NENA DE PAPA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por dulces.placeres.
NENA DE PAPÁ
Para papá siempre seré su nena, no importa cuántos años tenga, el aún me ve jugando con mis muñecas, me cuida y me protege contra los hombres malos que quieren poseerme.
El pobre pretende que llegue virgen al matrimonio, pobre, me da tanta pena…
Mi mamá es un poco más confidente, pero la verdad es que ni se imagina quien es su nena, su inocente nena.
Es que sus ojos de padres no podían comprender que la nena había crecido, que ya no era una pequeña de rostro sucio con caprichos de infancia.
Parecían no comprender que mis facciones de mocosa habían cambiado a las de una mujer provocativa, que mi cabello desprolijo de antaño ahora largo y enrulado enloquecía al sexo opuesto, que mi cintura era pequeña, que mis caderas eran anchas, que mi cola era enorme y que tenía pechos más que envidiables.
Y si no podían asumir mis cambios físicos como podrían entender mis deseos de mujer…
Reflexiono estas cosas mientras mi mamá abre la ventana de mi cuarto, es mediodía, la luz que se cuela parece quemarme el rostro al tiempo que su voz que me recrimina por la hora, poniéndose como siempre como escudo entre mí y mi papi.
Tengo la cabeza que parece estallar, retumba como un tambor producto de la noche de fiesta, el exceso de alcohol no es buen consejero, estoy dolorida, sin fuerzas, pero debo comenzar mi día, debo transformarme en la nena de papi y mami…
La voz de mi papá llega a mis oídos
Viaja! vieja! tengo hambre… decile a Magali que se levante! mirá la hora que es!!!
Ya va! Ya va viejo… ya te olvidaste cuando éramos jóvenes?
Mi madre se acerca a mi lado dándome un chirlo cómplice en las nalgas, y me advierte en voz baja
Dale nena, no hagas enojar a tu padre…
Ya voy ma… solo un ratito más…
Y giro sobre mi cuerpo, solo un ratito más para recordar todo lo vivido…
Todo comenzó anoche, como todos los fines de semana, iba a ir a bailar con las chicas, con mis amigas, unas botitas con tacos medianos, una pollera larga casi a los tobillos, una camisa oscura, mi cartera y no mucho mas, saludé a papá quien leía el diario fumando su pipa, me miró de arriba abajo por encima de sus lentes de aumento, como aprobando mi discreta vestimenta, luego mamá, me acomodó el cabello, me dio un beso en la mejilla y me pidió que me cuidara.
Tranqui ma, acaso no me conoces?
Unos minutos después me juntaba con Julieta y Virginia, mis amigas de puteríos, y ahí empezaría la transformación, fuimos como de costumbre a un viejo bar a tomar unos tragos, y al baño de damas para que naciera la nueva Magali, la camisa fue a la cartera, mi piel quedaba expuesta, solo cubierta por un bandeaux blanco que apretaba mis grande tetas, incluso dejaba marcar mis pezones como dos botones, luego la pollera, también a la cartera, para quedarme con la minifalda que traía abajo, también blanca, tan corta que por un centímetro no escapaba mi sexo, ajusté un ancho cinturón que parecía partirme al medio, pero hacía destacar la pequeña cintura y las grandes caderas.
A batir un poco el pelo, a pintarme los ojos, los labios, grandes aros y a ganar la guerra! A lucir mis torneados muslos, a rebolear mi perfecto culo, a excitar con mis pechos!
Y esta era otra Magali, la loba, la perra, la que se excitaba por los silbidos de los muchachos, la guerrera…
Ya dentro del boliche la rutina de cada fin se semana, humo, calor, música, locura, transpiración, pasión, la sexualidad transpirando por los poros, con mis amigas empezamos como siempre, provocando a los muchachos, con cosas que a ellos los enloquecen, bailando las tres, como aisladas del resto, tocándonos, acariciándonos, besándonos labios contra labios, riendo, apretando sus pechos, sus glúteos, dejando que apretaran los míos, acariciando piel contra piel, apretándonos, todo estaba permitido a la hora de la seducción…
Y los machos, tal cual lobos hambrientos no tardarían en rodearnos, con alguna bebida en sus manos, invitándonos, seduciéndonos…
Un rubio de pelo largo, camisa desabrochada, se centró en mí, era alto, atractivo, me dijo algunas cosas al oído, la música estaba tan alta que casi no podía escucharlo, mi respuesta fue la acostumbrada:
Si me pagás un trago te chupo la pija!
