Miradas obscenas
A veces sucede..
Lo mire, él me miro; nos miramos. Mientras mi celular susurraba por entre los pliegues de las sabanas. Era algo incorrecto; siniestro; grosero.
Era joven, mas de lo normal, no era común. Pero no iba a protestar. Ya había llegado el momento y podía ver su deseo brotando desde su aliento.
Sonreí.
Me acerqué y abrace su pecho entre mis dedos, mientras él se acercaba por el calor de mis labios. Fue un beso caliente, de primavera, que solo se detuvo cuando senti sus grandes manos adueñarse de mi culo. Así pude sentir su bulto contra mi vientre. Quería salir a verme, y yo quería bajar presentarme.
Me arrodille frente a él, como tantas veces. Desde los primeros veranos que broncearon mi piel, y los potentes inviernos que solo apacigüe con leche caliente.
Abrí la prisión de la serpiente, que una vez cautivo a Eva; Que ahora me cautivaba y no paraba de enamorar la ternura de mis labios.
Mi deseo creció; mi hambre creció; no podía dejar de lamerlo, mientras mi saliva escapaba por la comisura de mis labios.
Su pene era largo, denso, austero a mis sentidos. Pero no me quejaba; lo necesitaba. Así se la chupe hasta reclamar lo que tanto anhelaba.
Quise atraparlo, tragarlo, pero todo fue tan repentino que salpico por mi rostro. Me detuve un momento para admirar mi trabajo, y ver como ese feroz miembro palpitaba con entusiasmo frente a mi. Me despojé de los modales de mi lengua y limpie las ultimas gotas que bajaban por ese largo falo.
Así baje más y más hasta encontrar sus huevos; estaban hinchados, calientes, peludos. Los acaricie con mis labios, y les hice el amor con mi larga lengua. Con mi mano procure hacerle una paja; lenta por cada centímetro de sus gordas venas. Se estremecia con fuerza y crecía nuevamente con cada caricia.
Date vuelta – Exigió
Ponte en cuatro – Replico
No me resistí, obedecí, concedí su deseo, mientras este me despojaba de mis prendas como un animal. Como todo hombre antes de follar.
Sentí sus manos apoderarse de mi culo y su verga invadir mi entrepierna caliente.
Suspire.
Y lo mire, el me miro; mientras el placer me conquisto.
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