Mi vida universitaria.
Cuando decidí entrar a la Universidad, tuve que trasladarme de mi pueblo natal a la capital de mi Estado, lugar en el que conocería a esa hermosa niña llamada Nadia, quien transformó por completo mi vida universitaria….
Cuando decidí entrar a la Universidad, tuve que trasladarme de mi pueblo natal a la capital de mi Estado, en donde había estudiado la preparatoria años atrás. Sin embargo, esta vez no quise llegar con mis familiares, ya que durante mi estancia en el bachillerato tuve muchas dificultades al tener que adaptarme a una familia que no era la mía, ya que, si bien mis tíos y mis primos me trataron muy bien, no terminaba de sentirme incomodo cada vez que estaba junto a ellos.
Por ese motivo le roge a mis padres que me dejaran alquilar un cuarto, en una de esas casas compartidas para estudiantes. Mis progenitores al inicio no se mostraron muy convencidos, sin embargo, yo ya había hecho mis investigaciones previas, con el fin de tener buenos argumentos con los cuales justificar mi petición. Gracias a mi preparación y mis argumentos (los cuales no incluiré en esta narración para no hacerla tediosa), conseguí la autorización de mis padres.
La residencia en donde me quedaría los próximos 5 años de mi carrera, era administrada por Marta, una madre soltera de mediana edad, la cual tenía una pequeña hija de unos 7 años, llamada Nadia. Ambas eran sumamente hermosas, lo cual me consoló, al saber que habría una presencia femenina en la residencia, ya que aparte de mí, había otros dos residentes, también masculinos, llamados Julián y Martín (Por cierto, mi nombre es Ramiro).
Durante los primeros meses de mi residencia, me fui acostumbrando a esta nueva vida lejos de mis parientes, por suerte para mí, todos mis nuevos compañeros de hogar eran bastante amigables, lo que nos llevó a hacernos amigos rápidamente. Por su parte, la señora Marta era sumamente amable y nos trataba como miembros de su familia, ya que, dentro del costo del cuarto, venían incluidas las 3 comidas y la limpieza de nuestros cuartos y el lavado de nuestra ropa, por este motivo para mi fue una vida sumamente placentera.
Ahora bien, pasados estos meses, me fui acercando aún más a mis compañeros Julián y Ramiro, a tal grado que comenzamos a compartir nuestros gustos más íntimos. Claro que como es normal, cada uno tenía intereses muy distintos entre sí, por ejemplo, a Julián le encantaban los videojuegos, mientras que Martín prefería la lectura. Sin embargo, había un interés que nos unió a los tres de una manera inesperada.
Este interés, era Nadia. Resulta que una de nuestras platicas con alcohol incluido, surgió el tema de lo hermosa que era Nadia, y como era de esperarse en una situación que incluye bebidas alcohólicas, nuestras lenguas se soltaron y terminamos diciendo cosas de más, como el hecho de que los tres deseábamos cogérnosla. Sin embargo, sabíamos que esto sería muy difícil, por lo que hicimos un acuerdo, en donde de manera oculta, le tomaríamos fotos sugerentes a Nadia, mientras estuviese en el baño, o cambiándose.
De esta manera empezó nuestra obsesión por Nadia. Para poder compartir nuestras fotos, nos reuníamos al final de la semana para intercambiar las imágenes, y aunque sabíamos que era más fácil mandárnosla por correo electrónico o por medio de una aplicación de mensajería, decidimos que era más morboso comentar las fotos entre nosotros (situación que, a la vista de un tercero, nos hace ver como unos simples pervertidos, pero para nosotros se había vuelto una competición por ver quien tomaría la mejor fotografía de Nadia).
En una de nuestras reuniones en el cuarto de Julián, este dejó su puerta abierta por error, por lo que, sin darnos cuenta, Nadia entró y nos vio compartiendo sus fotos. Sin embargo, en vez de alarmarse simplemente nos preguntó acerca de lo que estábamos haciendo. Al escuchar su voz, tanto a Julián como a mí se nos heló la sangre.
