Mis pequeñas modelos (parte 3): Camila (8 años), Fiorela (7) y Matilde (6)
Disculpas por la demora. Parte 1: https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/heterosexual/mis-pequenas-modelos-parte-1-camila-8-anos-fiorela-7-y-matilde-6/ Parte 2: https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/heterosexual/mis-pequenas-modelos-parte-2-camila-8-anos-fiorela-7-y-matilde-6/.
Antes de comenzar con esta tercera parte, les pido disculpas por la demora en esta entrega. Para aquellos que no han leído las dos primeras partes, más arriba en la introducción les dejé los links de ambas partes. No olviden comentar en dichos relatos, si lo desean.
Comenzamos con el relato de la tercera parte.
Luego de descargar toda mi libido jalándomela pensando en Cami, todavía no podía quitarme de mi boca el dulce sabor de sus tetitas. Esos pequeños puntos rosados en su pecho seguían apareciendo como imágenes en mi mente.
Sin ninguna duda estaba dispuesto a seguir avanzando con la pequeña Cami, pero debía continuar siendo cauteloso.
Decidí que el día siguiente haría en principio exactamente lo mismo que hoy y que intentaría algo más.
Martes por la mañana. Tomo el desayuno, paso por un quiosco a comprar más dulces y camino hacia el trabajo. Al llegar, me saludo con mis compañeros. Al rato llegaron las niñas. Se me dibujó una sonrisa de oreja a oreja al ver que la primera en llegar era Camila. Hoy vestia un hermoso vestidito azul que apenas le llegaba por encima de sus rodillas. Al verme me saluda con su típico abrazo, lo que hace que yo nuevamente pueda percibir ese hermoso aroma que tiene. Ni bien su madre la despide, llegan Fiorela y Matilde juntas. Al igual que el día de ayer, decido hacerle cosquillas a Matilde en la barriguita, provocando su risa. Ambas me saludan con un abrazo, lo cual me sorprendió ya que, si bien Fiorela ya lo hacía, Matilda solía mostrarse más tímida. De a poco me iba ganando su confianza.
Olga nos explica que en el presente día (y por varios días más) las niñas continuara modelando con ropa de verano, pero esta vez las niñas deberán meterse en una piscina de lona que tenemos que armar. Una vez que Olga terminó de explicarnos, Patricia, Valeria, Lucía y yo nos dirigimos a la habitación donde se hallan guardados todos los elementos necesarios para armar los sets (y donde yo había tenido mi aventura con Cami). Tomamos la piscina de lona y la armamos. Luego colocamos un poco de césped artificial alrededor de ella, para luego finalmente decorar el fondo. También dentro de la pileta pusimos unos animales inflables.
Cami: – ¡Wooow!¡Qué lindo set que hay hoy!¿Qué haremos hoy, Enrique?
Yo: – Pues, ¿qué crees, Cami? Se meterán en la piscina, jajaja.
Fiorela: ¡Siiiii, me encanta la piscina!
Yo: – ¡Qué bueno, Fiore!¿Y a ti, Matilde?¿Te gusta la piscina? – le pregunto a Matilde, para involucrarla en la conversación.
Matilde: – ¡Sí me gusta! – respondió Matilde, con una hermosa sonrisa y con sus ojitos azules mirándome.
Fui ahí cuando me percaté lo hermosa que se veía Matilde. Como es de costumbre suya, vino con una remera que dejaba su barriguita al descubierto. Pero además vino con una pollera que incluso era más corta que el vestidito de Camila, lo cual permitía que se le vieran gran parte de sus piernitas.
Fiorela no se quedaba atrás. Esta vez se vino vestida con un short que le quedaba muy apretado, haciendo resaltar su figura y, en especial, su culito.
Al terminar de armar el set, Patricia, Lucía y yo preparamos nuestras cámaras, mientras que Valeria acompañó a las niñas a los vestidores, explicándoles la ropa que exhibirían en el día de hoy.
En los anteriores días las niñas habían modelado con ropa normal y luego con mallas. Sin embargo, hoy sólo posarían en bikini.
Cuando las niñas salen de los vestidores, nuevamente decido contemplar sus hermosos cuerpos, observando cómo los cachetitos de sus culitos se movían al ritmo de sus pasos. No sé si yo era el único que pensaba que esas bombachas eran demasiado pequeñas para esas niñas, pero no me importaba, ya que estaba disfrutando de la vista.
