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Heterosexual, Infidelidad, Sexo con Madur@s

Mujer x Niño – Psicóloga violada por adolescente

Samantha es una estudiante de psicología que esta realizando sus practicas profesionales en un albergue de niños y adolescentes abandonados. Ella cuenta que no se siente bien con su pareja y esta frustrada sexualmente. En el albergue, Adrian un adolescente de 12 años abusa de ella….
Oli, soy Samantha tengo 23 años. Soy de tes morena, ojos negros, pelo lacio y negro. A pesar de tener 23 años, soy muy pequeña midiendo solo 1.52 metros, lo que me hace parecer una adolescente de secundaria. Por eso, en todas las discotecas los guardias me piden mostrar mi cedula de identidad y suelen quedarse un momento comparándome con la foto. Aunque sea pequeña considero tengo tetas normales para mi edad (tampoco son gigantes) y tambien mi culito está bien formadito.

Actualmente tengo novio, se llama Mateo y tiene 28 años. El es el prototipo de novio perfecto: estudios universitarios exitosos (arquitectura), buen trabajo y siempre viste trajes impecables. Pero en la cama… Dios mío es pésimo. Casi siempre tengo que fingir mis gemidos, eso porque tiene el pene muy pequeño. Nunca se lo he medido pero un aproximado seria casi 10 centímetros, el colmo es que no sabe usar lo poco que tiene. Recuerdo que la última vez que lo hicimos en su apartamento, yo encima de él, moviéndome despacio, sintiendo cómo apenas se endurecía dentro de mí. «Cariño, estoy cansado,» murmuró, apartando la mirada. Bajé del apartamento esa noche con las piernas temblando de frustración. Ni siquiera intentó hacerme venir. «Es el estrés del máster y de trabajo» decía siempre como excusa. Cuando estaba en su apartamento veía cómo en la basura tenía papeles higiénico y toallas llenas de semen seco, señal de que se masturbaba. Nunca le dije algo respecto a mis hallazgos.

Tenemos casi 2 años de relación, no me importaba mucho esa situacion pues yo lo amaba y el me ama a mí. Sin embargo, los últimos 3 meses he sentido que mi frustración sexual me afecta demasiado, por eso empece a salir con mis amigas de la universidad a escondidas casi todos los fines de semana. Luces estroboscópicas, vodka y reguetón pegajoso era lo que necesitaba para olvidarme de mi triste frustración. Mis amigas estaban al tanto de mi situacion y Sofía nos unio con un grupo de desconocidos. Entre tragos empece a soltarme y un chico alto me invito a bailar por lo que accedí. Mientras bailábamos sentía como sus manos bajaron a mi cintura para apretarme contra su entrepierna dura. Yo cerré los ojos, imaginando que eran manos de Mateo hundiéndose bajo mi puti falda. Casi gimo cuando el tipo me susurró: «Te llevo al baño y te como entera.» Pero me aparté de golpe y corrí al servicio, me enjuagué la cara y decidí irme. En realidad, mi determinación y moralidad no me permitía ser infiel.

Parte de mi carrera incluye realizar prácticas, gracias a mi desempeño académico un docente me recomendó con el director de un albergue de niños abandonados de mi ciudad. En realidad, creo que el profesor me ayudo porque me traía ganas, siempre se la pasaba insinuándose y mirándome mi trasero. Aproveche eso para provocarlo con escotes, usando minifaldas y coqueteándolo sutilmente, pero sin llegar a algo mas, solo queria las practicas.

Mi labor en el albergue es realizar terapias, test y ayudar como si fuera una empleada con lo que se necesite pues la mayoria son niños y requieren atención, aunque hay algunos adolescentes que ya tienen 14-15 años. Para obtener el certificado de prácticas, el director habia designado a cada practicante un niño o adolescente para hacer una especie de trabajo de seguimiento por medio año. A mi se me asigno a Adrian, un muchacho de 12 años que tenía la fama de ser uno de los mas mal educados, tanto asi que varias veces mis compañeras se habían quejado de que las insulta e incluso una vez lo habían encontrado masturbándose en una habitación. Estaba bastante desarrollado para ser adolescente, tanto asi que era un poco mas alto que yo y su cuerpo ya empesaba a robustecerse.

Con mi frustración sexual hacerme cargo de un mocoso asi era lo peor que me podía pasar, pero no podía hacer nada para que se me asigne otro niño. A pesar de la fama que tenia las primeras semanas de sesiones fueron normales, pero si sentía que Adrian me miraba el trasero pues mi uniforme me queda bastante pegado. La normalidad pronto se acabaría pues mientras le aplicaba un test de felicidad, yo estaba sentada a su lado por si es que tuviese una duda en alguna parte del test hasta que su empezó a rozar su rodilla con mi pierna. No le di importancia hasta que noté como su mano derecha se posaba sobre mi fémur cerca de mi entrepierna. Intenté apartarme, «Qué suave,» murmuró. Mi pulso aceleró, no de miedo, sino de esa extraña vergüenza.

