MIS BAJAS PASIONES (MI REGRESO DE EDECAN Y LA FIESTA)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XCITANTDLC.
Tras un merecido descanso gozando de los placeres de la vida decido regresar a mi trabajo de edecán pero ahora de forma independiente, promocionando refrescos, celulares, cervezas, etc.
, siendo poseedora de un cuerpo divino que me permite trabajar de forma independiente y del cual estoy agradecida pues en esta rama me ha abierto las puertas de muchas empresas, a esto aunándole que a esos eventos siempre voy vestida de minifaldas, vestiditos entallados, shorcitos, leggins, jeans, etc.
, mi trabajo me encanta más porque sabe que mi cuerpo es deseado y tener encima la mirada de todos los hombres.
Cuando estoy vestida así me encanta agacharme y enseñar mi hermoso trasero a quien se encuentre detrás de mí, y claro nunca falta el que se me acerque y me haga proposiciones o simplemente me digan piropos subidos de tono, me excita que los hombres me digan palabras sucias al oído.
No falta también el que se me acerque a restregarme su miembro disimuladamente.
Recuerdo que en la promoción de una cerveza asistí a un evento como siempre, vestida muy sexy , con vestidito color blanco dejando mostrar mis espectaculares piernas y al ser este muy entallado mi trasero resaltaba aún más, en eso se me acerca un señor como de unos 50 años pidiéndome un vaso de la bebida que ofrecía aprovecho para hacerme el comentario de lo hermosa que me veía, y haciéndome un poco de platica hasta que poco a poco fue adquiriendo confianza y me decía comentarios más picantes.
En medio de la plática el señor me dijo que me veía muy putita con esa tanguita que se me marcaba bajo mi vestidito, eso me puso a mil.
Sin más el señor me propuso algo que me sorprendió, me dijo que me daría una buena propina si era capaz de quitarme la tanguita y se la regalara que lo había excitado tanto que le gustaría tener algo mío, al principio le dije que no, pero solo de pensar que aquel viejo rabo verde se había excitado, propicio que comenzara a mojarme como nunca.
Seguí con mi trabajo sin dejar de sentir la mirada de aquel tipo sobre mi trasero, al poco rato volvió a insistir y sin decir nada me aleje, pero aquel comentario ahincaba en mi mente haciéndome sentirme como una putita tal como me lo había dicho el viejo, y sin pensarlo más fui al baño para quitarme la pantaleta toda húmeda, la guarde en mi bolsa esperando que el tipo me la volviese a pedir, estaba decidida a regalársela ya que esto me hacía sentir como una verdadera puta, dándole la tanga toda húmeda a aquel desconocido.
Salí del baño para continuar con mis actividades pero ahora sin llevar tanga debajo de mi vestidito y eso me hizo ponerme más caliente, de pronto sentí que el tipo me tomo del brazo y me llevo a un lugar un poco apartado y susurrándome al oído me dijo: en verdad que eres toda una putita, te has quitado las pantaletas porque puedo ver que ya no se te marca por el vestido, tienes unas nalgas que le paran el pito a cualquiera, lo que tienes de hermosa lo tienes de puta, dame tus pantaletas porque yo sé que te las quitaste.
Y sin más metí mi mano en el bolso y con el puño la envolví, ya que la pantaleta era muy pequeña se la di a aquel desconocido en su mano, esto me hizo sentirme tan puta que en ese mismo momento sentí como un chorrito de humedad resbalaba por mi entrepierna.
El tipo sin decir más palabras se fue perdiéndose en la multitud, dejándome chorreando de excitación y sin pantaletas en medio del evento.
Cuando creí que el tipo se había ido con mi prenda, de pronto lo veo venir y acercándose me dijo: quiero que te pongas de nuevo tu tanguita no sabes como he disfrutado de tu olor que emana de tu panty de puta.
En vez de ser edecán deberías trabajar en un prostíbulo dándole placer a los hombres ya que eso es lo que te gusta verdad puta.
Te gusta que a los hombres se les pare la verga por ese culo tan grande que tienes, y no dudo que te gustaría mamar muchas vergas.
