No puedo creer lo que me pasó
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por zoofmalaga.
Había ido a visitar a un antiguo amigo al que conozco hace mas de 25 años, al llegar a su casa encontré que no había nadie y cuando ya me iba llego una chica jovencita y me preguntó a quien esperaba, pensando que era una vecina de mi amigo, le di su nombre y cual fue mi sorpresa cuando me dijo que era su hija, yo la había visto por última vez con 5 años y de eso hacía 12, por lo que ahora tiene 17 añitos.
Tengo que reconocer que mi sorpresa no solo fue por que no esperaba que la hija de mi amigo hubiera crecido tanto, también me sorprendió que fuera tan guapa y tuviera un cuerpo tan bonito.
Ana, que así se llama, me dijo que sus padres estaban de viaje y que no regresarían hasta dos días después, así que le dije que cuando regresaran le dijera que había estado a visitarlos y me despedí, cuando me disponía a irme Ana me dijo que su padre le había hablado mucho de mi y que tenía ganas de conocerme por que su padre siempre hacía referencia a lo bien que lo había pasado cuando de jóvenes salíamos los dos a las discotecas a buscar chicas y a bailar, bueno realmente lo segundo era una escusa, entonces me invitó a pasar y tomar un café.
Yo poniendo una excusa traté de evitar la invitación pero ella insistió alegando que quería que le contara cosas de su padre de joven, al final no me quedó más remedio que aceptar ese café.
Una vez dentro de su casa, me indicó que me sentara en el salón mientras ella preparaba el café, tardó tan solo unos minutos en hacerlo y se sentó junto a mi y mientras ambos tomábamos la taza de café me pidió que le contara anécdotas de su padre, yo empecé a comentarle situaciones graciosas por las que habíamos pasado mi amigo y yo cuando teníamos unos 20 años, claro está que solo conté las no comprometidas.
Así pasamos aproximadamente media hora, entonces se puso en pié y me dijo que la disculpara un momento, yo le dije que no importaba que de todas formas ya me tenía que marchar y ella cogiéndome una mano pe pidió que me quedara un poco más, que era la única oportunidad que había tenido de conocer cosas de su padre, yo acepte y le dije que me quedaría un poco más, entonces ella se retiró y a los 5 minutos regreso, se había cambiado de ropa y ahora tenía puesta una camisa grande, posiblemente de hombre y que utilizaba como vestido, no puedo quitarme esa imagen de la cabeza, la blusa era de un color azul claro, con mangas largas ligeramente remangadas, un bolsillo en la solapa izquierda, los tres primeros botones sin abrochar dejando ver parte de sus pechos, que se imaginaban duros, la camisa le cubría hasta medio muslo pero las aperturas de los costados dejaban ver casi todas sus piernas, recuerdo que pensé "madre mía como esta de buena la niña".
Ana se volvió a sentar junto a mi cogiéndome nuevamente la mano me preguntó si quería tomar otra cosa, le dije que no y sin soltar mi mano volvió a insistir, en esta ocasión le dije que si y le pedí un refresco, me miró y sonriendo me dijo "este no es el Francisco del que mi padre me ha hablado" entonces tras un momento de pensarlo le pedí que me pusiera un gintonic y sonriendo nuevamente dijo mientras se levantaba "eso es otra cosa" fue hasta la cocina y regresó con dos gintonics servidos, yo tomé uno y brindamos.
Pasado unos minutos me volvió a coger de la mano y me dijo que le había contado algunas anécdotas graciosa de su padre y mías, pero que lo que realmente quería oír eran historias nuestras pero relacionadas con las mujeres, de nuestras noches de juerga juntos, en ese momento no se por que pero le cogí yo la mano a ella entre las dos mías y con una sonrisa asentí y empecé a contarle historias no nuestras noches de fiesta juntos, mientras hablábamos no podía dejar de mirar su pecho y sus piernas, ella parecía darse cuenta y sentirse alagada por ello, así pasamos algo más de una hora, hasta que sin saber muy bien como sucedió nos besamos, primero un suave y delicado beso en la comisura de los labios y seguidamente un beso apasionado y cargado de deseo yo retirándome un poco dije que era una locura pero ella dijo que lo había deseado desde que su padre le hablaba de mi y le mostraba fotos de ambos de jóvenes, que desde siempre y aún sin conocerme se había sentido atraída por mi.