El único que mantuvo la calma fue Martín, quien le dijo a Nadia que estas fotos eran nuestro mayor tesoro, ya que el simple hecho de verla nos daba mucha fuerza. Nadia nos miró con curiosidad ante esta respuesta, para inmediatamente reclamarnos por no haberle dicho antes, ya que, de haber sabido, ella hubiera posado para nosotros. Fue entonces que Martín le respondió que, si quería, podíamos tomarle fotos en ese instante, y hacernos muy felices a los tres.
Nadia se emocionó de inmediato, ya que pensó que era un nuevo juego, por lo que empezó a brincotear esperando las instrucciones para posar. Como estaba haciendo mucho ruido, fue una vez más Martín quien le dijo que tenía que bajar la voz, ya que era muy noche y no queríamos despertar a su mamá o a los vecinos. Acto seguido, Nadia se calmó y le preguntó a Martín acerca de lo que debía hacer a continuación.
Fue en ese momento en que Julián habló por primera vez, diciéndole a Nadia, que nos encantaría tomarle fotos en su traje de baño. Y antes de que pudiera decir más nada, Nadia salió corriendo a su habitación, para cambiarse, reapareciendo unos momentos después con su bikini de dos piezas de color azul marino, el cual estaba acompañado de un short del mismo color, el cual tapaba su parte inferior. Para ser sinceros, se veía divina, no podía creer la suerte que tenía de poder verla así.
Rápidamente y sin perder más tiempo, Martín comenzó a indicarle a Nadia que poses hacer, como ponerse de rodillas y mirar a la cámara, ponerse en cuatro e imitar un gato, etc. Conforme se fueron calentando las cosas, Martín le pidió a Nadia que se quitase el short, para así poder tomarle mejores fotos. Una vez con su parte inferior del bikini expuesta, a mi se me formó una gran erección, la cual no pude ocultar, y al voltear a ver a mis amigos, pude notar que estaban pasando por la misma situación que yo.
En un momento dado, Julián dijo que quería salir en las fotos con Nadia, por lo que la sentó en su regazo, momento en el que Nadia notó su erección. Esa sensación la extrañó, lo cual la hizo preguntar acerca de lo que tenía Julián en su pantalón. Al escuchar esta pregunta, mi amigo no supo que responder, por lo que yo le dije a Nadia, que lo que estaba sintiendo era su pene, el cual se había puesto muy feliz al verla en su hermoso traje de baño.
Ella se quedó extrañada, y antes de que pudiera reaccionar, decidí sacarme el pantalón y mostrarle miembro erecto a Nadia, quien habría los ojos como platos al ver mi falo. Al hacer esto Julián también quedó perplejo, pero ante mi sorpresa decidió imitarme. Por lo que con gran destreza quitó a Nadia de su regazo, para luego quitarse la parte inferior de su vestimenta, liberando así su miembro.
Nadia al ver ambos falos frente a su cara, se les quedó viendo con curiosidad e incluso tocó mi pene, para luego reírse al sentir lo baboso del liquido preseminal. Yo en ese momento me encontraba como en un sueño, el cual fue interrumpido por Martín, quien sugirió que participásemos en la sesión fotográfica, por lo que rápidamente nos pusimos en posiciones sugerentes, en donde nuestros falos apuntaban a la cara de Nadia de una forma muy erótica.
No pasó mucho tiempo, para que le pidiera a Nadia que tocase nuestros miembros, para así ayudarnos a tener muchísima fuerza durante la semana. Nadia aceptó y comenzó a tocarnos con bastante delicadeza, mientras se reía y decía que nuestros miembros se sentían resbalosos y calientes. Por mi parte, al sentir aquella pequeña mano, me estremecí de inmediato, ya que sentí un placer que nunca había experimentado. Después de un rato de estar tocando nuestros miembros, volteó a ver a Martín, para después invitarlo a unirse.
