Mi vida normal – Capitulo 1. Mi Hija (1)
Una serie de relatos que cuentan los distintos hechos a lo largo de mi vida..
Tengo muchas cosas que relatarles, pero esto solo se centrará en como se volvió a encender la chispa del incesto en mi corazón, espero que no se le haga muy largo y aburrido este relato, y que les guste.
Desde mi pubertad siempre tuve fantasía con el incesto, especialmente con la mas joven de mis tías, esas fantasías fueron creciendo cada vez mas a lo largo de mi vida, llegando a fantasear con acostarme con mis hijas e hijos y teniendo pequeños encuentros con algunos familiares. Todas estas fantasías acabaron cuando conocí a mi actual esposa, ella una mujer muy normal con un pensamiento un poco cerrado en relación al incesto, por lo que tuve que dejar las fantasías atrás, mi vida continuo junto con ella, nos casamos y poco tiempo después de cumplir mis 28 años tuvimos nuestro primer hijo, 2 años más tarde decidimos tener nuestro segundo hijo, esta vez una niña. En este punto, el poco rastro de mis fantasías de incesto desaparecieron por completo, mi parte incestuosa definitivamente había muerto. El tiempo transcurrió como era de esperar, yo mantenía una vida que la mayoría de la sociedad consideraría normal, un padre de familia con todas las preocupaciones que se esperaría de alguien normal, sin muchas aspiraciones ni problemas mayores y relativamente feliz, esto hasta que mi hija cumplió 8 años y todo cambió…
Era una tarde de viernes, acababa de volver del trabajo y estaba viendo mi serie favorita del momento mientras cenaba, mis hijos acababan de volver de jugar con sus primos en casa de mi cuñada y mi esposa los llevo a ducharse. Eran cerca de las 9 pm. cuando mi esposa se acerca con los niños los cuales se iban a la cama, abrazo a mi hijo primero, se separa rápidamente y se va corriendo a su cuarto, luego abrazo a mi hija pero esta no se separa de mí, mantiene el abrazo durante unos segundos hasta que mi esposa la separa y la lleva de la mano a su cuarto, antes de desaparecer por las escaleras mi hija se voltea hacia mí, me regala la sonrisa más hermosa que jamás haya visto acompañado un cálido «buenas noches papi, te quiero», en ese punto mi corazón tembló y todo el cansancio acumulado del trabajo desapareció, le respondí con mi mejor sonrisa y un «yo te amo princesa», se fue dando saltitos hasta su cama y yo seguí viendo mi serie.
Pronto mi esposa volvió y se sentó junto a mi, no tardaron en llegar las caricias y los besos, tuvimos buen sexo hasta que ambos acabamos, luego de eso nos fuimos a la ducha, rápidamente nos aseamos y ella se tumbo a la cama donde se durmió de inmediato cansada por el largo día. Yo en cambio baje a la cocina, tome un par de cerveza y retome mi serie donde la había dejado, vi un capitulo más y me fui la cama un poco mareado alrededor de las 12 de la noche, era una noche de invierno, pero no hacia el suficiente frio como para que usar pijama, así que como siempre me fui adormir con solo ropa interior.
Desde que tengo hijos mi sueño se volvió totalmente liviano despertando al más mínimo ruido, en cambio mi esposa duerme como un oso, por eso sentí cuando alguien bajo se su cama alrededor de las 2am. y comenzó a caminar en dirección a mi cuarto, nunca hemos dormido con la puerta totalmente cerrada, excepto cuando tengo relaciones con mi esposa, por lo que desde mi cama pude ver que era mi hija la que se dirigía hacia nosotros, una vez en la puerta susurro:
-Papi estas despierto- la vi un poco temblorosa, quizá tenga frio pensé.
-Claro bebé, ¿Qué pasa?- le respondí con una voz baja y suave.
-¿Puedo dormir con ustedes?- pregunto con miedo.
–Si, ven aquí- extendí la ropa de cama con el brazo, pensando que se acostaría en medio de los dos pero esta vez solo se acostó entre el borde de la cama y yo. Me di vuelta para abrazarla, con cuidado para que mi esposa no se despertara y acurrucando su espalda entre mis brazos, se durmió rápidamente al igual que yo.