No hizo falta que lo repitiera, me tomó del brazo para llevarme a la barra, pedí algo que tenía cognac, vodka, red bull y granadina, fuimos a un lugar oscuro y apartado, nos besamos, nos tocamos, el trago era muy fuerte pero guau! me iba soltando y predisponiendo, las manos del rubio eran como un pulpo, me apretaba las tetas, me tocaba el culo y hasta acariciaba mi concha, me atacaba por todos lados, no podía defenderme, la gente a mi alrededor parecía no notar nada, cuando tragué la última gota debía pagar mi parte…
El aflojó su bragueta y bajó la cremallera, se tiró hacia atrás en el sillón, relajado, esperando que yo hiciera lo mío, fui sobre el llevando mi rostro contra su bulto, al fin lo que quería! El trago era solo una excusa para llegar a su pija, busqué bajo su bóxer, la saqué, dura y amenazante, por Dios! qué maravilla! Tenía una verga sumamente gorda y gruesa, apoyé mis labios contra ella, se la pelé toda y comencé a masajearlo rítmicamente, cerca de la base, tomando sus testículos, sentí la suavidad y la delicadeza de la piel rosada de su glande, se notaba hinchado y esponjoso, lo envolví con mi lengua, por un lado, por otro, me encantaba chupar vergas, era una especialista, busqué de introducirla lo más adentro posible, hasta que golpeara en mi garganta, sentía mis pezones duros y mi concha toda mojada por la excitación…
Mi mano lo mantenía y mi boca lo saboreaba, su mano acariciaba mi cabello, tenía el control, había demasiada gente pero parecía que estábamos solos, el rubio comenzó a tener espasmos, cerré mis ojos y aceleré el ritmo, esperando el final, su leche comenzó a llenar mi boca, mas y mas, y más… el exquisito sabor a hombre, quería retenerlo, saborearlo, disfrutarlo…
Esperé hasta que ya no saliera nada, me senté, mantuve mis ojos cerrados, pasando su semen por toda mi boca, tratando de detener el tiempo en ese instante, al final tragué todo…
El trató de seguir, de quedarse conmigo, pero para mí el objetivo estaba cumplido, ya era descartable, ya no tenía interés.
Me acomodé la ropa y fui al baño de damas a alinearme nuevamente…
Luego de unas vueltas encontré a Virginia, no sabía dónde estaba Julieta, seguramente cogiendo por algún rincón, seguimos divirtiéndonos, pronto un moreno calvo de impresionantes músculos se interesó en mí, una remera celeste ajustada que impactaba a la vista.
Otra vez la misma rutina, un trago por una mamada, y al poco tiempo ya estaba chupándole la verga, otra exquisita verga para mi colección, esa era mi vida, esa era mi diversión, chupé y chupé, esta vez me tomó desprevenida y su eyaculación llego directo a mi garganta, como un bálsamo recorrió mi interior, la sentí bajar por mi esófago, seguí imperturbable hasta lamer todo, dejándola limpita como al principio.
A esta altura del relato notarán que soy una chupa pijas profesional, a medida que pasaba el tiempo el alcohol me iba destrozando, haciéndome caer mas y mas bajo, mas alcohol, mas locura, mas desenfreno, regalada como una puta, así llegó mi tercer intercambio, mi tercer lamida, mi tercer chupada…
Ya había perdido la noción, la cordura, los tragos me hacían doler la cabeza y no sabía el destino de mis amigas, eructaba con sabor a leche, pero iba por más, no tengo límites…
Salía nuevamente del baño, confundida por la locura, un tipo me sigue y comienza a hablarme bailamos un rato, apenas unos minutos, es mi cuarta víctima, un trago por una mamada, ya no se que pedir, el lo hace por mí, es muy fuerte, demasiado fuerte, pero se ríe y me apura para que lo tome, vamos a un lugar apartado.