Martín la volteó a ver con su cara seria y le dijo que no se podía unir, ya que tenía sus completamente ocupados, pero que, si en verdad le quería dar fuerza, podía usar su boca. Nadia se sorprendió y pregunto con incredulidad si el falo de Martín cabría en su boca, a lo que mi amigo le dijo que no se preocupara, que, si cabría, pero que cuidase de no morderlo.
Fue así que los tres nos arremolinamos alrededor de la cara de Nadia, cada uno concentrado en las fabulosas sensaciones derivadas del contacto entre pieles con aquella hermosa niña. Llego un momento en que los tres nos sincronizamos y eyaculamos sobre la cara de Nadia, quien quedó completamente sorprendida y exhausta, a la vez que algo molesta, ya que no le gustó la sensación y el olor del semen sobre su cara y pelo. Pero antes de reclamarnos, los tres le dijimos que nos habíamos sentido increíble, que había hecho un gran trabajo.
Sin embargo, esta primera eyaculación no había sido suficiente, por lo menos no para Julián, quien rápidamente le pidió a Nadia que también le permitiera meter su pene en su boca. Para nuestra sorpresa, Nadia dijo que si, que no había problema. Mientras tanto Martín se dedico a tocar todo el cuerpo de Nadia, concentrándose en especial en sus tetitas. Por mi parte, yo dirigí mi mano involuntariamente a su vagina, la cual empecé a tocar sobre la tela del traje de baño.
Empero, justo cuando comencé a acariciar su vaginita, Nadia me dijo que sentía cosquillas y que sentía que se había orinado. Yo le dije que no se preocupara, que yo le quitaría el calzón y la limpiaría. Pero al ver su hermosa vagina completamente lisa, y sin rastro de un solo vello, comencé a meter mis dedos en su agujerito, el cual se sentía calientito y húmedo, por lo que controlado por la lujuria le pregunte a Nadia si me permitiría meter mi pene en su agujerito, a lo cual ella contesto con un ¿eh?
Al ver su reacción, los tres le dijimos que, si no quería, no tenía porque hacerlo, ya que no queríamos hacer nada que la lastimase, pero que, si me dejaba, yo iba a sentir muy rico e iba a tener mucha fuerza al día siguiente. Nadia dudó durante un instante, para luego decirme que, si eso me ayudaría a tener fuerza, que podía hacerlo. Yo solamente hacerte a darle las gracias, para luego dirigir mi pene a su entrada vaginal. Por su parte Julián volvió a introducir su glande en la boca de Nadia.
Al poner mi pene en su entrada vaginal, sentí algo de presión, y noté que la cabeza de mi glande no entraba, por lo que empecé a hacer presión torpemente, lo cual ocasiono que Nadia diese un brinco y soltase un chillido de dolor, sin embargo, en vez de detenerme, esto me excito más y de un solo movimiento ejercí mayor presión y logré meter tres cuartas partes de mi glande, empero, al hacer esta presión, sentí algo de dolor alrededor de la cabeza de mi pene, aspecto que se vio reflejado en la cara de Nadia, quien tenía los ojos cubiertos en lágrimas. Pero a pesar de esto nunca pidió que me detuviese, sino que siguió comprometida con la felación del miembro de Julián.
Por mi parte, yo comencé a mover torpemente mis caderas, y para ser sinceros no duré mucho hasta que eyaculé la mayor cantidad de semen en mi vida dentro de su vagina. Momentos después Julián y Martín también eyacularon, para después caer rendidos junto a Nadia, quien se encontraba en una especie de trancé tras tremenda cogida que había recibido. Después de un rato, se recuperó y nos reclamo al vernos cansados, diciéndonos que esto no había servido para darnos energía, sino que nos había cansado más. Al escuchar esto, Martín le dijo que esperara al día siguiente y vería la cantidad de energía que nos había dado, tras esto, se la llevó al baño, en donde según luego me comentó, limpió a Nadia a consciencia, para después arroparla en su cama y darle un beso de buenas noches.
