Mis inicios cuando era chica.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por natiorosco.
Unidad I.
Cuando tenía 9 años, yo era una chiquilla delgada de piernas flacas, no muy alta.
Fue en ese tiempo que por razones de trabajo de mis padres me dejaban al cuidado de mi tío unas dos veces por semana (martes y viernes).
Él es un hombre, delgado no muy alto, de pelo negro y ojos color cafés, era muy cariñoso y como yo era la hija de su única y querida hermana, siempre que me retiraba de la escuela me traía regalos, me hacía bromas y cosquillas.
Bien un día, viernes, después de volver de la escuela y comer, nos sentamos en el sofá a ver tele, cuando de repente yo comencé a hacerle cosquillas a mi tío, él ni lerdo ni perezoso respondió rápidamente haciéndome cosquilleos en las axilas con sus dedos; yo comencé a retorcerme y patalear entre carcajadas, lo que provoco que la remera de mi uniforme de la escuela se subiera dejando mi panza descubierta, el aprovecho y comenzó a soplar mi pancita con su boca, haciendo un ruido como si fuera un pedo, mientras sus dedos seguían en mis axilas.
Era la primera vez que me hacía cosquillas así y ese día yo no solo me reía me desarmaba de la risa.
No me había dado cuenta pero de la alegría, tenía la falda levantada y las piernas abiertas, continuamos jugando y yo inocentemente había envuelto su cuello con mis piernas, mientras sin querer producto de las cosquillas comencé a hacerme pis, mientras metía mis manos entre mis piernas para evitar que saliera.
Mi tío se dio cuenta que me había orinado, y me pregunto si estaba bien, Si le dije, sin quitar las piernas de su cuello.
Aun hoy a pesar de tanto tiempo, cierro los ojos y me imagino esa escena, yo recostada en el sofá con mi uniforme de la escuela y las piernas enredadas en su cuello.
Bien después de su pregunta, hubo por unos segundos un profundo silencio, no se que paso por su mente lo que si se, es que continuo haciéndome cosquillas pero esta vez sus labios dejaron mi pancita y se posaron por encima de mi bombachita.
Entonces mi tío levantando su cabeza exclamo: Te puedo quitar la bombacha, esta mojada.
No sé qué pensé, o mejor dicho no pensé nada y tímidamente dije: Si, me hice pis sin querer.
Las manos de mi tío me sacaron mi calzoncito, y después de hacerme un poco más de cosquillas por mi vientre, metió su cabeza entre mis piernas.
Era una sensación extraña sentir su respiración sobre esa parte de mi cuerpo.
Entonces mi tío comenzó a lamer mi lampiño conejo.
Tío que me estás haciendo? pregunte ignorante.
Levanto su cabeza y mirándome a los ojos comento: Si no te gusta no sigo.
No savia que era pero se sentía lindo así que suavemente respondí: Si me gusta.
Entonces mi tío me dijo serio: Esto será un secreto entre los dos y que nadie pero nadie debía saber nada de esto.
Bueno respondí, para luego volver a lamerme de nuevo.
Como era natural no savia nada, era muy inocente, lo que si sabía o comencé a saber, era que me gustaba como me pasaba su lengua por mi conchita al tiempo que me raspaba con su naciente barba.
Lentamente mi respiración comenzó a agitarse, y al sentir la punta de su lengua, sobre mi pequeño clítoris un golpe como si fuera eléctrico estremeció mi pequeña humanidad; haciendo que involuntariamente se levanten mis caderas, al tiempo que un Mmmm, se escapaba de mis labios.
Después de unos pocos minutos, de hacer estremecer mi cuerpo mi tío comenzó a besar mis piernas hasta llegar a mis pies donde después de sacarme los zapatos y las medias, beso mis pies.
Yo estaba en silencio no hacía nada y me gustaba.
Mi tío volvió a bajar por mis piernas y empujándolas hacia atrás, se dispuso a lamer mi rosado anito, después de un tiempo su lengua volvió a encontrar mi conejo para para comérselo de nuevo lamiendo de abajo hacia arriba y metiéndome lo más que podía su lengua en mi rajita, yo estaba encantada, con mi respiración más que agitada, y después de unos minutos de estremecerme de placer, sin previo aviso, mis piernas comenzaron a temblar, los músculos de mi vagina se contaría con unas ganas indescriptible de orinar, fue entonces que le dije por primera vez con su lengua en mi paloma: Ayyy, tiioooo, mee haggoo piisss, tiiooo.
Un chorro de pis broto de mi interior llenando la boca de mi tío, que después de saborearla me pregunto: Te gusto? Sii, tío que me paso?, le dije temblando como una hoja.
Eso fue un orgasmo, tu primer orgasmo, me respondió pasando la lengua por sus labios.
Así comencé, ese fue el inicio de las clases con mi maestro, clases que iban de apoco y graduales, en donde la práctica del cunnilingus se repitieron por tres o cuatro semanas.
Unidad II.
Como les dije después de la tercera o cuarta semana de practicar el sexo oral mi maestro, decidió pasar a la unidad II, y como en todo proceso gradual de enseñanza se empezó a complejizar más.
Un día después de hacerme el cunnilingus, mi tío me dijo si conocía las diferencias entre el hombre y la mujer.
Mmm si, las mujeres tienen vagina y pechos, y los hombres pene, le dije.
Si está bien, comento para luego agregar: Me gustaría que conociéramos nuestros cuerpos.
