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Fantasías / Parodias, Heterosexual

Niñero por una noche.

Un día me dejaron encargado a una pequeñita, pero momentos antes de que me llamaran para recibirla yo me la estaba jalando, vi oportunidad y me di gusto con ella..

Hacía mucho que no le metía la verga a algo o alguien, mis tardes después del trabajo estaban llenas de pajas y sitios porno que me dejaban insatisfecho.

Cierto día habría una evento familiar, al cual rotundamente me negué a ir, me fastidió más porque me habían preguntado en mitad de una de mis sesiones de » Autoplacer «, pero sumado a eso no estaba de humor para escuchar las molestas charlas de mis tíos y tías, las insufribles risas y gritos de mis sobrinos, y la horrible música que ponían a todo volumen. Al escuchar mi respuesta negativa se me encomendó cuidar a una de mis sobrinas más pequeñas, yo solo acepté para que me dejaran tranquilo. Cuando me la entregaron me explicaron que debía cuidarla, me dejaron una mochila de ella llena de cosas que podría necesitar y todo eso. Era casi de noche y estaba solo en casa con ella, ella estaba entretenida viendo televisión, en ese entonces aún la tenía dura y pues estaba viendo discretamente cosas en mi teléfono. Fue cuando volteé a ver a la nena, estaba acostada boca a abajo, llevaba un vestidito corto y dejaba ver algo de su ropa interior, se remarcaba bien su pequeño trasero, estaba ligeramente pasada de peso, torpemente se reacomodaba el vestido pero aún así se le volvía a subir. Después de pensarlo un poco la tomé y la senté conmigo en el sofá, no pareció importarle, estaba más ocupada viendo la televisión, la senté sobre mí con sus piernas algo separadas, su culito se presionaba contra mi erección y la moví un poco, se sentía bien, aveces yo también movía un poco mis caderas. Dejé pasar un rato esperando que nadie llegara de sorpresa, lo pensé bien, estaba caliente y yo tenía a esa hermosa pequeñita para mí solo por toda una noche, entonces la toqué un poco más. Con excusa de arreglarle la ropa metí la mano bajo su vestido y toqué un poco su conchita por encima de la ropa interior, eso solamente me puso más inquieto, probé de nuevo pero ahora metiendo la mano bajo la ropa, la piel de su vaginita se sentía muy suavecita. Pasé un par de mis dedos entre los labios de su conchita, se sentía un poco húmedo, los saqué y los chupé, en ese instante me supo delicioso.

Pasaron unos minutos y entonces ella dijo que tenía ganas de ir al baño, yo solamente asentí llevándola, en el caminó aún seguía erecto. Al llegar al baño se me ocurrió decirle que debía quitarse la ropa interior y el vestido, para que no se manchara, ella hizo caso y la desnudé. En el proceso disfruté dejándola desnuda, cómo había mencionado antes la nena estaba un poco pasadita de peso, lo gordita que estaría una nena de su edad; acariciaba suavemente su pequeño cuerpo, hasta cuando la tuve desnuda frente a mi vi sus lindos pechos, sobre todo sus pezones, quería chuparlos, ver que tan hinchados podía dejarlos. En lo próximo que me fijé fue en su vaginita, se veía hinchadita y rosadita, me lamí los labios, se la acaricié un poco con mis dedos, se sentía algo mojada, eso por sus ganas de orinar obviamente, esa humedad en su panochita solo me mantenía caliente.

La nena me dijo que ya se iba a hacer, entonces la senté y comenzó a orinar, se veía rico cómo salía el líquido de su conchita, yo ya tenía tan dura la verga me que dolía. Cuando terminó de orinar le dije que se esperara, que yo también necesitaba hacer, entonces me la saqué, me acomodé frente a ella en la tasa del baño e hice como si fuera a orinar yo también, pero sólamente me la jalé con la vaginita de la nena a pocos centímetros de mi verga. De verdad quería cogermela, ya estaba ahí, lista y en posición con sus piernas abiertas y su hermosa panochita caliente y húmeda con restos de orina, pero por más ganas que tuviera mi lado cuerdo aún me decía que era muy arriesgado hacer eso, entonces solamente froté la punta de mi verga con su vaginita. Estaba mojadita y se sentía caliente, sentí que me correría ahí mismo sobre su conchita con cada roce. Sonreí cuando la pequeñita dijo que eso le daba cosquillas, entonces lo hice un poco más; moví rápido mi mano frotando el glande contra esos pequeños y gorditos labios vaginales, unas gotas de la orina que quedaba en su conchita salpicaron por los lados. Mientras seguía jugando con su vagina me dijo que tenía ganas de hacer otra vez, solo asentí diciéndole que lo hiciera. Acomodé mi verga cerca para sentir el caliente chorro de orina mojandomela, se sintió delicioso tener a esa nenita meandome, tuve un escalofrío cómo si fuera a correrme pero me contuve, quería divertirme más con ella. De verdad me prendió que la nena me orinara la verga, sabiendo mejor que volvería a hacer mejor hubiera hecho que me meara la boca. Le dije que debía limpiarla, con mis dedos separé con cuidado su panochita, se veía lustrosa por lo húmeda de la orina, con mi otra mano empuñé mi verga y la froté suavemente, el glande hacía contacto contra su húmeda piel, le dejé muchos restos de presemen ahí. Continúe tocándola solo con los dedos, estaba muy suave la piel de sus labios, le dí un par de suaves palmaditas, la nena volvió a reírse por eso que hice, lo hice de nuevo, no se que le daban de comer a esa nena pero su panochita era carnosa y temblaba cómo gelatina con cada golpecito, era la vagina más hermosa que haya visto, quería llevarla así desnuda a mi cuarto para coger con ella.