«Adrian, eso no se hace.» Mi voz sonó débil mientras empujaba su mano. Él solo rió bajito y dejo de tocarme la pierna para agarrar mi mano «Tus manos son chiquitas como tú,» dijo clavándome los ojos oscuros. De repente tiró de mi brazo hacia él. Tropecé contra su pecho delgado pero duro. Sus manos se posaron en mi cintura y sus dedos se cerraron mientras yo forcejeaba. «¡Suelta!» chillé, pero él apretó más. Noté el bulto creciendo en sus pantalones ¿Más grande que el de Mateo? Sin razon alguna esa pregunta fue la primera que vino a mi mente. El pensamiento me hizo humedecerme.

Logré zafarme de golpe, moviendo la mesa y cayéndose el lápiz con el que respondia al test. Corrí hacia la puerta con las manos temblorosas. «¡Le voy a decir al director para que te castigue!». Adrian respondio: «¿Y qué le vas a contar? Que te gustó.» Sali de la habitación y esas palabras rebotaban en mi mente mientras entraba al baño. Mis muslos estaban pegajosos. ¿Qué mierda me pasaba? Fue cuando comprendí que esto se debía a que Mateo nunca me cogía bien y Adrian a pesar de ser con un mocoso me habia excitado.

Ese día se anunció que como parte de la remodelación del albergue las practicantes y su paciente deberían ayudar, aunque sea en cosas mínimas para tener un contacto más cercano con el paciente. No me gusta hacer ese tipo de trabajos, pero tampoco podía oponerme. A la mañana siguiente, Adrian estaba esperándome junto al un monton de latas de pintura, bolsas de concreto y otras cosas de construcción. «Samantha, el director dijo nos tocaba llevar las latas de pintura al sótano» dijo Adrian por lo que empece a llevar las latas al sótano sin hablar, el suceso del otro día aun me tenía pensativa. Nunca habia entrado al sótano, olía a moho y lejía. Cuando me incline un poco para dejar las latas en el piso escuche que la puerta se cerró y cuando gire a ver que paso, Adrian estaba corriendo hacia mí, en un instante sus manos me golpearon debajo de mis tetas empujandome y tropecé hacia atras.

Adrian se puso encima de mí y puso su cara entre mis tetas para empezar a sacudir la cabeza, «¡Que estás haciendo mocoso del demonio, quítate de encima mío! ¡Esto no es gracioso!» le dije. Solo con una risa leve me dijo «Tranquila, Samantha, solo quiero enseñarte algo.» Inmediatamente se puso de pie, me sujeto de la mano para ayudarme a ponerme de pie y me llevo a una esquina del sótano donde habia una colchoneta vieja en el piso donde me volvió a empujar. Estaba muy asustada, pero a la vez no sabia como reaccionar porque el era mas fuerte que yo a pesar de que sea mayor que él.

Cuando estaba tirada sobre la colchoneta, trate incorporarme hasta que escuche con una vos enojada «Quédate quieta,» dijo mientras se desabrochaba los jeans. Ya imaginé lo que iba a pasar, iba ser violada por un mi propio paciente. Quede sorprendida al ver el tamaño su pene erecto, era más largo y un poco más grueso que el de mi novio.

«Por favor…» mi voz tembló cuando agarró mis muñecas. «No te haré daño» sus manos bajaron el pantalón de mi uniforme antes de que pudiera patearle. El aire frío del sótano rozó mi ropa interior húmeda y un gemido sutil escapó de mis labios antes de poder detenerlo. Sus dedos deslizaron la tela de mi ropa interior hasta que me la quito dejandome desnuda la parte de abajo. “Que rica estas” dijo con voz excitada mientras empujaba su cabeza entre mi entre pierna. Empece a soltar algunas lágrimas mientras trataba de cerrar mis piernas, pero él las abría con ambas manos para poder lamer mi vagina. «¡Para!» chillé fingiendo resistencia, aunque de pronto mis caderas se arqueaban solas como si en realidad me estuviera gustando lo que me estaba haciendo ese mocoso mal eeducado. Escuché mi propia voz gimiendo en mi mente mientras cerraba mis ojos, Adrian movía torpemente su cabeza en medio de mis piernas y estas se abrían levemente para recibirlo más hondo.

