Mis primeras experiencias junto a las hijas de la Criada.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Este es mi primer relato, espero os guste.
Soy Alex, para el tiempo en que pasó lo relatado tenía casi 12 años de edad.
Estaban finalizando las vacaciones escolares y prontamente iniciarían mis estudios en la secundaria.
Mi madre era inspectora y profesora en un colegio estatal mixto cercano a mi casa; aunque yo no estudiaba allí sino en una escuela privada.
Mi madre, en la temporada de matriculación escolar, pasaba todo el día en el colegio, donde conoció el caso de una madre de familia con 3 hijos de escasos recursos: un niño de 14 años y 2 niñas de 12 y 11 años respectivamente.
Un día sábado por la mañana, en el desayuno, mi madre me informa que desde el lunes vendría a la casa una señora a realizar la limpieza, además de prepararme el almuerzo ya que ella estaría más ocupada en el colegio.
Llegado el lunes, a eso de las 6:30 de la mañana tocó el timbre una señora algo feucha a mi gusto, de unos 40 años, toda arrugada pero con una sonrisa algo desanimada en el rostro.
"¿Eres Alex? Tu mami me habló de ti" "Soy Susana, la señora que estará de criada en tu casa" Dijo ella.
La saludé sin mucho carisma y proseguí a abrirle la puerta, ella cargaba un bolso de retasos de tela grande y pesado, así que la ayudé a cargarlo.
Siempre me porté educadamente con todo el mundo, aunque en mi cabeza prefería no hacer nada.
En casa, mi madre le indicó donde quedaban los utensilios de limpieza y terminó diciendo que si necesitaba mi ayuda me avisara (algo que a mi me molestaba hacer), mi madre se fue al colegio y antes de que tuviera oportunidad de correr hacia mi cuarto, la señora Susana me dijo que no me preocupara por nada porque ella se encargaría de toda la limpieza, algo que a mi me parecía genial.
Todo continuó tranquilamente, yo en mi cuarto jugado en el ordenador y la señora aseando y preparando el almuerzo.
Llegada la hora de comer, Susana me llamó a la mesa y a los pocos minutos sonó el timbre de la puerta.
Susana fue a abrir, era su hijo el cuál regresaba del colegio, se presentó y me saludó amigablemente, no me molestó eso aunque no sabía que él vendría.
Su nombre era Carlos y también se sentó para almorzar.
No crucé muchas palabras con él y al acabar mi comida volví a mi cuarto.
Las horas pasaron y Carlos seguía en mi casa y en varias ocaciones llamaba a mi puerta invitándome a jugar fútbol, deporte que no practico y no me llama la atención.
Siempre respondí que no quería jugar.
El día casi terminaba y mi madre volvió del colegio; yo esperaba que se topara con la sorpresa de ver otro chico en casa, pero no fue así.
7:20 de la noche Susana se retiró de mi casa.
Mi madre vio mi expresión de incredulidad y pasó a explicarme que incluso el día de mañana también vendrían las 2 niñas a almorzar y pasar tiempo en casa.
No podía replicar nada, pero odiaba la idea de estar rodeado de niñas mocosas y que a cada rato quisieran que jugara con ellas a las muñecas y cosas así.
En mi cabeza me hice a la idea que mi infierno iniciaría mañana, así que esa noche me desvelé jugando en la computadora hasta quedar rendido.
Me levanté casi a las 10 am, no deseaba salir de mi cuarto pero mi estómago me rogaba que desayunara.
Al llegar a la cocina, la señora Susana me saludó y a regañadientes llamó a sus hijas para que me saludaran.
Érika, de 12 años, casi de mi estatura, piel canela, cabello risado, labios carnosos, muy delgada pero se notaban sus hermosas nalgas dentro de unos pantalones jeans largos y algo viejos, y unos senos ya formados copa B solo cubiertos por una blusa de algodón desmangada y que además no traía sostén o corpiño.