¿Cómo? dije sin entender lo que decía.
Sí, me gustaría que nos desnudemos, exclamo con voz tierna.
No le dije nada, estaba roja de vergüenza, nunca me había sacado la ropa delante de un hombre, solo delante de mi mama.
Si bien hacíamos bromas con mis compañeras sobre los dibujos, en los libros didácticos de biología en la escuela, nunca me imaginé que a mi corta edad me pedirían eso, tenía duda, miedo y curiosidad por saber si el cuerpo de un hombre era igual a los dibujos de los libros.
Mi tío espero pacientemente mi respuesta, y lentamente me fue ganando la curiosidad hasta que finalmente respondí: Bueno.
Mi maestro se acercó y con mucho cuidado me fue quitando el uniforme de la escuela hasta dejarme solo en ropa interior.
Mi tio me miro, y sin sacarme la vista de encima se desnudó hasta quedar en calzoncillo.
Yo que estaba llena de vergüenza parada frente a mi tío, vi cómo se acercaba y tomándome de la cintura nos arrodillamos en el suelo.
Mi maestro me miro y en tono calmado comento: Primero lo hago yo, después has lo mismo.
Lentamente y con ternura comenzó a recorrer mi pequeño cuerpo.
Sus dedos comenzaron a subir por mis brazos, hombros cuello para después bajar por mi plano pecho hasta acariciar mis rosados pezones, haciendo estremecer mi infantil y tembloroso cuerpo, al sentir como las yemas de sus dedos jugaba con mis fresitas.
Ahora hazlo tú, me pidió; yo hice lo mismo, hasta llegar a su velludo torso.
Estábamos en silencio, el siguió bajando por mi vientre, ombligo para alcanzar mi aun virginal conejito, donde involuntariamente se escapó un tímido Mmm de mis labios.
Lo seguí, y al llegar a su entrepierna las puntas de mis dedos sintieron por primera vez su el calor de su miembro.
Qué es? Dije quitando mi mano sorprendida.
Nuestras diferencias, respondió para luego decirme sin inmutarse: Seguimos? Bu.
bueno respondí nerviosa.
Sus manos que se habían posado en mi cintura me bajaron la bombacha, no sé por qué o talvez si, levante un poco mi cuerpo para facilitarle su recorrido.
Era mi turno, con manos temblorosas comencé a bajarle el calzoncillo hasta liberarle frente a mí su maduro sexo.
Lo mire con ojos grandes como platos y sin poder apartar mi vista exclame Es, muy grande Estaba como hipnotizada, no es como los dibujos que veía en los libros pensé, sin dejar de mirar ese falo grueso, largo y con una cabeza rozada.
Sin decir nada mi maestro metió su dedo índice en la boca, y después de sacarlo mojado con su saliva, lo poso en la entrada para empezar a frotar mi conejito.
Ayy, ttiioo, exclame con la yema de su dedo sobre mi pequeño clítoris.
Me tomo de la mano, y llevándosela a su entre pierna, la poso sobre su falo.
Con vergüenza mis dedos envolvieron su palpitante tronco, para después pedirme con voz tierna que besara su miembro.
Lentamente acerque mi rostro, (pude sentir su perfume, el aroma suave y varonil del miembro), y posando mis labios bese por primera vez su glande, para luego pedirme que siguiera por su tronco.
Así lo hice y después de muchos besitos, mi tío me pidió que se la chupara.
Lo mire para peguntar inocente ¡Como? Has de cuenta que es una chupetín, me respondió.
Yo incline mi cintura, el levanto la suya, y abriendo mi boquita le chupe su pija.
Mmm, no me muerdas Sandri, me pidió mi maestro.
Yo continuaba chupando intentando no morderlo, cosa que hacia sin querer de vez en cuando, ya iba a aprender y baya si aprendí.
Después de un tiempo de tener esa cosa en mi boca, le dije que me dolía aquí indicándole la unión de la mandíbula, entonces me dijo que haríamos algo nuevo, que nos daríamos besitos en nuestras partes.
Se acostó en el suelo y me pidió que me recostara sobre el con mi cola a la altura de cara (hicimos un 69) dejando mis labios muy cerca de su falo.
Sus manos abrieron mis nalgas y metiendo su lengua en mi conejo empezó a lamerme lentamente, haciéndome temblar con cada uno de sus lengüetazos, mientras yo continuaba con mi carnoso caramelo en mi boca.
Con torpeza y algunas mordidas involuntarias seguí chupando, hasta que mi tío bajándome de su cuerpo me dijo con voz entrecortada: Me corro, Sandri me corro.
Me arrodille a su lado para ver con ojos inocentes, como de su miembro brotaba un chorro de líquido blanquecino.
¿Qué es eso? pregunte sorprendida.
Eso es mi semen, respondió agitado, para luego continuar diciendo, Quieres probarlo?.
Lo mire y levantado un poco con uno de mis dedos lo lleve a la boca.
Su textura era espesa, como la leche condensada, de gusto fuerte algo áspero, raro pero sabroso.
Te gusto? me pregunto.
Si, dije con mi cabeza.
Si quieres más pasa tu lengua.
En silencio acerque a mi lengua y lamiendo como una gatita fui bebiendo su semen.
.
Espero que les haya gustado, esa actividad duro unas tres semanas en donde yo aprendí a chupársela sin morderla y a beber directamente de la fuente.
Ya quisiera un tío así