De pronto, dejo de lamerme la vagina y para cuando abrí los ojos vi que empezaba a acercar su pene a mi vagina y me lo clavo de golpe, no hubo resistencia alguna pues estaba mojada y me encontraba aturdida por la situacion. Mi mente se bloqueo, se cuestionaba si lo estaba disfrutando cuando Adrian dice «te gusta esto» mientras me la clavaba hasta el fondo. Yo sollocé porque sentía una mezcla de vergüenza, miedo y de alivio al sentir algo completo dentro de mí después de meses vacía. El roce de su cadera contra mis labios vaginales hinchados me hizo temblar. Cuando empezó a moverse rápido mientras me habría más las piernas, el sonido de pieles chocando llenó el sótano. En un momento dejo se separarme las piernas, pues yo ya no oponía resistencia y de forma instintiva mis piernas se enroscaron en su espalda sin que yo quisiera.

«Mírame cuando te la meto perra» ordenó agarrándome del mentón para dirigir mi mirada hacia él, aprecie sus ojos fijos en los mios cargados de concentración. La expresión salvaje en esa cara infantil me hizo mojarme aún más por lo que ya no me contuve y empece a gemir levemente mientras tapaba mi boca como mi antebrazo para ocultarlo, mi orgullo me impedía que ese mocoso malcriado viera como estoy disfrutando al ser cogida por él. Pero el placer era superior y en medio de sollozos con mi voz suave le pedi que no parase, Adrian acelero aún más el ritmo y empece a sentir mi primer espasmo interno, despues de meses, tuve un orgasmo.

«¿Tu novio te hace venir así?» definitivamente este niño habia sentido mi orgasmo y sus palabras eran dagas de vergüenza que me atravesaban mientras mi cuerpo traicionero se sacudía de placer. Mis uñas se enterraron en sus hombros mientras convulsionaba alrededor de su pene. Adrian empezó a lanzar gemidos agitados a la vez que yo empezaba a sentir que iba a tener un segundo orgasmo. «Ya sale,» jadeó acelerando el ritmo, un segundo escalofrío me recorrió desde mi vagina hasta las puntas de los dedos. «¡Sí!» grité cuando el clímax me golpeó. Justo entonces sentí su pene adolescente palpitando dentro de mí mientras chorros de semen llenaban mi interior vacío por meses.

«Ahora ya no te resistes, pense que no te gustaría» musitó Miguel al retirar su pene de mi vagina mientras su cara tenía una expresión de orgullo y felicidad. Un hilillo blanco y espeso conectó su punta rojiza con mis labios hinchados antes de romperse. Observé cómo el semen adolescente empezó a chorrear por mis muslos. «Tu novio nunca te llenó así» afirmó mientras abría tocaba los bordes de mi vagina con sus dedos.

De la nada, recobre la conciencia y al fin pensaba coherentemente. «Vete» gruñí tratando de levantarme con piernas temblorosas. «Si cuentas esto a alguien… te denuncio por violación.» Mi voz sonó ronca y poco convincente. Él rió bajito, y dijo «¿que pruebas tienes? Tu coño chorreando mi leche y tus gemidos». Sus ojos oscuros brillaron con malicia «diles que te gustó». Se puso su jean de vuelta y salio del sótano.

El cerrojo chirrió cuando cerró la puerta. El silencio del sótano se hizo pesado, me quedé inmóvil sobre la colchoneta sintiendo su semen aun caliente dentro de mi vagina ¿Por qué no había gritado cuando pude? ¿Por qué mis piernas lo habían rodeado como una esposa hambrienta? Toqué mi vagina y no pude evitar recordar el placer que me hizo sentir Adrian, al fin estaba satisfecha.

Sacudí mi pantalón, me lo puse y salí del sótano. Momentos despues el director me estaba buscando y le dije que me habia mareado un poco con el olor de la pintura concentrado del sótano, solo necesitaba aire y le pedi permiso para retirarme por hoy lo cual no me negó. En el autobús, el semen seco me picaba entre las piernas y recordé sus manos de doce años empujándome y su cuerpo dándome embestidas. Su pene adolescente palpitando dentro de mí, Marcos nunca hizo eso.

Esto sucedió hace 2 dias y el día de mañana tengo que volver al albergue, no sé cómo afrontar esta situacion. Muchas peguntas divagan por mi cabeza: ¿Me gusto se violada por un adolescente? ¿La frustración sexual justifica lo que hice? ¿Si no hubiera estado frustrada lo hubiera disfrutado? ¿Qué pasara ahora con mi trabajo pues no va a ser igual despues de lo acontecido? En fin, gracias por leer.

29 Lecturas/19 octubre, 2025/0 Comentarios/por Adele194
Etiquetas: baño, culito, infiel, mayor, orgasmo, secundaria, semen, vagina
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