Mis inquilinos, la chica era muy caliente y ambiciosa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No soy bueno para relatos, me gusta más leerlos que escribirlos. Asi que con las disculpas sino llenan sus requerimientos.
Para empezar, soy divorciado desde hace 8 años. Vivo solo en una casa grande y construí otra al lado para alquilarla. Económicamente no tengo problemas, mi profesión me da para lo que quiero. Tengo una hija que tendrá 12 años y que vive con su madre en otra ciudad.
A la casa que doy en alquiler llegó una pareja de jovenes, no están casados solo se unieron para vivir. Pero ella que llamaré Natalia de unos 19 o 20 años, es más delgada que llena, piel blanca, cabello castaño a media espalda, casi no tiene caderas, es del tipo de mujer que es pareja, pero tiene dos redondas nalgas muy atractivas, sus senos son pequeños pero puntiagudos, se viste siempre a la moda y muy sexy, viene de una familia que tuvo renombre, pero que perdió su capital con el tiempo por mal invertirlo. Natalia vive insatisfecha materialmente, quisiera tener dinero, pues ella le exige a él, que llamaré Juan, siempre cosas nuevas y a la moda, ropa, perfumes, zapatos, etc. El pobre de Juan tiene dos trabajos, para poder pagar el alquiler y las cosas que le pide su mujercita.
Invité a mis inquilinos una noche a cenar y alli empezó mi amistad con ellos. Natalia se deshizo en elogios hacia mi casa, de mi buen gusto. Me preguntó que profesión tenía y le contesté que era médico y tenía un pequeño hospital privado. Ella me dijo que siempre le hubiera gustado casarse con un médico, lo dijo tan en serio que eso me puso en que pensar esa noche, la chica iba con una mini y zapatos muy altos, se veía muy bonita, en cambio Juan se miraba como su sirviente no como su pareja.
Pasaron las semanas y yo antes de ir al sanatorio pasaba visitando a Natalia, en ese momento Juan ya se había ido al primero de sus dos trabajos, yo le decía a Natalia sino necesitaba algo de afuera que le trajera, ella me pasaba adentro y yo podía verla en bata, semitransparente, podía casi verle su braguita tipo bikini. Ella me decía que con tanto dinero como no me había buscado una mujer y yo le decía que no encontraba la correcta, -como te gustaría que fuera tu mujer?- me preguntó ella y yo inventé que fuera joven como ella y que vistiera tan sexy como ella, fue un flechazo para ella, pues desde ese día, ella me buscaba cuando yo regresaba por la tarde, y comenzó a coquetearme, ya era hora de atreverme a más con ella, además yo necesitaba sexo de inmediato en ese momento.
El momento no pudo ser mejor, Natalia me invitó a desayunar ese día, con el pretexto de agradecerme lo atento que era, y como yo le dije que aveces me iba sin desayuno al trabajo, pues me invitó. La casa que le alquilaba era pequeña pero acogedora. Cuando me abrió la puerta, uff, se veía lindisima, vestido de una sola pieza, cortito y era flojito, se miraba bella y deseable, aún con su cabello húmedo, se había duchado. Ella estaba reclinada colocando no se qué, yo me acerqué por atras y la abracé, ella asustó, pero no me quitó, le dije al oido que desde hacia semanas me había dado cuenta que me gustaba mucho, ella intentó quitarme, pero le dije que era una mujer bella que se merecía alguien que le diera lujo y comodidad, ella se quedó oyendo, interesada la chica.
Besé su cuello y luego sus mejillas, yo frotaba mi bulto en sus nalgas sobre el vestido. Mis manos recorrieron sus muslos y luego metiendolas debajo de su vestido acaricie sus muy bien formadas nalgas. Luego ella se volteó solo para tomarme con sus brazos y besarme, nuestras lenguas entraron en batalla un rato, luego me fui colocando de rodillas frente a ella y levantando su vestido le bajé su braguita, y comencé a darle sexo oral estando ella de pie.
Ella abrió sus piernas para facilitarme el acceso a su vulva, lamí sus labios vaginales y su clitoris, ella comenzó a gemir de gusto. Me volví a poner de pie y la seguí besando en la boca, como era de pequeña estatura, la cargué y la llevé a la cama, la acosté y yo me quité camisa, pantalón, zapatos, solo me quedé en calzoncillos. A ella le fui quitando primero sus zapatos y besé sus pies, eran pequeños y muy lindos, chupé todos los dedos de sus pies, uno por uno, luego le quité el vestido, retiré su sostén, sus tetitas eran pequeñas, pero sus pezones eran gruesos y aro grande, deliciosas para mamarlas, y eso fue lo que hice la bese y luego las chupé una por una, luego a besos fui bajando por su vientre y le arranqué sus bragas, tenía su rajita depilada, se veía exquisita, yo por supuesto estaba muy excitado y le comencé a dar una monumental mamada de coño, le metí la lengua por todos lados y la chica estaba retorciéndose en la cama de placer, en lugar de detenerme me pedía que no se la dejara de chupar. Natalia se corrió en mi boca, sentí sus jugos amargos en la punta de mi lengua.