El tipo se alejó para no volver más, aquellas palabras me hicieron sentir más caliente y me metí al baño para ponerme de nuevo mi pantaleta, pero esta vez más empapada, llena de semen, y aun así me la puse para sentir la leche que me había dejado aquel hombre embarrada en mi tanga sintiéndome la más puta de las putas.
Al terminar el evento me dirigí a mi casa pues era pronto y tenía una gran necesidad de tener una verga entre mis piernas para mi mala fortuna no se encontraba ninguno de mis machos.
Habrían pasado unos segundos cuando mi celular sonó, me llamaba Chuy, hola hermanita ¿Dónde estás? En casa ¿Por qué? Es que tengo una fiesta con unos amigos y quería invitarte que dices, ok está bien me apuro y pasas por mí.
Me puse un vestido muy bonito que me habían regalado, era color violeta muy tenue con estampados blancos, de tela delgada y elástica que me quedaba muy pegado al cuerpo, tenía tirantes y afortunadamente de la parte de arriba la tela era un poco más gruesa y no se notaban mis pezones, aunque mis tetas se delineaban perfectamente ya que no traía sujetador, tenía un poco de vuelo en la parte de abajo y me quedaba poco más abajo de la rodilla aunque de un lado era más corto llegándome a medio muslo y debido a lo pegado que me quedaba y lo delgadita de la tela tuve que ponerme una tanguita de hilo dental para que se notara lo menos posible, aunque aun así se alcanzaba a distinguir claramente un poco del frente resaltando de los costados y por detrás aunque se me metía toda entre mis nalgas, me puse unas medias transparentes que no alcanzaban a mostrar el encaje cuando estaba de pie, pero al sentarme si se veía todo del lado más corto del vestido, me puse unos tacones altos que compré especialmente para ese vestido, tomé un saquito para abrigarme y me dispuse a esperar a mi hermano.
Cuando llegó por mí se quedó sorprendido por cómo me veía "que bárbara, no pensé que ese vestido te quedara así, te ves hermosa, ven para acá muñeca".
Me lancé a sus brazos y nos fundimos en un beso apasionado, me tomó de las nalgas y me jaló hacia él, me subió el vestido que no representaba ninguna dificultad y me empezó a sobar el culo con fuerza, se notaba que estos días me había extrañado "lástima que tenga este compromiso, si no, nos quedábamos aquí, te ves exquisita" yo sólo sonreía y le dije "vámonos, más tarde nos desquitamos, ok"
Nos subimos a su carro y partimos rumbo al evento de su amigo.
Durante todo el camino me fue sobando mis piernas y como de su lado era donde estaba más corto el vestido recorría mis muslos rozando mi rajita.
Me estaba poniendo muy caliente con sus caricias aparte de que realmente estaba hambrienta de él, de tener una larga sesión de sexo, de que me hiciera suya, por su parte también se había puesto a mil, se le notaba la verga parada por debajo del pantalón y ocasionalmente se la sobaba, sin que él me dijera nada puse mi mano sobre su duro paquete y lo empecé a acariciar, movía mi mano en círculos y se la agarraba apretándola subiéndola por todo lo largo "guauuuu!!! También estás muy excitado ¿verdad? mira cómo te has puesto.
Finalmente llegamos al salón y al parecer se nos había hecho temprano porque el estacionamiento estaba casi vacío, así que le dije: porque no te colocas en la orilla del estacionamiento y me dejas probar esa rica verga, se ve que también tienes gana o ¿no? Mi hermano no lo pensó y de inmediato se dirigió a la parte más alejada del estacionamiento.
Me agaché poniendo mi cabeza entre sus piernas y él con su mano me subió el vestido jugando con su dedo en mi rajita, le bajé el cierre del pantalón liberando esa hermosa tranca y me la empecé a comer poco a poco, me la metí completa en la boca acariciándola con mi lengua, la recorría de arriba abajo y con mis manos apretaba esos huevos llenos de semen provocando unos leves quejidos de Jesús.
Él tenía sus ojos cerrados y yo lo volteaba a ver, me encanta ver la cara que pone cuando tengo su verga adentro de mi boca.
Estaba felizmente dedicada a mi labor cuando alcancé a ver que junto a mi lado pasaron algunos meseros que se detuvieron pegados a la ventana contemplándonos, tenían mi culo totalmente expuesto frente a ellos viendo como me introducían un dedo mientras yo seguía mamándole la verga a Chuy levanté un poco la cabeza para ver quien eran y correrlos de ahí pero mi hermano sin darse cuenta de todo esto me tomó del cabello obligándome a seguirle mamando la verga.