Se sienta, otra vez el ritual solo que me sorprende con el tamaño de su pija, no terminaba de crecer, era tan larga como puedan imaginar, estaba cansada de tanto chupar, no solo cansada, estaba recaliente! Tenía la concha toda chorreada, y fui por todo, apenas levanté la pollera, apenas corrí la tanga, me senté sobre el dándole la espalda, como un sable se introdujo en mi agujero, no terminaba mas de entrar! Exquisito y placentero, hermoso, perfecto, era tan largo que me causaba dolor, la excitación de coger en público era indescriptible, el tipo me tomaba de los glúteos jalándome hacia abajo, haciendo que se enterrara más allá de lo conveniente, me movía, gemía, llevé mi mano a mi clítoris, innumerables orgasmos brotaban de mi ser uno tras otro.
Me molestaba la tanga que se interponía en el camino, dificultando la penetración, el tipo no tuvo mejor idea que rompérmela! Me gustó, pero fue de bastardos lo que hizo…
Mis movimientos hacia arriba y hacia abajo hicieron que el bandeaux fuera cediendo y mis tetas se escaparan, el tipo las tomó con fuerza, masajeándolas, apretando con locura mis pezones hasta hacerme doler, nadie parecía notar lo que pasaba, nadie excepto el rubio, aquel que le había chupado la pija al principio, a un lado, sobre una columna observaba discretamente el cuadro.
Esta situación terminó por enloquecerme, cerré los ojos, me moví con furia, lo sentí venir, su leche caliente llenó mi concha, si! si! si! siiiiiiiii!!!!!!!
Me ahogué en un mar de placer, de orgasmos, de locura…
Al volver en mi y recobrar la cordura, noté que el rubio ya no estaba, volví a acomodarme la ropa como pude, ya sin tanga, con la leche que empezaba a rodar por mis piernas…
Estaba ebria, sucia, desprolija, entregada… ya no quería mas…
Me incorporé para volver al lugar donde todos bailaban, alguien me tomó del cabello por la espalda impidiéndome seguir, giro, el rubio, con un trago en la mano…
Te estuve observando, tengo otro trago para vos…
No, basta por favor, vasta de alcohol…
Pero el me fue tirando del cabello haciéndome recular, llevándome nuevamente a la oscuridad, como un cazador arrastra su presa…
El rubio tendría una maldita suerte esa noche, jamás lo hubiera imaginado, no quise el trago, mi estómago en una mezcla de alcohol y semen ya no resistía nada, tampoco quise chupársela nuevamente y mi concha estaba muy dolorida por la pija que se había comido, sentía dolerme el útero, así que le lo miré ya entregada y le dije:
Haceme la culo, querés?
Nos pusimos en cucharita, uno detrás del otro, de costado sobre el sillón.
Levanté otra vez mi pollera, unté mis dedos en saliva para preparar mi esfínter, había leche de la relación anterior, así que ayudó, pronto el me apoyó su verga y ante una débil resistencia su pija se introdujo en mi culo, a pesar de ser sumamente gruesa, la verdad es que no había nada suficientemente grueso para mi joven y estirado ano.
El muchacho me la dio con esmero, me encanta entregarle el culo a extraños, me hace sentir puta, sucia, ramera…
No me importaba nada, liberé nuevamente mis tetas para acariciármelas, para tocármelas, para excitarme a mi misma mientras su verga entraba y salía de mi cráter, me hacía gemir, me hacía gritar, no quería que pare, al final lo sentí eyacular en mi interior, toda su leche caliente.
Sacó su sexo de mi cuerpo, satisfecho, recuperándose a mi lado, mi culo estaba tan abierto que no podía evitar que escapara la leche de mi interior…
Tiempo después salía con mis amigas, las tres borrachas, las tres cogidas como putas, me costaba mantener el equilibrio y la cordura, vomité tras un árbol, empezaba a aclarar, fuimos tomar un café para reacomodarnos, nuestra imagen de perras contrastaban con la de personas mayores que empezaban ya su jornada de trabajo.
Llegando a casa, volví a ponerme la camisa y la pollera larga, por debajo quedaba la minifalda y mi intimidad desnuda llena de leche.
Entré sigilosamente, directo al cuarto, escondí los restos sucios, me puse mi pijama con payasitos verdes y rojos y a dormir…
Mi papi vuelve a insistir para que me levante, me hago la remolona, mami viene y me hace cosquillas en la cintura, la nena inocente, pura y casta debe empezar un nuevo día, trataré de disimular mi jaqueca, mi dolor de ovarios, contener mi esfínter y mi sabor a leche, vamos a almorzar en familia, para que papi y mami sigan orgullosos de su nena
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