Paso alrededor de una hora, cuando despierto al sentir girar a mi esposa, a la cual había empujado tenido que empujar que mi hija ocupa demasiada cama al dormir, por lo que mi hija completamente estirada no esta muy cerca de mí. Pronto siento los brazos de mi esposa, bajando por mi espalda y luego sus labios, quede helado, sabia lo que iba a pasar, de vez en cuando ella suele darme mamadas a mitad de noche, generalmente en días especiales o en los que esta de buen humor, pero esta vez no había nada de eso. Se levanto un poco para besarme el cuello y luego siguió con mi boca, llevo su mano a nuestras bocas mientras no besábamos, mojo sus dedos con su lengua y se los llevo bajo su ropa interior y comenzó a masturbarse mientras nos seguíamos besando, me gire quedando boca arriba y ella con su otra mano comenzó a masturbarme.
La luz de los faroles de la calle dibujaban una tenue silueta de sombras los suficientemente claras para distinguir movimientos y rasgos faciales, podía ver a mi hija, estaba completamente dormida, así que solo me concentre en disfrutar del momento. Pasaron unos minutos, para no entrar en detalles, ella me monto hasta correrse, yo demore un poco más la seguí penetrando durante unos minutos lo que hizo que gimiera bastante, me quería correr en su boca así que tome su cabeza y la lleve a mi pene, me dio una mamada mientras me acariciaba las pelotas.
Cuando estaba por correrme sentí, un leve movimiento a mi lado, miro en dirección a mi hija y la cual estaba muy cerca de mi, logro distinguir que esta despierta por el suave brillo que generaban las luces en sus ojos, distingo que acerca su mano hacia mi y la deja sobre mi hombro, estaba un poco temblorosa pero muy cálida, mi esposa lamio mis bolas lo que me hizo comenzar a gemir, nuestra hija comenzó a acariciarme el hombro subiendo hacia mi pecho, ya no pude aguantar y tome la cabeza de mi esposa y me corro en su boca, como era de costumbre ella lo recibió si dejar escapar nada, soltó una arcada, la subí rápidamente sin darle tiempo de que viera a nuestra compañera, la bese y la tumbé al lado mío, ella se giro el borde de la cama, alcanzo su celular, vio la hora y se propuso a dormir deseándome las buenas noches, me giré hacia mi hija y mi esposa empuja su espalda contra la mía, lo que hizo que prácticamente quedara abrazado a mi hija la cual sin ningún movimiento ni ruido puso sus manos en mi pecho y su cabeza bajo mi mentón, me subí la ropa interior en un movimiento ágil, puse una mano bajo mi almohada y la otra por sobre mi hija tocando levemente su espalda, ella se retorció levemente y su respiración se acelero un momento, pero no se movió ni dijo nada.
No se cuanto tiempo pasó pero mi esposa ya estaba completamente dormida y mi hija seguía entre mis brazos, una vez mas fui empujado por mi esposa así que tuve que pegar a mi hija aun mas a mi cuerpo. Pasaron unos minutos y comencé a sentir inquieta a mi hija, su respiración se aceleraba, cuerpo daba pequeños espasmos intermitentes y sus manos no dejaban de acariciar mi pecho y mi cuello, le acaricie la espalda pensando que eso la calmaría pero resulto en todo lo contrario, me miro y se acerco a mi oído
-¿Papi estas bien?- Me preguntó con un suave susurro tan bajo que casi no lo oigo y un poco tembloroso.
-Si amor- Le conteste lo más bajo que pude.
-¿Mami te hizo algo malo?- preguntó con miedo.
-No… Solo hizo sentir bien a papi- respondí, de manera vaga, un poco confundido e inseguro. Guardo silencio durante unos segundos, luego volvió a susurrarme
-¿Por que mami se quejaba encima de ti?- la pregunta me sorprendió y no supe que responder, entendí de inmediato que se haba despertado por lo gemidos de mi esposa luego de correrse, así que debió haber visto hasta el momento en que me corrí.