Lo único que pude hacer fue bajarme un poco el vestido para taparme el trasero lo más que pudiera y con mi mano hacerles movimientos tratando de ahuyentarlos.
Chuy no tardó en venirse expulsando todo su semen adentro de mi boca, por lo que abriéndola lo más que pude me los tragué sin derramar una sola gota.
En cuanto sentí que ya no me aventaba más leche, le limpié la verga dejándosela reluciente y me volteé de inmediato hacia mi ventana sorprendiéndome que ya no hubiera nadie observándonos.
Jesús me preguntó extrañado que pasaba y decidí no decirle nada para no asustarlo.
Nos arreglamos la ropa y nos dirigimos al salón en que iba a ser la fiesta, yo todavía me sentía muy caliente y sentía mi conchita palpitar pidiendo tener algo adentro de ella, pues sólo Jesús se había divertido con esa buena mamada que le hice.
Llegamos a la fiesta y conforme saludábamos a sus amigos, notaba la forma en que me miraban mi excitación iba en aumento.
Algunos me daban un abrazo fingiendo que les daba gusto verme pero alcanzaba a sentir como se pegaban a mí para sentir mis tetas, otros me rodeaban por la cintura bajando un poco su mano para tocar levemente mi culo, pero los sorprendidos eran ellos al sentir mi tanguita, ponían cara de sorpresa y se me quedaban viendo con la boca abierta en cuanto palpaban el delgado borde de mi prenda.
De quienes sentía la mirada más penetrante y llena de lujuria era de los meseros, yo intentaba adivinar quienes de todos ellos eran los que nos habían visto en el carro pero no lograba atinar en descubrirlos, ya que todos me veían de la misma forma.
Cuando por fin nos sentamos, uno de los amigos de mi hermano se quedó paralizado al darse cuenta que se me subía el vestido mostrando el tipo de medias que traía, con su mirada recorrió mis piernas con cara de sorprendido y me volteó a ver sin acabar de creer lo que veía, yo sólo le sonreí coqueta y me volteé como si nada hubiera pasado.
Lo más normal hubiera sido que al darme cuenta la manera en que se me subía el vestido y mostraba mis piernas, me hubiera tapado con el mantel, pero decidí no hacer nada y dejar que todo el que pasara a mi lado se recreara un poco la pupila al verme así, lo cual también era muy excitante para mí.
Nos paramos a bailar y en el trayecto en que llegamos a la pista noté las miradas sobre mi cuerpo, especialmente sobre mi culo que se veía muy redondeado y paradito por la tela del vestido, yo iba caminando de la mano y me movía muy sexy para despertar más deseos, sentía como mi tanguita se me metía entre mis labios vaginales a cada paso y eso me encendía a mil.
Nos pusimos a bailar en la orilla de la pista mientras yo seguía buscando a los meseros que nos habían visto en el estacionamiento pero no descubría quienes habían sido.
De pronto sentí una mano que no era la de mi hermano sobre mi cintura, era uno de sus amigos que le pedía bailar conmigo.
Él no tuvo inconveniente en irse a sentar y dejarme con Salvador que no retiraba su mano de mi cuerpo, me puse frente a él y empecé a moverme sonriéndole, mientras él puso su otra mano en mi cintura como si fuéramos a bailar música romántica.
Poco a poco me rodeó con sus manos y las empezó a bajar lentamente hasta que sintió mi tanguita, empezó a recorrer el contorno por mi cadera poniendo cara de asombro y excitación, me jaló hacia él y me preguntó ¿esta es tu tanguita? ¿Así de delgadita? yo sólo le sonreía mirándolo a los ojos y moví mi cabeza afirmativamente dando media vuelta para irme a sentar.
Mi búsqueda de los meseros no cesaba y aunque los que estaban en nuestra mesa me miraban con deseo mi interés estaba en saber quiénes me habían visto con mi hermano en el carro.