Al Día siguiente.
Al día siguiente me levanté muy temprano, cosa extraña en mí, ya que siempre me despertaba con mucha dificultad tras tres alarmas de mi despertador. Una cosa que noté que mi cuerpo es sentía completamente descansado y con mucha energía, por lo que me dispuse a bajar a la cocina para desayunar, habitación en donde me encontré a mis dos amigos ya despiertos y desayunando con la señora Marta, quien no salía de la sorpresa al vernos levantados tan temprano.
Por su parte Nadia se levantó tarde, cosa poco usual en ella, ya que era ella quien se despertaba primero, y al ver que no nos levantábamos iba a tocar nuestra puerta. Al vernos en el comedor, se sorprendió mucho, tanto que con incredulidad nos preguntó que como nos habíamos levantado tan temprano. Pero luego nos volteó a ver con una gran sonrisa y decirnos que lo había logrado, sin embargo, antes de proseguir, la señora Marta le interrumpió, para decirnos a los 4 que debíamos apresurarnos o de lo contrario llegaríamos tarde a la escuela.
Ese día yo tenía que hacer algunas actividades extraescolares junto con Martín, por su parte la señora Marta iba a salir a comer con unas amigas, por lo que los únicos en la casa ese día serían Julián y Nadia. Esto me generó una sensación indescriptible de celos, ya que yo quería estar a solas con Nadia, pero los asuntos extraescolares eran más urgentes.
Cuando llegamos a la casa Martín y yo, nos recibió Nadia, quien tenía el pelo mojado ya que recién había salido del baño. Sonriente como siempre, nos saludo a los dos, para luego enseñarnos una tasa con forma de conejo que le había regalado Julián. Cuando agarré la tasa, noté que Julián nos veía con una sonrisa de oreja a oreja, gestó que entendí de inmediato, ya que no era de extrañar que él hubiese aprovechado su tiempo a solas con Nadia, para recobrar “fuerzas”.
Después de esta ocasión, pude notar como Nadia se apegó cada vez más a Julián, lo cual me hizo sentir bastantes celos. Sin embargo no dije nada y simplemente salí de la casa con molestia. Durante el resto del día no pude concentrarme en mis clases, por lo que, decidí saltarme las clases de la tarde y regresar temprano a la casa. Al ir de regreso y pasar por la escuela de Nadia, me topé que justo estaban saliendo de clases.
Al verme, Nadia corrió para saludarme, yo me sorprendí por haber coincidido con su salida de la escuela, y más, por el hecho de que estaba sola, ya que según sabía ella se regresaba con unas amiguitas que vivían cerca de la casa, siendo acompañadas estas veces por la madre de alguna de ellas. Al preguntarle él porque estaba sola, Nadia me dijo que sus amigas se habían quedado jugando en el patio de recreo, y que ella no quiso esperar y por se fue, y para que la dejaran salir, le dijo a la maestra que uno de sus hermanos mayores iba a pasar por ella a la salida, fue en ese momento en que una de las maestras salió y me preguntó si yo era su hermano mayor, a lo cual respondí afirmativamente.
Después de esto, Nadia agarro mi mano y nos dirigimos a la casa. Sin embargo, en el trayecto Nadia vio un gatito y al querer agarrarlo, este salió corriendo, por lo que ella se puso a perseguirlo. Yo obviamente la seguí, la verdad es que para su edad era bastante rápida, por lo que en cuestión de minutos terminamos en un callejón bastante oscuro y lejos de la calle principal. Nadia perdió de vista al gatito y se puso a buscarlo en cuclillas, por lo que pude ver sus nalgas infantiles contoneándose frente a mí.
Y antes de darme cuenta y por reflejo, yo también me agaché y me puse encima de ella, para luego posar mis manos en su pecho, lo cual la sorprendió, preguntándome que qué pasaba. Mi mente en ese momento no estaba funcionando, ya que solo podía imaginarme que es lo que Julián y Nadia habían hecho estando solos.