–Le estaba dando un masaje que la hacia sentir bien – le respondí luego de unos segundos, tratando de ser lo mas convincente posible, podía creérselo, siempre le daba masajes a mi esposa mientras veíamos alguna película en familia, mi esposa siempre se quejaba y decía lo bien que se sentía, así que tenia las esperanzas que creyera en mi.
-Ahh…¿Entonces ella bajo para darte un masaje en las piernas?- pregunto mi hija.
-Claro, es que me dolían por el trabajo- le respondí muy tranquilo y confiado viendo que mi mentira había surgido efecto.
-¿Papi los besos igual te hacen sentir bien?-
-Si- respondí, en casa siempre hemos demostrado muestras de afecto, por lo que los besos en la boca y cuello no son raros de ver entre mi esposa y yo, a igual que los abrazos y caricias.
Guardamos silencio, ella no se movió durante un tiempo, pensé que se había dormido, no sabia que hora era, pero creo que cerca de las 4 de la mañana, cierro mis ojos y me dispongo a dormir cuando siento mi hija se mueve y comienza a rodear mi cuello con los brazos para abrazarme, la acerco empujo contra mi correspondiéndole el abrazo, siento sus labios en mi mejilla y me besa, inocentemente yo igual le beso su mejilla, ella se aparta y me gira la cabeza con su mano dejando mi cara hacia el techo, me comienza a dar pequeños besos en la mejilla, pómulo y cerca de mi ojo.
-Te daré besitos como lo hace mami para que te sientas bien- me susurra al oído muy decidida, esto me causo mucha ternura a lo que solo le respondí asintiendo con la cabeza con una sonrisa.
Se dispuso a darme besos en toda mi mejilla y cerca de mi oído, me soltó del cuello y comenzó a bajar para besarme el cuello. Sus «besos» eran más bien torpes choquecitos de sus labios contra mi piel, en su mejor intento trato de darme un pequeño mordisco pero no tuvo mucho éxito. Aún así sus labios eran suaves y cálidos, lo que me generaba pequeños cosquilleos, complementó sus besos con caricias sobre mi pecho bajando hasta mi abdomen, estuvo así un tiempo, yo solo me relaje y disfrute de las caricias de mi pequeña.
Su calidez y caricias estaban logrando que me durmiera, cuando se acerca nuevamente y me dice que ahora es mi turno de darle besitos, un poco adormecido acepto en silencio y comencé a darle besos en toda su cara, me detuve pronto por el sueño.
-Así no, yo también quiero masajes y besos en el cuello como se lo haces a mamá- se quejo un poco molesta y queriendo hacer un berrinche. «Como se lo haces mami» pensé mareado por el sueño.
Embriagado por el sueño y con su frase en mi cabeza, baje mi mano por su espalda, llegue hasta su cadera, me sorprendí de lo pequeña que era, llegue hasta su muslo y lo levante poniendo mi pierna entre las suyas, mientras hacia esto empecé a besarla con besos mas lentos y suaves, sentí como sus mejillas subían de temperatura, como me había dicho empecé a besarla como a su madre, comencé por su oreja, sabia lo que calentaba a mi mujer, así que intente lo mismo con ella, funciono a la perfección, su respiración se agito de inmediato y su cuerpo se retorcía entre mis brazos, jugué un tiempo con su oreja, baje al cuello a la vez que empuje mi pierna hacia arriba, ella respondió poniendo sus codos en mis hombros y abrazando mi cabeza, le comencé a comer el cuello como lo haría con su madre, comencé despacio y suave, su cuerpo se empezaba a calentar y no dejaba de retorcerse, eso me animo mucho, la tome de su cintura y la empuje hacia abajo, con mi pierna sentí lo calienta que estaba ahí abajo y comencé a menear su cadera de atrás hacia a delante, baje un poco mas en su cuello, recorrí desde su hombro por toda su clavícula hasta el centro de su pecho mientras meneaba sus caderas, quería bajar más pero su pijama no me dejaba, volví a su cuello, lo que hizo que soltara un tierno gemido, pare un segundo y saque mi mano de su cadera para en silencio llevársela a la boca y hacer el gesto de silencio, asintió rápidamente y volví a besarla, note que al instante ella comenzó a menear sus caderas por si sola sobre mi pierna, así que aprovechando le subí su pijama para poder acceder a sus pechos, como era de esperar aun no se desarrollaban así que solo me centré alrededor de sus pozones, noté que estaban sorprendentemente duros, y luego de jugar un tiempo llegue a ellos y se los besé, era extremadamente sensible, al mínimo toque soltó un gemido más claro, paré de inmediato pero ella me pego a su pecho con fuerza e hizo «shhh», entendí que estaba haciendo el esfuerzo de mantener el silencio pero su cuerpo la traicionaba, con cada beso que le daba ella empujaba con más fuerza sobre mi pierna y cada vez más rápido, sus esfuerzos por guardar silencio eran en vanos, soltaba unos tiernos gemidos cada cierto tiempo y eso no me importo.