Empecé a sentir un poco de frío en el salón por el aire acondicionado, así que le pedí a mi hermano que me prestara las llaves de su carro para ir por el saco que había , crucé el salón para dirigirme al estacionamiento y nuevamente sentía las miradas en mi cuerpo siguiendo el movimiento de mis nalgas.
Llegué a la entrada y vi con sorpresa que empezaba a llover, me iba a regresar resignada a tener frío el resto de la tarde pero en eso vi que unos meseros traían paraguas y estaban acompañando a algunas personas para que abordaran sus autos.
Me acerqué con uno de ellos para pedirle que me acompañara al carro cubriéndome con su sombrilla, él aceptó encantado pero cuando íbamos a salir se acercó otro mesero diciéndole que fuera adentro del salón y que él me acompañaría.
Me causó un poco de extrañeza pero no dije nada.
La sombrilla era bastante amplia por lo que el mesero se separó un poco de mí y así empezamos a caminar hasta el carro que se había quedado bastante retirado de la entrada.
Al pasar junto a una camioneta me di cuenta en el reflejo del vidrio que el mesero se había retirado de mí para poder ver mi culo con toda tranquilidad y a su entero gusto.
Eso me prendió aún más y lo dejé que disfrutara un poco ya que él tenía una excelente perspectiva de mi cuerpo enfundado en ese sexy vestido.
Finalmente llegamos al carro, cuando me disponía a abrir la puerta con la llave, se me acercó y tomándome de la mano me pidió la llave para él abrirla, sentí su respiración en mi cuello y como me pegaba su verga totalmente parada en mi trasero, la puso en medio de mis nalgas haciendo presión sobre mi mientras abría la puerta.
Me quedé un momento sin moverme disfrutando esa verga rígida en medio de mi culo, la alcanzaba a sentir muy bien debido a lo delgado de la tela del vestido, incluso eché un poco hacia atrás mi cuerpo para pegarme bien y disfrutar un poco yo también de ese instante.
Me agaché para tomar el saco que estaba sobre el asiento, entonces sentí como el mesero ponía sus manos sobre mi culo recorriéndolo por completo empujándome hacia adentro del carro, haciéndome quedar a la mitad del asiento recargada sobre mis rodillas y manos con el culo en pompa.
Volteé a verlo sorprendida mientras el mesero me acariciaba mis nalgas subiéndome el vestido y me decía: "ahora si corazón, que rica estás y que rico mamas la verga ¿te encanta, verdad? eso ya lo pude ver yo, vi cuando estaba en este auto mamándole la verga al que es tu novio, pues ahora te voy a hacer lo que él no te hizo hace un rato, vas a sentir mi verga en tus entrañas, te voy a coger riquísimo.
Me quedé pasmada escuchando lo que me decía, él había sido uno de los que me había visto cuando estaba mamándole la verga a mi hermano que para él era mi supuesto novio y también había tenido una vista increíble de mi culo viendo como me metían un dedo en mi rajita.
Yo no podía hacer nada, él sabía que yo estaba muy caliente y me había visto lo que era capaz de hacer.
Sentía como subía mi vestido dejando mi culo totalmente expuesto, sus manos recorrían mi culo que estaba a su disposición, me acariciaba los muslos y me besaba la espalda lamiéndola con su lengua por encima del vestido.
Colocó mi vestido por encima de mi cintura y se quedó sorprendido contemplándome las nalgas "estás riquísima, ve nada más que rica tanguita, es un puto hilo y que exquisitas medias, te ves como una puta, ya no puedo más".
Yo tenía los ojos cerrados y dejaba que hiciera conmigo lo que quisiera, mi calentura me tenía cegada, mi respiración se agitaba cada vez más, tenía la cabeza agachada esperando lo que era inevitable y que deseaba con todas mis ganas, ansiaba que me cogiera y ya no podía esperar más.
Escuché que se bajaba el zipper de su pantalón liberando su verga, colocó sus manos en mi cintura y sentí como paseaba su verga por en medio de mis nalgas, me la estaba tallando por encima de mi rajita que estaba empapadísima, no hubo necesidad de hacer a un lado mi tanguita, no estorbaba en lo más mínimo por su tamañito.
