Nada que ver con lo que me habían dicho
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, me llamo Mercedes, tengo 52 años, divorciada y una hija.
Mis primero pasos en la sexualidad, empezó cuando empecé a tontear con un primo mío cuando yo tenía 15 años y él 22.
Con mi primo nos besábamos, las primeras caricias íntimas, y mi primer sexo oral.
Nunca me voy a olvidar sus gemidos y como movía su cuerpo mientras yo estaba arrodillada frente a él, chupando su polla, hasta el gemido de placer que dio cuando se empezó a correr en mi boca.
Con mi primo fue el principio de mi gusto por chupar pollas y tragar la leche.
Jamás tuvimos otro tipo de relación, que no fuera oral, hasta que en el instituto, cuando tenía 17 años conocí a mi primer novio, que fue con él que perdí mi virginidad y seguía desarrollando mi técnica de chupar pollas y tragar leche.
Al poco tiempo lo dejamos, y tenía un amigo, que era mucho mas mayor que yo.
Yo tendría 18 años y él unos 45, no me acuerdo bien, creo que me habrá follado dos o tres veces, pero nos veíamos todos los días y yo solo le chupaba la polla hasta sentir como se venía en mi boca.
Me reconozco que soy adicta a chupar pollas y tragar leche, es una cosa que me vuelve loca, mas que follar.
Cuando estábamos con mis amigas escuchaba como ellas contaban como follaban con sus novios, mas de una contaba como el novio le había follado el culo, que se sentían cosas distintas que hacerlo por el coño, yo nunca lo había echo por el culo, no me interesaba.
Siempre me gustaron los hombres mas mayores que yo, cuando tenía 21 años conocí al que iba a ser mi marido, un hombre rural, fuerte, de pocas palabras, pero me volvía loca su forma de ser, rudo.
Cuando nos casamos yo estaba embarazada de 3 meses, yo había cumplido 22 años y el tenía casi 50, un hombre que no le importaba mi barriga de embarazada, me follaba todos los días tuviera ganas o no.
Nació nuestra hija y fue como si algo en él hubiera cambiado, casi no me tocaba, seguía viéndome con mis amigas, ya casi todas casadas, hablamos de las relaciones y les conté que desde que había sido madre, mi marido casi no me tocaba, ni me dejaba que le chupe la polla, cosa que a él siempre le gustó, me hacía chupar su polla hasta correrse en mi boca, hasta tres veces en la noche, y me dijeron que le pida que me rompa el culo, a ver como reaccionaría.
La idea me quedó dando vueltas en la cabeza y le empecé a pedir que me folle por el culo, que quería que me rompa el culo, que la quería probar por atrás.
Al principio no quería, pero de tanto insistir, me dijo que sí, que me iba a romper el culo.
Nos pusimos a jugar, él me chupaba las tetas, yo le acariciaba la polla, que aunque no es de las mas grandes que he conocido, la tiene bastante gruesa, sus dedos se metían en mi coño que estaba mojado, se sube sobre mi y me la mete, empezando a follarme por el coño.
Así estábamos follando y yo le empecé a pedir que me folle el culo, que estaba muy caliente, que quería probar su polla en el culo.
Me la saca del coño, y me hace poner en cuatro patas, yo como pude me abría las nalgas para facilitar que me la meta, me deja caer saliva en el ano, siento como pasaba su polla por mi ojete, yo estaba nerviosa, la cabeza de su polla pasaba para arriba y para abajo, "métela, por favor métela de una vez", le dije, sin dejar de abrir mis nalgas y siento como acomoda su polla contra mi ojete, yo respiré hondo y me relaje para sentir como me iba a romper el culo, quería sentir lo que mis amigas me habían dicho, que se sentía centímetro a centímetro de la polla entrando en el culo, como se abría el ojete, pero mi marido, una vez que acomodó su polla contra mi ojete, me cogió de la cintura y de una sola vez me la metió toda, haciendo que de un grito de dolor, que hasta nuestra hijita se despierte.
Le pedía que pare, que la saque, que me mataba con el dolor, pero él nada, me había no roto el culo, me lo había reventado, me había reventado el ojete.
Yo lloraba de dolor mientras él metía y sacaba su polla de mi culo, yo sentía tan tremendo dolor, que hasta me había mareado, solté mis nalgas e intentaba sacármelo de encima, pero mi marido seguía follando mi culo con tal brutalidad, que sentía unas ganas tremendas de ir al baño, sentía que me cagaba.
