Mila
Yo y mis hermanos..
– Esta historia que te voy a contar no se la he contado a nadie, ahora te la voy a contar a ti, porque me caes bien y necesito contarla – me dijo ella.
– Mi nombre es Mila, no es mi nombre real ni ninguno que nombre, también las locaciones, por razones obvias –
– Si, claro, lo entiendo – le respondí. Me gustaba hablar con ella porque era una mujer de amplio criterio y no temía hablar de sexo.
El Divorcio
– Mis padres se separaron cuando yo era chica, tendría entre 5 y 6 años. Nunca supe la razón de la separación porque siempre vi que se llevaban bien. Se duchaban juntos hacían el amor y eran felices. Obviamente mi padre era el hombre más hermoso del mundo y mi héroe favorito. Si alguna ves lo vi desnudo? Si, muchas veces, si hasta me bañaba con él. Cómo era físicamente desnudo, o cómo eran sus genitales, no lo recuerdo. Sólo me queda un vago recuerdo de que éramos una familia feliz. Desde el día de la separación, no volví a ver a mi padre, yo lo amaba y lloraba por las noches pensando en él. Un año después si estaban divorciados. Lo supe cuando mi mamá me dijo que había conocido a alguien y lo quería presentar.
El Novio
El era un hombre mayor, era muy gentil y amable, me cayó bien desde el primer día por su simpatía y era muy agradable.
Como ya dije, era mayor que mi mamá. Yo tendría uno 7 años, mi mamá, que era joven tenía unos 28 o 29 y él más de 50. Era viudo y el dueño de la empresa donde trabajaba mi mamá. Mi mamá lo invitó a cenar, tenía buena humor y era bien parecido. Después de la cena me fui a mi dormitorio y me dormí. Desperté por unos ruidos inusuales en mi casa, fui al dormitorio de mi mamá y estaba él haciéndole al amor a mi mamá. Aunque yo la había visto haciendo lo mismo con mi padre, me molestó porque de algún modo cerraba la puerta a un posible regreso de mi padre.
Al día siguiente me levanté temprano, fui al baño y después al dormitorio de mi mamá, pensando que lo que había visto era sólo un sueño. Pero no, ahí estaba él, desnudo y de espalda en la cama. Si dije que no me recordaba de los genitales de mi padre, de él sí lo recuerdo. Cuando le hacía el amor a mi madre y ahora en estado de reposo, ambos dormían profundamente. Desilusionada me fui a acostar de nuevo, no tenía sueño y siempre en las mañanas como esa,en las que mi mamá no trabajaba, me iba a su cama, jugábamos un rato, después a la ducha y el desayuno. Ahora nada de éso. Al rato sentí la ducha y fui a ver, ahí estaban los dos duchándose, conversando y riendo.
Aunque el vidrio de la ducha estaba lleno de gotas de agua, se podían ver perfectamente los cuerpos desnudos. Otra desilusión, ya no me bañaría con ella y me fui a la cama.
Al rato después mi mamá me dijo que me duchara y que iba a preparar el desayuno. Me fui a la ducha y cuando salí, ahí estaba él cepillando sus dientes.
– Hola – me dijo con su típica sonrisa.
– Hola – le respondí. Tomé la toalla y comencé a secarme, si bien estaba acostumbrada a que papá me viera desnuda, incluso a que me lavara todo mi cuerpo, me molestó su mirada. Comencé por secarme la cara y el pelo, lo ignoré a pesar de que sentía su mirada en mi cuerpo. Medí vuelta y terminé de secarme. Cuando volví la cabeza, ya no estaba. Después me vestí y fui al comedor, mi mamá estaba feliz y éso me gusto, hacía tiempo que no la veía tan feliz.
Ésas visitas a » cenar » se repitieron y por las noches iba a ver el motivo de la felicidad de mi mamá. No me importaba mientras mi mamá fuera feliz. Lo único que me parecía raro, eran los mas de 30 años de diferencia, aunque él era bien parecido, tenía un cuerpo atlético y una verga grande.
Un día mi mamá me dijo que se iba a casar.
– Con el árabe? – le pregunté.
– Cuál árabe? – preguntó sonriendo.
– Ése, el que viene a dormir contigo los fines de semana –
– No, no es árabe, aunque sí tiene algunos rasgos, pero él no es árabe. Seguramente su padre o su abuelo era árabe.
Mis Hermanos
La boda fue muy bonita, mi mamá se veía hermosa. Él a su edad, también se veía bien, hacían una linda pareja.
En esa oportunidad conocí a mis » hermanos «, los hijos del » tío » como la decía yo. No le iba a decir papá.
Un día me llamó y me sentó en su » falda «.
– Me casé con tu madre, por lo que vengo siendo tu padrastro, pero puedes decirme tío o Ari como me dice tu mamá. Siempre quise tener una hija y me gustaría que tu lo fueras, y lo serás para mí, te diré hija y te daré todo lo que me pidas. Está bien? – me preguntó. Le dije que sí, que más podía hacer.
– Estos son tus hermanos – me dijo mi mamá en medio de la fiesta de bodas.
– Siempre quisiste tener un hermano, ahora tienes 3 –
– Chicos, ella es su hermana, cuídenla – y se fue dejándome con ellos.
El menor tenía 12 años, el que, seguramente por la edad me cayó bien, el otro tenía 14 otro de 16 y el mayor tenía 20 aunque parecía mayor que éso. Durante la fiesta me atendieron y me cuidaron, el de 12 y el de 14, los otros se dedicaron a pasarlo bien.
El primer cambio fuerte fue el de cambiarnos del departamento a la casa de él.
– Allá vamos a estar mejor, es una casa grande, además de que no cabemos todos aquí – era obvio, el departamento tenía dos dormitorios.
La casa, en un sector de gente de » clase alta » que no entiendo de donde salió ese concepto, era realmente grande.
– Éste va a ser tu dormitorio, iba a ser par mi hija, como tú eres mi hija, ahora es tuyo – me dijo con una gran sonrisa.
El dormitorio no sólo era grande, además parecía el de una princesa. La cama, grande, tenía dosel, los muebles la decoración, los cuadros, todo era de mi gusto.
– Todo mio – me di vuelta y le pregunté.
– Si hija, es todo tuyo – lo abracé y le di las gracias. Estuve a punto de decirle » papá «.
También estaba el dormitorio de ellos y los de mis 3 » hermanos «.
Un patio grande con césped, jardines, terraza y una gran piscina.
Así fue como cambió mi vida de un día para otro.
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