir de mis ojos, me vestí y me fui al living a esperar.
Llegaron las 4 de la tarde. Me sentía como se dice, como un gato enjaulado.
Se hicieron las 5 y todavía no tenía noticias. Pasaron las 6 y los nervios recorrían todo mi cuerpo. La ansiedad me carcomía al no saber que estarían hablando mi papá y mi hermano. No sabía si vendría la policía para decirme que ambos se habían matado o si alguno había matado al otro o si se habían agarrado a piñas. No sabía nada.
Hasta que a las 6 y 50 de la tarde, sentí que alguien metía la llave en la cerradura de la puerta de entrada y se abrió la puerta de la casa. Entra mi papá cargando uno de los bolsos y atrás, mi hermano. Mi papá dejó a un lado el bolso y al entrar mi hermano también dejó el bolso que cargaba y cerró la puerta tras él. Y con el alivio de que ambos estaban bien, corrí hacia mi hermano y me lancé sobre él, abrazándolo con todas mis fuerzas.
– Sebassss, llegaste, te extrañé, no sabés cuánto. Malo, no llamaste nunca para que cuentes como estabas.
Quería darle un beso, pero no sabía cómo reaccionar. Mi hermano me abrazó tambien fuerte, haciendo que nuestros cuerpos se juntaran otra vez.
– También te extrañé Ani, muchísimo
Y separándome sólo un poco, me dio un beso en la boca, tomándome con sus manos por mi cintura. Ya no me importaba nada. No dudé en corresponderle el beso y nuestras lenguas se volvieron a unir en una danza mojada y placentera en nuestras bocas.
Sólo habían pasado unos segundos en que me estaba besando con mi hermano, cuando sentí que una manos que, desde atrás de mi cuerpo, me agarraron mis tetitas, mientras sentí que me besaban el cuello. Y obviamente ya sabía que mi papá estaba metiéndome mano mientras seguía besándome con Sebas.
– ¿Y a mí no me vas a saludar?
Inmediatamente me separé de mi hermano y me fundí en un beso igual de apasionado pero esta ves era la lengua y la saliva de mi papá la que me hacía estremecer, mientras mi hermano con una mano, desde atrás de mi cuerpo, la metió por debajo de mi remera llegando a mis tetitas y pellizcando mis pezoncitos ya erectos, mientras que la otra la metió dentro de mi pantalón y mi tanga hasta llegar a mi conchita que, ante esta nueva experiencia que estaba comenzando a vivir, se había mojado completamente con un flujo que baño instantáneamente toda mi vagina y los dedos de mi hermano.
De repente me vi envuelta entre los cuerpos de mi papá y mi hermano, besando a uno y a otro, donde cuatro manos no paraban de recorrer cada centímetro de mi cuerpo y mientras nos desplazábamos hacia las habitaciones nuestras prendas se iban sembrando por el suelo, dejando el rastro del desenfreno que se había apoderado de nuestras vidas en ese momento, quedando los tres completamente desnudos, entrando a la primera de ellas, la que compartíamos hacía unos días con mi papá, llegando a la cama que sería testigo de la lujuria incestuosa que se estaba desatando en el trío padre-hija-hermano que se acababa de formar.
Estando desnuda en la cama, mientras mi papá me besaba y chupaba mis tetitas y yo lo pajeaba, mi hermano, abriendo mis piernas se apoderó de mi conchita para chuparla y disfrutarla
– Como extrañé tu conchita hermanita, tu sabor, el sabor de tu flujo, tu clítoris. Ya quería regresar sólo para cogerte putita
Sebas volvió a sumergir su cabeza entre mis piernas apoderándose de mi clítoris, haciéndome gemir del placer que estaba regalando. Mi papá continuaba entretenido con mis pezones en su boca, pero tirando de su pija le hice saber que quería tenerla dentro de mi boca, comenzando a chuparla mientras con sus manos agarró mi cabeza y empujaba haciéndome tragarme sus 17 centímetros de pija gruesa. Como ya tenía mucha experiencia tragándome la pija de mi hermano, si bien era algo mas chica, podía hacer el famoso “garganta profunda” sin problemas y así lo hice, haciendo que mi papá, literalmente me coja por la boca, sintiendo como la cabeza de su verga se abría paso hasta lo mas profundo de mi garganta, ahogando los gemidos que mi hermano me provocaba con la espectacular chupada de concha que me estaba dando.