(a simple vista parecía de unos 14-16 años).
Y Estefanía, de 11 años, cara angelical, piel blanca, cabello risado, labios pequeños, también delgada aunque ya se notaba en desarrollo.
Vestía una camisa roja y un shorcito que se notaba que le quedaba flojo y grande para ella, lo que me indicaba que debió de ser de su hermana mayor.
Eran preciosas a simple vista.
Cada una me saludo de manera tímida pero sonriendo, algo que a mí no se me iría de la cabeza.
Ellas pasaron a jugar con unos triciclos en el garaje de mi casa mientras que su mamá hacía el aseo diario.
Yo en mi cuarto no sabía que hacer con toda la emoción que sentía en ese momento, solo deseaba pasar mas tiempo con esas niñas pero se vería extraño el que yo jugara junto a ellas, pero busqué cualquier pretexto para pasar cerca del garaje y verlas jugar.
A mis 12 años estaba acostumbrado a buscar cualquier descuido de mis compañeras de clase para verles la ropa interior, pero nunca pasé de eso, siempre guardando las apariencias porque era un estudiante ejemplar.
Tampoco conocía lo que era la masturbación.
Ese primer día estando en la misma casa con esas niñas fue casi tortuoso para morbo, porque no sabía que hacer o cómo actuar para lograr algo más.
Al día siguiente mi suerte mejoró de manera descomunal.
Mi madre molestar por que no me relacionaba con chicos de mi edad, procedió a quitarme el Internet y quitarme mi ordenador.
Y me entregó un bloc de hojas de dibujo, hobby que practicaba desde niño.
Así que en vez de enojarme eso, se formuló la oportunidad perfecta para estudiar a esas niñas.
Junté varios lápices y junto a bloc de hojas fui al garaje y me senté junto a una arboleda mientras las niñas jugaban en los triciclos.
Algo que no había notado por levantarme demasiado tarde ese día era la mayor usaba una falda de retasos que finalizaba por encima de las rodillas, desgastada y con un par de agujeros por delante y atrás, y la menor un vestido algo antiguo como muñequita de porcelana.
Pasaron un par de minutos mientras observaba un poco el modo en que ellas jugaban, se notaba a simple vista que tenían mentalidades muy infantiles, algo que me facilitaría realizar mis futuras acciones con ellas.
Ese día dibujé a varios enemigos de la serie megaman, ellas al darse cuenta de mis dibujos se acercaron rápidamente para que les enseñara mi bloc, ambas paradas frente a mi mientras revisaban sobre mi cabeza el bloc, y yo sentado observando el filo de la falda y el vestido, deseando que estén mas levantados.
Ese día no pasó mayor cosa, pero noté que tomaron mayor confianza hacia mí.
Pasaron 2 días más de la misma manera en que ellas se acercaban y se arrimaban en mi para ver los dibujos del día, momento que aprovechaba para abrazarlas por la cintura y esperar alguna reacción de ellas.
Ya al cuarto día, las niñas me invitaron a jugar con los triciclos, pero les dije que solo quería seguir dibujando, pero entre abrazos y ruegos me convencieron para jugar, yo tomé el papel de la estación de servicio donde ellas recargarían gasolina a sus triciclos.
Sentado en el suelo tenía una hermosa vista de cómo el torpe pedalear de esas princesas me permitía ver esos calzoncitos floreados y desgastados.
Admirar cómo el asiento de Érika remarcaba y se presionaba en su pelvis a diferencia de Estefi que el calzoncito estaba sumamente grande y flojo, mostrándome una imagen casi de 10 de su conejito sin bello alguno.
El mejor momento del juego era cuando me tocaba darle mantenimiento a sus triciclos, les decía que revisaría por completo los motores y que no debía de bajarse del auto.
Para esto, me acostaba como mecánico debajo del triciclo y usaba mis lápices como las llaves de tuercas, de esta manera podía admirar más de cerca todo eso que un pedazo de tela podía torpemente ocultar.
