NINFOMANIA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por alexchi.matuz.
Este es un relato ficticio pero muy morboso.
Era una tarde fría de invierno, las ramas de los árboles cubiertas por hielo, soplaba un gélido viento, el día nublado y muy poca luz del sol recorría ese día la calle, sin embargo esto no le entorpecería en lo absoluto a Ernesto conducir hasta la cafeteria donde veria a Ana, su joven y delicada ex pareja, con quien había sostenido una relación de mas de 3 años, que termino, por la tediosa rutina.
Alguna vez se juraron amor y sin duda aquella promesa que en sus mejores días había poderles parecer la consumación de su amor; casarse y formar una familia.
Ernesto pensó en cada momento a su lado, cada día, cada noche de frenesí y lujuria en la que habían sido cómplices.
Como no recordar el cuerpo de su antes amante, sus piernas tan esculturales, delicadas, largas y de un brillo sin igual; sus nalgas que gozaban de toda una gama de seductores secretos; sus blancos y redondos senos que por mucho eran de sus mejores atributos, para Ernesto eran mas importantes que el sol y dios juntos, por que aunque no decían nada, aparentemente, para el bastaba menos que tocarlos para sentir su insaciable sed de sexo y placer que lo llevaban al límite.
Ernesto se preguntaba por que Ana quería verlo con urgencia, tanta que fue capaz de llamarlo una tarde fría de sábado para tomar un café y charlar, hacia apenas tres meses su relación había concluido y Ernesto no tenia intención alguna de reavivarla aunque le causara nostalgia.
Llego al café donde se verían, la vio sentada a la distancia, una pierna cruzada y la mirada perdida en algún punto indefinido.
Ernesto se acerco despacio, ella giro la cabeza y esbozo una sonrisa al verlo, se dieron un beso en la mejilla y se sentaron frente a frente.
Ella comenzó:
–sé que hace mucho tiempo que no nos vemos Ernesto, pero hoy quise recordar cada momento que pasamos juntos y pensé en hacerlo contigo– su tono era melancólico.
–claro, la verdad es que vivimos cosas que jamas hubiese pensado, sin duda lo mejor de todo es que podemos recordarlas.
La charla continuó entre risas y suspiros por varios minutos.
De pronto sin darse cuenta la noche había caído.
Ernesto tenia muchas ganas de poder coger esa misma noche con ella y recordar aun mejor viejos tiempos, pero ella no iba a abrirle las piernas nunca mas, estaba decidida y su cita era solo para cerrar un ciclo, para al fin organizar sus ideas y olvidarlo, pues ella lo había amado, pero no sabia que aun lo hacia.
Ana se despidió de él un poco tajante y le prometió tomar una copa con él otro día, subió a su auto y se macho a casa.
Ana sabia que todo lo que había sentido por Ernesto se esfumó.
Quería empezar de nuevo, tener una vida de placer y felicidad.
Desde ese momento se dedico a ello.
Pocos meses después se mudo de la ciudad, consiguió empleo en una oficina como asistente.
Una nueva vida le aguardaba.
Un viernes por la tarde transcurría con normalidad, ella estaba en casa pues era su único día de descanso, miraba tv y pasaba el tiempo pero ella misma sabia que no quería seguir viviendo tan aburridamente, no era lo que quería desde el inicio.
Se dio una ducha y busco entre miles de prendas, se maquilló un poco y salio a las ocho en punto, paso junto a cines, bares, discotecas y mas, al fin se decidió por un bar.
Al dar un paso en él, la música le hizo entrar en ambiente, se acerco a la barra con miradas que recorrían su cuerpo, pidió una bebida y se sentó, no tardo mucho para que mas de un hombre se le acercara pero ella trataba de aliviarse con alcohol no con hombres, trago tras otro pero la tristeza la invadía, se encontró al poco rato muy ebria, salio del bar, caminaba para llegar a su auto, cuando un escalofrío le calo los huesos, y sin siquiera predecir lo un tipo la tomo por la espalda, callo sus sollozos von una mano y con otra la tomo por la cintura, la arrastro entre jalones hasta un callejón en la parte trasera del bar, un callejón obscuro y vacío.
Él la despojo de su cartera bajo el brazo y sujeto bien por la cintura, la tomo del pelo forzándola a obedecer, mientras repetía una y otra vez.
–que rica estas mami, te voy a calentar rico–
Ana no podía luchar, el alcohol y la fuerza del tipo la tenían sometida.
La empujo contra la pared, rasgo la blusa negra que tenia puesta y enseguida saltaron dos grandes y redondos senos blancos que estaban a pesar de la situación muy duros, luego le toco las nalgas con una mano, ella trato de safarse pero él la sujetaba con fuerza del cabello replegando la al muro.
Jaló con fuerza el pantalón y lo bajo por completo, un poco mas y las bragas también hubiesen bajado.
La sometía en la pared mientras miraba cada centímetro de su cuerpo, le acaricio los senos y con trabajo saco su verga de la cremallera, se la restregó en las nalgas, por encima de las bragas, ella sentía la dureza de esa verga.
Bajo de prisa las bragas, la empinó y le separó las piernas, Ana ya ni siquiera ponía resistencia, le abrió las nalgas y puso su cabeza en el ano de su víctima, ella estaba asustada, jamás lo había echo por el ano.
Sin compasión le clavo la verga entera hasta el fondo, Ana realizo un grito de dolor e incluso las lágrimas la inundaron.
El se regocijaba y la mantuvo allí por un tiempo, empezó a dilatarse un poco más, y empezó la faena rítmica, bombeando con velocidad el culo de Ana quien seguía quejándose de dolor, un dolor que empezó a bajar, y de pronto desapareció, Ana empezó a sentir placer, las embestidas eran mas fuertes y ella gozaba, no podía creerlo, jamas había experimentado nada igual, cerró los ojos y sintió el frenesí en su cuerpo, gemía en silencio, luego no le importo y gimió mas fuerte y agitadamente, el tipo se excitaba mas al oírla.
–te esta gustando verdad mi putita, eres una puta muy rica, mira que culo se esta comiendo mi verga–
–aaahhh mmmm aahyy–
Ana sintió un látigo de electricidad en sus piernas, la excitación se apodero de ella llevándola al mas alto de los placeres, no soporto más, su espalda se paralizo y sus piernas se llenaron de contracciones, termino con un orgasmos descomunal.
El tipo al ver esto tampoco pudo evitar las ganas de acabar, le saco la verga del ano y la tomo del cabello haciéndola quedar de rodillas con su pistola apuntando a su cara, le chorreo cada gota en ella, en sus mejillas, su frente, los párpados, y los labios finos y rosados.
–eso mi putita, disfruta de mi leche–
Tras esta acción se guardo la verga en los pantalones y salio corriendo dejando a Ana en el suelo tratando de recuperar el aliento.
Cuando así lo hizo, se puso en pie y limpio su cara con la blusa rasgada y subió sus bragas y pantalón, no pensó nada mas, salio corriendo a su auto y fue a casa.
Comenten si quieren que continúe.
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