Empecé a sentir su verga a la entrada de mi rajita, con mis manos me abrí más las nalgas para facilitarle la penetración y él me la metió toda de un solo golpe, levanté mi cabeza y exclamé un gemido al sentir adentro, mientras el mesero empezaba a cogerme muy rápido, moviéndose con mucha velocidad dándome un gran placer, abrí los ojos y lo volteé a ver, el pobre estaba con una cara de no dar crédito a lo que estaba viviendo, cerraba sus ojos y con su lengua se mojaba los labios, con una de sus manos me jalaba del cabello provocándome un poco de dolor, pero mi excitación era tanta que no dije nada.
Desafortunadamente para mí no duro mucho tiempo cogiéndome, inclinó su cuerpo sobre el mío y con sus manos me alcanzó las tetas sacándomelas del vestido, se aferró de ellas pellizcando mis pezones y su jineteo fue más intenso hasta que se empezó a vaciar dentro de mí, me apretó con fuerza mis tetas y se movía muy lentamente, yo sentía su leche llenar mi conchita y detuvo sus movimientos.
El me besaba el cuello y resoplaba sobre mí extenuado.
Se quedó en esa posición un momento descansando y permitiendo que su pene dejara de palpitar dentro de mí diciéndome piropos un tanto ofensivos.
El pobre apenas podía hablar y no dejaba de besarme el cuello y la espalda.
Por fin se levantó y se acomodó su ropa, yo me acomodé en el asiento y con un pañuelo me limpié el semen que se derramaba por entre mis piernas llegando a mis medias.
Los vidrios del carro estaban totalmente empañados cuando nos bajamos de él, me acomodé el vestido y nos dirigimos de regreso al salón, durante el camino el mesero no dejaba de ver mi culo y me lo iba a acariciando por encima del vestido, yo trataba de quitarle su mano pero él no la quitaba, quítala, nos pueden ver por favor.
Tranquila mi amor, no recuerdas lo que acabamos de hacer ¿no te gustó? te puedo hacer lo que yo quiera, eres mía.
Me resigné y lo dejé que siguiera.
Cuando llegamos al salón me metí al baño para arreglarme bien y regresé a la mesa con mi hermano.
Parecía que no había notaba mi ausencia porque seguía en amena charla con sus amigos.
Yo todavía no había quedado satisfecha, no había logrado tener ningún orgasmo y la sensación de leche en mi conchita me prendía más.
Con la mirada buscaba al mesero con el que había estado en el carro para ver si estaba platicando con alguien más, pero afortunada o desafortunadamente no lo vi.
Pasó alrededor de una hora cuando me dijo: "puedes traerme del carro la cámara que tengo en la cajuela, quiero que me tomes unas fotos con todos ellos, tu traes las llaves, verdad".
No tuve más opción que levantarme e ir al carro por ella, me levanté y me dirigí al estacionamiento sintiendo nuevamente las miradas sobre mi, cuando llegué a la puerta no vi al mesero que me había acompañado hace un momento y se me acercó otro con la intención de ir conmigo.
Me fui con el rumbo al carro y también me pude dar cuenta la forma en que se me quedaba viendo a mi trasero, pero no dije nada.
Cuando íbamos a medio estacionamiento se nos cercó por detrás el mesero con el que había cogido hace un momento, se puso a mi lado diciéndome, "hola mi amor ahora vas a coger con él, déjame decirte que él también fue de los afortunados que pudo ver las maravillas que haces con tu boquita y lo mucho que te encanta que te metan el dedo, ven mi vida vamos otra vez al carro.
Me quedé inmóvil cuando me dijo eso, volteé a ver al tipo con el que yo iba y sólo sonreía con cara de maldad mientras con su mano me agarraba el culo con fuerza.
Los dos se metieron bajo la sombrilla conmigo y me hicieron que siguiera caminando hacia el carro, durante el camino me fueron metiendo mano a su antojo y antes de llegar ya tenía el vestido completamente levantado sintiendo sus manos en todo mi cuerpo, "mira la clase de ropa que se pone esta puta, checa las medias tan exquisitas y ve la tanguita, no mames, es una ricura y le fascina que le metan la verga".
Me quedé de pie junto al carro mientras uno me quitaba las llaves y abría la puerta de atrás.
El primero con el que ya había estado se pasó en primer lugar y se recorrió hasta el otro lado del asiento, me quedé de pie con el otro mesero que ya me había pegado su verga a mi culo que estaba totalmente desnudo, con el vestido levantado y solo cubierto por la diminuta tanguita.