Primero pasó Érika, yo estaba emocionado por ver todo lo que pudiera, ella en ningún momento buscó la manera de cubrirse, en cambio, como si nada solo esperaba a que terminara mi servicio, usando los lápices acariciaba sus muslos y parte de sus nalgas, ella al sentir eso, levantaba su falda para verme y me preguntaba sobre lo que hacía, le explicaba que debía comprobar el motor y ella era el motor, ella en su inocencia se convencía con mis palabras y yo seguía con mi trabajo, por momentos dejaba los lápices a un lado y con mis dedos tocaba esas partes prohibidas delicadamente, incluso traté de mover un poco su calzón para observar ese conejo que a simple vista ya tenia varios pelitos que sobresalían en la fina tela.
sin querer, por mi emoción halé una de sus bellos, haciendo que ella pegue un saltito.
Yo esperando a que me riña por eso y se enoje, ella se rió a carcajadas y solo dijo sonriendo que ya era el turno de Estefi.
La princesita colocó su triciclo cerca pero antes Érika me dijo que su hermana no tenia muchas cosquillas, yo sin entender bien esa información, procedí a revisar esas hermosas piernas.
La diferencia era clara, con Estefi era fácil ver su conejito, atreviéndome incluso a tocarlo directamente y la niña no decía nada.
coloqué un dedo entre el asiento y la entrada de su vagina por un momento, y al sacarlo olía un aroma nuevo para mí, entre ácido y dulce, era tentado a lamerlo, pero el miedo ganó esta partida.
Érica volvió a decir que su hermanita no tenía muchas cosquillas, con lo que aproveché desde abajo de su vestido a acariciar y jugar con su estómago, Estefí se retorcía de la risa igual que su hermana, y yo extasiado por poder tocar esa hermosa piel.
Estefi retiró el triciclo y al incorporarme no noté la mirada fija que tenía Érika en el bulto de mi pantalón que mágicamente despertó, aunque aún no había probado el masturbarme, ya había tenido erecciones entre sueños húmedos y al ver algunas revistas de compañeros en clases.
Érika no dijo mayor cosa y en ese momento la señora susana nos llamó para almorzar.
Mientras comíamos aprovechaba que la mesa esa de cristal transparente y observaba lo mal sentadas de esas niñas que me regalaban hermosas vistas de sus piernas casi desnudas y también noté que Érika aprovechaba para ver mi bulto también.
En la siguiente semana, ninguna de las niñas vino a mi casa, lo que me hizo pensar que tal vez ellas contaron cómo habíamos jugado antes y algo les habría incomodado, pero mi madre no me había dicho nada sobre eso, así que entendí que estaba a salvo, luego finalizando esa semana solo, le pregunté a la Señora Susana que porqué las niñas no vinieron a jugar.
Ella me contó que las niñas pasaron esa semana en casa de una tía en el campo, porque era la última semana de vacaciones.
También era mi ultima semana, lo había olvidado.
Ya siendo lunes, me preparé temprano para ir al colegio, pero mi madre recibió una llamada en la que la directora de mi colegio le indicaba que el ingreso a clases se retrasaría otra semana más por problemas de los servicios eléctricos.
Mi rostro no podía mostrar toda mi felicidad, pero hice gestos de que me daba igual.
Las princesas si debían asistir hoy a clases, pero estudiaban en la tarde, así que tendríamos oportunidad de jugar por la mañana.
Lo que no sabía era que ellas se bañarían en mi casa para ir a sus clases.
Había nacido otra oportunidad para mí, porque por suerte, el baño principal de la casa daba a la pared del patio, y tenía un respiradero a una altura más o menos de 2 metros.
Llegado el momento de las niñas, rápidamente iba a mi cuarto y buscaba un banco para ayudarme a alcanzar la rendija del respiradero, esperando el momento en que la señora Susana salía a realizar las compras, formando esa oportunidad perfecta para espiar, tuve mas o menos unas 3 oportunidades para hacerlo, en las cuales difícilmente alcancé a verlas jugar en la bañera aunque el vapor casi cubría todo y dificultaba observar esas modelitos.