En ese preciso momento Camila justo pasó por mi lado.
Camila: – Esta vez no me caí, Enriquee, jajajaja.
Yo: – Mejor así. Debes cuidarte, Cami – dije yo, mientras recordaba lo sucedido en el día anterior.
Aún no sabía si mi corazón (y mi verga) estaban listos para el espectáculo que iba a presenciar. Cami, Fiore y Matilde se metieron en la piscina, mojando sus cuerpitos, a medida que los primeros flashes de nuestras cámaras comenzaron a aparecer. Las tres estaban muy enérgicas. Realmente estaban disfrutando de jugar en la piscina mientras posaban para las cámaras.
Lucía: – Ahora de espalda, niñas. Y giren sus cabezas, mirando hacia nosotros.
Atentas a la orden de Lucía, las niñas se colocaron de espalda, lo que hizo que mi libido aumentara rápidamente y comenzara a sudar. Es que el hecho de ver esos culitos mojados, con las bombachas casi siendo tragadas por esas nalguitas, ¡hicieron que mis manos comenzaran a temblar!
¡Parecía que las niñas más bien estuvieran usando tanguitas!
Patricia: – Muy bien. Ahora colóquense de frente, pero no jueguen. Solo párense y miren a las cámaras.
Fue en ese momento cuando, a verlas bien de frente, pude observar lo apretada que estaban esas bombachitas en sus cuerpos. De hecho, a Cami se le llegaba a notar levemente, creo yo, ¡la forma de su vaginita!
Con sus corpiños sucedía algo similar. Les quedaba muy apretados y, al estar mojados, ¡permitían que se llegara a divisar apenas sus tetitas!
Observé a mis compañeras de trabajo, pero ni Patricia, ni Lucía ni Valeria dijeron algo al respecto. En ese momento llegé a dudar si era real lo que estaba viendo o si solo era producto de mi imaginación.
Terminó la primera sesión de fotos. Olga se acercó con la merienda, por lo que las niñas se acercaron corriendo. Yo aún estaba intentando recuperarme de lo sucedido.
Fiorela: – ¿Te gustó como modelamos, Enrique?
Yo: – S… Sí, claro que sí, Fiore. Han estado muy bien – contesté suspirando.
Matilde: – ¿Te encuentras bien, Enrique? – me preguntó Matilde con cara de preocupación.
Al ver a las niñas más de cerca, pude observar que aún seguían algo mojadas y que efectivamente sus apretados bikinis no dejaban mucho lugar a la imaginación.
Yo: – ¡Por supuesto, Matilde! No te preocupes.
Matilde me devolvió una encantadora sonrisita
Olga: – Ah, menos mal, Enrique. Por un momento pensé que te estabas sintiendo mal como el otro día. ¿Has desayunado bien hoy, no?
Yo: – ¡Claro, señora Olga! Estoy bien.
Una vez terminada la merienda, se da comienza a la segunda sesión de fotos. Las niñas volverán a meterse en la piscina, pero esta vez jugarán con los animales inflables que habíamos preparado anteriormente. Las niñas se veían muy contentas con la propuesta.
Al comenzar la sesión de fotos, las niñas corren al agua. Se sube cada una a un animal inflable. Camila se subió a un tiburón, Fiorela a una ballena azul y Matilde a una orca. Las tres se estaban divirtiendo mucho. Hubo un detalle que me llamó la atención en la forma en que las niñas usaban sus animales inflables. Las tres «cabalgaban» a sus animales, moviendo sus caderitas de manera enérgica hacia adelante y atrás. Era increible, pero en ese momento yo estaba envidiando a dichos animales inflables.
Olga: – ¡Ahora daremos inicio la sección de los helados!
Las niñas gritan de felicidad, mientras Patricia va en busca de unas paletas de helados que estaban preparadas en la heladera. Yo no tenía idea de esa sección. Cada una de las niñas elige un guste de helado. Cami de chocolate, Fiore de frutilla, mientras que Matilde eligió helado de crema.