En un momento mi hermano dejó de chuparme y sin decirme nada, me penetró, comenzando un mete y saca descontrolado. Mi papá se corrió dejando que mi hermano me coja por un momento mientras yo lo abracé y clavando mis uñas en la espalda no dejaba de gemir, jadear y, prácticamente, gritar del placer que estaba experimentando en todo mi cuerpo de niña.
En un momento abro los ojos y pude ver a mi papá, a nuestro lado, pajeándose lentamente, pero con una expresión de ansiedad, como diciendo “a que hora me toca a mí”, por lo que en un movimiento hice que mi hermano se girara y quedara acostado boca arriba, comenzando a cabalgarlo, sintiendo como su pija se enterraba en mi conchita.
Estiré mi mano y agarrando nuevamente la pija de mi papá, me la traje a la boca, comenzando a chuparla nuevamente mientras mi hermano no dejaba de sentir los movimientos de adelante hacia atrás de mis caderas. Literalmente me lo estaba cogiendo yo a él mientras no dejaba de chupar la verga de mi papá, sintiendo como mi saliva se escurría por la comisura de mis labios, chorreando hasta mi mentón y llegando hasta mi cuello.
En un momento mi papá sacó su pija de mi boca y se colocó detrás de mí, se arrodilló colocando sus piernas entre las de Sebas y, empujándome con una de sus manos hacia adelante haciendo que me recueste sobre mi hermano, sentí que lubricó la entrada de mi culito con su saliva, colocó la punta de su verga en mi esfínter y comenzó a presionar, haciendo que su pija se inserte en el interior de mi ano mientras mi hermano no dejaba de cogerme con su pija en mi conchita.
Me quedé por un momento inmóvil. Primero porque fue algo que no me esperaba, realmente fue algo sorpresivo, nunca me hubiera imaginado que algo así se podía hacer. Y por otro lado, el placer que experimenté en ese momento sintiendo como la pija de mi papá se abría camino en mi cola, mientras al mismo tiempo sentía como mi hermano me estaba taladrando la concha con su pija, fue una sensación de placer que jamás había experimentado.
Si bien tenía ya mas de 3 años cogiendo tanto por mi vagina como por mi cola, y en ambas situaciones sentía muchísimo placer y me generaban orgasmos increíbles, el experimentar ahora ambas sensaciones en el mismo momento… Pfffffffffff… era algo indescriptible.
Podía sentir como ambas pijas como que se rozaban dentro mío, estando sólo separadas por las paredes de mi canal vaginal y de mi intestino. Ambos me cogían con unas ganas tremendas. Ambos me estaban usando como una muñeca de esas inflables, hechas con el sólo fin de dar placer a los hombres.
Mis gritos de placer no paraban. Los jadeos de mi papá y de mi hermano tampoco. El ruido del chapoteo de nuestros órganos sexuales interactuando con nuestros fluidos íntimos le daban el toque cúlmine a la escena del acto más perverso que habíamos experimentado hasta ese momento los tres, porque para los tres, fue el primer trio, pero no cualquier trío, un trío incestuoso.
– ¿Te gusta sentir como te cogemos putita? -dijo mi papá
– Siiiiii papi, me encanta
– ¿Te gusta sentir la pija de papá en tu culito y la mía en tu conchita hermanita?
– Siiiiii, me encanta, no paren… no pare… quiero sentir como acaban dentro mío. Quiero la leche de ambos en mi concha
– Y la vas a tener putita, la de papá y la mía, mezclada en su conchita, así si te embarazamos no vamos a saber quién fue, si papá o yo.
Y siguieron cogiéndome entre ambos. El morbo que nos generaba la escena era indescriptible, porque, mientras para el barrio y la escuela, éramos una familia que había perdido a uno de sus integrantes hacia unos años, puertas adentro, la perversión se había apoderado de nuestras vidas. La realidad, no nos importaba. En ese momento ni lo pensaba. En ese momento sólo estaba dispuesta a disfrutar de la pija de mi papá y mi hermano, y ellos, de mi cuerpo, de mis agujeros que tanto placer les daba.
En un momento mi hermano se miró con mi papá y no hizo falta decir nada, ya sabían que iban a hacerme. Mi papá salió de mi culito y se acostó. Mi hermano me corrió y me indicó que me coloque sobre mi papá y él se puso detrás de mí y cambiando posiciones, volvieron a penetrarme, esta vez mi papá por mi vagina y mi hermano por mi cola, cogiéndome nuevamente con un ritmo enérgico.