La cargué y me decidí por regresar a la sala de estar, solo le dije que ahí estaban sus toallitas húmedas para seguir limpiandola, ni yo sabía porque le daba esas excusas a una nena de 3 años pero de alguna forma sentía la necesidad de hacerlo. Algo que me resultó curioso es que no decía mucho, o no decía nada, aveces soltaba uno que otro quejido y a parte no parecía molestarla estar desnuda, eso fue perfecto para mí. Saqué las toallitas de su mochila y la terminé de limpiar, aunque claro que continúe masajeando su hinchada conchita. La senté sobre mi otra vez, la abrí de piernas y mientras ella veía televisión yo la masturbaba. Quería juguetear un poco con ella, la volteé para que me viera de frente y comencé a darle besitos, la nena se reía, le dije si me podía regresar los besitos a mi también y lo hizo. Cambiaba los besos de lugar; en sus mejillas, en sus labios, en sus hombros, en su pecho, y ella intentaba devolverme esos besitos que yo le daba. Le pregunté si podía darle un beso en su vaginita, le pregunté aquello mientras se la acariciaba; de verdad estaba obsesionado con sentir esa panochita entre mis dedos, sonreí cuando ella se puso de pie en el sofá y puso una de sus manitas en mi cabeza queriendo que bajara a ‘ besarla ‘. La levanté con cuidado con mis manos, sosteniendola firmemente de su espalda y una de sus piernas hice un poco de fuerza y llevé su linda vagina a mi boca. Hubiera sido mucho más fácil hacer que se recostara pero me resultó más excitante tomarla de esa manera. Cuando su hermosa segunda boca hizo contacto con mis labios hice cómo si la estuviera besando, al principio solo movía mis labios pero en ese instante claro que usaría más que eso. Mi lengua se dió gusto saboreando esa pequeña vaginita, sentía todo en mi boca haciendo presión, a parte el punto de vista que tenía era muy lindo con la nena viendo hacia abajo y las bonitas curvas de sus pechos y pancita. Mi lengua se pasó entre sus pequeños labios vaginales, estaba muy babosa y cremosita por el reciente jugueteo que le hice con los dedos, eso solamente me hizo continuar e incluso me puso más caliente. Mi boca se quedó pegada a su conchita, movía mucho mi lengua, producía tanta saliva que se escurría de entre mis labios, separé mi boca y solo lamí por encima esos gordos labios, escupí viendo cómo su panochita se veía húmeda y restos de saliva escurrían hasta su pequeño ano. Moví rápido mi lengua en una zona específica de su conchita, al hacerlo sentí cómo la nena tuvo un escalofrío y luego rió un poco, yo solamente repetí eso moviendo ligeramente mi cabeza de lado a lado diciéndole que sabía muy rico. Bajé a la nena acostandola en el sofá, la mantuve abierta de piernas mamando su panochita, no sé cuánto tiempo estuve haciendo eso, solo sabía que esa vagina estaba deliciosa.

Me senté con ella en mis piernas, nos seguimos besando hasta que pasamos a los besos de lengua, era tierno sentir sus manitas en mis mejillas mientras trataba de seguir el beso, pero solamente dejaba su boca abierta y movía su cabeza levemente de lado a lado. Intentaba explicarle cómo debía hacerlo, chocaba mi lengua con la de ella fuera de nuestras bocas, luego le pedía a ella que lo hiciera, no captó muy bien la idea pero si lo intentó muchas veces.