El que ya estaba dentro del auto nos dijo: a ver putita ponte en cuatro como estuvimos hace un rato, ahora te va a tocar cogértela a ti Nacho ya verás que rica esta mientras yo por acá la pongo a hacer otras cosas.
Me agaché para meterme al carro y él ya tenía su verga de fuera totalmente rígida, me puse en la posición que me había dicho y cerré los ojos esperando lo que viniera.
El tal Nacho se metió cerrando la puerta tras de sí y sacándose su verga del pantalón me la empezó a frotar por todo mi culo.
De inmediato me la metió de un solo golpe haciéndome gemir del placer y empezó a cogerme agarrándose de mi cintura, su verga se sentía entrar y salir en mi cavidad una y otra vez, arrancándome gemidos y algunos gritos.
El que estaba frente a mí se sobaba la verga sin perder detalle de lo que pasaba ante sus ojos.
Me tomó de la cabeza y me obligó a meterme su tranca en la boca, se la empecé a mamar casi sin poder respirar, me forzaba a tenerla toda dentro de mi boca y sólo se la acariciaba con mi lengua.
Hacía bastante tiempo que no tenía dos vergas para mí, seguía recibiendo carne por mi rajita y mi boca, ninguno de los tenía piedad y me estaban cogiendo fuertemente, mis gemidos eran apagados por la verga que tenía en la boca.
El mesero que ya me había cogido sacó mis tetas del vestido y me las apretaba fuertemente haciéndome dar unos gritos de placer, era una delicia lo que estaba sintiendo y estaba entregada a ese momento.
Me empecé a correr cuando el que me estaba cogiendo me volteó poniéndome boca arriba y me sobaba el clítoris con sus dedos, fue un orgasmo largo y muy rico, mi cuerpo se convulsionaba como si fuera muñeco de trapo.
Nacho se dejó caer sobre mi prendiendo su boca de mis tetas, mordía mis pezones y los lamía como niño hambriento, jadeando y bufando de placer.
Se empezó a correr dentro mi llenando mi conchita con su leche, aventó una gran cantidad que incluso de derramó por fuera de mí.
Sus jadeos fueron más fuertes y terminó por morderme las tetas provocándome dolor pero no dije nada.
El que tenía su verga en mi boca no tardó mucho en correrse también, me agarró de la cabeza y me la pegó a su vientre para que no dejara caer ni una sola gota de su semen, gritó y jadeó como la primera vez que habíamos cogido y yo tragué todos sus mecos con gran placer, realmente estaba muy caliente y había disfrutado las dos vergas que tenía para mí.
Nacho también me acercó su verga a mi boca y me quedé un momento lamiendo las dos, limpiándolas y cerciorándome de que les había extraído hasta la última gota.
Nos quedamos un momento recostados intentando recuperar la respiración, los tres estábamos sudorosos, jadeantes y muy agotados.
Yo fui quien les pidió que ya nos fuéramos al salón, afortunadamente la lluvia ya había terminado y me salí del carro a arreglarme la ropa.
Tenía el vestido todo arrugado en mi cintura y mis medias se habían roto de las rodillas, me lo subí tratando de ponerlo en su lugar para que no se viera tan maltratado y me quité las medias rogando que mi hermano no se diera cuenta.
Saqué de la cajuela la cámara que me había encargado mientras los dos meseros se salían del carro, lo cerré con llave y me fui al salón alejándome de ellos.
Me sentía muy mal conmigo misma, había cogido con dos tipos en el carro de mi hermano mientras él estaba en una fiesta, incluso con uno de ellos había cogido dos veces dentro de su auto.
Me metí al baño para terminar de arreglarme sintiendo que mi calentura ya se había calmado pero sintiéndome más que vil y miserable.
Regresé a la fiesta y mi hermano ya estaba un poco tomado y no advirtió que ya no traía mis medias puestas, incluso ninguno de sus amigos lo notó, ya que esta vez si me tapé con el mantel al sentarme.
Afortunadamente no pasó mucho tiempo y al cabo de un rato nos fuimos de la fiesta, para mi suerte Jesús ya no quiso que esa noche estuviéramos juntos.
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