En ese minuto mi mente no esta muy clara, lleve mi mano a su pequeño trasero por debajo del pijama y lo aprete con fuerzas, gimió fuerte mientras seguía frotándose con mi pierna, subí y cuando me pretendí besarla en la boca, vi la silueta de su dulce carita y un gran brillo en sus ojos, un click en mi cabeza me hizo reaccionar y recobrar el sentido, era mi hija de 8 años a quien estaba a punto de besar, el sentido común volvío a mi y me detuve, recapacite un segundo
-¿Estas bien amor?- le pregunté
-Si…- respondio entre gemidos suaves y su respiracion agitada.
-Esta bien por ahora- le dije, de inmediato pensé que talvez podía decirle algo a su madre en la mañana siguiente, entre en un poco de pánico pero mantuve la tranquilidad
-¿Que pasa?- preguntó preocupada.
-Nada bebé, ¿te gustó?- pregunte un poco nervioso
-Si… Mucho… Se siente… muy bien- me dijo aun recuperando el aliento.
-Este tiene que ser nuestro secreto, no le puedes contar a nadie si quieres que te vuelva a hacer sentir bien, ¿me entiendes?- mi intención era que guardara silencio y que no se lo dijera a nadie.
-¿Ni a mami?-
-No, ni a mamá ni a tu hermano, este es un secreto entre los dos-
-Esta bien, no le diré a nadie-
-¿Me lo prometes?-
-Si papi, te lo prometo por mi vida-
-Esta bien, te amo bebé, me alegro que te hiciera sentir bien-
Ella sonrió y me abrazo muy fuerte, su respiración ya se había calmado, saque mi pierna y note que estaba un poco húmeda, no hice mucho caso a eso ni ella lo menciono, nos besamos en la mejilla chocamos nuestras narices en un beso esquimal, note que se emociono mucho y volvió a abrazarme muy fuerte por el cuello con una sonrisa en la cara, le di un beso en su frente y se giro para acurrucarse entre mis brazos, sentía su felicidad y emoción, la abrase, ella tomo mi mano la beso y se durmió con ella cerca de sus labios, me quede pensando un rato en lo que había pasado hasta que me dormí sin darme cuenta.
Al despertar mi hija ya no estaba y yo tenia entre mis brazos a mi mujer, me levante al baño, y salí a la cocina a beber un vaso de jugo, en eso veo que mis hijos están sentados en el sofá viendo televisión, mi hija voltea a verme, al notar que estoy en ropa interior se avergüenza y aparta la mirada, luego me mira nuevamente, esta vez un poco sonrojada y me regala un sonrisa tímida pero muy hermosa.
En ese punto yo solo quería abrazarla y volver a repetir lo de la noche pasada, todos mis antiguos pensamientos y fantasías volvieron ese día, tenia miedo de lo que podría pasar y sus consecuencias, lo que yo no sabia era que al igual que yo mi hija también esperaba ansiosa que lo volviéramos a repetir. Mi esposa no se dio cuenta de nada y mi hija nunca menciono lo que hicimos esa noche.
haaaa .. el dulce encanto de las hijas pequeñas —- cuantas cosas no me pasaron a mi..
Excelente trabajo, muy ardiente te dan ganas de tener hija🤣