Camila, Fiorela y Matilde se vuelven a meter en la piscinal. Mientras miran a las cámaras, comienzar a chupar sus helados. ¡Mi verga estaba a punto de explotar! Adoraba el ritmo en que las tres niñas chupaban sus helados con sus hermosos labios. De a poco sus boquitas se empezaron a manchar con el helado. La que más me llamaba la atención en ese preciso momento era, por supuesto, Matilde, ya que había elegido helado de crema. Sus labios y parte de su mentón estaban cubiertos de crema, de manera que ella, para limpiarse, pasaba su lengua por su labios, sin dejar caer una gota al agua. Lo mismo hacían Fiorela y Camila. Parecía que no querían quitarse los helados de sus boquitas.
Valeria: – Muy bien, niñas. Ahora solo laman los helados.
Mi reacción ante dicha indicación de Valeria fue la de casi un sobresalto. No podía creer lo que escuchaba. Por supuesto que no había nada de malo en que las niñas lamieran sus helados, pero me sorprendió escucharlo como una indicación. De todos modos, en ese momento pensé que solo se trataba que mi mente estaba muy sucia.
Las niñas movían sus lenguas por el cuerpo del helado, a un ritmo lento. En ese instante yo ya no envidiaba a los animales inflables, sino a los helados.
Al rato finaliza la sesión de fotos. Las niñas deciden terminar sus helados, para luego ir a cambiarse.
Es en ese momento cuando aprovecho para acercarme a Cami y hacerle la misma oferta que ayer.
Camila: – Jajajaja, ¡oki!
Esa sonrisita de oreja a oreja hizo que la verga se pusiera aún más dura. Se notaba que a Cami le había gustado lo de ayer.
Me adelanto a tomar las cosas del set para ir guardándolas en su lugar.
Yo: – ¡Patricia, Valeria y Lucía! No se preocupen por guardar las cosas hoy. Déjenme el trabajo a mí.
Valeria: – Ok, Enrique. ¡Gracias!
Camila: – ¡Yo te ayudo, Enrique, como ayer!
En ese instante Camila y yo nos vamos a la habitación a guardar las cosas, mientras Raúl (el encargado de la edición de fotos y la logística del lugar) comenzaba a preparar las computadoras para pasar las fotos. Observé que Raúl me observaba atentamente, lo cual me llamó la atención.
Decidí ignorar eso. Quizás Raúl se sentía enojado conmigo por nuevamente ofrecerme para ayudar a guardar las cosas, dejándolo a él como un holgazán.
Al entrar y salir con Cami de la habitación, finalmente encontramos nuestro «tiempo». Estabamos los dos solos en la habitación, bien escondidos entre las estanterías donde se guardan los elementos necesarios para los sets.
Camila: – ¿Me trajiste los dulces? – me preguntó Camila con cara de felicidad.
Yo: – ¡Por supuesto, Cami! Pero ya sabes lo que debes hacer primero…
Cami, sin decir palabra alguna, colocó sus manos en su corpiño, levantándolo y dejando al descubierto el hermoso paisaje que había disfrutado ayer. Nuevamente esas tetitas estaban frente a mí; esta vez estaban algo mojadas (así como todo el cuerpo de Cami), por haberse metido Cami a la piscina minutos antes. Su pelo mojado caía en parte sobre su pecho, de manera que Cami, para facilitarme el la «tarea», decidió correrse el pelo hacía atrás. Yo ya estaba salivando. Parecía que esas tetitas se veían incluso más ricas que el día anterior.
Camila: – ¡Estoy lista!
Acerqué mi boca y automáticamente comencé a succionar sus tetitas, dando círculos con mi lengua alrededor de sus pezoncitos. Mi lengua bailaba de felicidad. En ese instante decidí colocar mis manos sobre las caderas de Cami, para acercarla más hacia mí, aunque en realidad era más bien una excusa para lo que tenía pensado. Bajé muy lentamente mis manos hacia los cachetitos de su cola, estando atento a la reacción de Cami, la cual fue positiva.
Al terminar, le doy sus dulces en la mano, los cuales Cami recibe muy contenta.
Yo: – ¿Te gustó, Cami?
Cami: – Sí, sentí algo de cosquillas, jajaja – respondió Camila mientras observaba muy feliz los dulces que le había dado y se colocaba de nuevo el corpiño.
Yo: – Sabes, Cami.. Puedo darte más dulces.
Cami: – ¿Ahora?
Yo: – Por supuesto.
Cami: – ¿Me chuparás de nuevo las tetitas?
Yo: No esta vez, sino otra cosa. Te daré mas dulces si me dejas lamerte ahí debajo.
Cami: – ¿Aquí debajo?¿Dónde? – preguntó Camila, con cara de confusión, mientras fruncía el ceño.