Por lo que al salir de trance con la pregunta de Nadia, le dije que ella solo debería darle energía a alguien a quien realmente quisiese, y que si ella no quería hacerlo con alguno de nosotros, solo tenía que decirlo. A lo cual ella me volteó a ver extrañada, diciéndome que ella me quería muchísimo, y también a Julián y, a Martín y, a su mamá y, a su maestra, etc. Ya que su mamá le había dicho que debía querernos a todos por igual.
Al escuchar esto me sentí algo culpable, pero también estaba excitado, ya que al tocar su pecho se me había formado una erección. Por lo que algo temeroso le pedí a Nadia si me podía dar algo de energía. Y antes de que me pudiese contestar la puse de pie y le quite sus pantalones y calzones, para acto seguido ponerme a lamer su vagina lampiña. Ella obviamente se sorprendió por mi acción y trato de quitar mi cabeza y subirse de nuevo los pantalones, ya que le daba pena estar así en plena calle.
Yo le dije que no se sintiera apenada, ya que nadie sabría que estábamos ahí si no hacía ningún ruido. Ella se calmo y se concentró en no hacer ningún ruido, yo por mi parte pude saborear aquella deliciosa vagina, la cual tenía un sabor predominante a orina, sin embargo, su sabor era embriagante y no pude parar, hasta que por fin Nadia comenzó a temblar y empezó a orinar. Por suerte logré apartarme a tiempo, aunque si me alcancé a mojar algo los pantalones. Después de haberse orinado, Nadia cayó de rodillas, momento que aproveche para ponerme de pie y sacarme la verga del pantalón, para luego pedirle que me la chupara como el otro día.
Nadia me miró algo extrañada al principio, para momentos después empezar a lamer torpemente mi miembro. Cada una de estas lengüetadas se sentían asombrosas, sin embargo, le tuve que pedir que tratase de metérselo en la boca. Cuando por fin empezó a introducir la cabeza de mi glande en su boca, pude sentir una calidez muy reconfortante, pero lo que casi me hizo venirme, fue voltear a ver la cara de Nadia, quien se estaba esforzando por meter lo máximo posible de mi glande en su boca. Aspecto por el cual tuve que detenerla, ya que quería eyacular dentro de ella.
Por lo que aparte su cabeza de mi verga, para después pedirle que me dejara metérselo por su colita. Ella estaba como ida, por lo que no me respondió, hecho por el cual decidí mejor actuar, poniéndola en cuatro, para luego introducir mi glande en su vagina, para la lubricación aproveche la saliva de Nadia que había quedado en mi verga. En cuanto empecé a introducir la cabeza de mi glande, pude volver a sentir esa calidez y estrechez tan magnifica que había experimentado el otro día. A su vez, con la intrusión de mi glande, Nadia por fin reacciono, volteándome a ver, para luego empezar a soltar pequeños gemidos.
Fue así que empecé a meter más de mi glande, y aunque planeaba ser tierno con ella, mi lujuria me ganó y por lo tanto, en cuanto metí tres cuartas partes de mi miembro, comencé a bombearla bastante rápido. Ante esta acción, Nadia comenzó a emitir más gemidos, hasta que pasados unos minutos, volteó una vez más su cabeza hacía mí, para preguntarme con una voz entrecortada si me estaba dando energía. Esta pregunta me excito muchísimo y comencé a embestirla con mayor velocidad, llegando a emitir de vez en cuando el tan característico sonido de aplauso que se produce cuando los glúteos de la mujer chocan con la pelvis del hombre, acto seguido eyacule dentro de ella.
Al terminar de eyacular, Nadia cayó rendida al suelo, y yo sin dejar que se recompusiera, me acerqué a su cabeza, para luego levantarla con las dos manos y dirigirla a mi verga. Para mi sorpresa, Nadia abrió su boca y comenzó a limpiar mi glande. Una vez limpió, me senté junto a ella y esperé un rato a que se recuperase. Pasados unos minutos, limpie su entrepierna con papel higiénico que tenía en mi mochila, para luego ponerle sus calzones y su pantalón.