Luego me subí y la fui penetrando lentamente pero sin detenerme hasta que se la metí toda, Natalia pujó cuando se la terminé de meter y comencé a moverme en un rico mete-saca, ella me abrazó mientras me la cogía, busco mi boca y me besó, le levanté las piernas para profundizar más mis pistoneos, hubo un momento en que los dos gemíamos mucho, los dos estabamos gozando al máximo esta cogida. Pero yo quería terminar ya, me detuve y volteándola la puse en cuatro, sus nalgas era lo que esperaba, duras y redondas, le puse mi verga en su vagina y se la fui metiendo hasta que mis huevos rebotaron en sus nalguitas. Luego la embestí hasta hacerla chillar de gusto, Natalia se corrió de nuevo y luego al sentir su vagina llena de fluidos, le di tan duro que en pocos minutos estallé dentro de su rajita, mi verga dió varios latigazos de leche antes de calmarse adentro de su coñito.
Como era de esperarse, Natalia luego de vestirnos, me dijo que ella quería a su pareja y que no entendía porque lo había hecho. Yo me disculpé por lo ocurrido y quedamos en hablar más tarde, salí de allí.
No había concluido la semana y visité de nuevo a Natalia, después que ella me llamó y quería hablar conmigo, llegué a su casa, la chica estaba envuelta en una bata, pero estaba muy bien arreglada, es decir, pintada y perfumada, ahora fue ella quien me robó un beso, yo me avalancé sobre ella y quedamos acostados en el sofá besándonos, ella arriba de mi, me decía que no entendía su comportamiento, yo metí mis manos debajo de su bata, la muy putita no traía ropa interior, le acaricie las nalgas y su culo por detras. Ella se separó un poco de encima de mi y bajando el cierre de mi pantalón me sacó la verga y sentándose encima se metió mi verga en su rajita, se quitó la bata y se puso a darme una superdeliciosa cabalgada, Natalia se movia para todos lados, mientras yo le apretaba las tetitas, luego me senté para mamarlas y ella seguía moviendose encima como un remolino, hasta que entre quejidos, gemidos y chillidos cada uno se corrió, primero ella y luego segundos después yo le llené de leche su coñito. Me arreglé, nos dimos un beso y me salí de alli, ya estaba hecho, ya tenía amante.
La tercera cogida se la di ahora en mi casa, le puse un mensaje de texto, le dije que si se había ido ya Juan, ella me contestó que si, luego le puse que la esperaba en mi cama, que yo estaba debajo de mis sabanas, que ese día no iba a trabajar y quería tenerla conmigo toda la mañana, ponte algo sexy. Ella a los veinte minutos llegó, iba con una mini y un pequeño top, sin ropa interior, se metió debajo de mis sabanas y me dio una mamada de verga increible, luego se quitó toda su ropa lentamente frente a mi, mientras yo me masajeaba la verga llena de su saliva, luego se fu subiendo encima y me puso su rajita en el rostro, prácticamente se sentó en mi cara y moviéndose encima le di una chupada de rajita que se corrió encima y restregó sus labios vaginales en toda mi cara, mejillas, nariz y mi frente estaban llenas de sus jugos íntimos. Luego la quité de alli, la acosté y subiéndome encima la cogí salvajemente hasta que me derramé dentro de ella. Luego cogimos toda la mañana, anduvimos desnudos en mi casa y lo hicimos en diferentes lugares de la casa.
El pobre de Juan no imaginaba que casi todos los días antes de irme a trabajar me montaba a su joven mujercita. En ocasiones ya en el hospital trabajando, recibía mensajes de Natalia, donde me decía que estaba masturbandose en la cama y que quería coger conmigo en ese momento, que estaba muy caliente. Yo tomaba mi auto y llegaba alli, entraba y me quitaba la ropa que dejaba tirada en el suelo, entraba a su habitación y ella me recibía desnuda con las piernas abiertas, alli la penetraba y teníamos sexo casi salvaje.
Natalia se separó de Juan. Ella no se quedó en la casa de alquiler, sino le puse un apartamento para ella sola, ahora es mi amante, es muy buena en la cama, siempre quiere que le compre cosas, todo el tiempo. Ella es buena para mi en la cama, pero no para ser mi esposa.
Buen relato