Lo máximo que admiré fueron esos hermosos senos de Érika, aunque no muy grandes, ya estaban bien formado, bella piel canela y aureolas mas oscuras pero pequeñas.
Moría de ganas de poder tocarlos y lamerlos.
En una ocasión las niñas salieron envueltas en toallas del baño, pero la señora les dijo que se cambiaran en otro cuarto pues ella estaba limpiando ese, Ambas no dudaron en ingresar en el mío ya que normalmente yo tenía la puerta entreabierta para poder verlas cuando salieran.
Ellas ya traían sus uniformes envueltos en un bolso, yo quise levantarme de mi silla y salir, pues temía que su mamá pensara mal por estar allí, pero mi curiosidad me detuvo y mientras fingía que dibujaba en mi escritorio observaban a las nenas mientras se secaban bien y se cambiaban, yo estaba empalmado y agitado pero era mal momento para hacer algo.
Cuando terminaron de cambiarse, Estefi salió de mi cuarto primero y fue a buscar los cuadernos para las clases, pero Érika se paró alado mio observando lo que yo torpemente aparentaba dibujar, ella se recargaba en mi diciendo que le gustaban mis dibujos apegando un poco sus bellos senos en mi rostro, además que sentía la piel de su pierna junto a mi brazo que incluso usó para apoyarse más sobre mi pierna.
Antes de poder hacer algo, La señora Susana la llamó para peinarla y Érika salió rápidamente del cuarto no sin antes regalarme un guiño y una pícara sonrisa.
Solo deseaba tener un momento a solas con alguna de ellas, pero tristemente siempre estaba mi madre o la señora susana.
Hasta que llegado el día viernes, a eso de las 4 de la tarde, mi madre salió temprano del trabajo y tuvo una larga charla con susana, que al terminar, pude ver como la señora rompía en llanto mientras le agradecía a mi mamá por la ayuda, no entendía que pasaba hasta que mi má me mando a llamar.
Me dijo que la señora Susana ya no tenía casa donde vivir y que este fin de semana ella iría al campo donde unos familiares para buscar donde quedarse, pero que las niñas se quedarían aquí por esos días.
Además mi madre no dormiría ese día en casa porque debía ir al hospital a cuidar a mi abuela así que la señora susana se quedaría hasta que durmamos y luego se iría.
Yo no podía estar mas feliz con esa terrible desgracia.
Llegada las 8 de la noche, la señora ya se preparaba para salir, y les dijo a las niñas que durmieran en el cuarto de mi mamá.
Aunque jamás me había ido a dormir a esa hora, no me costó nada aparentar que tenía sueño, me despedí y corrí a mi cuarto.
Claramente escuché cuando Susana cerraba la puerta.
y 5 minutos después noté que la luz de la sala estaba encendida así que salí a ver que sucedía, las hermanas estaban intentando prender el televisor pero el control no funcionaba.
Les propuse jugar monopolio y hacer una pijamada si después tenían sueño, a Estefi le gustó la idea pero Érika dijo que mi mamá vendría temprano por las mañana, a lo que le dije que yo me levantaría mas temprano y me cambiaría de cuarto para no tener problemas, lo que le pareció bien.
Fuimos al cuarto de mi má pues tiene una cama muy amplia , allí llevé el monopolio y empezamos a jugar.
Érika usaba un blusón celeste transparentoso que llegaba a sus rodillas, sin sostén y con un calzón blanco que parecía ser cachetero.
Mientras que Estefi usaba una camiseta grande que parece ser de su mamá y noté que tenía un calzoncito de ositos que se notaba apretado.
Esa noche sería mi última oportunidad de hacer algo, Entre que jugábamos notaba la mala forma de sentarse de ambas que me dejaban ver esa hermosas piernas y las braguitas que cargaban.
