Miriam 1, mi primo Alex
Un relato breve de mi primera vez.
Desde antes de los 14 años, ya había iniciado en mí, la búsqueda de la satisfacción sexual, un deseo que recorría mi cuerpo, buscando entregarme completamente a cualquier chico que quisiera estar conmigo, así comencé acariciando a mis amigos del sector en el que vivimos, obviamente, dejando que me toquen también. Besos, caricias en lugares oscuros, con chicos de mi edad o mayores hasta los 16 años.
De manera habitual, especialmente en verano, acudí a Cavancha para una tarde de recreación, con mis amigas y algunos amigos que se unieron al grupo, disfrutando del sol y de la playa, acostada bajo un quitasol, vistiendo short y polera, cosa que hago hasta el día de hoy.
Sorpresivamente, me encuentro con el Alex, mi primo de 22 años, lindo, de ojos verde claro y pelo rubio, mucho más alto que yo, delgado y ese aire de macho que le daba la manera de caminar o de hablar, estuvimos mucho rato conversando, nos internamos en el mar juntos y pasamos una hora bastante entretenida, de pronto se acerca mucho más, me besa en la mejilla y me sonrojo, se da cuenta que algo pasa, va más allá ahora, me toca las tetitas suavemente, me dice que le gusta mi cuerpo, una pequeña mujer a sus ojos, me toca el trasero y me derrito ante él.
Nos vamos hasta su casa, a mis amigas no les pareció extraño, pues sabían de nuestro parentesco.
Estábamos solos, sentada en un sillón, mientras él se sacaba la polera, luego se sienta a mi lado y nos besamos, su lengua entra en mi boca y comienza a jugar con la mía, me calienta aquello, pasa a besar mi cuello, me abre las piernas, sus dedos comienzan a acariciar mi vagina, tímidamente, mis manos tocan su paquete, duro, grueso, grande para mí, se levanta y de la mano me lleva hasta su dormitorio.
Me acuesto en su cama, él se desnuda sin ningún pudor, mis ojos se van directo hasta su pene hermoso, de venas marcadas, una curva lo hace ver delicioso para mí, me monta, me hace abrir las piernas, comienza a bombear sobre mi ropa, no aguanto más, solo quiero que me penetre, no me interesa el parentesco ni nada, no me da miedo en ese instante, me desnuda, muerde fuerte mis pezones, me quejo y parece gustarle, lo sigue haciendo por mucho rato, me pasa la lengua por las tetas, me besa el vientre, acaricia mis piernas, hasta que sus labios aprietan suavemente mi clítoris, luego muerde de manera suave, me pasa la lengua por la vagina, la mete ahí, me vuelve loca, ya mojada, ya lista para lo que el quiera, me hace terminar en un juego interminable, una especie de descarga eléctrica recorre mi cuerpo, diferente esta vez, ya había terminado algunas veces cuando después de tocarme mis amigos, terminaba en mi pieza masturbándome, ahora era lo máximo, genial, maravilloso.
Lo mete lentamente, me duele, lo abrazo fuerte, me pregunta si para, le digo que siga, que no se preocupe por mí, comienza a moverse suevamente, hasta que viendo que disfruto aquello, sus movimientos comienzan a ser más rápidos, fuerte y profundo, aprieto mis labios, los muerdo, me da miedo que alguien pudiera escucharnos en la calle o donde fuera, me gusta lo que siento, es indescriptible, noto que él la esta pasando bien, me goza, me disfruta, lo gozo todo el rato, la pequeña golosa comienza a surgir en mí, quiero que no pare, que no se detenga, que no la saque, que me acomode como quiera, que haga conmigo según él desee, mi primo eyacula afuera, en mi vientre, hubiera querido sentir su leche rica en mi conchita, pero seguro habrá otras oportunidades, esta será nuestra primera vez, una de muchas otras tardes de clandestinidad.
Woooooooww!
También tengo grandes recuerdos de Cavancha
Hola ricura me calentó tu relato y lo disfrute en mi mente. Te invito a leer el mío tal vez te guste. Besos