No tengo que decir que aquello fue suficiente para que olvidándome de que era la hija de mi amigo y que yo tenía edad suficiente para ser su padre, me fundiera en un beso con ella.
Mientras no besábamos fui acariciando su espalda y bajando la mano cada vez más hasta llegas a su culito, lo tenía durito y cubierto tan solo por la camisa bajo la cual se adivinaba una pequeñísima tanga, bajé un poco más la mano y levantando la camisa introduje mi mano debajo, acaricié su suave y terso culito ascendiendo poco a poco por su espalda, era una sensación de lo mas agradable y sin pensarlo empecé a desabrocharle los botones de la blusa, uno a uno, sin prisas, y entre botón y botón la besaba en la boca, aun no había quitado todos los botones cuando ella me apartó las manos, se retiró unos centímetros, bajó sus manos hasta mi cinturón y me lo quitó, siguió con la cremallera y terminó bajándome los pantalones y la ropa interior.
Yo ya tenía una erección completa, me había excitado como ninguna mujer lo había hecho antes, ella sonrió al tocarla y sin decir nada se arrodilló y comenzó a mamármela, yo pensaba que aquello no debería estar pasando, pero lo cierto es que estaba encantando de que fuera así.
Cuando ya no podía más, me retiré la cogí en brazos y la llevé hasta el sofá, le terminé de quitar la camisa, le bajé la tanga y le devolví la sesión se sexo oral, cuanto más introducía mi lengua en su vagina más se retorcía de placer, note como sus jugos vaginales me llenaban la boca mientras recorría cada milímetros de su coñito con la punta de mi lengua.
Nunca habría creído que una chica de esa edad pudiera estar tan interesada en tener sexo con alguien de mi edad, 30 años mayor que ella, pero ella no solo estaba interesada sino que estaba encantada y completamente entregada, no solamente se dejaba hacer también tomaba la iniciativa y pude observar como se introducía un dedo en el culo mientras le lamía su clítoris, así que decidí ir mas lejos y aparte su mano y sin dejar de lamerla introduje un dedo en su vagina y otro en el ano, cuando empecé a moverlos para meterlos y sacarlos ambos al mismo tiempo ella empezó a tener convulsiones y a segregar cada vez más jugos vaginales, hasta que sin esperarlo tuvo un orgasmo entre gritos y espasmos musculares y detrás del primero llegó el segundo, entonces se incorporó, me obligó a sentarme y se sentó encima de mi introduciéndose mi pene en su vagina, empezó a moverse arriba y abajo justo para que la polla saliera hasta casi la punta para inmediatamente después bajar y que entrara hasta lo más profundo de su coñito, cambiaba de ritmo con frecuencia consiguiendo retrasar mi eyaculación, nunca había estado con una mujer tan maestra en el arte del sexo, no pude correrme hasta que ella lo quiso y nos fundimos los dos en un orgasmo conjunto que me dejó exhausto, nos quedamos en la postura en la que habíamos terminado durante un buen rato, sin decir ni una sola palabra, abrazados y acariciándonos lenta y suavemente.
Una vez recuperado el aliento, me di cuenta de la locura que había cometido, pero lejos de arrepentirme me quedé con ella esa noche y volvimos a tener sexo en tres ocasiones más hasta el medio día del día siguiente.
En estos dos días transcurridos, no he tenido noticias suyas y tampoco la he llamado, solo he hablado con mi amigo y ha sido la conversación más difícil que recuerdo, a pesar de que no sabe nada.
Tengo la firme intención de volver a verla y quiero desesperadamente repetir la noche de placer, lujuria y desenfreno que tuvimos ese día.
Franc.
zoofmalaga@hotmail.com
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