Estefi estaba algo aburrida con el juego y decía que ya no quería jugar pero su hermana la animaba a seguir mientras me lanzaba miradas muy pícaras y en una ocasión se levantó para ir al baño, no antes sin hacerme señas que la siguiera.
Pensé que era mi oportunidad de aprovechar ese momento, así que la seguí, mientras caminábamos ella agarró mi mano y al llegar a la puerta del baño me agradeció por llevarla, aproveché y le robé un beso, algo tímido y simple pero ella lo aceptó.
Mientras la besaba traté de tocar sus nalgas con ambas manos, pero ella notó mi intención y me detuvo diciéndome que ella solo me dijo que la siguiera era porque no sabía donde estaba el encendido de la luz.
Me petrifiqué completamente pero ella terminó diciendo que más tarde podíamos continuar con los besos.
Entró al baño y yo, algo más animado regresé al cuarto.
Hermosa sorpresa encontré al ver a Estefi dormida en la cama, pero con la camiseta casi levantada por completo dejándome un panorama completo de su cuerpo casi desnudo y solo cubierto por ese calzoncito apretado que remarcaba su conejito, además estaba cubierta de sudor lo que humedecía mas esa zona, casi transparentando todo.
Escuché que Érika encendía la ducha en el baño, lo que me dió a entender que se estaba bañando, realmente hacía calor y no solo era mi tonta calentura.
Aproveché para acercarme a Estefi, oliendo de cerca el sudor de sus piernas, subiendo poco a poco por sus muslos, casi saboreandolos pero temiendo que se despertara.
La niña se mostraba plácidamente dormida, pero en un movimiento involuntario giró su cuerpo quedando boca abajo, esto hizo que su muslo tocara mi cara, al estar así aproveché para besas esas blancas y finas piernas, siempre estando atento al poco tiempo que tenía.
Subí a sus nalguitas que se notaba que en un futuro serían mucho más hermosas, las agarraba gentilmente mientras enterraba mi rostro enmedio de sus carnosidades las cuales solo eran protegidas por ese cortito calzoncito de niña.
Tomé valor para lo siguiente y lentamente bajé esa tela para liberar esa hermosa fantasía a mi vista.
así mismo separaba sus nalguitas para mejorar mi vista de un culito algo oscurito y apretado, aunque no alcanzaba a visualizarlo bien, estaba extasiado por el momento, pero mi misión era poder saborear ese conejito que en otras ocasiones se escapó de mi alcance.
Despacio y ayudado por la sábana, voltee el cuerpo de esta princesita boca arriba, aunque por lo apretado del calzoncito, no pude separarle las piernas.
Pero me acomodé de tal manera que pudiera estar lo más cerca a su cuca.
Y sin perder más tiempo inicie con los besos a esos hermosos labios vaginales rosados.
que poco a poco empezaron a humedecerse tanto por mi saliva como por sus propios fluidos, éxtasis completo.
Hasta que escuché que la puerta de baño se abría, así que rápidamente y por lo nervioso que estaba acomodé su calzón pero no muy bien, y solo la cubrí con la sábana.
Luego escuché que Érica me llamaba, porque le tenía miedo a la oscuridad.
Así fui a buscarla y al llegar al baño, ella me estampó un beso algo torpe, pero me abrazó fuertemente, su cabello y piel olían deliciosamente, estaba recién bañada.
Yo con miedo de no poder hacer algo más con ella, seguí besándola más fuerte, ella se aparta un poco y me dice que la lleve al cuarto, caminamos juntos como novios, aunque lo que yo deseaba era saborear esos hermosos senos.
al llegar al cuarto, vió que su hermana estaba dormida, a lo que le dije que fuéramos a mi cuarto.
Ella me dijo que le daba miedo que su hermana se despertara y se asustara al estar sola, porque desde siempre dormían juntas.