Mis orgasmos no paraban de sacudir mi cuerpo y mis familiares amantes también estaban por desatar el suyo, siendo el primero mi papá en llenar de su lechita mi vagina mientras sentí que mi hermano, sin sacar su pija de mi culo, se detuvo para que nuestro padre se vacíe dentro mío y cuando terminó, mi hermano salió de mi culo
– Aaaaah siiiii hijita… siiiii… que hermoso acabar dentro tuyo.
– Me encanta que lo hagas papi, me encanta sentir como acabás dentro mío
– Ahora date vuelta y acostate que te voy a llenar la conchita yo también
Y girándome me hizo recostar y me penetró mientras puso mis piernas en sus hombros, también acabando dentro de mi vagina, dejándome completamente llena del semen de mis dos machos, de mis hombres.
– Siiiiii puta… siiiiii… como amo acabar dentro tuyo hermanita. Amo tu conchita, amo tu culito, amo disfrutarte cada día
– Me encanta que lo hagas Sebas, me encanta sentir tu pija en todo mi cuerpo, como también la de papi.
No quería que la leche de mis amantes se salga de mi conchita por lo que me puse una de mis manos para tratar de evitar que se saliera algo, mientras que con la otra, agarré primero la pija de mi hermano que estaba embarrada tanto con la leche suya como con la de mi papá y comencé a chupársela, saboreándola y degustando la mezcla de semen de ambos, hasta dejársela completamente limpia para luego agarrar la de mi papá y hacer lo mismo.
Me situé entre mi papá y mi hermano y los abracé a ambos.
– Los amo, a ambos. La verdad, todo el día estuve nerviosa y con miedo de lo que podía pasar hoy. No quiero perderlos nunca. Son míos ambos y a ambos los amo.
– Lo sé hija. Tampoco sabía como iban a resultar las cosas pero entendimos ambos que te amamos y que vos también nos amás.
– Obvio que sí papi, los amo a los dos
– Y nosotros a vos Ani, aunque me sorprendió que papá también te esté cogiendo. Pero después de charlar, ambos comprendimos que te amamos y nos amas, de esta forma
Medio que nos quedamos dormidos unos minutos así abrazados como los tenía a ambos. Pero me desperté cuando las manos de mi hermano acariciaban mi conchita, haciéndome gemir nuevamente. En eso mi papá se incorporó y nos miró:
– Ani, mi amor, tu hermano te necesita en estos momentos. Ustedes aprovechen que yo voy a cocinar porque ya son casi las 10 de la noche y algo tenemos que comer
– Que ¿no están conformes con comerme a mí papi?
– Obvio que si mi amor, pero tenemos que recobrar energías porque esta noche va a ser larga. Y como mañana no tenés que ir a la escuela, te vamos a coger toda la noche, desde ya sabelo
Y se fue dejando abierta la puerta de la habitación a cocinar, mientras mi hermano me cogió por mi colita, llenándola después de varios días nuevamente con su lechita.
Comimos, nos bañamos, cambiamos las sábanas de la cama que compartíamos con mi papá y, literalmente, me cogieron toda la noche.
Perdí la cuenta de la cantidad de veces que me hicieron acabar experimentando orgasmos tanto cogiéndome de a uno como haciéndome doble penetración. Mi conchita y mi colita terminaron totalmente repletos de su semen, al igual que mi estómago, después de tomarme la lechita de ambos en varias oportunidades y comerme a los futuros posibles hijitos que podrían haber nacido pero que terminé, en modo caníbal, por comérmelos. Recién nos quedamos dormidos como a las 6 de la mañana de ese sábado, habiéndolos deslechado a mi papá y mi hermano como cinco o 6 veces a cada uno.
Así pasé mi primera noche de muchísimas con mis amantes, mis hombres, mi papá y mi hermano, donde horas antes me había carcomido hasta el alma los nervios y los miedos de como sería el encuentro entre mi papá y mi hermano, pasando a ser una noche que va a quedar por siempre grabada en mi memoria.
Espero les haya gustado mi relato. Si es así, agradezco el voto en las entrellitas y si lo desean, dejen un comentario sobre que les pareció. Recuerden que mi historia es 100% real. No cambié los nombres ni nada y así como se los cuento, es como recuerdo que pasó mi vida en incesto.
Espero pronto subir el próximo capítulo, porque me queda mucho por contarles.
Saludos!
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