Michelle, la chica de mis sueños.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Manuel22.
Conocí a Michelle en la secundaria, íbamos en el mismo salón. Ella era la típica niña buenota de la escuela, y pues cómo no, si era una diosa desde ese entonces; es de tez clara, pechos bastante bien desarrollados paraditos y firmes, cintura curveada y delgada, unas piernas y un culo increíbles (bailarina desde los 7 años) por lo cual estaban torneados, firmes, carnosos y voluptuosos, en resumen un cuerpo fenomenal, su cabello largo, negro, ondulado y muy bien cuidado, y su cara era hermosa; unos ojos divinos, una sonrisa impecable, parecía no tener poros, no habían imperfecciones en su rostro, y para terminar una voz suave y linda, era simplemente casi perfecta.
Todos los de la escuela le coqueteaban y adulaban, yo era de los pocos que medio correspondía. Pasamos a la preparatoria, seguimos yendo a la misma escuela, pero ya no en el mismo salón, cuando nos encontrábamos siempre me saludaba y seguía siendo linda conmigo, no podía hacerme ilusiones porque era así con muchos otros.
Pasamos a la universidad, ella se quedó en la ciudad y yo me fui a otra, y en el cuarto año de carrera en unas vacaciones que me fui a ciudad natal me la encontré en un bar. Yo para ese entonces ya tenía un cuerpo atlético y supongo con eso tenía más oportunidad de ligarla, ella se veía impactante. Coqueteamos y todo salió bien, quedamos de vernos a los 2 días.
Llegó el día, pasé a buscarla a su casa y al verla ¡uuuuuf!, se veía tremenda llevaba unas sandalias, short blanco bastante corto y una blusa color verde tipo strapless y aparte de strapless le quedaba corta y se le veía el abdomen. Fuimos a almorzar y luego al cine, durante todo el día ella se comportó muy linda y coqueta, y por supuesto en el cine nos dimos unos buenos besos y yo le acaricié sus piernas y pechos, para mí eso ya era mucho aunque Michelle tenía pensado otra cosa…
Empezó a entrar la noche y me dijo que la llevará a casa. Llegamos y cuando me iba a despedir ella me invitó a pasar, yo encantado acepté. La casa estaba limpia y arreglada, pasamos a la sala la cual tenía una gran alfombra así que me pidió que me quitará los zapatos, lo hice, ella igual se quitó sus sandalias y atravesó la lasa para ir a su cuarto, me dijo que me pusiera cómodo que no tardaba. Efectivamente no tardó sólo se hizo un “chongo“, se paró justo en frente de mí, yo no podía dejar de verla, con ese shortcito sus piernas se veían majestuosas, ella me dijo “qué piensas? En que te gustaría tenerme, hacerme tuya” Yo no supe ni qué decir, entonces ella se comenzó a acercar a mí lentamente hasta que se sentó sobre mí y m besó, al principio estaba tenso, pero luego ella misma me hizo entrar en confort y dejarme llevar.
Le bajé su blusa y le quité su sostén, quedaron frente a mí sus pechos y sin pensarlo empecé a comerlos, luego, ella se levantó se quitó bien su blusa, desabrochó mi pantalón y me lo quitó junto con mi bóxer al mismo tiempo yo me quité mi camisa, tomo mi verga que estaba a punto de reventar con su suave mano y me hacía una paja mientras me besaba. Dejó de besarme, me aventó una sonrisa muy pícara y besó mi cuello y fue bajando por todo mi cuerpo hasta llegar a mi verga, cuando su boca quedó cerca de mi verga no podía aguantar me excitaba demasiado el sólo pensar que me la chuparía, y tal y como pensé comenzó a chupármela, era una gran mamada, no se rosaban para nada sus dientes, sólo se sentía sus labios y lengua, ella cerró los ojos parecía disfrutar de mi verga, yo no encontraba de dónde sostenerme.
Terminó su cometido, se sentó en la alfombra y me hizo señas de que la siga. Ella se acostó y yo me puse de rodillas, y comenzó a acariciarme con sus pies, yo los tomé y los puse en mi verga y me hice un paja con ellos. Luego, desabroché su short y se lo quité junto con sus braguitas, besé sus piernas dirigiéndome a su rajita, le hice un oral, no tardó mucho.
Y finalmente abrí sus piernas y metí mi verga, su rajita estaba tan húmeda y caliente, se sentía maravilloso, comencé despacio, pero en cuestión de minutos ya la estaba cogiendo lo más rápido y fuerte que podía, ella soltaba unos gemidos no muy fuertes, pero con su voz sonaban muy excitantes. Luego, la puse de a cuatro, se la metí, la tomé de su cabello y me la cogí lo más duro que pude, ella empezó a gemir algo más fuerte. Saqué mi verga como pude y mi leche cayó sobre sus nalgas y espalda, estaba agotado. Ella se levantó, me dijo que me vistiera en lo que ella se limpiaba, regresó envuelta en una toalla (ya ya estaba vestido), y se despidió de mi con un buen beso.
Desde entonces Michelle y yo somos algo así como compañeros de sexo; cuando nos vemos es específicamente para coger, mayormente es para cumplir las fantasías sexuales del otro, esas historia quizá se las cuente después.
Espero les haya parecido excitante mi relato como fue la experiencia para mí.
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