Mis fantasías sexuales (1)

Soy un chico de catorce años, pajero empedernido y con unas ganas de perder la virginidad con una dama locas. Esta es la primera de una serie de historias que espero que le gusten al fogos@ lector/a….
En una tarde de verano, en la que las chicharras cantaban, los pájaros piaban y las damas bailaban a ritmo de un compás de reguetón, yacía un chico anónimo, que a su parecer todas esas mujeres eran de agrado para su morbosa vista, junto a sus amigos, debatían a cual se querían follar primero.

– Yo quiero a la tetona esa, mira que grandes, entre ellas puedo meter mi pollón.

– Yo quiero a la otra, ¿Has visto el culo que tiene? ahí le caben tres pollas por lo menos.

Mientras debatían con desdén y de forma acalorada, nuestro joven miraba a una joven, de unos veinte años, que su cuerpo parecía estar esculpido en el mejor mármol, con un tono tostado en la piel que llamaba la atención de cualquiera que tuviese ojos.

Su descripción corporal es la siguiente: un pelo negro como el azabache, que tenía un brillo especial; la cara de una diosa, bella como la última gota de rocío antes del verano, con una complexión atlética que la hacía aún si cabe más atractiva. Bajando un poco encontramos dos tetas envueltas por un sujetador que la marcaban los pezones de una manera muy sensual, además, eran grandiosas, enormes, preciosas a la mirada; bajando un poco más y dándole la vuelta a su cuerpo, vemos su trasero, por el cual salía el hilo del tanga que llevaba puesto; sus dos glúteos, tostados y preciosos rebotaban a cada movimiento que hacía (todo un espectáculo para el espectador del acontecimiento); si le damos la vuelta vemos una concha cubierta por el tanga negro, el cual dejaba distinguir sus labios inferiores.

Todos, embriagados por aquellas señoritas y con el pene más empinado que el Everest, para hablar con ellas, fueron al grito de «¡Maricón el último!». Todos fueron menos el joven al que nos referimos, al cual le daba vergüenza hablar con aquella dama. Estuvo más de media tarde sentado en su toalla pues estaban en una piscina. Todos sedujeron a sus presas y se fueron a sus departamentos para follar. Queda en la escena a la chica con el muchacho vergonzoso, que se acercó a hablar con ella en un momento de valentía. Ella estaba sola, tomando una cerveza cuando se le acerca nuestro caballero, le pregunta:

-¿Cómo te llamas?

-María, ¿y tú?

-Enrique, pero me puedes llamar Riqui.

-Encantada «Riqui», tu eres amigo de los que subieron con mis amigas, ¿no?

-Así es, ¿cómo lo has deducido?

-Antes te vi con ellos, y también vi cómo me mirabas.

-¡Ay! perdóname, no quería…

-No tienes de qué preocuparte, tú también me pones, eres muy guapo, y ese bañador te resalta lo que llevas ahí.

-(se pone rojo) Muchas gracias por el cumplido, nunca nadie me había dicho eso.

-¿Cuántos años tienes Riqui?

-Tengo catorce para quince.

-Un poco pequeño para mí, pero igualmente me gustas.

-¿Te apetece cenar conmigo?, mis padres no están en casa así que en principio no debería haber ningún problema.

-Tendría que avisar a los míos, pero vale.

-Quedamos aquí abajo en media hora.

-Hasta ahora.

Riqui, más caliente que una sopa, se dispone a vestirse con sus mejores prendas, prepara la cena y baja al punto de encuentro impregnado de colonia. Mientras, María se pone un top azul turquesa que la remarca el pecho una barbaridad y unos shorts con otro tanga debajo, cuando se ven, lo primero que hacen es comerse a besos, sienten el uno atracción por el otro y eso hace que sea aún más sensual. Él deja a María en su piso cenando y de mientras, él baja a por unos condones, tiene la polla súper caliente cuando llega, ella no había terminado de cenar y se dispusieron a hablar sobre sus deseos para el futuro y sobre sus relaciones anteriores

-Riqui, ¿tú eres virgen?

-Sí, aparte de a tí, tampoco he besado a nadie.

-Pues besas muy bien.

-Muchas gracias, tus besos también me resultaron de lo más estimulante.

-Qué más cuentas-le decía ella mientras ponía la mano en su pierna.

-Poco más. ¿Te quieres quedar a dormir?

-¡Claro que sí! pero solo si dormimos juntos

-Tenlo por descontado.

Empezaron a besarse de nuevo, esta vez con los cuerpos pegados el uno al otro, se notaba su erección y ella empezó a sobarle la polla.

-Enséñame lo que puedes hacer con esa bestia.

-Pero solo si tú te quitas toda la ropa.

Ella accedió con gusto y empezó con el top enseñando sus dos enormes senos,y, efectivamente, no dejaron indiferente a Riqui, era todo un espectáculo, después, este empezó a quitarle el short, que le quedaba pegadísimo por cierto, y dejó al descubierto su culo y sus enormes muslos, ambos fueron a la cama, y ella empezó a mamarle la polla durante más o menos una hora. Llegó el primer orgasmo, y la leche de Riqui, salió disparada en dirección a todo su cuerpo. Comenzaron a besarse de nuevo, jugando con sus genitales y dejándose llevar

-¿Tienes condones?

-Sí

Se lo colocó, y antes de nada, la cubana fue de infarto; sus dos brillantes tetas masturbando su polla con ellas, hicieron que volviese a salir la leche. Comenzaron a follar, el le metió la polla por su vagina, dejando oír sus gemidos

-¡AH, SÍ, MÁS FUERTE MI AMOR, AHHHH!

La polla de Riqui hacía magia, ella estaba cada vez más cachonda, cuando le salió el squirt por primera vez, este le chupó el coño hasta dejarlo lo más lubricado posible. Ella posteriormente le empezó a cabalgar, sus tetas subiendo y bajando eran muy excitantes, finalmente, tras cuatro horas dándole bien duro, terminaron.

-Joder Riqui, qué rico lo haces, quiero esto todos los fines de semana.

Así termina la historia de una chica tremenda y un joven de la secundaria.