Durante esos besos yo apretaba su culito, aveces acariciaba su ano con uno de mis dedos, igual estaba muy apretada para cogermela por ahí, para mí mala suerte la penetración no iba a ser una opción viable. Dejé de besarla para desabotonar mi pantalón, lo bajé un poco y la acomodé encima, su húmeda panochita presionaba mi erección, solo la tela de mi boxer nos separaba de una caliente cogida. La empecé a mover y continúe besándola, bajé una de mis manos para masajear su panochita con un mis dedos, con mi otra mano la movía tomándola del torso, bajé los besos a su pecho, besé esos suaves y dulces pechos, los lamía dejándolos húmedos, los lamía cuál paleta helada derritiéndose. Comencé a hablarle sucio, la nena igual no entendería mucho: ‘ Se escuchó rico cuando measte en el baño, y cuando me orinaste la verga me la dejaste bien parada ‘ , ‘ Voy a volver a hacerte cosquillitas con la verga, te gusta que te toquen la vaginita verdad pendejita? ‘, ‘ Tu panochita me pone bien dura la verga… Voy a cogerte duro aquí en la sala, luego voy a llevarte a mi cuarto a cogerte bien duro en mi cama pinche culona. ‘, ‘ Si a media cogida vas a orinarte de nuevo avísame para orinarme la boca y te chupe tu panochita ‘, ‘ Voy a soñar todos los días con tu dulce vaginita… Igual tienes un culito muy rico ‘. Le dije todo lo que sentia al tenerla así sobre mi, sentía que perdería la cabeza de lo excitado que estaba.

La dejé recostada en el sofá más grande un momento, para estar más cómodo me quité la ropa, me la jale un rato viendo lo linda que se veía desnuda, abierta de piernas y con su rica vaginita al aire. Tomé a la nena y la puse de manos y rodillas, usé un cojín bajo su torso para que le fuera cómodo y para que su culito estuviera a una altura adecuada para mi. Separé con cuidado su pequeño trasero y dejé caer un escupitajo en su ano, no iba a penetrarla pero igual quise hacerlo. La tomé de su pequeña cadera y mi pene de acomodó en mitad de su culito, me masturbé un rato usándola de esa manera, del glande de mi verga ya chorreaba presemen, este quedó en la espalda de la nena; mientras más me movía más se drenaba sobre ella. Pasados unos minutos la acosté boca arriba, me puse de rodillas sobre el sofá frente a ella y volvi a frotar la punta de mi verga con su vaginita, se escuchaba un rico sonido de húmedad cuando ambas pieles chocaban. Acomodé mi verga en mitad de su panochita y me moví simulando penetraciones, era perversa y linda la imagen de su tierna vagina carnosa con mi verga atravesada. Mi verga palpitaba y se deslizaba rico en esa vaginita, ahora aquellos restos de presemen quedaban sobre su pancita, quería metérsela completa, sentir su interior apretándome, pero su vagina aún estaba demasiado pequeña para mi, tuve que conformarme solo con frotarme en ella. Me seguí moviendo hasta que mi mente solo se nubló, la cargué tomándola con ambos brazos, me puse de pie y pasé de frotar mi verga con su vagina a embestirla, aunque solo el tronco de mi pene y mis testículos chocaban con su panochita, pero igual llegaba a sonar ese inconfundible sonido cómo de ‘ aplausos ‘, debía encorvarme para embestirla por la gran diferencia de tamaños. En ese instante yo solo pensaba que estaba ahí, en mitad de la sala, teniendo el sexo más caliente con una hermosa nena. Seguía firme y constante con las embestidas, solo solté maldiciones o le decía cosas sucias viéndola a sus ojitos, le decía cosas cómo: ‘ Tu panochita está muy caliente ‘, ‘ Putamadre aprietas rico la vergota de papi ‘, ‘ Te gusta así verdad pendejita? ‘. Aunque no hubiera penetración me resultó muy rico frotarme así con ella.

Para mi vergüenza no duré mucho en esa posición, a los pocos minutos ya estaba por correrme, me negaba, intenté resistir, pero no pude, necesitaba sacarlo. Acosté de nuevo a la nena en el sofá y me la jalé con ambas manos hasta que todo salió disparado sobre su pequeño cuerpo. Me mareé de lo intenso que fue, estaba hiperventilado y mi corazón iba a mil por hora. Me fijé en cómo había quedado la pequeñita, se veía bien, no le molestó recibir mi semen sobre su cuerpecito. La cargué y le dí un par de besos en sus lindas mejillas, sonreí cuando la escuché reír, desde ese punto me dirigí de vuelta al baño, debía asearla, dejarla limpia y asegurarme de no dejar evidencia de lo ocurrido.

Al día siguiente por la mañana llegaron a recogerla, yo dije que todo estuvo bien, no pasó nada, a parte de que me lo había pasado de lo mejor con esa hermosa nena caliente.

13 Lecturas/28 junio, 2025/0 Comentarios/por dzztenk0
Etiquetas: baño, culito, niñero, semen, sexo, sobrinas, sobrinos, vagina
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