Recordé que mi mamá tenia una botella a medias de un ron de durazno que pocas veces bebía con una de mis tías.
Le dije a Érica que podíamos darle un poco de ese jugo y que la haría dormir más, a ella le pareció bien así que cojí un baso pequeño al cual puse mitad del licor y mitad agua para rebajarlo y Érica se acercó a su hermana y medio la despertó y le dio la bebida, casi no se sentía el alcohol y Estefi lo bebió todo y siguió durmiendo.
Érica olió el aroma de ese licor y le pareció dulce y también quiso probarlo, pero le dije que no le contara a mi madre que tomamos eso o me mataría, ella dijo que no diría nada.
serví otro vaso lleno del licor y fuimos a mi cuarto.
Allí sentados en la cama ella bebía de a poco el elixir, mientras yo me sentaba mas cerca de ella e iniciaba a acariciar su espalda, se notaba que le gustaba ese licor porque no paró de beberlo hasta que se vació todo.
ella solo decía que estaba rico mientras se reía de una manera algo rara.
Retiré el vaso y le pregunté que si estaba mareada, ella respondió que algo, pero que se sentía bien, lle reclamé en son de broma, el que no me dejara algo del licor para mi, ella me miró y sonrió hermosamente.
me dijo que me sentara en la cama y procedió a sentarse sobre mí abrazándome con sus hermosas piernas fuertemente.
la abracé también iniciando los besos desenfrenados, la delicadeza se perdió gracias al licor y no volvería a perderme esta oportunidad.
Agarré fuertemente sus nalgas sobre su bluzón, las acaricié fuertemente mientras ella no paraba de besarme.
Después le dije que quería besar sus senos, ella con el rostro colorado me dijo que solo por esta vez.
Con mi ayuda levantamos su bluzón, liberando esas montañas hermosas y lujuriosas, mis manos ocupadas con su trasero pero mi boca cubría por turno esos dulces melones llamados senos, ella jadeaba ritmicamente al son de las leves mordidas que le daba a sus pezones.
Mi pene no quería perderse de todo este extasiado momento y dificultosamente lo saqué de entre mi calentador, por mucho solo tenía unos 12 cm a esa edad, pero eso bastaba para elevar la emoción de ese momento.
Ella solo jadeaba y daba leves quejidos de dolor y placer mientras yo acomodaba mi falo entre sus piernas, aunque aún su cachetero protegía esa puerta.
Pero el movimiento y las sacudidas iniciaron, yo restregando mi pene entre sus piernas donde sentía claramente la calentura y lo húmedo de su sexo; y ella restregando en mi rostro sus senos, usando sus manos para ahogarme entre ellos.
Continuamos así por varios minutos más, usando una mano traté de hacer a un lado su calzón, pero ella me dijo que no hiciera eso, que era virgen y no quería perder la virginidad hoy.
Yo también era virgen, pero esas palabras me desanimaron un poco para seguir.
Ella paró de moverse por un momento, acercó sus labios a mi oído y me contó algo que jamás en mi adolescencia abría imaginado antes.
Un primo de ella, mayor, de unos 25 años solía tocarla, a ella no le gustaba eso y varias veces le dijo que le diría a su mamá, eso hizo que su primo se calmara un poco, pero la última ocasión que ella viajó allá el primo la convención para dejar que le metiera un dedo en su culito, diciéndole que le compraría muchas cosas después.
Yo no sabía que creer de eso, pero terminó diciéndome que solo le metió un dedo, que le dolió un poquito pero que por allí no podía quedar preñada.
Yo no entendía mucho de esas cosas, pero sabía que por allí no pasaba nada.
De manera algo nerviosa, le dije que si quería que yo le metiera mi pene por allí.
Ella dijo que si entre risitas.
Nunca imaginé lo que me esperaba.
Ella se acomodó en 4 sobre la cama pero no me dejaba bajar más su calzón porque no quería que viera su vaginita, ella se sostenía su calzón mientra que yo besaba sus nalgas y vi el agujerito de su ano.