Después de eso la cargue en mi espalda, y nos dirigimos a la casa. En el camino, Nadia me pidió perdón por no poder caminar, a la vez que me preguntaba que si no estaba muy pesada. Yo le dije que no pesaba nada, y que no se debía preocupar. Además, aproveche para preguntarle que como se sentía. Ella me respondió entre risas que se encontraba bien, aunque algo cansada de las piernas, además de que e había raspado las rodillas y le dolían un poco las manos, las cuales también estaban rojas por haber estado tanto tiempo en contacto con el suelo.
Y antes de que le pudiese decir algo más, escuchamos a un vendedor ambulante de helados, por lo que, decidí comprarle un helado a Nadia, quien rápidamente bajo de mi espalda y recobrando sus fuerzas fue a pedir una nieve de vainilla. Una vez el señor nos dio nuestros helados, le dije a Nadia que no le dijera a su mamá que se lo había comprado, ya que aún no comía y si se enteraba nos iba a regañar.
Después de ese día, todo volvió a la normalidad y deje de sentir celos de Julián y de Martín, ya que como me había dicho Nadia, comprendí que ella nos amaba a los tres por igual. Aunque me prometí a mí mismo que haría todo lo posible para que Nadia solamente me amara a mí.
Por las noches Nadia comenzó a hacer una rutina para darnos fuerzas a los tres. Cada noche le tocaba a uno de los tres, por lo que una vez que su mamá estaba dormida, Nadia se escabullía al cuarto del suertudo, para así darle energía. Una vez terminábamos, debíamos limpiar y arropar nuevamente a Nadia. Lo sorprendente de esta rutina, es que su mamá nunca se dio cuenta, ya que tenía un sueño bastante pesado.
En las noches que me tocaban a mí, yo aprovechaba para besar y lamer el cuerpo entero de Nadia, para concluir con el acto de penetración, el cual en mi caso, era en la posición de perrito, ya que adoraba como ella se retorcía debajo de mí, mientras que trataba de ocultar sus gemidos mordiendo una almohada. Por su parte, Julián me comentó que a él le encantaba que le diera una mamada, siendo la parte que más le excitaba, el ver como ella volteaba a verlo a los ojos, para después abrir su boca llena de semen y esperar a su autorización para tragarlo.
Martín por su parte, me comentó que a él le encantaba por el culo, por lo que desde la primera sesión que tuvo con ella, comenzó a dilatarle el ano con distintos ejercicios y juguetes. Esto último nos abrió muchas posibilidades, ya que con el fin de ayudarnos entre nosotros, tanto Julián, como yo, comenzamos a utilizar los juguetes anales de Martín con Nadia, con el fin de que alcanzara la dilatación apropiada para la penetración. Esta tarea nos llevo un mes y medio, pero cuando al fin se logró, Martín nos comentó que había llegado al paraíso, ya que su estrechez, calor y humedad, eran maravillosos.
Así pasaron los años, en donde cada uno de nosotros aprovecho la inocencia y generosidad de Nadia al máximo, según supe después, había ocasiones en donde Julián y Martín se juntaban para tener una sesión conjunta con Nadia, ocasiones en donde intentaban penetrarla al mismo tiempo. Yo por mi parte, prefería pasar mi tiempo a solas con Nadia, ya que no me gustaba mucho el ver como era cogida por mis amigos.
Hasta aquí quiero dejar este relato, agradecería si pueden retroalimentar mi escritura, y en caso de que quieran conocer más de mis experiencias con Nadia, simplemente déjenmelo saber en los comentarios.
Muy buen relato amigo mucho morbo y exitacion imaginar a esa nena recibiendo placer de 3 hombres quedaría exausta pero feliz. Te felicito
Que buen relato espero escribas otro de Nadia pronto