No puedo dejar de ser sumisa

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Marta, tengo 38 años, vivo en pareja desde hace 5 años.
Mi pareja, Juan José, es diez años menor que yo.
Desde mis inicios en el sexo, cuando tenía 16 años, mi novio en ese entonces era bastante mayor que yo, tenía 40 años y me hizo ser una mujer sumisa al extremo.
Fui su mujer durante dos años, e hizo conmigo lo que quiso, desde violarme hasta meterme todo tipo de objetos en mi vagina y en mi ano, atarme, encadenarme a la pata de la cama y hacerme dormir en el suelo como si fuera un perro.
Al principio no quería, pero estaba tan enamorada de él, que fui aceptando todo lo que me hacía.
Cuando me dejó sufrí muchísimo, lo extrañaba.

En una pagina de contactos vi que un hombre buscaba una mujer sumisa, le respondí y nos conocimos.
Ese mismo día pasamos la noche juntos.
Estaba en la cama, desnuda y me hace levantar los pies, y me azotó la planta de los pies con un cinturón.
Me dolía lo que me hacia, pero no podía evitar sentir placer, me abre las piernas y me penetra con mucha violencia, haciendo que de un fuerte gemido de dolor y placer.
Me pentra el ano fuerte, apenas sin lubricar, di un grito de dolor y asi como estaba, en cuatro patas, me da una bofeada para que me calle la boca, que no grite.

Este hombre fue el primero que me metió toda su mano y parte del antebrazo en mi culo.
Empezó metiendo sus dedos, los movía y seguía haciendo fuerza y yo sentía como mi ano se iba desgarrando, abriendo, y su mano entrando, yo pensaba que me desmayaba de dolor, pero no podía quejarme o gritar ya que sabía que me iba a caer una bofetada.
Siempre me hacía eso, metía su mano dentro de mi culo, mi ano estaba tan abierto, que empecé a tener incontinencia rectal, me cagaba sin darme cuenta.
Eso no afectó a mi segunda pareja que me siga haciendo muchas cosas.
Ya a los 30 años me separé, ya que había dejado de ser sumisa y rayaba en la esclavitud, me di cuenta que mas que sumisa, parecía masoquista.

Estuve 3 años sola, fui al médico, mi ano estaba tan abierto, que hasta me dieron puntos para que vuelva casi a la normalidad.
A Juan José, mi actual pareja, lo conocí accidentalmente.
Aunque es diez años menor que yo, es un hombre muy maduro y sabe como tratarme, tiene el punto justo de violencia que a mi me gusta, me maltrata sin hacerme mucho daño, jamás en estos años de convivencia me dio una bofetada.
Lo que me gusta mucho que me haga, es hacerme poner de cara a la pared, dejar que caiga el agua fría sobre mí y que me de con la toalla mojada en mis nalgas.
Sentir el agua fría que me hace estremecer, los toallazos en las nalgas me excita tanto, que muchas veces me he orinado de placer.
Me gusta cuando va a orinar y me hace sujetar su polla, y los últimos chorros en mi boca, me gusta tragar sus orines.
Yo misma le pido que me azote la planta de los pies y me penetre lo mas fuerte que pueda por mi ano, casi sin lubricar.
Él se sienta en el sillon a ver tele y beber cerveza y yo estoy tirada desnuda lamiendo sus pies.

Una vez que me estaba follando por el culo, le ensucie su polla, nunca me había pasado haberme cagado así teniendo relaciones anales y pensé que me iba a hacer que se la limpie con la boca, pero sin decir nada se lavó y siguió follando mi ano.
Es tan bueno conmigo y me cuida tanto, que muchas veces soy yo quien le pide que me azote las plantas de los pies, o que me de azotes en mis nalgas, o con la toalla mojada mientras me cae el agua helada.

Muchas veces jugamos a que soy su perra y me pasea por toda la casa con un collar y una cadena, yo voy en cuatro patas andando y sin decir nada, se detiene y me mete toda su polla bien fuerte por mi ano, haciendo que disfrute lo indecible.
Duermo desnuda a su lado y es raro la noche que no me meta uno o dos dedos en el culo para dormir.

Yo quisiera estar el resto de mi vida junto a mi pareja, lo complazco en todo, dejo que me haga todo lo que él quiera, y lo voy a disfrutar hasta que se aburra de mi y me deje.