ME dio un poco de repulsión al oler un poco de caquita, pero la idea de poder penetrarla ganaba toda mala idea.
acomodé mi miembro y comenzaron mis intentos de entrar.
Entre intentos e intentos noté que era muy chico su agujero, le dije eso, ella me dijo que su primo metió un dedo y que mi pene se veía solo un poco mas grande, que debía entrar.
así seguimos con los intentos, no aguanté mas que usé mas fuerza para entrar, clavándolo entero, teniendo una sensación algo inusual, como si comprimiera mi miembro y a la vez se sintiera excelente, ella pegó un grito en el momento, soltando unas lágrimas, no pensé que le dolería pero me preocupé, ella solo me dijo que le dolió un poco, pero que siguiera.
Todas las fantasías que imaginaba viendo revistas pornos, por fin se hacían realidad.
aunque trataba de ser enérgico en el movimiento, era difícil realizar el mete y saca por lo apretado y ajustado del culito de Érika, ella solo daba quejidos, pero no de placer, parece que le dolía mas de lo que me decía.
Eso hizo que me desanimara más, y cuando decidí sacarlo, ver esas manchan marrones que envolvían mi falo, me llenó de asco, pero no la dejaría a ella así sin más, le dije que fuéramos al baño para limpiarnos.
Ella seguía adolorida y no se negó a que la llevara al baño, allí le dije que se quitara el calzón, ella no quizo, de todos modos abrí la ducha y yo también ingresé con ella, solo con mi boxer.
La ayudé a limpiarse un poco la caquita que salió de tu culo, aunque con asco, aproveché para acariciar su entrepierna sobre su calzón para alcanzar su conchita.
Ella se notaba cansada así que sin mayor esfuerzo dejó que terminara de limpiarla.
ella salió del baño y se cambió de calzón mientras yo limpiaba lo que quedaba en mi pene.
Érika estaba ya con sueño, así que la llevé donde su hermana descanzaba.
Aunque yo seguía con la calentura, me preocupé de que le hiciera daño y me propuse ir a dormir a mi cuarto, pero Érika me detuvo, y me dijo que durmiera allí con ellas.
No rehusé esa oferta, me coloqué entre las niñas, Érika a mis espaldas y Estefi frente a mi.
Erika me abrazó por la espalda y besó mi cuello, en poco tiempo ya estaba dormida.
Desanimado por mi primera impresión de un anal, no quise hacer mayor cosa con Érika esa noche, pero recordé que Estefi estaba casi desnuda frente a mi, solo cubierta por la sábana, y como hacía calor, la niña estaba cubierta de sudor, resbaladiza al tacto.
su calzón apretado subido a medias.
mi falo sabía lo que quería hacer, aunque por ser mas chica Estefi, sabía que no podría penetrarla, pero eso no me detendría para poder descargar lo que tenía.
Coloqué mi pene entre sus muslos, tocando la entrada de su vaginita, y la acomodé para tener su cuerpito apegado al mío.
abrazandola inicié mis movimientos mientras también tocaba sus pesoncitos.
Ella seguía bien dormida, y mi baile no duró mucho tiempo hasta que me vine entre sus piernitas.
traté de limpiarle un poco de lo que solté pero en la oscuridad no pude hacer gran cosa.
solo acomodarla boca arriba para darle un último beso a la pequeña Estefi.
Acomodando su calzón y bajando su camiseta, la cubrí con la sábana y salí del cuarto dirigiéndome al mío.
Allí mi cabeza estaba llena de toda esa experiencia casi incompleta que disfruté con esas princesas.
Deseaba que viniera el momento en poder desvirgar a alguna cómo se debía, pero lastimosamente no se dio, ya que lo que quedó del fin de semana, mi Madre estuvo vigilante, y una semana después, mis princesa se mudaron a una nueva casa junto a su madre en otro pueblo, así que no las volvería a ver.
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