Le gritaba que me la saque, que me estaba haciendo mucho daño, pero no paró hasta que se corrió dentro de mi culo.
No se como definir el dolor que tenía, como me punzaba el ano, no me podía mover del dolor, "ya está, ahí tienes tu culo roto como querías", me dijo, y se dio vuelta y se durmió, dejándome con un dolor tan tremendo que no podía dormir.
Estuve como dos o tres días que me costaba caminar del dolor en el ano, y mas de una semana para que me deje de doler.
Cuando iba al baño, era un suplicio.
De la rabia, la impotencia que tenía, me sentía violada por él, aunque había sido yo la que le pidió que me rompa el culo, nunca pensé que lo iba a hacer de esa forma tan salvaje, le empecé a meter los cuernos de la forma que yo mejor sabía hacer, chupando pollas.
Salía con la escusa de ir a hacer compras y nunca volvía sin haber chupado dos o tres pollas distintas.
El sexo con mi marido se había acabado por completo, hasta que llegó un momento que decidimos divorciarnos.
Yo hacía mi vida de soltera, salía de paseo y siempre encontraba a algún amigo con quien pasar el rato.
Como al año, conocí a mi segundo marido, aunque nunca nos casamos, nos fuimos a vivir juntos.
Yo tendría unos 40 años y él andaba por los 60.
La relación con él era muy buena, nos llevábamos muy bien en la cama, varias veces me pidió que me deje follar el culo, pero yo tenía mucho miedo por lo que me había pasado con mi primera y única experiencia, hasta que un día le dije que si, que me dejaba follar el culo.
Empezaron los juegos íntimos, nos empezamos a calentar, él me empezó a chupar el coño, a pasar su dedo por mi ojete, hasta que llegó el momento que me la meta, yo estaba muy nerviosa, tenía miedo de volver a sufrir lo que me había echo sufrir mi ex, pero no, fue completamente distinto, me la metía despacio, con mucho cuidado, sentía lo que mis amigas me habían dicho, como entraba su polla y como se abría mi ojete, hasta que quedamos pegados los dos.
Mi pareja no dejaba de acariciarme las tetas, el coño, movía su polla dentro de mi culo, la sacaba despacio y la volvía a meter.
Yo estaba de costado, en cucharita, lentamente, sin sacar su polla de mi culo me fue dando vuelta, hasta quedar sobre mi, me ayudó a ponerme en cuatro patas, me hizo agachar más, sacando mi culo mas hacia él, y como pude me abrí las nalgas, dejando que mi pareja me folle el culo, y no voy a mentir, estaba disfrutando, hasta que nos corrimos juntos.
Desde ese día mi pareja me habrá follado el culo unas diez veces, me lo había follado tan bien, que muchas veces era yo la que le pedía que me lo folle.
Hasta que lamentablemente, murió en un accidente de trafico.
Ahora tengo 52 años y estoy saliendo con un follamigo de 58, que me llama por teléfono cuando tiene ganas de follar.
Con este amigo he conocido otra forma de sexo, ya que cuando llego a su casa, me desnudo, él me manosea como quiere, me deja chupar su polla hasta que tiene ganas, me hace desear su leche, me hace sentar en su falda y mete sus dedos en mi culo y en mi coño, mientras me chupa las tetas, varias veces hemos visto una película y yo sentada con su polla metida en mi culo, y sus dedos en mi coño o juega con mis tetas mientras no deja de mover su polla dentro de mi culo.
Me encanta follar con él, hago todo lo que me dice, muchas veces me hace ir de mi casa a la suya, con vestido liviano sin bragas ni sujetador, él vive en un primer piso por escalera y me hace llegar a su puerta completamente desnuda.
Muchas veces hemos ido caminando por la ruta y me baja el pantalón, dejando mi culo al aire y él va acariciando mis nalgas mientras pasan los coches y nos tocan pito.
Al principio me daba mucha vergüenza ir mostrando mi culo, pero ahora es de lo mas normal.
Se que con este chico nunca voy a vivir en pareja ni nada, él me tiene solo para follar, me lo dijo y yo lo acepté así, pero es el que me ha echo disfrutar mas del sexo, y me ha echo cambiar mucho sobre mis prejuicios de mi cuerpo, le soy completamente fiel, solo deseo que me llame cuando quiera follar, que siempre estoy a su disposición para hacer y dejarme hacer lo que a él le venga en ganas.
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