Yo: – Pues… En tu… Vaginita.
Cami: – ¿Ahí? Pero si por ahí hago pis..
Yo: – Lo sé, pero quiero hacerlo. Y luego te doy los dulces, ¿si?
Camila se queda dudando durante unos segundos.
Cami: – Es que… Me da verguenza que me veas mi vagina.
Yo: – No te preocupes. Solo será un momento. Verás que luego la verguenza se te pasará.
Cami: – Mm… De acuerdo.
Camila coloca sus manos en su bombacha (la cual, como les dije, más bien parecía una tanguita) y comienza a bajarla lentamente.
Yo: – ¡Qué linda vaginita! Continúa bajando…
Camila termina de bajarse la bombacha hasta sus pies. Decido acercar mi boca, sin antes quedarme unos segundos contemplando lo que estaba a centímetros de mi rostro. Una vaginita rosadita que se veía muy apretada, sin pelo alguno. Esos dos labiecitos mayores se veían deliciosos, algo que muy pronto mi boca se encargará de verificar.
Primero le doy un beso en su barriguita, para luego ir bajando hasta su nectar. Puedo sentir la piel de Cami temblando debido al nerviosismo que sentía ella en ese momento. Le doy un tierno beso en su vaginita, para dar paso a besos más enérgicos. Mientras la intensidad de la succión iba aumentando, mi lengua comienza a participar del espectáculo. Deslizo mi lengua por toda su vaginita, en especial en su clítoris. En la habitación solo se lograba escuchar el sonido de mis labios y mi lengua «trabajando» y succionando la entrepierna de Camila, quien comenzó a moverse un poco y reirse.
Camila: – Ay, Enrique, me está dando cosquillas, jaja
En ese momento decido ir más despacio, más allá de que en cierta forma Camila lo estaba disfrutando. Con respecto a mi verificación, en efecto la vaginita de Camila era riquísima. No se sentían rastros de orines. Cabe resaltar que minutos antes Camila estuvo en el agua, por lo que su entrepierna se encontraba muy limpia. Nuevamente la tomé lentamente de su culito, a lo cual ella accedió sin problema alguno. Estuvimos así durante algunos pocos minutos más, ya que debíamos salir pronto de la habitación para no levantar sospecha alguna.
Una vez terminada mi «tarea», Cami se levanta la bombacha.
Yo: – ¿Y qué te pareció, Cami?
Cami: – Nose, se sentía cosquillas, jajaja. ¡Me gustó!
Yo: ¡Qué bueno, Cami! Toma, acá tienes tus dulces.
Cami recibe muy contenta su obsequio.
Yo: – Sabes, Cami… Hoy has estado muy bien las sesiones de fotos. Te veías muy bonita jugando en la piscina, como siempre. Y cuando te vi chupar el helado, me has dado una buena idea para mañana cuando vengamos nuevamente a esta habitación, si tu lo deseas y quieres muchos más dulces..
Cami: – ¿Una buena idea?¿Qué será? Jajajaja
Yo: – Mañana lo sabrás, jaja.
Cami: – ¡Oki!
Al salir de la habitación, me apresuro a ir al baño para pasar las fotos de mi cámara a la netbook que traía en mi mochila, tal como el día anterior. Las fotos de hoy eran geniales.
Cuando salí del baño, me dirigí a la mesa donde estaban mis compañeras y Raúl pasando las fotos. En ese instante vuelvo a notar que Raúl me observar con una cara rara, lo cual otra vez llama mi atención. Saludo a mis compañeras y me voy rápidamente a mi apartamento, donde me jalé la verga y acabé chorros de leche sobre las fotos de las niñas en bikini en la piscina, con esos bikinis tan apretaditos y succionando esos helados.
Bueno, hasta aquí el relato de hoy. Ojalá que les esté gustando. ¡Muy pronto tendrán la cuarta parte! No olviden dejar sus comentarios y opiniones.
Me encantó, muy bien redactado y narrado
Donde estan el 1 y 2 no aparecen?
hola!
aqui esta la parte uno: https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/heterosexual/mis-pequenas-modelos-parte-1-camila-8-anos-fiorela-7-y-matilde-6/
y aqui la parte dos: https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/heterosexual/mis-pequenas-modelos-parte-2-camila-8-anos-fiorela-7-y-matilde-6/